Partida Rol por web

Anastasia sabía que, desde la posición en la que se encontraba ella y el dinosaurio, podría haber encajado un disparo preciso en el ojo de la bestia. Sin embargo no sabía de la resistencia del ser o del daño que le podría producir el impacto. Por esa razón decidió permanecer tranquila, respirando lentamente y en silencio. 

Sin embargo mantuvo el arma en sus manos, preparada para atacar si era necesario. O se ve atraído por otra cosa o tendremos que enfrentarnos a él. Si se va y volvemos a poner el vehículo en marcha posiblemente se vea atraído de nuevo...

Sin previo aviso y ante la sorpresa de aquel grupo de supervivientes, el dinosaurio embistió con su cabeza violentamente contra el coche haciendo que éste comenzase a girar durante varios segundos.

Esos instantes donde no había control del vehículo fueron de auténtico pánico ¿qué iba a pasar ahora?

Escuchasteis como aquella criatura comenzó a gruñir para acto seguido liberar un alarido que os hizo abrir los ojos como platos. ¿Cuál debería ser la reacción ahora? Vuestro coche había sido dañado, pero seguía siendo funcional.

Agarrándose como pudo a su asiento Anastasia maldijo en su mente varias veces al científico. La bestia parecía no estar nada contenta con su actuación y sus vidas pendían de un hilo. Escuchó el bramido, algo lejano pues el coche había girado varios segundos, y trató de reaccionar con rapidez.

No os mováis, si vuelve a embestir le disparamos. Si salimos ahora moriremos -susurró la joven con rapidez tratando de tranquilizar a sus compañeros.

Tal vez el dinosaurio solo esté comprobando que no queda nada dentro. Si salimos estamos muertos. Si se vuelve a acercar tal vez podamos disparar a bocajarro...

Mal... ¿por que todo estaba saliendo tan mal? ¿por qué Rex estaba enfadado en un pobre coche con tres desgraciados dentro? Que no le habían hecho nada... en cuanto John vio la pupila del saurio en la ventanilla se olió lo peor, aquello era mucho más terrorífico, mucho más impotente que la vez anterior... puesto que para librarse primero tendrían que salir del coche y luego tratar de resguardarse en la maleza... si es que llegaban a tiempo y no morían atrapados entre los amasijos de hierro en los que quedaría convertido el vehículo. ¿Habría sido un error arreglarlo para tratar de ganar tiempo? el científico tenía la sensación de que no había echo nada bien desde que puso un pie en la isla... en realidad fue justo al poner el pie en la playa donde comenzaron las desgracias... 

 Lamentablemente John no pudo seguir el hilo de sus pensamientos pues todo fue sustituido por el vacío del pánico más intenso cuando el Tiranosaurio dio un cabezazo al coche mandándolos a hacer puñetas, John se agarró como pudo al asiento... seguramente hasta gritaría como una nenaza, pero es que él no era un héroe... ni lo pretendía.

 Cuando el coche dejó de dar vueltas se quedo aferrado al asiento sin fuerzas para moverse, ni siquiera para hablar, por eso cuando Anastasia dijo lo de quedarse quietos el friki de los dinosaurios se limitó a mirarla y a asentir con un murmullo... si abría la boca se pondría a gritar como un desconsido, mejor conservar la compostura...

- Mmm...mmm...mmm

El silencio que reinaba dentro del vehículo dio paso a un tremendo zambombazo cuando el dinosaurio golpeó violentamente un lateral del coche, provocando que este acabara dando varias vueltas de campana. Su fusil se le cayó de las manos de la sorpresa, no esperaba ese movimiento del dinosaurio. Meneó la cabeza, todavía se encontraba sobrecogido pero rápidamente volvió a cogerlo, esta vez apuntando directamente al cristal. Las palabras de Anastasia no hacían otra cosa sino acrecentar sus ganas de apretar el gatillo. “Tú o yo… Sólo puede quedar uno.”

Los soldados se dieron cuenta al instante, aquello no había acabado ahí.

El dinosaurio abrió sus grandes fauces como preludio de lo que iba a hacer después, emprendió la carrera e inició otro de sus alaridos horripilantes.

¡Estabais en peligro real!

A cada paso agigantado que dabais todo el suelo seguía retumbando incluído el coche que ya había recibido un impacto previamente de él.

- Jooooderrrr... el camuflaje no nos vale... maldita sea... haced algo o nos merienda- dijo desesperado el científico viendo venir al dinosaurio haca ellos con toda la mala intención del mundo, quería salir corriendo pero es que le temblaban tanto las piernas que dudaba que pudiera sostenerse en pie. 

DH ya se temía lo que estaba apunto de acontecer. El dinosaurio no se iba a rendir esta vez como sucedió con él en el bosque. Ahora estaba cabreado, con ganas de comer y ellos encerrados en un puñetero coche sin tiempo para escapar, eran un plato perfecto para él. La única vía para sobrevivir era acabar con su vida, o por lo menos herirlo lo suficiente si luego querían salir de allí. Apretó su arma contra el cristal y miró a Anastasia. El científico ahora mismo era un manojo de nervios con el cual interactuar serviría de poco.

-¿Abrimos fuego?

Anastasia pudo oír a sus compañeros pero no los escuchó. Ella solo se centró en el alarido de la bestia, que avanzaba hacia ellos con la intención de darse un banquete. El rifle voló con rapidez a sus manos y, antes de disparar, dio una corta orden a su compañero de armas -Dispara.

En cuanto Anastasia dio la orden, DH apretó el gatillo descargando parte de la tensión cuando su arma empezó a escupir balas rompiendo en el acto la ventanilla  y buscando herir (o matar) al dinosaurio que avanzaba hacia ellos de manera amenazante. La suerte estaba echada.

Las balas impactaron contra el gigantesco cuerpo del dinosaurio mientras éste seguía avanzando a más y más velocidad.

¿Aquella criatura era de jodido acero? porque las balas le impactaban, la criatura sangraba ¡pero le daba igual!

Continuó su avance mientras los cargadores se vaciaban a una velocidad pasmosas hasta que finalmente el morro del monstruo impactó de nuevo haciendo que el coche saliese despedido varios metros más hacia adelante.

Por suerte ninguno llegó a vomitar a causa del ajetreo pero poco faltó para que eso sucediera.

El dinosaurio no parecía estar satisfecho, rugió mirando al cielo mientras la lluvia se tornaba más y más fuerte.

El Rex, tal y como el científico se había supuesto no iba a caer abatido tan fácilmente pero tampoco estaba en disposición de decir lo que los militares debía hacer, puesto que al fin y al cabo aquella situación había ocurrido por su culpa... si Anastasia hubiera pisado el acelerador lo mismo en aquel momento estarían ya en el puerto... ¿Por qué tenía que morir? Era demasiado guay... puto destino de los cojones.

- NO SIRVE... VAMOS A MORIR... ARRANCA COÑO- gritó fuera de sí aferrado al habitáculo del coche con los ojos clavados en la bestia.

La bestia continuó con sus funestas intenciones pese a las balas y volvió a lanzar el coche por los aires. John gritó tratando de que Anastasia arrancara el coche pero ella sabía que aunque este aún funcionase, cosa que dudaba, el tiranosaurio les alcanzaría en cuanto empezaran a moverse.

Si hubiera apretado a fondo obviando los consejos del científico.

John, coge los datos y las muestras y vete. Hammer, largate con él. Yo entretendré al bicho -ordenó la joven mientras apuntaba y disparaba de forma certera al T-Rex, que en esos momentos aullaba cual lobo hacia la luna -si no salgo de esta acordaos de mi hermano...

Si ellos logran huir mi hermano está salvado. Si el T-Rex los sigue tengo oportunidad de matarlo por la espalda. O, si no lo consigo, al menos podré huir...

Las múltiples heridas de bala que había recibido el dinosaurio, por las cuales emanaba la sangre sin cesar, no eran un impedimento. La criatura volvió a impactar con dureza contra el coche y nuevamente salieron disparados varios metros. La cabeza le daba vueltas e incluso algo de bilis se le escapó. “Es duro el cabrón” -pensó mientras trataba de recuperar la compostura. Cuando se disponía a disparar de nuevo, Anastasia ordenó que protegiera al científico. Hubo un instante fugaz en el que estuvo a punto de negarse pero finalmente de su boca salieron otras palabras:

-De acuerdo, ¡pero no hagas locuras! ¡De aquí salimos los tres con vida! –exclamó e inmediatamente azuzó a John para que empezara a moverse-. ¡Vamos! No tenemos muchas oportunidades...