Partida Rol por web

-Nos honra con tal confianza príncipe Arthas.- Dije mientras hacia una leve reverencia con la cabeza.- Espero no decepcionarlo.- Después de aquellas palabras el viaje fue tranquilo. Dedique unos momentos a explicar a Alanís que el punto mas conflictivo de la tura estaba al subir la colina de nuestro destino o al bajarla. Era un lugar bastante factible para una emboscada, aunque el encargado me hubiera asegurado que al haber siempre gente nadie se arriesgaba.

-Si bien el mejor momento en el que ataquen sea cuando salgamos de vuelta, poseerían u ataque limpio por retaguardia a la par de un campo de visión mayor por la elevación natural…- Explique tranquila a Alanís mientras con trazos agiles dibujaba en una de las hojas la situación.-… también es el mayor inconveniente, ya que estando pendiente abajo podríamos continuar avanzando y, si intentaran bloquear la huida, veríamos venir su emboscada.- Por muy ancho fuera el camino, siempre se podía bloquear.- No, si nos atacan será cuando lleguemos. Por la pendiente no podremos ver bien si tienen un bloqueo preparado, si nos atacan por el frente, las carrozas no tendrán tiempo de dar la vuelta, si nos atacan por retaguardia, los caballos no podrán correr contra pendiente tirando del carromato.

-Sera en este punto cuando mas alertas tendremos que estar.- Dije haciendo un circulo en el esquema de subida que había dibujado.- Y hablando de ello…- Me asome un momento para ver por dónde íbamos, prácticamente ya estábamos en la zona del conflicto.- Haremos como dije, iré con el cochero para tener mejor percepción de lo que puede ocurrir en el exterior.- Mi mirada se dirigió hacia el conductor y se frunció levemente, con cuidado pues el carromato estaba en marcha, me senté en el lugar contiguo del cochero. Había lugar para ambos.

- Un buen día ¿verdad?.- Pregunte al cochero de forma tranquila.- Ojala el tiempo siga asi para la vuelta.- Mencione mientras elevaba la cabeza haciendo parecer que miraba el cielo cuando realmente miraba la colina.- Casi me recuerda a los días de entrenamiento con mi padre… Venga, no estés tan nervioso aunque sea un sitio propicio para un ataque, aunque lo hicieran deberían estar locos.- Intente calmarle. Si estaba tan nervioso era probable que supiera con seguridad que nos iban a atacar… incluso podría ser un traidor, pero una acusación como aquella no se podía hacer únicamente por verle a alguien temblar las manos.- Además, ya tenia algo pensado para compensar el problema de visión.- Mientras lo decía me levante del asiento y descolgó el segundo tomo que llevaba colgado en el lateral.

Este ya no era un simple libro de escritura. Con el libro sujeto con una sola mano este se abrió por el centro y las hojas empezaron a pasar como por arte de magia.- Kazakit-ha Ghalhar, Haraz izor.- Susurre mientras las hojas pasaban. En cuanto termine de pronunciar las palabras mis pies ya no estaban en contacto con el suelo. Veríamos si no había ningún enemigo en aquella subida. Después de todo a vista de pájaro se vería todo. Sin esperar respuesta del cochero empecé a elevarme hacia el cielo a gran velocidad.

Al encontrarnos con el representante y su guardaespaldas me quedo callada escuchando y pensando "Menos mal que Feris no ha venido o ya hubiera habido un primer choque de egos con el Señor Archibald". Idea ante la cual sonrío y sigo atenta a las palabras del escolta.

La verdad es que pensé que entre nuestra llegada y la vuelta tendríamos un par de horas para poder hacer descansar a los caballos y aprovechar ese tiempo. La desilusión por lo apresurado de nuestra partida me hace no querer discutir la formación planteada y simplemente asentir, posicionarme con mi caballo, ponerme la capucha y esperar la marcha.

Una vez en mi posición miro los posibles puntos vulnerables de la carroza y calculo mentalmente mi tiempo de respuesta para cubrirlos con mi escudo. Ciertamente tiene sentido que vayamos una a cada lado pues si hay una emboscada delante o detrás podemos cubrir el asalto ya sea aminorando o aumentando el ritmo sin demasiado problema pero un ataque por los flancos es muy difícil de defender desde otra posición que no sea el propio lateral de la zona a cubrir.

El camino hacia la ciudad con Sutera fue muy tranquilo, ambas hablaron sobre los pormenores de la misión y la ciudad hacia donde se dirigían mientras avanzaban a través del camino adoquinado. A la vez que vigilaban que no hubiese ninguna presencia sospechosa que pudiese poner en peligro al embajador en el regreso al castillo.

Una vez allí se bajó del caballo y se cuadró ante el hombre que parecía molesto. Por un lado quería decirle que no fuese caprichoso, pero entendía que las negociaciones debían proceder de forma suave y fluida.

— Discúlpenos señor, hemos acudido con la mayor premura posible. El rey propio rey nos ha enviado y le está esperando para reunirse personalmente.

Con educación le recordó que se trataban de unas enviadas del rey y que se dirigía a una negociación con él a ver si se le bajaban los humos durante el camino. Una vez el embajador estuvo dentro de la carroza, asintió al guardaespaldas pelirrojo que les indicó como colocarse.

— Tiene razón. En el camino de ida no hemos presenciado ningún elemento sospechoso, pero nunca sobra ser precavido. Así que estaremos vigilando el entorno. 

Se colocó en el lado opuesto a Sutera y emprendieron el viaje de regreso al castillo. 

— Toda la razón. Espero que el viaje le sirva a Archibald para calmarse un poco, y como bien dices no tenemos razones para desechar la idea del guardaespaldas. Solo podemos rezar para que sea un viaje tranquilo. No noté nada extraño y prefiero no hacerle esperar mucho más, además el camino principal es el que está siempre en mejor estado. 

Mientras andabamos a nuestro destino, aunque Feris era un tanto callado yo si que hablaba y mucho. Tanto es así que incluso entre algunas divagaciones, le pregunté un par de cosas - Bueno, cuentame un poco de ti - Digo bajando la mirada desde la cima de su cabeza - Eres mi compañero y te conozco nada más que de vista y... bueno por otras cosas, pero apenas se nada de ti. ¿Qué sueles hacer para divertirte? ¿Qué te gusta en general? ¿Tu plato favorito? ¿Y color? ¿Te gustan las flores? Aunque supongo que más bien te gusta la caza... ¿Quieres mucho a tus hermanas? Vamos cuentame más sobre ti venga vaaaaa que me aburro - teniamos un pequeño camino antes de llegar y era obvio que quería conocerlo mejor a fin de cuentas no tenía a mi hermanito - Si Fio hubiera venido por aquí me estaría dando conversación. - No quería hacerle sentir mal, pero era un hermano y como tal también tenía hermanas y seguro que Sutera era tan adorable y mona como yo cuando hablaba.

Tras la conversación llegamos al punto de destino y comencé a volar con mi estatura pequeña hacia el granjero - Si señor, somos los caballeros reales de diamante. Yo soy Faith, y aunque no tenga a mi hermanito conmigo, tengo a este grandioso guardían para cuidarme y bueno, ayudarle con el problema. - Me presenté con un poquito de paripe. No tardó en centrarse en la tarea que nos aguardaba así que miré a Feris extrañada y me encogí de hombros para seguir al granjero.

El granero sin duda era enorme y ya tenía ganas de ver a los animales de dentro. Mi cara lo reflejaba, al igual que reflejaba mi decepción al saber que solo estaría el fantasma - Vaya... ¿Los animales están bien? ¿Ha hecho algún tipo de daño más además de robar la cosecha? Me refiero... que haya salido de el, no como defensa - Al abrir la puerta, al fin vemos al fantasma. Era increible, medía poco menos de mi estatura normal y aunque el ambiente estaba oscuro se podía ver con los pocos rayos que se reflejaban hacia dentro. Al verlo me sorprendí y pensé en Feris - Seguro que querrá atacarlo de primeras...

Tras unos pocos segundos de pensar chasqueé los dedos - Luciernaga - Hice aparecer una pequeña bola de luz que empezó a bailar alrededor mia - Feris, dejame ir primera ¿Vale? Por si acaso, estate en guardia, pero quiero intentar algo. - Entonces respiré hondo, tratando de no aparentar estar nerviosa y me acerqué poco a poco volviendo a mi tamaño natural, pues no quería parecer una amenaza. Me acerqué al montón de verduras y tomé un tomate, para luego alzarlo mostrandoselo al fantasma y preguntarle - Oye ¿Puedo comermelo? - En caso de que sus acciones indicaran un claro no lo devolvería, pero mi intención era hablar con calma - Debes de sentirte muy solo, siendo el único fantasma por aquí, y además tienes que tener mucha hambre para haber robado tanto. ¿Te importaría hablar conmigo un poco? - Durante todas mis palabras, me mostré serena, calmada y alegre, tratando de ganarme al fantasma para que no atacara.

El camino que tenía pensado como algo corto se comenzó a hacer eterno para Feris, a Sutera le encantaba hablar pero aquello estaba a un nivel diferente, sumando al echo de que no le hacía gracia no poder ver a su interlocutor encima de su cabeza, hizo que al final se mosqueara y agitara la cabeza para sacar a Faith de la misma.

-A partir de ahora la cabeza está prohibida, en el hombro no me importa- Comento hacia el hada mientras volaba. En su cara se podía ver el enfado, o asi hubiera sido si no fuera porque su cara siempre se mostraba con la misma mirada. Mientras echaba a andar de nuevo y Faith se apoyaba esta vez en su hombro sin mucho interés a todas las preguntas- Cazar, entrenar, carne de jabalí, nunca lo he pensado, no…- Por un momento pareció dudar de que contestar sobre si le gustaban sus hermanas, ¿un hombre que iba de tipo duro admitiría eso en público?- Supongo…

Puesto que Faith se adelanto a hablar, Feris simplemente se mantuvo en silencio escuchando los detalles que el granjero les contaba.

-Entonces el fantasma no ha hecho ningun daño grave, ni siquiera ataca a la gente si no es defensa propia y lo primero que has echo es correr a que los caballeros reales arreglen el asunto por ti mientras esperas aquí temblando como una hoja…patético, este trabajo a veces es una mierda.

No tenía intención de lanzarse contra el fantasma nada más verlo, aunque claramente no tenía pensado un acercamiento tan suave como el de Faith. En cualquier caso su compañera parecía tener un plan asique se mantuvo callado a su lado mientras observaba las reacciones del fantasma, alerta ante cualquier acto de agresión.

Por el camino, iba guiando a Grand con paso tranquilo, pues mi compañero parecia bastante temeroso y no queria que ningun sobresalto acabase en un infarto malafortunado. Ademas, para que no se aburriera, intenté mantener una conversacion aleatoria

-Asi que vienes del bosque...-comienzo-yo tambien pase un tiempo viviendo en él, bueno, mas o menos-me llevo una mano al casco, apoyandola detras del yelmo-en mi entrenamiento tuve que recorrer el continente de sur a norte y varios kilometros sucedieron por bosque, asi que me debi haber pasado cerca de un mes bajo las ramas. Encontrar comida no era del todo facil, pero se lograba, pero el tema del refugio ya era otra cosa...-bajo la voz un poco, viendome a mi "yo" del pasado corriendo por un bosque oscuro, buscando, temeroso, cualquier agujero donde poder esconderme y descansar

Sin embargo, el tiempo de tertulia termina casi al instante en el que llegamos al bosque donde teniamos que ir. Apenas nos adentramos y nuestro objetivo se hace presente en forma de tres trios de goblins. Sujetando con una mano las riendas, me giro sobre mi mismo y agarro mi lanza.

-Agarrate-le digo a Fio, mientras azuzo a Grand para placar contra los goblins

Luego de calmar al cochero, quien por tus palabras dejo de actuar de manera preocupante, ascendiste a una buena altura desde donde pudiste observar el camino que deberían subir para llegar hasta el pueblo. No viste nada fuera de lugar, nadie subía ni baja delante, por lo que tendrían el camino despejado. Una vez observado lo que querías, volviste a la carroza para no sobrepasar el límite del hechizo.

Sin ninguna razón para detenerse, continuaron la subida.

-Hm... Tienes razón. No debería preocuparme tanto -respondió el príncipe con una sonrisa amable. -. En realidad yo tengo pocas historias; No salgo mucho del castillo que digamos... Tal vez luego de charlar un poco tu puedas contarnos sobre tus misiones.

Era cierto que Arthas no salía mucho a explorar el reino, pues como príncipe no tenía la facilidad de salir como la tendría cualquier otro, y es que debía mantenerse seguro en el castillo, pero eso no le impedía salir de vez en cuando como es el caso ahora.

Iba aferrado al frente con las alas alicaídas para que no molestasen a la visión de Yurrax, después de todo era quien estaba llevando las riendas en aquel momento y no quería causar problemas. Se sentía nervioso por estar al lado de alguien a quien no le podía ver los ojos pero por primera vez en años, dejaba poco a poco de verlo como a algo inhumano y metalizado, como jamás había tenido el valor de acercarse no lo había descubierto y ahora quizá se arrepentía un poco, pero aún no cesaba el hecho de desconfiar pues su piel se erizaba al contacto con el metal. Se sorprendió cuando empezó a hablar, en ese momento se sintió mal por no haber empezado el, se notaba que Yurrax quería romper el hielo por lo que no se quedó atrás a pesar de que su voz se escuchaba débil y tímida, no estaba su hermana al lado para darle ánimo ni confianza y eso lo dejaba en... su naturaleza por defecto.

-Ss..sí... Arrastraba la S ante la pregunta y siguió escuchando mientras miraba las placas que cubrían al caballo. -Es... es difícil vi-vir en el bosque si no eres... umh... si no eres uno con el... Paró de hablar por un momento y prosiguió esperando que no le sentara mal. -Cuando... cuando te sientes en comunión con el... es un lugar hermoso... el cual echamos mucho de menos mi... mi hermana y. . . 

En ese preciso momento terminó la tertulia, pues tenían compañía a lo que hizo caso de Yurrax aferrándose al caballo mientras este lo azuzaba para ir contra los goblins.... "Ay no.. la... la lanza... que no se rompa... que no se rompa..." cerró fuertemente los ojos ante ese pensamiento y decidió que era hora de ponerse manos a la obra también, haciéndose pequeño, empezando a volar siguiendo bastante bien el ritmo de Yurrax mientras sacaba su báculo y se adelantaba para quedar sobre las cabezas de aquellos seres, lo suficientemente alto como para que no le alcanzaran y empezó a brillar toda la zona donde se encontraba su corazón, pronto la canalización y brillo empezó a fluir por el báculo hasta que se materializó en 9 esferas que pronto estarían listas para atacar, pues estaban a la espera de la acción de Yurrax.

-Cua-cuando arrolles alejate... ¡no quiero que te de mi magia!.... Logró gritárselo alzando la voz con un esfuerzo bastante grande para el.

"No quería hacerles daño... no quiero hacerlo pero... van armados y no puedo dejar que hagan daño a nadie..."
 

Luego de que Elizabeth regresase al carruaje, comprobando que no vio nada sospechoso durante la subida, continuaron el camino hasta el pequeño pueblo que esperaba en la cima de la colina. Una vez allí, fueron recibidos por las personas que les abrían paso para permitirles pasar sin inconveniente alguno. Una vez el carruaje del príncipe llego al centro del pueblo, se detuvo y todos los caballeros zafiros bajaron de sus caballos y carros para ponerse en posición; de manera ordenada, se ubicaron en la mayoría de cruces, entradas y salidas del pueblo, permitiendo así tener toda la zona cubierta y tener buena comunicación y visión entre todos.

Una vez todos estuviesen en su lugar, el príncipe bajo de su carruaje. Como era de esperarse, ya lo esperaban las personas del pueblo arrodilladas ante él. Arthas mostró una agradable y relajada sonrisa mientras alzaba la mano.

-Por favor, sigan con su día con normalidad. Solo vine a hacer una visita, no quiero interrumpir a nadie -dijo amablemente antes de bajar la mano y buscar entre la multitud a aquel que había venido a ver.

Cuando todos se colocaron de pie luego de las palabras del príncipe, un chico de más o menos su edad salió de entre la gente saludando con la mano en alto.

-¡Arthas! ¡Cuanto tiempo! -le saludo el chico con alegría. Tenía cabello marrón, camisa celeste y pantalón gris, además de la piel un poco tostada por el sol.

-¡Mark! Vaya que te has descuidado -bromeó Arthas.

-Yo no tengo cientos de trabajadoras que velan por mis cabellos -le respondió riendo el chico. -. Vamos, no deberíamos quedarnos aquí afuera teniendo todo preparado en casa.

Tomando confianza con el príncipe, el cual era su amigo de la infancia, se lo llevo a una de las casas del pequeño pueblo, donde ya esperaba una mesa con mantel blanco, una botella de vino y un par de copas. La casa tenía una decoración sencilla y agradable.

Ambos chicos tomaron asiento, se sirvieron un par de copas y hablaron de sus vidas, recordaban lo que hacían cuando eran niños, daban sus opiniones sobre ciertos temas políticos... Cuando ya llevaban la mitad de la botella, Mark se paro y fue hasta unos gabinetes cercanos para sacar otras dos copas y empezar a servir en ellas, disculpandose por no haberles ofrecido antes a ustedes; El príncipe hizo un gesto con la cabeza mientras sonreía en señal de que les permitiría beber, aunque siendo él seguramente lo que estaba haciendo era pedirles que aceptasen las copas por su amigo.

-Ella dos están recién ascendidas a Diamantes, pero no tengo dudas en que se merecen el puesto -comentó Arthas pasando a verlas. -. ¿Que tal si cuentan algo sobre alguna de sus misiones? Supongo que deben tener historias para contar.

Sin tener respuesta al comentario de Feris, el granjero se aparto un poco del granero para permitirles trabajar como era debido.

Cuando Faith se acerco un poco a la colección del fantasma, este giró rápidamente la cabeza para clavar la vista en el hada, pero sin realizar ningún movimiento que pareciese agresivo. Ante la pregunta de Faith sobre si podía comerse lo que había tomado, el fantasma no hizo más que terminar de comerse lo que tenía en la mano; no había dicho que no, así que...

Por más que Faith le hablase, la criatura no respondía, simplemente le seguía viendo mientras tomaba más verduras y frutas y seguía comiendo.

-¡E-El fantasma no habla...! -comentó desde una distancia segura el granjero para que terminasen de enterarse.

Luego de cansarse de escuchar a Faith, la criatura dejo de comer y estiro un poco las manos, luego flotó hacia la entrada del granero lentamente, donde esperaba Feris. Se detuvo delante del lobo, elevandose un poco para quedar a su altura y mirarlo fijamente a los ojos. Obviamente pasaba de Faith, pero tenía su atención puesta en el Jujin.

-Su...te...ra... -pronunció lenta y pesadamente el fantasma a Feris.

-¡Ha hablado! -se sorprendió el granjero, ahora aún más apartado por el acercamiento del fantasma a la entrada.

-Fí...o...

Los brazos del fantasma empezaron a alargarse mientras sus dedos se afilaban peligrosamente.

-Eli...za... beth... -y en un repentino movimiento, el fantasma alzo el brazo derecho e intento dar un terrible zarpazo en el pecho de Feris.

Cuando Feris escuchó los nombres que el fantasma pronunció, frunció el ceño molesto. El ser se había convertido en un objetivo a eliminar por Feris únicamente por haber mentado a sus hermanas, y se había confirmado como hostil al alzar sus garras contra él

Alzando su arma los más rápido posible consiguió interceptar el ataque dirigido a su pecho. Con la garra bloqueada con el asta de la naginata, Feris encaraba el rostro del fantasma sin retroceder un ápice.

-¡Se acabaron la negociaciones pedazo de basura flotante!

Tras ver como el fantasma, se movía y parecía estar estable, pensé que el pobre podría irse con tan solo hablar un poco más con el, pero al acercarse a Feris y mencionar los tres nombres me asusté un poco. Apenas pude percibir que el fantasma atacó a Feris, pero por suerte este lo bloqueó - Feris no. - Pero era demasiado tarde, estaba cien por cien segura de que el fantasma y de que Feris, no se detendrían.

Con un paso fuí transformandome en mi versión más pequeña para pasar entre Feris y el fantasma - FERIS CIERRA LOS OJOS - grité antes de pasar justo por la cara del fantasma y gritar: - ¡Destello! - Provocando un fuerte impacto de luz a mi alrededor para cegar al fantasma - Eso lo entretendrá un rato, no dejes que vuelva a decir el nombre de mi hermano. - Ya no hay vuelta atrás, y para que negarlo... no quiero que salga de aquí y sea capaz de buscar a Fio.

Casi simultáneamente al destello de Faith, Feris hizo girar la naginata desde el centro del asta para librarse de la garra. Al tiempo que las garras del fantasma se elevaban el filo del arma describía una trayectoria ascendente dispuesto a partir a sus enemigo en dos.

Ante el ataque en embestida de Yurrax, el grupo de goblins al que se dirigía no pudieron hacer más que intentar saltar a los lados para esquivar, pero su tiempo de reacción fue muy lento: fueron impactados por el caballo y por la lanza, recibiendo lo que para ellos eran fuertes daños que les dificultaría levantarse, pero aún podían seguir en combate.

Siguiendo el combate, las criaturas no pudieron reaccionar de ninguna forma al ataque de esferas que lanzó Fío; muchos intentaron cubrirse sin éxito, no era fácil cubrirse de la magia sin usar nada, pero igualmente las esferas causaron daños penetrantes en las criaturas. Aquel grupo de goblins que antes fue embestido por Yurrax termino incapacitado en el suelo.

El resto de goblins no parecían estar alegres. El grupo más cercano se lanzo de un salto hacia Yurrax para intentar tirarlo del caballo a base de golpes con sus dagas en su armadura. Por otro lado, el grupo restante se lanzo a por Fío con las mismas intenciones, sabiendo que un hada no resistiría lo mismo que aquella gran armadura metálica.

Una vez estuviesen en sus puestos a los lados de la carroza, esta empezaría a moverse a través de la ciudad para salir de esta y dirigirse al castillo del rey. Tomarían el camino habitual, el cual fue el mismo que siguieron para llegar a la capital.

El camino era totalmente igual que antes, solo que ahora se hacía un poco pesado el viaje por el hombre dentro de la carroza quejándose de todo lo que podía; que sí iban muy lento, que si iban demasiado deprisa, que si sentía calor, que si lo estaba atacando un mosquito... Era pesado, en muchos sentidos.

-Hm... -el escolta iba cruzado de brazos, concentrado en el camino mientras se concentraba el poco silencio que tenía estando junto a la ventanilla del pasajero. -. Nos ha seguido...

El comentario del escolta llamó vuestra atención, pero antes de poder preguntar sobre de quien hablaba, el hombre quito las sogas al conductor y dio un azote a los caballos, asiendo así que estos empezarán a correr.

-¡No se queden atrás! -les dijo en voz alta mientras entregaba de vuelta el mando al conductor para subir él al techo del carruaje. -. ¡Hay vienen!

Al alzar la vista hacia atrás, se encontraban siendo perseguidos por múltiples bolas de fuego, las cuales habían salid que pronto empezarían al caer sobre ustedes. El escolta actuó rápido y saco de su cinturón una piedra verdosa con un símbolo: tras quebrar la piedra en su mano, un escudo se creo alrededor de él y la carroza.

Ante aquel destello el fantasma bajo mucho la guardia, soltando un grito desgarrador seguido de un quejido al sentir como la naginata de Feris atravesaba su cuerpo de punta a punta, dividiendo su ser por la mitad.

-¡GRRRAAAAAAAAAHHHH! -otro grito ensordecedor vino antes de que las dos mitades se uniesen ante ustedes. No había soltado sangre ni nada por el estilo, y su cuerpo fantasmal se había unido por completo, por lo que era difícil saber si realmente le hicieron daño, pero algo era claro: no estaba contento.

Volviendo sus manos a una forma sin filo, pero igual de puntiagudas, el fantasma estiró considerablemente sus brazos mientras empezaba a girar, esperando golpear así a todo lo que tuviese cerca.