Partida Rol por web

Jurassic Park: Huída de Isla Nublar

Mediodía: Dos de cal y dos de arena

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30/09/2009, 14:35
John White

  ...¿Qué....que está ocurriendo...?...

 Los ojos de White se entrecierran por el polvo, sus pestañas y sus párpados están cubiertos por la arenisca, tornando su color más pálido y seco, parpadea una y otra vez, en contra de su voluntad y sus ojos se humedecen...éstos ven el cielo de aquella mañana de expléndido sol, siente la brisa temprana ondulando su cabello despeinado. Las pequeñas piedrecitas se abren hueco entre la barba formando cierto malestar...un malestar que hace que el mecánico pueda sentir su rostro...su cuerpo...sin embargo...no...

  No siente sus manos, ni sus piernas, se siente ingrávido observando el hermoso firmamento, la jungla inhúnda el sentido del olfáto y del gusto, entremezclandose con la tierra y la polvora...parecen oirse tambores en la lejanía, mas no los imagina disparos...Entorna hacia el cielo sus ojos, entrecerrados, y no se siente respirar, sus oidos zumban como un centenar de abejas, un silbido agudo que le devuelve poco a poco a una realidad...

  Siente un ligero cosquilleo en la yema de los dedos, cierra los párpados, que caen sobre la superficie de sus ojos arrastrando la humedad, transformandola en dos diminutas lágrimas que luchan por avanzar entre la tierra de sus mejillas para regar los cabellos de su barba, a cada día que pasaba algo más larga...

  Siente dolor a medida que su cuerpo despierta...los dedos...las manos, los brazos, el torax...la espalda y la cabeza, le estalla la cabeza, y aún se siente flotando hasta que...se precipita al vacio, como si cayese a plomo sobre el suelo, frio...

 Si...siente frio...mucho frio...y aunque el sol está en lo alto, y la brisa es abrasadora, su labio inferior tirita, amenazado por la mandibula en el repicar de dientes. Gruñe, sin saberlo, tose...y la sangre mana de sus oidos hacia el suelo...también de su nariz y de la comisura de sus labios...se siente confuso, su expresión representa el total desconocimiento de lo que sucede, con la boca entreabierta, tosiendo violentamente con la combulsión del pecho, tendido en aquella que podría representar su lecho de muerte...

  El hormigueo en la yema de los dedos...sin embargo, continua...cierra con más fuerza los párpados, apretandolos y ...ante el dolor sonrie...creyendo que son los cabellos de su amada lo que le causa aquella sensación...

  Permanecer consciente no era una tortura aunque el dolor de su cuerpo así lo pretendiese.

 

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30/09/2009, 23:00
Director

 

El final de toda esta pesadilla estaba cerca, y todos podían sentirlo... para bien o para mal, esto se acababa. Si la emprendían a granadazos, desde luego, seria para mal, pero si eran lo bastante rápidos...

Antoine fue rápido en apuntar y disparar. El francés dio en el blanco, y el ruso gritó al recibir el balazo. Estaba empezando a cogerle el truco a esto... y era un tirador rápido.

Los mercenarios saltaron del jeep, parapetándose detrás de él, donde las balas difícilmente les alcanzarian. Uno de ellos alzó el AK, o al menos mostró la culata, indicando algún tipo de rendición, mientras gritaba algo en su idioma, y después un marcadísimo:
¡¡Rendir!! ¡¡Rendir!! ¡¡No disparrarr!!

El Blackhawk al fin llegó, sobrevolando la torre de control, y colocándose a una distancia prudencial del tiroteo, en la vertical sobre la pista de aterrizaje. Mostraba su costado izquierdo.

Randall puso en marcha su plan, rociando con agua el jeep y los confundidos rusos... que seguramente esperaban que les lloviera de todo menos agua, irónicamente. No tardaron en cambiar los gritos en ruso por gritos de dolor, cuando Randall hizo un 'camino' con agua hasta el tubo eléctrico reventado por la granada.

-Yippi kay Yei, hijos de puta.

El zumbido eléctrico recorrió sus cuerpos y el jeep, al que le reventaron las bombillas inmediatamente. Tampoco tardaron demasiado en dejar de gritar...

La puerta del Blackhawk se abrió mientras los supervivientes intentaban reorganizarse y el helicóptero terminaba de tomar tierra, mas no detuvo por completo las hélices. Harmonie estaba tratando de reanimar inútilmente a Simons, y Mike salió saludando al helicóptero, con algo más de polvo encima, sobre el que aún le quedaba del extintor.
Kenneth y Lucrecia fueron a socorrer a White

 ¡¡Está vivo!! Gritó a sus ex-compañeros ¡¡La camilla!! ¡¡Necesita evacuación inmediata!!

Los dos soldados bajaron del helicóptero con la camilla de campaña, empezando a desplegarla en un santiamén para ir a recoger a White. Uno de ellos llevaba el brazalete blanco con cruz roja, identificativo de un médico militar.

Cherry, lejos de sentirse demasiado mal por Simons, chilló de alegría, y sin soltar siquiera la pistola, saltó sobre Zack, abrazándole con fuerza

 SIIII!! ESTAMOS SALVADOOOOOS!!!!

Zack se sorprendió, pero pronto compartió la alegría de la joven conserje, y la abrazó con fuerza también, riendo de  alivio.

Barry, por su parte, fue directo hacia el helicóptero. Si sucedía algo y tenian que salir pitando... él no iba a ser de los que se quedasen en tierra por las prisas o la falta de espacio.

Viktor, con la rudeza que se le atribuye a su pueblo, agarró a su compatriota y enemigo y lo sacó arrastrando de una mano hacia afuera

 Si hay sitio parra esta...

Tim bajó cojeando, tenso, vibrando de tensión, pero con una sonrisa de alivio y de incredulidad... como si realmente no... hubiera esperado que pudiera salvarse, después de todo. Miró a Donald, de quien no recordaba el nombre, y le dio un fuerte apretón de manos.

Mirando la escena, dolorido y perplejo por el Blackhawk, el moribundo Baryonyx se marchaba hacia la jungla, donde sin duda moriría a causa de sus heridas. Eso... si lograba llegar vivo al linde...

Por fin... el rescate había llegado. El trabajo de su vida para muchos, convertido en una pesadilla de la que no todos salieron vivos.

- Tiradas (16)

Notas de juego

Antoine=32
Mercenarios=27
Tim=27
Blackhawk=25
Randall=23
Viktor=23
Donald=23
Cherry=19
Mike=19
Kenneth=18
Baryonyx=17
Elmar=14
Harmonie=13
Annie=9
Michelle=6

Mercenario 1: 7

 

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01/10/2009, 02:30
Elmar Mäder

Elmar subio al helicoptero en cuanto pudo y miro con desprecio al superviviente ruso. Un cumulo de sensaciones y pensamientos le abordaron sintiendose mas seguro ahora que entre la isla infernal y él habia muchos metros.

Has tenido mucha suerte... demasiada. Al final nos mentiste hijo de puta... espero que te corten la cabeza a pedazos los abogados de Hammond...

Parecia hacer un gran esfuerzo por no tirar al ruso al enorme dinosaurio, que estaria deseoso de comerse un ultimo bocado humano.

Poco queda hacer aqui ya... espero que nuestro seguro medico cubra la baja por Depresion Post Traumatica... ja ja ja.

Espero que sobreviva, se lo merece...

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01/10/2009, 02:10
Randall Whisman

Apagó la manguera y se quedó mirando a los muertos. Nunca antes había matado a un ser humano, y aquello no dejaba de impactarle. Se estaban rindiendo, pero algo le había impulsado a hacerlo, a acabar con ellos. ¿La venganza quizá? Se consoló pensando en que no había sido el primero en disparar, que sus compañeros habían tomado la iniciativa y los rusos habían lanzado una granada. Él solo había actuado entonces, respondiendo a un ataque. No había comenzado la pelea.

Sea como fuere, la visión del helicóptero le hizo suspirar. Vió que White estaba siendo llevado en una camilla, y por primera vez se sintió extraño con una escopeta en la mano. La dejó caer, porque él no era un pistolero, ni un valiente. De hecho nunca lo había sido. Eran las circunstancias las que lo habían forzado a actuar. Pero aquello le hizo reflexionar, mientras se acercaba a la camilla, con cuidado de no pisar el agua.

White tenía mala pinta, y lo debían evacuar rápidamente. Les iban a sacar de allí, pero todo aquello le parecía irreal, después de haber vivido aquella pesadilla. A todo se acostumbra el ser humano, incluso a ese tipo de situaciones. Se acercó a su camilla y le tomó la mano cuando se estaban preparando para subirlo al helicóptero.

-Ey.. supervivente -le dijo- Ya ha terminado, solo aguanta. Te van a curar, porque eres un tio duro.

Miró a White, y sintió una extraña sensación, que pocas veces había experimentado a lo largo de su vida. Era un sentimiento de amistad, profundo e incondicional.

-Vamos, no te preocupes.

Ayudó a los soldados a subir la camilla de White, y subió con él allí arriba, mirándole a él y a Michelle cuando subió y se puso a su lado. Se mantuvo en silencio, mirándoles, mientras el piloto les explicaba como ponerse el cinturón de seguridad en el asiento. Pero él se abstrajo pensando, atando cabos. Su mente, antes ocupada en la supervivencia, no se había percatado de la tremenda obviedad, una obviedad que le sacudió con un golpe de calor: White lo había conseguido, en muchos sentidos. Él era un buen chaval, un tipo íntegro y esforzado que había dado lo mejor por los demás. Desde joven, él había creído que ese tipo de personas nunca conseguían en su vida más que ser mediocres. Pero allí estaba él, jodido, si, pero superviviente de una isla de pesadilla llena de monstruos, con una chica preciosa y enamorada a su lado, con la que compartir sus días.

Randall se pasó la mano por la tez sin afeitar, llena de puntitos que raspaban, reflexivo. Ahora lo entendía. Ahora entendía por qué él le había caído tan bien desde el principio. No había sido porque él fuera una persona que diera alas a su chulería y su afán de superioridad, sino que había mucho más. John White había sido la primera persona en toda su vida que había podido ver más allá de su fachada, que había creído en él como nadie antes lo había hecho. Y esa amistad desenfadada y no buscada, esas espectativas, habían hecho que él se superara a si mismo.

Se acercó a él y sacó una cosa de su mochila, a la que tenía gran aprecio: su segundo par de gafas. Se las dió a White, asintiendo despacio.

-Esto ha sido siempre tuyo -le dijo- Porque tú siempre has sido el mejor de los dos.

Luego, tomó asiento y se abrochó el cinturón, mirándole. Cuando el helicóptero despegó, su mirada se desvió hacia la isla que dejaban atrás, y la luz del sol reflejada sobre las olas del mar. Randall Whisman sonrió, y comprendió que ahora, gracias a John White y los dinosaurios de la Isla Nublar, se había convertido en una persona mejor.

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01/10/2009, 15:34
Michelle Hudson

En cuanto los rusos suplican clemencia y se rinden, Michelle deja caer el rifle de entre sus manos, todavía muy nerviosa y agitada. No quiere tener que disparar a personas pero no está segura de poder perdonarles lo de la granada....
La duda no dura demasiado, la descarga eléctrica que consigue Randall acaba llevándoselos por delante así que se encoge un poco sobre sí misma, sobrecogida por algunas de las explosiones que produce la alta tensión, y después se incorpora con un brinco, bajando hasta pie de pista con el estómago encogido.

Para cuando llega allí, Randall nuevamente ha tomado la iniciativa y parece ser que John aún está vivo, así que se acerca a él con ojos aguados y ayuda a colocarlo en una camilla sin soltarle la mano durante todo el trayecto hasta el imponente helicóptero Blackhawk.

-¿Has oído grandullón?- añade tras los comentarios del chófer, al que claramente se le dan mejor las charlas porque ella ahora mismo tiene un nudo en la garganta difícil de tragar -Volvemos a casa, pronto estarás bien- le besa cariñosamente sobre los labios aprovechando para limpiarle la cara sucia de tierra y tras colocarse el cinturón vuelve a sujetarle la mano intentando que se mantenga despierto.

Si existiera un Dios, y fuera justo, llegarían a la ciudad más cercana sin más accidentes, pero la verdad es que ya no conserva esa esperanza.

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01/10/2009, 19:50
Antoine Rajoux

Antoine dibujó una sádica sonrisa. -Très bien.- Susurró para si, al ver caer al ruso, por su disparo. Los que quedaban se refugiaron tras el jeep, tratando de rendirse. El francés, sin embargo, cargó de nuevo el rifle, sin mostrar piedad alguna. "Púdrete en el infierno, bastardo cabrón." Pensó, mientras apuntaba de nuevo. El hombro le dolía como nunca, pero eso ya cada vez le importaba menos. Aquellos rusos malnacidos les habían apagado la luz de la isla, les había dejando allí tirados, les habían atacado, habían matado al cazador alemán, les habían disparado, y sin mostrar ninguna piedad. Ahora evidentemente, él no pensaba mostrar ninguna. Sin embargo, Randall el chófer se le adelantó, friéndolos como a pollos. 

-¡Très bien!- Exclamó. Llevándose de nuevo el arma a la espalda. Giró la vista, viendo a los helicópteros bajar por ellos, o al menos a uno. Antoine salió corriendo hacia allí. Parece que ya se ocupaban de los heridos, por lo que podía ir corriendo sin sentirse culpable de nada. Se subió, y esperó a que despegara. El dinosaurio volvía a la selva, los rusos estaba muertos, y al fin, todo parecía despejado. Después de todo, se salvaría. 

Todos estaba alegres, pero el francés estaba eufórico. No solo había salvado el pellejo, que ya era bueno, además había recuperado la inspiración. Las ideas salían solas, a miles. Tenía amigos en Hollywood, podría escribir guiones de nuevo, y muy buenos. Se llevó la mano a la correa del arma, que aún le colgaba en la espalda. Disparar se le daba bien, quizás se apuntara a un club de caza. Aunque no era americano, vivía allí, y tenía la nacionalidad, y por ello podía tener un arma. Se golpeó el bolsillo inferior izquierdo del pantalón, de forma involuntaria, y notó un pequeño bulto. Aún guardaba una pequeña libreta. La sacó, y se registró a sí mismo, buscando algo para escribir. No tenía nada. 

-Merde.- Dijo, en voz baja, mientras agachaba la cabeza. -¿Nádie tiene un bóli?

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06/10/2009, 03:43
John White

  John...respiraba con cierta dificultad, se notaba en su rostro el dolor, complicado y flagelante en todo su cuerpo, y como, en su mirada, se veía una consciencia perdida, cada parpadeo era una lucha por no cerrar los ojos indeterminadamente y no rendirse a su deseo de descanso...escuchaba las voces de Michelle y de Randall, y aunque sentía su presencia y el suave tacto de la piel de Hudson...no lo hacía con su cuerpo sensible..sino más...de forma cognitiva, al escucharles con aquel zumbido de fondo, al sentir sus movimientos, al intuir su presencia, sus gestos, la fuerza que volcaban en él. Eran grandes...muy...muy grandes...y White se sentía infinitamente pequeño y débil a su lado...lejos de parecerle frustrante, le resultaba halagador que dos personas como aquellas cuidasen de él, cuando, sabía, perfectamente...que necesitaría ayuda.

  Trató de mover los dedos de la mano despacio para no sentir el daño, pero en su ceño fruncido se reflejaba la verdad de su condición. Estrechó la mano de su amada con fuerza, y aún con aquel gesto logró conformar un semblante algo cómico...con una leve sonrisa.

  - Gra....gracias....

 El ruido del helicoptero era desconcertante, y se sentía completamente desorientado, ¿Qué importaba estarlo? Su lugar era un buen lugar si estaba cerca de sus amigos...tan nuevos a simple vista, pero con una amistad y un amor tan profundos que ni en toda una vida podrían forjarse. Vio las gafas de Randall...y se sintió exaltado, con ganas de vivir, nunca había necesitado tanto el reconocimiento de nadie, y el chofer era para él todo lo que nunca había sido, era valiente, era leal, era inteligente, era decidido, era...bueno, supongo que era guapo, tenía gancho con las chicas, para White era un tipo que sólo tenía virtudes, aunque quizás...fuese hora para asentar la cabeza. Pensaba aquello riendose aunque su sonrisa fuese débil.

  Michelle...por su parte...era la mejor fémina que había conocido jamás, y no sólo porque se hubiese fijado en él, que ya era mucho, no eran razones egoistas lo que movían a White a entregarle todo su corazón, era una muchacha muy linda, si, pero bajo aquel hermoso rostro, bajo aquella apariencia modélica había una mujer rebelde, decidida, con muchisimo carácter, con dotes de mando, como Randall, y una superviviente nata. Dicen...que no existe la mujer perfecta, y...white no pretendía que michelle lo fuera, pero debía de aproximarse mucho a serlo...Tenía un corazón que valdría muchisimo más que su peso en oro, su preocupación por los demás, su persistencia y su sentido de la responsabilidad...parecía una joven rebelde, pero era muchisimo más que eso...

  Era un ángel...

 - Te...te amo.

 Poco a poco..los párpados, plomizos, de John, se debatían con fuerzas iguales a punto de sucumbir al sueño...

   ...Me duele...la cabeza....

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06/10/2009, 09:42
Director

RRrrrrrrrrlllllllCLANK
El marine cerró la puerta del helicóptero una vez todos estuvieron dentro. Habian 19 personas en el helicóptero sin contar los pilotos, y una de ellas en camilla, desde luego que apenas habia sitio. De no ser porque salían de donde salían, la sensación habria sido sofocante, sin embargo el júbilo de los supervivientes no reparaba en esas minucias. Voces, agradecimientos y risas, entre algunas caras aún aturdidas era lo que había en el helicóptero.
El médico se acercó a White, haciendo un gesto a Michelle y Randall para que se apartasen como pudieran, y mientras el helicóptero comenzaba a acelerar sus aspas, empezó a atenderle.

El helicóptero se levantaba del suelo. Mike, después de abrazar fuertemente a Annie, se acordó de mencionar a los supervivientes que restaban en la central energética del norte, y el marine que habia cerrado la puerta se acercó a Antoine. Sonriendo, sacó de un bolsillo un bolígrafo y se lo tendió
No sé para que lo quieres, pero aquí tienes, jejeje

Dio una palmadita al francés y se puso a mirar por la ventana, sorprendido al ver más de aquellos dinosaurios mientras el helicóptero tomaba altura y ponía el morro en dirección al USS 'Abbey'

Piloto: Aquí November 5, estamos completos y tenemos un herido grave, regresamos al CVN72. Los supervivientes informan que hay más supervivientes en la central del norte.
Radio: Recibido, November 5. November 3, diríjase allí.
Radio: Roger.

Mientras dejaban atrás la isla y comenzaban a cruzar el mar, el jolgorio era tal que el médico tuvo que pedir silencio... tres veces.

Diez minutos después, la enorme mole metálica era visible en el horizonte, e Isla Nublar parecía tan lejana como podían desear... Al fin habían salido de aquella, y pudieron relajarse. Más de uno cayó dormido en su asiento, arropado por el estruendo de las aspas y la tranquilizadora imagen del mar en calma a través de la ventana.

The End