Partida Rol por web

La rabia y quizás la impotencia le habían llevado y había descargado su tensión contra el antiguo conductor... y de lo que se había librado. En el momento que se había levantado y había cruzado el autocar para golpear a Dave, escuchó un estruendo y giró su cuerpo, viendo la enorme cabeza del Rex donde había estado él mismo segundos antes.

Ahora estaba completamente paralizado, pero no deja que aquel sopor vuelva a llevarle con él y se queda parado, con el cuerpo en tensión observando aquella situación, pero pronto el rex vuelve a sacar la cabeza del autocar y las cosas parecen estabilizarse...

¡Sigue, sigue, todo va bien! Exclama el geólogo al conductor, le escuche o no. ¡OH, SI!

La imagen de aquel bicharraco atascándose en las puertas fue como una ventana al Cielo para él. La posibilidad pasó por su cabeza, pero le parecía tan improbable que un ser ligeramente inteligente como el Tiranosaurio se quedara atascado así... Pero había pasado. Aun así, no había que cantar victoria, aquel ser podía vencer a la maquinaria...

Pero él no quería estar allí para comprobarlo.

Mientras le decia algo, que ahora no consigo recordar, a Annie, algo llamo mi atención, miré hacia el Rex y vi algo en su estomago y justo cuando vi claramente lo que era... ¡Zas! la cabeza del Rex entraba por la ventana rota del autobus para, ni más ni menos, añadirme a su menú, en un acto reflejo salvé mi vida al dar un salto atras y vi claramente como la gran mandibula del gran carnivoro se cerraban delante de mi aun con restos de ropa de sus anteriores victimas y la sangre fresca de las mismas...

Toda mi vida pasó ante mi en forma de imagenes, me vi en el primer cumpleaños que recuerdo, mi primer diía de colegio, mi primer dia de instituto, mi primer amor, mi primera guitarra, mi primer concierto, mi primer día de universidad, el día en el que me llamaron para trabajar en la isla, el dia que llegué a la isla, y por último, el T-Rex cerrando su gran mandibula ante mis...

Mi cuerpo no me respondia, mi mente estaba en otro lugar, noté como alguien tiraba de mi y me sentaba en uno de los asientos del autobus, alguien estaba a mi lado intentando tranquilizarme, pero yo... el Rex... Por un momento en mi mente se dibujo la imagen del Rex partiendo mi columna por la mitad, mis nervios parecian saltar de mi cuerpo, no controlaba la situación para nada, mi instinto de supervivencia me incitab a salir del autocar y correr, correr y seguir corriendo, mi cuerpo, sin poder controlarlo saltó del asiento, sali corriendo por el pasillo intentando salir por la puerta trasera, pero estaba cerrada, comencé a golpearla a la vez que gritaba desesperado ¡¡Dejadme salir de aqui!! Pegaba puñetazos en la puerta que no servian para nada, la puerta seguia completamente cerrada, y al comprobar que no podria salir de alli me derrumbé, mi espalda se puso contra la puerta, encogí mis rodillas y puse mi cabeza entre ellas mientras sendas lagrimas recorrian mis mejillas, y en ese momento solo lograba articular dos palabras en un susurro... No sobreviviremos... Repitiendolas una y otra vez...

Cierro con fuerza los ojos cuando el Tiranosaurio embiste por detrás. Menuda escena, yo estaba ya que me daba algo. No podía soportar más esta situación; las manos me tiemblan, intento tragar saliva, pero un nudo en mi garganta obstaculiza todo, incluso el aire. Intento incorporarme, escuchando los rugidos de la temible bestia que lucha, ahora, por seguir adelante, pero un mareo obliga de nuevo a sentarme. Oh madre mía, no soy capaz de soportar más esto, es demasiado para mí, el autobús es un maldito habitáculo cerrado, no se puede respirar, somos demasiados, necesito aire, no quiero morir aquí, maldita sea...

Me incorporo con fuerza y avanzo hacia la zona delantera del autocar. Una vez allí, comienzo a dirigirme a la puerta a trompicones, empujando a todo el que se halla por medio...

¡¡Tuo, dejadme, necesito salire!! No aguanta molto en este maldito inferno io busco aira, bisogno aira...

Comienzo a abrir las puertas con frenesí, respirando entrecortadamente. Necesito salir, no aguanto más en este autocar: comenzaré a correr, es más seguro, soy pequeño, no me verán, pero lo que sea, necesito avanzar; quedarme aquí atrapado es demasiado para mí..

Esa bestia venire tua noi. El pullman no es sicuro para nois, es meglio salire, camminare...

Las palabras salen más en italiano que en otro idioma...

   Enarqué la ceja derecha. Los surcos de las lágrimas aún recorrían mi mejilla mientras apretaba el acelerador para dejar al rex atrás, posiblemente llevasemos al "psciópata del jeep" como escolta hasta un lugar seguro, eso me tranquiliza, después de todo él mantiene la calma. Seguro que ha venido a buscarnos. Nos sacará de aquí. Como tantas otras veces, ignoro la mayor parte de cosas que suceden dentro del autocar, sin embargo las palabras de Hudson consiguen tranquilizarme, Donald da ánimos, todo ha salido bien. Y no pude evitar un...yeeeeeeehaaaa!!! para mis adentros, más propio de un piloto de la república galáctica al derribar un destructor imperial.

 No estoy mirando el pasillo de los ocupantes, pero noto el movimiento, y otros sonidos de la carrocería, alguien avanza a trompicones hacia mi asiento, desvió la mirada un segundo hacia Leonardo. No le he dicho nada al francés...llamemosle, de los huevos de oro, pero le está bloqueando el paso al cocinero, pulso el botón para cerrar las puertas cuando sube, acelero. ¿Pero que cojones...? Meto la tercera marcha, una más cómoda, para que el ruido del motor no sea tan intenso y sigo observando la carretera con el jeep por delante. Respiro agitadamente. Fu..fu..fu..fu...Exalando y expirando con violencia.

 El cocinero va directo a las puertas.

 - ¡Pero quiere estarse quieto!

Alcé el puño a punto de jurar en arameo. Por eso odiaba ser conductor en un vehículo de "visitantes" al final acaban jodiendote algo.

Tranquilo, debe usted tranquilizarse. Vamos respire conmigo...a este ritmo, ralajese...uno, dos, uno, dos...

 Lucrecia con el rostro empapado en sudor y lágrimas exhala un profundo suspiro, había estado conteniendo la respiración todo esta escena sin ser capaz de respirar, pues el miedo había oprimido su corazón. Al final se incopora, sentándose en la butaca viendo como reaccionaban los distintos pasajeros, al parecer un tanto confundida y aturdida.

Aquel italiano demente casi tira al geólogo, el cual se aparta de primeras al estar desprevenido, pero al momento ve las intenciones de éste... ¿ahora le había dado un ataque de claustrofobia? Pues oye, ahora que el Rex estaba 'atascado' en las puertas él no iba a permitir dejarle un tentempié delante para que tuviera más razones de vencer a los mecanismos hidráulicos.

Don se lanza a agarrar a Leonardo todo lo rápido que puede para evitar que el cocinero pase más allá de la puerta del autocar.

Me quedo quieto en la puerta, para evitar que Leonardo pueda hacer la locura de tirarse, le sigo también con la vista ya que se ha mostrado violento y mejor prevenir que no que me tire del bus.

¿No podia ser por lo menos un autobus de gente normal?  todos curandose a golpes...  ¡que gente!

El autocar y el jeep siguen avanzando, y el italiano se apea por su uenta y riesgo. El Rex, por ahora, sigue debatiéndose con la puerta. Por ahora sigue con la cadera encajada en la puerta, y estirando hacia adelante (cuando, estirando para atrás le sería mucho más fácil escapar, todavía no se ha percatado)

El autocar emite un molesto chirrido proveniente de la rueda trasera derecha. Parece que la sacudida del rex lo ha perjudicado.

No daba crédito a la situación, tratando de aclarar lo que estaba viendo con un par de parpadeos, incluso volví a frotarme los ojos y sacudí la cabeza. ¡Está loco!

   Sin embargo no estaba dispuesto a frenar. Que se pudra...Aquello no era fácil para White, eran personas, eran compañeros de currele, eran compatriotas, pero joder, mejor ellos que yo. Tenía aún dos dedos de frente como para saber que el jodido lugar más seguro del camino era precisamente el jodido autocar. Y aunque lo intentaron nadie pudo detenerle. Aquel pasotismo no evitaría que sus ojos se humedecieran. Apreté el ceño, no dispuesto a dejarme llevar por la tristeza, o era fuerte ahora o me devoraría alguno de esos monstruos sedientos de sangre. Mi voz, en cambio, no reflejó mi arrojo interior, con un gallo extraño dije en voz alta, para justificarme, para que nadie me pidiese que frenase...

 - VOy a seguir al jEep.

 Es lo más seguro...Me desago de los vestigios de lágrimas de las mejillas, mientras mis fosas nasales suenan húmedas al inspirar. Necesito que alguien apoye esta decisión, mi pie no se acerca al freno...no lo hará. ¡No podemos parar! 

Al bajar del autocar, una fuerte lluvia comienza a empaparme casi al instante. Mareado por un momento, recobro el sentido al escuchar los rugidos procedente del dinosaurio que tengo a la espalda, que fuerza con liberarse de las garras de la puerta. No es momento para pensar; lo más acertado es seguir camino adelante, la misma dirección que tiene el autocar, pero a pata, corriendo, o andando, o como sea; al menos ahora es lo más sensato dentro de mi propia locura. Aspiro el aire fresco un par de veces, ya más relajado, y comienzo a correr camino adelante, pasando cerca del Jeep, escuchando los rugidos del propio Tiranosaurio a mis espaldas, música infernal, mientras mis pies siguen continuando camino adelante, y mientras una lluvia incesante no para de sacudirme por completo...

El grupo continuó su marcha hacia el centro de visitantes, con Leonardo a pie, mojándose y tratando de que se le pasara el espanto. El rex acababa de descubrir que hacia atrás hacía mejor la fuerza, y las puertas comenzaban a ceder, pero pronto el grupo estuvo fuera de su alcance. No parece que les persiguiera.

Acuérdate que el centro había sido atacado y probablemente estos tipejos no lo sepan.

Simon ve que poco a poco su compañero comienza a recobrar la calma...¿alguien sabe porque ese tipo se ha bajado es que quiere morir o servir de carnaza?

Parecía que el peligro había pasado. La única salida era peligrosa, y tenía que decírselo al conductor. Le hizo una señal con el intermitente, apartándose al arcén y avanzando despacio. Espero a que el autocar se pusiera a su altura.