Partida Rol por web

Eothred intenta ayudar a su compañero, pero el enemigo esquiva su ataque.

Mientras que el golpe de Aldor es esquivado sin demasiados problemas por su rival, el resto de la vanguardia tiene mejor suerte ya que Dengal abate a uno de los dunlendinos al atravesar su pecho con su espada, Galadan acaba con otro tras asestarle un golpe en la base del cuello que casi le decapita, y Heruwyn apuñala repetidamente a Rhonwen acabando así con la vida de la hermana de Caswelun.

Casi al mismo tiempo, Eothred ataca al dunlendino que tiene delante pero este logra esquivar la espada del rohirrim. Sin embargo, Barald tiene mejor suerte y aprovechando la distracción que le brinda su compañero consigue clavar la punta de su lanza en el cuello del enemigo, acabando con él.

Por último, al ser la única que no está luchando cuerpo a cuerpo, Narieth guarda la flecha que iba a usar y se lanza en persecución de Caswelun.

A pesar de que pierdes de vista a Caswelun cuando este ingresa en la espesura del bosque, solo resulta ser por un breve instante ya que cuando sigues sus pasos no tardas en volver a avistarle y sin dudarlo ni un instante, comienzas a perseguirle.
Aunque al principio consigues ganar algo de terrero gracias a que has reaccionado con rapidez, el dunlendino sabe como moverse entre los árboles a pesar de llevar a Esfled sobre el hombro y poco a poco comienza a alejarse cada vez más hasta que finalmente vuelves a perderlo de vista pero esta vez de manera definitiva.

Aunque ha quedado solo, el último dunlendino parece estar dispuesto a vender cara su piel y con intención de llevarse con él a uno de vosotros, vuelve a atacar a Aldor pero nuevamente el guerrero consigue esquivar la lanza aunque en esta ocasión lo hace con un poco más de soltura.
Sin perder tiempo y a pesar de estar herida, Heruwyn carga contra el último enemigo en pie abatiéndole de un fuerte golpe descendente que le causa una profunda y mortal herida desde el hombro izquierdo hasta la cadera derecha.

Con todos los enemigos muertos, envaináis vuestras armas y os lanzáis a la carrera en busca de Caswelun y Narieth.

Luego de una breve carrera yendo en la dirección en la que Caswelun y Narieth se marcharon, no tardáis demasiado en reencontraros con vuestra compañera elfa, la cual os comenta que el dunlendino le ha dado esquinazo. A pesar de la mala noticia, sabéis que Caswelun no irá muy lejos con el bosque rodeado por los hombres de Éogar y que no podrá correr eternamente por lo que todavía tenéis la oportunidad de seguir su rastro e intentar alcanzarle antes de que caiga la noche.

Eothred anima a sus compañeros y se adelanta para explorar mientras ellos caminan y se curan las heridas tras el combate.

Finalmente conseguimos acabar con todos los dunledinos e inmediatamente salimos corriendo detrás de Narieth y Caswelun. A pesar de tener que atravesar un espeso bosque logramos dar alcance a Narieth pero nos dice que el dunledino le ha dado esquinazo por lo que me pongo a buscar como un loco cualquier pista que nos pueda indicar en qué dirección ha huido, pero por lo que fuera, adrenalina o cansancio no consigo encontrar nada relevante. 

Perder a su presa había sido un duro golpe, pero ese hombre se movía con una agilidad por el terreno inaudita.

Por suerte sus compañeros habían logrado sobrevivir al asalto, y además les había dado tiempo incluso a alcanzarla.

La dirección del cabecilla en su carrera siempre había sido hacia el norte, así que quizás lo más importante era avanzar en esa dirección. Seguramente cuando salieran del bosque podrían avistarlo en la distancia y no sería tan necesario rastrear sus huellas.

En correr por el bosque, Narieth no tenía problemas.

Barald por fin consigue acabar con su enemigo, este último ataque ha resultado mortal. Mientras respira pesadamente por el cansancio de la confrontación y la herida recibida mira a su alrededor para compraobar como están sus compañeros, al final han derrotado a sus adversarios pero el cabecilla se ha escapado con la mujer.

Sin más tiempo para descansar empieza a buscar huellas para seguir en su persecución y parece que las marcas son claras.

Sin demasiados problemas, Aldor y Barald encuentran el rastro de Caswelun e inmediatamente todos comenzáis a seguirlo a paso rápido, algunos con mayor facilidad que otros. Luego de varios minutos avanzando en forma zigzagueante y tras dar varios giros bruscos, llegáis una pequeña zona despejada cuyo rasgo característico es una inmensa roca parcialmente cubierta de musgo y del tamaño de un hombre, Esfled se encuentra sentada en el suelo y Caswelun está de pie junto a ella, apoyado sobre su lanza.

Al percatarse de vuestra llegada, el líder de los secuestradores levanta la vista y os habla.

-Vaya, vaya, hacía años que no me encontraba con unos sabuesos de Éogar tan… competentes -os dice Caswelun- Pero por desgracia para él, hoy perderá a sus perros.

Inmediatamente, el dunlendino afirma sus pies en el suelo y sujeta su lanza con las dos manos.

Tras encontrar un rastro que seguir, a pesar de las dificultades, damos alcance a Caswelum y empieza la verdadera batalla. Se le notaba confiado a pesar de estar en desventaja numérica pero no parecía importarle:-Eothred, Galadan, hagamos un ataque en pinza los tres.-comento al ver la intención de combatirnos a todos de él solo. 

- ¿No habrá ocasión de dialogar, gran jefe del pueblo dunlendino? -le grito sorprendida de la entereza y valentía con que planta sus pies en el suelo, y empuña su lanza para una última resistencia. 

- Te superamos en número, y aunque te llevaras a alguno de nosotros por delante, tu sangre acabará derramada con seguridad este día. -

Empuño mi arco y preparo una flecha, pero no la alzo todavía, a la espera de la respuesta de Caeselwun.

- Muchos de los tuyos han caído ya, lejos de su hogar. Quizás es momento de que hablemos, y nos digas por qué has capturado a Lady Esfled. Quién sabe si algo del daño que has hecho al Mariscal podría ser reparado.

Eothred asiente a las palabras de su compañero y avanza con precaución.

Ya había sufrido los embates del líder dunlendino por lo que sabía que no iba a poder hacer mucho contra él. Dejé que Aldor encabece el ataque cuerpo a cuerpo con Galadan y Eothred, y junto a Narieth preparé mi arco.

Por fin logramos alcanzar a nuestro adversario pero parece que no tiene intención de dejarse atrapar, el sitio es angosto y no todos pueden atacar, debido a sus heridas Barald es un poco más lento en prepararse para el combate y otros compañeros se le adelantan, aúa así  prepara su fiel lanza y se pone en segunda linea preparado para intervenir por si alguno cae.

-¿Reparar el daño? Antes muerto que compensar a la escoria de Éogar -le responde Caswelun a Narieth- Puede que sea derramada mi sangre e incluso que muera aquí mismo pero por lo menos lo haré a mi manera y no le daré esa satisfacción a vuestro “Mariscal”. Además, tengo una oportunidad con vosotros -agrega esbozando una media sonrisa.

Sin pronunciar ninguna otra palabra, el dunlendino se abalanza contra Eothred clavando profundamente su lanza en el muslo de este, lo cual hace que al rohirrim le cueste moverse y vea mermada su capacidad para combatir.

- Es una pena que los Hombres prefieran la sangre a las palabras, incluso después de siglos de pérdidas y dolor.

Narieth, más triste que rabiosa, alzó la flecha que tenía preparada en el arco y disparó en cuanto tuvo a Caeselwun a tiro.

Tenso mi arco esperando el momento justo en que mis compañeros generen la oportunidad de asestarle una de mis flechas al secuestrador, la suelto y luego de haber sido vapuleado peleando con espada anteriormente por él, puedo desquitarme acertando mi ataque.