Partida Rol por web

Kingmaker

Parte Siete: Unificando los Reinos del Río

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04/04/2016, 01:48
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La Batalla de los Reinos

(Día 46)

Si la batalla anterior había tenido claramente los números a su favor, este no era el caso. Apenas nos superaban por un millar de hombres que era evidente no marcarían la diferencia.

El combate tardó en definirse menos de lo que era esperable. Como siempre, ataque primero, descargando una lluvia de fuego y muerte sobre las tropas enemigas que se vieron diezmadas brutalmente. Más de la mitad de sus hombres perecieron bajo mis alas y el resto echó a correr de inmediato, agobiados por tanta muerte.

Ordené inmediatamente la persecución de los restantes.

Almorcé en el baluarte de Gralton mientras el campo de batalla era limpiado de los casi diez mil soldados sureños calcinados. Mi ferocidad nunca había llegado a tales puntos de destrucción.

El sur era mio.

Notas de juego

Bajas Enemigas: 12.000 hombres

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04/04/2016, 02:09
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La Paz de Daggermark

(11 años y 5 meses)

Tras la decisiva Batalla de los Reinos, donde todas las naciones del sur quedaron indefensas, el avance inexorable de la Guardia Real y el Rey Dragón vio a cada una de las ciudades enemigas, exigiendo su absoluta e incondicional rendición.

Finalmente, reuní a los representantes de cada ciudad en Dággermark y firmamos un tratado de paz que otorgaba la soberanía de los reinos a Agnia, unificándolos y anexionándolos. Tuve que enfrentar ciertas resistencias interiores, políticas, pero dado el estado de cosas, la falta absoluta de hombres y de voluntad y la incapacidad de ofrecer la más mínima oposición me confirieron lo exigido.

Gralton y Sietearcos, ya ocupados, la poderosa ciudad de Daggermark, el pequeño Lambreth y el hogar de los gladiadores, Tymon, forman parte del Reino de Agnia.

 

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04/04/2016, 02:31
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La Anexión de los Reinos

(11 años y 9 meses)

La empresa de reunir tan vastos territorios y administrarlos con eficacia fue enorme y conllevó un arduo trabajo por parte de mis oficiales de gobierno y burócratas. La construcción de caminos y la adjudicación de predios de labranza. Poner la maquinaria productiva que movía los afinados engranajes que habían convertido a Agnia en el reino más poderoso de esta convulsionada región no era tarea fácil, pero fue necesario y urgente.

Ante los ojos de los conquistados se comenzaron a mover ingentes cantidades de trabajo, personas y dinero. Sus tierras nunca se habían visto tan alborotadas, las ciudades tan populosas ni los caminos tan concurridos. Una verdadera revolución económica y ese era el plan, muy a pesar de las casi constantes revueltas en contra del nuevo rey y de la nueva situación que se les antojaba tan ajena.

Durante estos meses la Guardia Real tuvo que ir de un territorio a otro, de una ciudad a otra, acallando los rebeldes. Aunque principalmente las voces opositoras no se dieron en los campos, sino en las cortes. Mis enemigos vestían sedas y portaban junto a sus nombres sofisticados títulos. Tratar este tipo de enemigos requería otras formas diferentes a las utilizadas con la chusma.

Aún así, varios meses más serían necesarios antes de poder estabilizar al completo todas las tierras y ciudades conquistadas luego de esta abrumadora expansión. ¿Dónde depositaré mis ojos ahora? ¿Acaso será la unificación de los Reinos bajo mi estandarte?

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04/04/2016, 20:41
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Saeral "el Constructor" y el Forjador de Golems

(12 años y 4 mes)

Tantas eran las memorables acciones que perdurarían en los libros de historia de los pueblos del Sellen que muchos nombres y dignidades me eran asignadas por mis súbditos. "El Conquistador", "El Terrible", "El Bueno" y últimamente, "El Constructor". Si bien hacía años que la estrategia de Agnia venía dando resultado e impactando en la realidad cuando miles de albañiles abandonaban las ciudades para cimentar largos caminos uniendo las urbes, o cuando los obreros se reunían como hormigas en las altas murallas levantando enormes grúas y trabajando unidos para colocar cada piedra. 

Pero nunca antes había invertido tanto oro y sudor en una empresa tan gigantesca. Multitud de ciudades, otrora pequeñas, otrora devastadas por la guerra, ahora se inundaban de albañiles que levantaban torres, fortalezas, murallas y alcaldías. Extendían las calles y los caminos y mares de gente extranjera, del sur y del norte, del este y del oeste, llegaban colmando las casas, ocupando las granjas y abarrotando los mercados.

Los bosques hervían con obreros construyendo aserraderos y leñadores abriéndose paso entre las malezas. Entre las rocas de las montañas los picapedreros creaban túneles y sanjas en las faldas, cortaban y partían las piedras y las cargaban en los cientos de bueyes que luego caminaban con parsimonia hasta las urbes o hasta los finales de los caminos, donde esas piedras se unían a otras miles en las murallas o en las carreteras.

Ni los reinos del río ni los reinos cercanos ni ningún otro reino de Avistan había visto tal desempeño y desarrollo ni tanta adrenalina en tan escueto espacio de tiempo. Solo cuando las ciudades revivieron con alegría y miles de habitantes se asentaron en sus nuevos hogares las personas de los más recientes territorios comprendían el bien de pertenecer a Agnia.

Tanto dinero entraba en las arcas y tantas personas vivían ahora en una de las ciudades más populosas del mundo entero que la Guardia Real parecía ser insuficiente como para proteger a su vez el reino y el palacio. Mis fieles soldados, que descansaban de las sangrientas guerras, serían asistidos por nuevos sirvientes mágicos en lo concerniente a la protección de la Fortaleza Roja, en Altalanza. Encargué a mi amigo, Darvan, que utilizara sus dones como herrero arcano para fabricarme unas criaturas capaces de sobreponerse a cualquier amenaza.

Se necesitarían ingentes cantidades de oro, pero era una inversión que estaba dispuesto a pagar por garantizar la mejor de las seguridades en mi propio hogar. Además, lo épico de la misión se escucharía como un mito desde todas las esquinas del globo. Un ejército de golems de hierro custodiando mis aposentos y mi casa, la fuerza más poderosa que un gobernante jamás tuvo a su disposición. ¿Cuántos crearía? Los que pudiera pagar por tanto tiempo como Darvan pudiera golpear el yunque con su martillo. ¡Ciento cincuenta mil monedas de oro! ¡Una brutal fortuna solo para poder forjar un solo golem! Pero aquellas bestias lo valían. Además el tesoro de mi palacio recibía varias veces esa cantidad al mes... era una suma que me podía permitir. Los "Centinelas de Hierro" nacerían del martillo, del fuego y de la fragua.

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05/04/2016, 04:57
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Sometiendo Uringen

(12 años y 5 meses)

El reino superviviente del bosque, la ciudad que existía entre dos mundos, no pudo mantener por demasiado tiempo su neutralidad, alejada de mis ambiciones. Pronto regresé mi atención a esta gran arboleda que reclamaba ingresar en mis dominios para que sus riquezas fueran explotadas.

Una misiva arribó a la ciudad viajera de Uringen durante los primeros días del mes, indicando que a partir de aquel momento la ciudad y todo el bosque pasaban formalmente a la soberanía del rey de Agnia. Mis objetivos estaban claros, antes de culminar el año quería unificar los Reinos del Río bajo mi estandarte y coronarme como el Emperador de Agnia. Pero este anhelo de mi corazón era desconocido para todos salvo para mi, y solamente mi. 

Quizá la reina de Kyonin sospechaba algo o había leído en mis ojos la respuesta, pero salvo ella, nadie tenía pista alguna de mis intenciones en lo referente a mi nuevo título. Que vestiría en largas celebraciones. 

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05/04/2016, 15:53
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Lord Parsall y la Ciudad en Ruinas

(12 años y 6 meses)

Agnia era ya una superpotencia continental. Todavía nos hacía falta salir al mundo para nuestro reconocimiento, pero los rumores del nuevo poder del norte habían llegado a todos los rincones de Avistan, al menos. Los que ya no me percibían como un mito o un cuento de viejos decrépitos eran los países y pueblos vecinos.

Liberthane, un pequeño bastión con apenas doscientos habitantes y grandes ambiciones, terminó por ceder ante lo inexorable. Lord Parsall, un galtiano de familia noble e ideas caducadas de unificar los reinos del Sellen, me envió una carta, invitándome a su casa y ofreciéndome sus servicios. Poco tardé en aparecerme en su puerta y demostrarle que estaba tomando la decisión correcta.

Lo llamé a Altalanza, donde podría tomarle juramento en la Corte, frente a mis oficiales y capitanes, con todas las solemnidades requeridas. En realidad, deseaba que viera por sus propios ojos mi capital y todo lo que había logrado construir en tan pocos años.

Decidí entonces también dominar los bosques de aquella parte del territorio, estableciendo una frontera con Galt, una nación convulsionada y que probablemente fuera una buena presa en el futuro, cuando los Reinos fuesen unificados bajo mi mando. En ese pequeño bosque se encontraban las ruinas de un antiguo asentamiento élfico. Según los libros de historia aquella era Nystra, una renombrada ciudad productora de las más finas sedas. Decidí entonces refundarla, para tener fronteras protegidas con Galt y explotar las riquezas del bosque.

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05/04/2016, 16:17
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El Bosque de Hymbria

(12 años y 7 meses)

Mi próximo avance fue sobre un reino limítrofe del sur, una arboleda de elfos muy influenciada por Kyonin pero que resistía todos los intentos de anexión. Los señores del reino de mi enamorada enviaban tiradores para diezmar las filas de los elfos libres que protegían Hymbria con sus vidas pero unos pocos montaraces teniendo escaramuzas entre los matorrales no se comparaban a una invasión del Reino de Agnia. La Guerra de los Reinos, como se le conoció al enfrentamiento que tuve con la Coalición del Concilio Marginado, dejó marcada a fuego en las mentes de los sellenitas las consecuencias de oponerse a mi voluntad.

Fue así como llegué hasta el pueblo de Mimere, escoltado por varios elfos que se creían invisibles entre las hojas. Intercambié algunas palabras con varios habitantes hasta llegar al gobernante de toda Hymbria. Feriel Nellmyr era un elfo a todas luces notable. Conducía su pequeño país con la flexibilidad necesaria para la supervivencia, defendiéndolo a capa y espada de los invasores del sur.

Pronto comprendió que no me retiraría y que sus opciones eran limitadas. Su mejor opción era doblar la rodilla ante mi y encomendarse bajo mi mando. Aceptó estas condiciones e Hymbria pasó a formar parte del Reino.

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05/04/2016, 17:15
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La Reverencia de Cordelon

(12 años y 8 meses)

El reino de Cordelon solía ser un país de elfos, pero sus fundadores se marcharon hacía mucho tiempo. En la actualidad, Cordelon era una nación neutral de comerciantes, con dos asentamientos muy pequeños.

Novoboro era una patética capital y dentro del bosque se encontraba el segundo pueblo de aquellas tierras. Recientemente esta villa había sido sometida por un mercader y sus mercenarios, su población esclavizada y obligada a trabajar para el comerciante.

No me costó muchas palabras hacerles comprender a los gobernantes de Novoboro que vivirían mucho mejor si se encontraban dentro del Reino de Agnia, una nación muy poderosa, en constante crecimiento y que podía atraer abundante comercio y habitantes a las ciudades del sur. Además, les ofrecí mantener sus posiciones, como siempre.

Con el acuciante problema de la villa esclavizada y su incapacidad para soportar con comodidad el invierno, Cordelon se arrodilló ante su nuevo rey. Ese mismo día ataqué la villa de Bacul Gruii con un centenar de esqueletos. El mercader fue mi prisionero y masacré a sus mercenarios.

El mercader fue colgado desde la torre de Novoboro por sus crímenes contra mis nuevos súbditos.

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05/04/2016, 17:29
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La Carnicería de Riverton

El pueblo del Lago Kallas era un sitio extraño, habitado por más de quinientos fanáticos de la diosa Hanspur y gobernado por un supuesto mesías elfo llamado Naerel "El Dos Veces Nacido". Este sitio no tenía nada de importante, era pequeño y sobrevivía pescando, pero su posición estratégica era verdaderamente importante. Ubicación que estaba necesitando controlar para controlar el acceso a todas las bifurcaciones del Río Sellen hacia el norte y que comunicaba todo el gigantesco territorio de Agnia.

Me presenté e intenté convencer a Naerel de su beneficio al servirme. Nada funcionó, ni las palabras, ni las intimidaciones. Sobrevolé el pueblo levantando paredes de piedra a su alrededor, encerrando a todos sus pobladores dentro. Invoqué cinco demonios vrok que les atacaron sin piedad y contemplé el espectáculo desde el aire, lanzando conjuros de "revivir a los muertos" para que de entre los cadáveres de los finados se alzaran esqueletos que continuaran la carnicería.

Esto fue sistemático hasta que nadie quedó en pie y todos fueron asesinados. Incineré la villa, acabando con cada edificio, cuerpo y rastro. Nada quedó en Riverton ni siquiera las historias de lo que había pasado, eso quedaría conmigo.

Con poderosa magia borré hasta el último rastro de aquel pueblo y de toda vida previa al nuevo renacer, por que fundé posteriormente una ciudad, allí mismo, con el mismo nombre, en conmemoración de los muertos y con el objetivo de controlar la entrada a Agnia.

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05/04/2016, 20:41
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La Conquista Final: el Protectorado de la Marca Negra, las Cascadas de Loric y las Tierras Perdidas.

(12 años y 9 meses)

El Protectorado controlaba un tramo del Sellen, se trataba de un paraíso de piratas, una nación donde bandoleros de las aguas se sentían seguros de cualquiera que intentara impedir sus robos y saqueos.

Por otro lado, las Cascadas de Loric eran territorio salvaje. Antiguamente se trataba de una nación de enanos que aprovechaban sus recursos geológicos como sus mármoles y gemas.

Pronto las tribus de ogros y goblins abundaron y superaron a los magníficos artesanos. Desde entonces es una región salvaje que pocos se atreven a explorar.

Las Tierras Perdidas estaban reclamadas por horribles criaturas del lago y del Bosque Echo. Ruinas abandonadas llenaban los paisajes, ocultándose de los viajeros entre ciénagas y arboledas. Durante las noches se escuchaban los perturbadores quejidos y chillidos de las bestias que reinaban sobre este trozo de tierra.

Cuando las pesadas botas de la Guardia Real invadieron los campos y los bosques los monstruos poco a poco fueron encontrando la muerte, y la otrora caotica tierra fue siendo ordenada bajo mi ley. El Protectorado del Marqués Negro fue destruído, los buques encontrados quemados y Puentemuerto conquistado. Los ogros y goblins fueron masacrados, generalmente en sus nidos, junto a sus asquerosas y muertas víctimas, pereciendo igual que estos.

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05/04/2016, 21:06
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El Imperio Agno

(13 años)

Tras la unificación de todos los indomables Reinos del Río, Agnia era más poderosa que la mayoría de las naciones de Avistan. Por ello, debía dejar claro que mi posición era indubitablemente superior a la de cualquier monarca vecino. Decidí que la forma del reinado no era suficiente para gobernar mi nación, la cual se convertiría en un grandioso imperio, administrado consecuentemente.

Se realizó una ceremonia de recoronación, donde se me entregó una bellísima corona de emperador y un cetro a la par. Todos mis importantes súbditos asistieron a la festividad en la Fortaleza Roja, un palacio como pocos existían en el mundo, custodiado por el poderoso cuerpo de Centinelas Negros, mis golems de hierro y magia.

Muchos monarcas fueron invitados para la ocasión, la mayoría de ellos como una mera formalidad, pero era esperable que al menos por curiosidad asistieran. Las naciones vecinas fueron las primeras en ser invitadas y casi todos sus soberanos asistieron.

Representantes de Numeria, Absalom, Taldor, Druma, Andoran, Cheliax, Últimomuro, Nirmathas, Molthune y Mendev, llegaron a Altalanza. Así como la Reina Telandia de Kyonin, un Miembro del Consejo Revolucionario de Galt, el Príncipe de Mendev y un Heraldo de Ustalav, también hicieron su aparición a la ceremonia.

El Dios Vivo de Razmiran consideró esta ocasión "demasiado mundana" para su altísima divinidad. Consideré esto como un ingrato insulto que sería pagado en el futuro, luego de algún tiempo de paz, cuando la reestructuración del ejército imperial sea consolidada.