Partida Rol por web

Las puertas de las mazmorras se abren ante vosotros con el Sargento al frente y Ser Vaenon detras, esta oscuro y la humedad es alta, se escuchan ruido de inquilinos de todo tipo en sus galerias desde ratas hasta otros huespedes que piden comida, lloran o chillan simplemente. Parece que el Duque ha estado limpiando los alrededores ultimamente como preparativo excepcional de la boda.

- Vamos escoria, aqui podra mi Señor interrogarles con mayor comodidad...

Ser Vaenon parece quedar atras hablando con uno de los guardias (que parece mas bien distraerle) mientras que el Sargento, desde alante, y otros dos guardias os conducen hacia abajo, a la profunda oscuridad de un sufrimiento avanzado... dejando atras la seguridad que podria proporcionaros un fiel y devoto guerrero de las cruzadas como Vaenon y su ideal de justicia que, quiza, diste un poco mas del de los caballeros que os acompañan...

... Tras llegar al centro de la sala el Sargento se gira hacia vosotros dos y mira un lateral, luego sonrie mientras los otros dos guardias no os quitan ojo.

- Os llevare a la sala de "charlas"... tranquilos, no teneis que temer nada.

Y avanza conduciendoos a una galeria lateral hasta llegar a una gran puerta enrejada. Tras de ella otro guardia os abre y escuchais lamentos y jadeos que parecen hablar de una mayor dureza que en el resto de las mazmorras de la torre.

Cuando te disponias a descender a las mazmorras con los prisioneros un guardia llega apresurado por detras y se inclina ante ti.

- Ser Vaenon, siento molestarle en este momento pero vuestro acompañante, Dieter creo recordar, no se encuentra en sus aposentos ni se ha logrado encontrarle en palacio... crei que era importante avisarle del incidente acontecido al Duque...

Parece como si esperase que tu supieses donde esta por si le necesitases dada vuestra experiencia juntos.

Vaenon desciende hacia las mazmorras con una patente inseguridad. ¿Por qué esa desconfianza sin motivo? El vasallo del Duque no hace más que acrecentar su inquietud. Dieter, desaparecido... ¿le habrá ocurrido algo? Con gesto sombrío dirije una señal de asentimiento al criado:
- Puedes retirarte... - le dice mientras se vuelve hacia los prisioneros. Cuando está seguro de que se ha marchado, comienza el interrogatorio - Desde pequeño... - comienza bajando el tono y tornándolo en apenas un susurro, de manera que tan solo los dos reos puedan oírlo - ...he asistido a los juicios de mi padre, Lord Jensen. Siempre escuchó a todas las partes, incluso ante casos tan evidentes que el pueblo pedía justicia a gritos. Creo que hacía lo correcto... - Con un movimiento elegante envaina la espada y ordena a los guardias que hagan lo mismo. A continuación, toma asiento y con un gesto de su mano dice - Contadme...

Ser Vaenon baja cuando Salem y Ricardo ya se encuentran con el Sargento en frente de la primera seccion lateral de las mazmorras del castillo. Tras unas breves (que no oidas) palabras de este a los reos Ser Vaenon mira alrededor y el guardia que hay al otro lado de la gran puerta os conduce al interior.

Tras transpasar esa puerta que queda cerrada tras de vosotros el Sargento parece un poco desilusionado... sin duda por la presteza de Ser Vaenon en llegar hasta vosotros. Unos pasos mas os conducen hasta una de las celdas (de las muchas que hay en ese ala) vacia con un par de banquetas de madera en su interior y grilletes oxidados.

- Entren, por favor... Ser Vaenon, quiere que entre con usted o que me quede cerca por si me necesitase?

Los otros dos guardias revisan los alrededores e incluso encadenan con los grilletes a ambos acusados para evitar algun que otro "malentendido".

Luego Ser Vaenon entra con ellos y se sienta en una banqueta de madera para estar mas comodo //ver su posteo// y habla a ambos.

bien señor, ante todo quisiera decirle que cuando sepa algo del duque, tuvierais a buenas el comunicarnoslo, pues espero su pronta recuperación para poder aclarar todo este entuerto.

tras acomodarse un poco con los grilletes da comienzo a su relato

yo estaba viendo los festejos del torneo, en concreto las justas y me aproximé todo lo que pude al palco donde estaban ustedes sentados, pues escuché que habían tenido problemas en la cacería, por si acaso necesitasen mi ayuda, pues le hice una promesa a alguien de que velaría por su futura esposa. Cuando ví a este hombre salir a escondidas tras el duque, así pues fuí tras él porqur no me fiaba y creía que le quería algun mal al duque y cuando estaba acercándome a él para sorprenderle ví que echaba a correr en dirección al duque y sus acompañantes pues al duque lo habían probado a asesinar, se trabó en batalla con los dos monjes y entonces aparecí yo, y como usted bien supondrá, si nosotros estábamos escondidos al acecho, no es posible que le clavaramos la daga al duque, monseñor se alegró al verme, seguro que me confundió con otro, pero cuando dejé insconsciente a uno de sus monjes e iba hacia él gritando que dejase al duque en el suelo, su semblante cambió y llamó a la guardia, sin duda para inculparnos.

vuelve a cambiar de posición

ahora permitidme que os haga una pregunta? si en verdad fuesemos los culpables, porque en vez de huir nos dirigíamos hacia el duque si ya habíamos hecho lo que teníamos que hacer?

- Podéis esperar fuera... prefiero interrogarlos a solas; y por separado. Sacad al monje hasta que acabe con el mercenario...
Una vez a solas en la habitación, el joven germano escucha las palabras enrevesadas del preso. Habla demasiado rápido y parece nervioso, pero la historia no tiene lagunas y bien podría ser cierta. Ese Greko nunca le ha gustado... Tendré que hablar también con él...
- Yo soy quién hace las preguntas... - culmina en tono cortante. Se levanta de su asiento y abre la puerta de la celda. - Traedme a Monseñor Greko... quiero hablar con él.
Vuelve a entrar y se sienta pausadamente. Con los ojos clavado en los del reo continúa el interrogatorio:
- Mírame a los ojos y respóndeme. ¿Quién eres y qué hacías en la ciudad? ¿Quién te ordenó defender a Lady Celina y, sobre todo, por qué crees que necesita de tu protección?

Ricardo mira a los ojos a Ser Vaenon con una serenidad propia de quien tiene la verdad de su parte aunque no le crea.

bien, empecemos desde el principio, mi señor...
vuelve a retorcerse en su silla incómodo por sus grilletes, pero no le da importancia

pensareis que estoy loco, pero alla voy.
Tuve un sueño en mi tierra natal en España en la cual se me aparecía una dama hermosísima a la que yo atribuí sin dudar por un instante que es la dama del lago y ella es la que guía mis pasos, en el cual me muestra el colgante que tiene vuestra amada al cuello,y sin dudarlo me encaminé hacia aquí.

Al llegar aquí, estuve en una taberna en la cual y debido a un malentendido tuve un duelo con sir Gawain, el cual me hizo esto

mostrándole la cicatriz de la cara

al yo quedar desarmado por ser él tan buen espadachín puse mi vida en sus manos pero con la pérdida de sangre que había sufrido caí insconsciente y él amablemente me llevó a la casa del duquem vuestro futuro suegro, y me puso a sus cuidados.

se moja un poco los labios resecos de tanto tiempo sin probar agua y continua con su relato...

Una dama de su futura esposa llamada Letizia fué la que me curó las heridas y me vendó, y es la persona más amable y hermosa que he conocido en mi vida, a ella le conté mi sueño y el colgante lo reconoció rápidamente como el que os he dicho con anterioridad. Parece ser que ella escuchó algo de lo que os paso en la cacería, y me hizo jurarle por mi honor y por mi amor hacia ella que protegería a vuestra señora con mi vida si fuese necesario, pues ella también se la tiene en alta estima.

vuelve a cambiar de posición en la silla....

el resto de la historia ya la conoceis, mi señor, juzgad lo que creais oportuno y aceptaré cualquier determinación a la que llegueos, pero dejademe advertiros igualmente que ese monseñor Greko no os quiere bien...

Respecto al monje, ni tan siquiera sé su nombre, pero al arriesgar su vida por salvar al duque se ha ganado mi admiración.

Ser Vaenon escucha con atención cada una de las palabras del hombre. O es sincero o un gran mentiroso. Ahora solo queda el monje y... Monseñor Greko.
- Haced entrar al monje - dice asomándose a la puerta - Quiero hablar con los dos...
Una vez dentro, vuelve a sentarse y mira fijamente al otro detenido:
- ¿Quién eres y de dónde vienes? ¿Por qué estabas en el castillo y por qué seguías al Duque? Mírame a los ojos y dime la verdad...

Mi historia empezó cuando vine a Rochester siguiendo la pista de una relíquia religiosa. -empieza a contar Salem, mientras recuerda todo lo sucedido- Fuí a ver a Monseñor Greko, ya que creía que el tendría alguna idea sobre donde estaba ésta. Entonces, él, que se mostró muy interesado por mis descubrimientos me permitió consultar los archivos del castillo, donde encontré más pistas sobe el paradero de la relíquia. Decidí ir a ver a Monseñor por segunda vez para contárselo todo, pero estaba en las justas, así que asistí un instante en ellas, peró Monseñor se fué con el Duque.

Los seguí -dice avergonzado haberlo hecho- Tenía que descubrir de que hablaban. Estuvieron todo el camino, discutiendo acaloradamente. Al llegar al camposanto, continuaron discutiendo hasta que Monseñor apuñaló al Duque por la espalda, ayudado por los dos monjes con quienes me enfrenté. No ivan a permitir que escapara para contarlo. Por suerte, antes apareció este caballero -dice señalando a Ricardo- Que impidió que los monjes acabaran conmigo.

Tras una pausa, Salem mira los pesados grilletes que lleva. Sin levantar la mirada de ellos, suspira.

Sientes que las palabras son extrañas... son gente peculiar que bien podria tratarse de espias o asesinos venidos de fuera... ademas de que hay algunas cosas que no coinciden con las primeras palabras que escuchaste sobre el incidente... ambos hablan de dagas o cuchillos mientras que por otro lado dijeron que el causante de la herida del Duque pretendia ser un dardo u objeto arrojado.

Segun el guardia de fuera se ha ido a llamar a Monseñor aunque sabes que ahora mismo se encontrara con Celina y el Duque en la iglesia para tratar las heridas del mismo... no sera posible hablar con el hasta dentro de unas horas seguramente y tambien dudas que hable contigo en este lugubre lugar.

Sea como fuere el español habla de extrañas visiones y porta atuendo de desarrapado con aspiracion de caballero mientras que el otro parece un monje aunque por su aspecto bien podria haber sido expulsado de su orden... hay muchas incognitas en sus palabras...

Vaenon respira hondamente y se levanta de su asiento:
- Lady Celina me pidió paciencia, me hizo prometer que no emitiría un juicio hasta que ella estuviera presente... La verdad es que confío en vosotros tan poco como en Monseñor Greko... - de nuevo abre la celda y sale dejando dentro a ambos presos - ...Soldados; quitadles los grilletes y traedles agua y comida. Permanecerán unas horas encerrados, hasta que venga con mi prometida. No quiero que sufran ningún daño.
Antes de marcharse definitivamente se dirige por última vez al monje y al mercenario:
- No intentéis escapar... o se disiparán vuestras esperanzas de un juicio justo...

- Llévame a ver al Duque - dice al sargento - quiero conocer su estado...
Con paso firme y decidido, Ser Vaenon comienza a ascender hacia la salida de las mazmorras. El lugar es tétrico y asfixiante; no es de extrañar que la cordura y la locura anden de la mano en un lugar semejante...

al cerrarse la puerta de la prisión...

bien señor, lo primero es disculparme ante vos, pues pensaba que lo que queríais es hacer daño al duque, con eso confieso que os seguía y no con buenas intenciones precisamente, aunque ahora me alegro por ello, por cierto mi nombre es Ricardo

El Sargento asiente ante tu peticion y comenzais a andar para alejaros de las celdas, atravesando el porton enrejado y dejando varios guardias y carceleros tras de vosotros.

Mientras andais hacia la superficie el sargento Liel garraspea y sus palabras rompen el incomodo silencio:

- Señor, no creeis que estos dos rufianes no merecen tantas atenciones?? La palabra de Monseñor es suficiente para condenarlos... su eminencia no esta exento de poder y la Iglesia...

Deja un pequeño margen como pensativo y luego prosigue.

- Le acompañare a la iglesia donde Lady Celina iba a reunirse con su padre, mi Señor, y Monseñor con su quirurgo... espero que aun se encuentren alli, si no, sin duda, se habran dirijido a sus aposentos en palacio.

Terminais de ascender las escaleras de piedra y salis de la oscuridad para adentraros en una habitacion grande donde varios guardias mas se cuadran al veros.

No pasa nada, Ricardo. Cumplías con tu deber al seguirme para protejer al duque. -dice sonriendo levemente- Mi nombre es Salem, oriundo de Londres.
Por cierto -pregunta Salem, con curiosidad- Puedo preguntarte que te llevó a Rochester?

buff es una larga historia amigo mío... mas bien te diré que persigo un sueño...

Sin desviar la vista del frente, Vaenon responde al sargento:
- Sin duda habrá tiempo para que sean castigados... pero no hasta tener suficientes datos. No quiero que mi conciencia cargue la muerte de dos inocentes. Si son culpables... serán ejecutados...
Continúa andando hasta llegar a los guardias:
- ¿Sigue aquí Lady Celina? - pregunta con voz autoritaria.

Los guardias miran al sargento y luego nuevamente a ti.

- Ya no se encuentran en la iglesia ni Lady Celina ni nuestro Señor Duque aunque creo, Señor, que Monseñor Greko prosigue alli - recita uno de los guardias no con demasiada seguridad ante tu presencia.

El Sargento mira a los guardias y te indica que le acompañes al exterior de la torre para que podais proseguir camino a uno u otro lugar, ya sea la iglesia o palacio donde, sin duda, Lady celina habra acompañado al Duque para descansar.

Una vez abandonais la sala de guardia el Sargento vuelve denuevo a hablarte.

- Mi Señor, si os place id a comprobar la salud del Duque y a vuestra señora mientras yo me encargare de hablar con Monseñor sobre vuestro requerimiento y asi concertar una cita con el si es que realmente necesitais hablar con nuestra eminencia.