Partida Rol por web

Castigados. Ya sea por discutir con un profesor, con un estudiante, por ser descubierto en el medio de una travesura importante como activar los detectores de humo del laboratorio o realizar una pintarrajeada obscena en los baños comunales. Sea el motivo por el cual estuvieses aquí, ahora debías cumplir con tu condena. Ser castigado el día de Halloween era algo simplemente estúpido. La noche del treintaiuno de octubre era probablemente una de las noches más importantes en St. Agnes. Era tradición, una ocurrencia para mantener la bromas al margen, una tradición que consistía en que, por una noche, las puertas del internado estarían cerradas, y todos los estudiantes y docentes dormirían en el bosque en una acampada. Y si aún no habías encontrado un compañero o un grupo para compartir tienda, o habías dejado las compras de los malvaviscos para último momento, estabas en las últimas horas para hacer todo lo que no hiciste durante la semana. El reloj marcaba las cinco de la tarde y por la ventana del segundo piso que daba a los jardines se podía ver a los estudiantes revoloteando, ansiosos por la noche terrorífica que tenían por delante. 

Pero no este grupo, este grupito de delincuentes juveniles no podrían salir afuera hasta no cumplir con su castigo. La tarea no era nada que hiciera fruncir el ceño a los de servicios infantiles, pero sí lo suficiente como para escandalizar a un puñado de niños ricos que no habían tenido que mover un dedo en toda su vida. El vicedirector Zhang les había encomendado la tarea de limpiar un salón de clases después de la clase de arte. Entre bastidores a medio secar, pinceles, brochas y espátulas sucias, sumidos en el particular aroma de una mezcla de olor a pintura, aceite de linaza y trementina. Incluso el montón de diarios viejos dispuestos alrededor del suelo de madera no habían podido impedir que alguna mancha nueva se sumara a la colección. El desastre después de una tormenta creativa. Será mejor ponerse manos a la obra si quieren llegar a tiempo para la acampada...

Habían sido dejados bajo la supervisión del señor Ainsworth, el conserje del colegio y abuelo materno de cierta bohemia adicta al café. El hombre miró con desgano las manchas del suelo y lanzó un suspiro. - Parece que necesitaremos un par de trapeadores, vuelvo en un rato y traten de no liarla mientras no estoy. - Tras una mirada que pretendía ser amenazante, Bill desapareció tras la puerta del salón de clases.

Apenas el abuelo se dio vuelta, le di un suave empujo a Carter y le sonreí, la broma de los casilleros había sido buena, lástima que no había resultado del todo discreta, pero es que ese tío que se las traía con Carter me tenía cabreada.

-Ven vamos a ordenar los lienzos y bastidores, y salgamos de esto rápido, hay que ir a casa a buscar las cosas para la acampada-

Le comenté ignorando a los demás por completo, incluso sin dirigirles ni una mirada; suficiente tendría con el regaño del abuelo más tarde.

Fui hasta los bastidores y cogí un par para dejarlos en la bodega al fondo de la sala, eso daría más libertad para que entre todos limpiásemos más rápido.

“¿Por qué me pasa esto?” pensé con lamento en cuanto me vi en medio de aquel salón,  aún estaba sorprendida por haber sido castigada Si no había hecho nada, mis labios se fruncieron en un gesto leve de frustración y berrinche al tiempo que respiraba profundo y parpadeada rápidamente para no ponerme a gritar o a llorar, no entendía porque no me habían creído cuando dije que no tenía nada que ver, pero tampoco había sido capaz de explicar porque había estado allí así que me habían castigado.

El conserje se fue a buscar trapeadores y temblé un poco… “moriré” pensé horrorizada, ¿Qué se suponía que debía hacer? Era la primera vez que me castigaban, mire los instrumentos desperdigados por la sala y observe que Ainsworth iba a por los lienzos, mire a los demás él único con el que tenía trato mediano, y eso era por Felicia, era con Adrien Jameson, aparte rápida los ojos de él y me quede a esperar, ya era lo suficientemente malo estar ahí como para que vieran mi cara de pesar, me lleve ambas manos a las mejillas, siempre tenía las manos frías y colocarlas sobre mis mejillas hacia que en parte se me olvidaran los problemas.   

"No tomaré ningún maldito utensilio de aseo"

Pensaba mientras mi rostro se desfiguraba al escuchar las palabras del viejo. Tengo que buscar una forma de salir de acá e ir a prepararme para esta noche. Mi ropa estaba lista desde hace días y no por haber estado mandando mensajes a través de mi teléfono celular en el medio de una prueba de matemáticas tendría que estar acá.

Mire a los presentes en el salón, ninguno me caía bien, especialmente aquella muchacha rubia que acompañaba a la maldita de la Felicia para todos lados.

Caminé a través del salón esquivando la suciedad dejada por los freakys de arte, mis zapatos nuevos no podían mancharse, debía salir de aquí e ir a mi habitación para realizar los preparativos para esta noche que prometía ser especial.

Su vaga mirada fue bailando entre los presentes y un notable bostezo salió de su boca. No le importaba que las miradas se centrasen en él por aquel tan descortés y maleducado acto. Ni siquiera se molestó en taparse la boca. - ¿En serio espera que hagamos algo? - Comentó manteniendo su característica actitud de chico duro. No tenía pensado ayudar en absoluto, terminaría por encontrar alguna excusa para no hacer nada aunque simplemente fuese encerrarse en los baños tras pedir un momento para hacer sus necesidades. 

- ¿Y por qué tenemos que trabajar juntos? Esto es como poner a gatos y perros en la misma jaula. - Comentó al ver a Ciel y a Carter. Todos sabían perfectamente a qué se refería él, qué era lo que decía y por qué. Aquello terminaría en una discusión y sea el motivo por el que están aquí terminarían haciendo algo aún peor. - Y otra cosa, ¿cómo demonios son tan sucios los que quiera que hayan hecho esto? ¿No saben usar la puta pintura en los lienzos o qué? - 

Okay, aquel intento de pasarse de graciosillos con Ciel había sido un completo fracaso. Pocas veces Carter Caldwell se atrevía a hacer algo osado, y las veces que lo hacía siempre encontraba la forma de ser descubierto y castigado. A veces se preguntaba si se trataba de simple mala suerte genética o había sido un verdadero hijo de puta en otra vida y ahora pagaba su karma. Lanzó un leve suspiro, por suerte el castigo no era tan malo, aunque no podía decir lo mismo.

- Será mejor acomodar todo esto rápido así nos vamos antes. - Le dijo a Ciel, devolviéndole el empujón amistoso entre risitas. Le gustaba esa chica, era como su hermana mayor sustituta y una de las pocas que realmente le entendían. Haily era su mejor amiga y eso, pero últimamente la rubiecita estaba más interesada en ser popular que en otra cosa.

Se dispuso a ayudar a llevar los bastidores a la bodega junto a Ciel cuando observó que ninguno de los otros - un grupito de populares sin muchas neuronas - se movía. Arrugó la nariz, morderse la lengua y quedarse callado le fue imposible - ¿No piensan hacer nada? Ni sueñen con que vamos a hacer todo el trabajo nosotros.

Dios, cuánto detestaba a ese montón de inútiles.

¡Castigada de nuevo! No entienden mi arte, desde luego que no. No entiendo porque se cabrean por una simple pintada en el baño, ¡Es que no entienden el verdadero significado de la palabra arte! Todavía recuerdo la cara de indignación de la maestra que me encontró, ¡Menuda zorra chivata!

Un 31 de Octubre y aquí encerrada, ¡Con lo que me gusta hacer bromas en Halloween! Verdaderamente estoy bien jodida...

Sobre todo con todos estos aquí, algunos han empezado a hacer este trabajo tan cutre, y otros se quejan. Putos niños pijos quejicas.

Carter parece ponerle las pilas a Adrien. Al primero lo conozco de vista, y un par de saludos. Al otro, básicamente no quiero conocerlo.

No vas a partirte ninguna uña, tranquilo.- Bufo tirándole un trapo lleno de pintura a las manos, es hora de que haga algo.

Algunos guardan cosas en el fondo de la sala, para despejar el lugar. Yo me predispongo a recoger los montones de diarios viejos tirados por los alrededores. Cuanto antes empecemos, antes acabaremos... No quiero pasar la noche aquí desde luego.

¿Cuándo se va a terminar este puto infierno? Resopló Drew casi en voz alta. Todos los días después de clases, ahí estaba Drew en el castigo. Las caras cambiaban pero él siempre estaba ahí, puntualmente. Ya se había olvidado del motivo por el cual le habían castigado hoy. Eso o no le importaba. - Deja de lloriquear princesa y ponte a mover el culo. - Amenazó contra la rubiecita con ojos de cachorrito. Casi le daba gracia verla tan indefensa sin su manada.

- No seas tan malo, Drew. - Le regañó Naomi con el ceño levemente fruncido. Recordaba la primera vez que había estado en detención ¡Qué asustada estaba! Ahora, era algo casi esperable después de una intervención suya en St. Agnes. A los directivos no les gustaban los estudiantes con iniciativa. Tomó una bolsa de consorcio negra y se la alcanzó a la minion. - Toma, cariño, sostén esto y yo voy tirando los periódicos del suelo ¿Si?

Las palabras de Adrien me cabrearon de inmediato, tome una escoba y me acerque al él, le pase la escoba pegandole no muy fuerte en el pecho con el mango. -Toma la puta escoba y ponte a barrer, Adrien- le dije sin esperar a que reaccionara, di unos pasos atrás y mire a las "ladys".

-Todos queremos ir a la acampada, así que si no mueven sus putos huesos, de aquí no saldrá nadie hasta mañana, por que mis amigos y yo no pensamos darles el trabajo en bandeja, ¿entendieron?- chasqueo los dedos y grito -¡MOVE!-

Miro a los pijos con seriedad y cara de pocos amigos, Adrien la conocía y sabia que hablaba en serio y Carter y Liz sabían que era capaz; espero a que los pijos comenzaran a ayudar para continuar ella.

Mas que la acampada, lo que pretendia era salir del lugar rapido, darle el menor dolor de cabeza a su abuelo, pues ya se sentía bastante culpable por hacerle pasar estas incomodidades, y lo que menos esperaba es que el mismo conserje se pusiera a limpiar lo que los princesos no querrían y eso no lo soportaría.

La actitud de Naome me pareció considerada, era cierto que la minion era la primera vez que estaba aquí. -Gracias Naomi- le dije a la peliblanca con un gesto mas amable, ademas por ser considerada con Mady, pues  comprendía lo difícil que seria para ella esto.

Sobresaltada hice un esfuerzo porque las lágrimas no se me escaparán de los ojos al escuchar lo que me había dicho… eh… ¿Quién era? … y tome un respiro profundo  antes de pasar la mirada a la otra chica que me hablaba, “Drew” anote el nombre pronunciado en mi memoria, segura de que lo había visto antes, en cambio a la bonita chica que me hablaba si la conocía, aunque solo de mirada, Naomi Rain, le sonreí levemente ¡Al fin alguien amable!  Procure ignorar las palabras de los demás, aparte de ella no parecía haber nadie agradable ahí, y recibí la bolsa.

-S-si- conteste  con voz suave y avance tras ella con la bolsa  para que pudiera tirar los periódicos sin tener que regresar a mi lado – Gracias… –susurre en voz baja solo para ella- realmente no sabía qué hacer- dije intranquila, mientras más me alejara del otro chico mejor, “es verdad que hoy es la acampada” pensé entendiendo la prisa de los demás mientras tanto “no sé en qué pienso últimamente” mire a Ciel que había hablado dándole las gracias a Naomi ¿Por qué lo haría? Me encogí mentalmente de hombros y seguí concentrada en  Naomi y lo que hacíamos.  

Sigo recogiendo en silencio, pero no puedo evitar sonreir ante el regaño que Ciel ha soltado a los pijos idiotas. Esa es mi chica...

No puedo evitar recoger deprisa, seguramente a algunos le extrañaría peor es que realmente quiero salir de este castigo e ir a la acampada... ¡Es injusto que tengamos que estar aquí un día como este!

Recogiendo me pongo a la altura de mi amiga Ciel.

Tengo unas ganas de salir de aquí, cariño.- Le digo haciendo un mohín con la boca.- ¡Estoy deseando que comience la noche, Halloween es mi fiesta favorita! Según he oido, habrá alcohol...- Me río un poco de imaginar las caras que pondrían los profesores si descubriesen nuestros alijos de cerveza.- Además, estoy deseando escuchar las típicas historias de terror que se cuentan en las acampadas...

A pesar de que la fiesta de Halloween estaba a nuestras narices, no podía caer tan bajo y ponerme a limpiar como los demás. El desastre no lo había hecho yo, por lo que, no me correspondería a mi hacer el trabajo sucio.

De todas formas, quedarse hasta mas tarde y perderse de toda diversión era peor, por lo que, tome un paño limpio con cara de asco y empecé a fregar con todo el poco ánimo que tenía las manchas mas pequeñas que me encontrara a mi altura, puesto que no me iba a agachar a limpiar como una criada.

Las palabras de los outsiders ni siquiera me importaron, la guerra contra ellos nunca acabaría y una palabra mas que me dijeran, me resbalaba como siempre.

Paul miraba divertido al resto, moviendo unas cosas de un lado a otro para que pareciera que estaba haciendo algo, mientras daba una vuelta por la sala.

Alcohol habrá seguro, y espero que no sólo eso , eh Elisa ;) (dice mientras le da un pequeño codazo) 
Y tú, mi pequeño brioche rubito, alegra esa cara!!! Esta es nuestra noche, no dejes que estar aquí te amargue si estamos de lujo!! Mira, se me acabar de ocurrir algo más productivo...deberíamos ir empezando la noche desde ya... ¿Eso de ahí es un bote de Tinner verdad?? Sí, estos jóvenes aspirantes a Rob DenBleyker suelen usarlo. 

¿conocéis el clásico de la botella de aguafuerte con papel albal

? pues vamos a llevarlo a otro nivel,...

Comentaba todo esto mientras iba reuniendo todo lo que decía.
Con el Tinner añadido, esto será... una COLOCABOMBA!!! grita tras cerrar la botella con todos los ingredientes, agitarla y lanzarla al medio de la sala
 

- No hay problema, cariño. - Le respondió con una sonrisa amable a la rubiecita. No tardó mucho en ponerse a trabajar enseguida, a diferencia de muchos de sus compañeros a Naomi le apasionaba la idea de la acampada. Era bueno tener un poco de contacto con la naturaleza, y sobre todo con los grandes bosques que tenía St. Agnes. 

- Paul ni se te ocurra lanzar esa co... - Sus palabras quedaron al aire, porque el bromista del grupo ya había hecho de las suyas y había arrojado la botella al centro del salón de clases. La morena entró en pánico y su primer impulso fue arrojarse por la puerta del pasillo - ¡Salgan todos! - Ordenó, mientras su mano intentaba hacer girar el picaporte.

Y sin embargo no podía. Alguien había cerrado la puerta con llave cuando estaban distraídos. - ¡Está trabada!

No acabo la charla con Ciel, Paul ha intercedido. No puedo evitar reirme un poco cuando me da el codazo, tiene razón no sólo habrá alcohol. Pero lo otro no me interesa. El chico comienza hablarle a la rubia,  y yo vuelvo a seguir recogiendo.

De la nada, escucho como empieza a fabricar una colocabomba. Yo no lo voy a parar desde luego. Naomí le regaña, y va corriendo a abrir la puerta... Hay gente que no valora estas cosas. Pero escuchar que la puerta está cerrada me horroriza.

No puedo estarme quieta, no está en mi naturaleza hacerlo. Me lanzo hacia Naomí y compruebo yo misma que está cerrada.

Paul, ¿Sigue siendo parte de tu broma?- Le pregunto, porque sino lo es, alguien ha atrancado la puerta a proposito.

Me giro e intento ir a abrir las ventanas... No me gusta la sensación de no poder salir.

Carter terminaba de guardar los bastidores húmedos en la bodega cuando escuchó de casualidad la conversación que mantenían Ciel y Elisabeth, la chica mala del St. Agnes. - ¿Alcohol? Ahora es cuando se pone interesante... - Comentó con una tímida sonrisita, dudando un poco si la invitación le incluía a él también.

Su teléfono vibró anunciando un nuevos mensajes. Desbloqueó la pantalla y frunció su ceño al leer lo que Haily le estaba contando ¡Estaban jugando a la Ouija! Y él se lo perdía todo por estar en el castigo con un montón de perezosos. Lanzó un bufido y volvió a guardar el móvil en su bolsillo. Escuchó los gritos de Naomi sin entender lo que sucedía, y por la expresión de terror de algunos pudo adivinar que no era nada bueno. Su mirada se desvió hasta el centro del salón de clases cuando encontró la bomba que Paul había armado en cuestión de minutos - ¿¡Pero qué..?!

Y sin embargo cuando quisieron escapar, la puerta estaba trabada. Quiso acompañar a Elisabeth en dirección a las ventanas pero la bomba estalló antes de que pudiera moverse. Un pedazo de plástico salió volando por los aires y le rozó en el brazo, creando un corte no tan profundo. - Mierda... - Maldijo mientras se llevaba una mano para cubrirse la herida, aunque el olor que inundó la habitación se volvió tan insoportable que su herida había pasado a segundo plano. - ¡Abre las ventanas! - Ordenó impaciente, ya sintiendo un potente mareo y cómo le ardían los ojos.

Le sonreí a Naomi una vez antes de que Paul hablara, al principio le hablaba a Tyler, pero luego me hablo a mí… le mire un poco, aunque esta vez no tuve tiempo de darle una sonrisa ni nada, ¡oh porque!... Mis ojos se abrieron de horror a cada palabra que él daba, al tiempo que mis manos se cerraban con fuerza alrededor de la bosa que sostenía, lo demás ocurrió muy rápido, Naomi grito que no tirara eso, Paul la tiro igual, luego solo me entere de que Tyler y Naomi intentaban abrir la puerta que estaba cerrada, quizás para que no escapáramos del castigo, … haciendo un esfuerzo por no ceder al pánico, aunque ya había perdido todo el color de mi cara solté la bolsa y corrí a la ventanas tal como alguien gritara, un área cerrada llenaría el lugar de un humo dañino… y…  tenía que ayudar a abrirlas… mientras mi cuerpo comenzaba temblar…

Cuando escuche la explosión del objeto solté un solo grito de pánico… mientras mi respiración se hacía más rápida y mis manos se movían más a prisa, había que abrir las ventanas pronto… antes de que terminara por marearme.*