Partida Rol por web

Me echo a reír al ver como los kunai se clavan en la carne del hombre, y lanzo un aullido de júbilo cuando veo manar el chorro de sangre "Pronto…muy pronto serás mi comida", sonrío mientras corro hacia él, con las manos a los lados y los kunai preparados para golpear. De pronto se recupera y comienza a atacarme, para mi júbilo "No es divertido si la presa no se resiste un poco".

Esquivo los cegadores mandoblazos, con una salvaje sonrisa pintada en mi cara, mientras siento el viento y escucho el sonido de la hoja al hender el aire donde yo debería encontrarme. Jugar con la presa, un error si uno no es mucho mejor que la misma. Alzo el kunai de mi mano izquierda para darle el golpe de gracia, pero curiosamente el que cae soy yo tras haber recibido el golpe de la empuñadura en pleno pecho.

Abro mi boca, ahogando un grito de sorpresa mientras caigo de rodillas, con las manos apoyadas en la tierra antes de llevármelas al pecho, mientras escucho unos susurros en mi cabeza "Mata", "Nacemos para a matar hasta que nos maten a nosotros", "Somos los demonios de la Hoja…los murciélagos que cuelgan de las ramas de la Villa" y "¡¡¡Mátales a todos!!!". Son frases que he escuchado antes, de mis padres, mis hermanos o mis maestros, y ahora me doy cuenta de que no podré escapar del siniestro destino de mi clan, porque lo llevo en mí igual que llevo en mí esas facultades asesinas tan propias de los Izanami.

-Batsuchi no jutsu…

Me pongo en pie y salto hacia él, sujetándole de los hombros mientras mi piel se raja, como si unas garras invisibles la abrieran para hacer fluir el rojo líquido que tanto deseo. Las gotas bailan en el aire, mecidas por una suave brisa antes de solidificarse y ser arrastradas por un viento etéreo, lanzadas hacia el enemigo con una fuerza descomunal.

Yuu se aferra en su labor de curar la herida a la joven la cual poco a poco va encontrándose mejor y cesa en su lloro. Le extiende un pañuelo para que pueda sonarse mientras termina de atar el vendaje. Si, somos de Konoha y no me des las gracias, estamos aquí para ayudar y que el festival salga bien, no te preocupes.

Gracias a su linea de sangre podía seguir con detalle el combate entre su compañero y el bandido. Satsujin parecía disfrutar con la lucha como era de costumbre y más aún cuando había sangre de por medio. Pero su arrogancia podía jugarle malas pasadas y acabó con la empuñadura de la espada del contrario en su tórax acción que hizo que la Hyugga se girara para mirar de frente la herida provocada en su compañero. Examinó su interior haciendo un informe mental de los daños que había sufrido. Resopló aliviada al comprobar que no había dañado ningún órgano ni conducto de chakra. Este chico nos dará algún disgusto un día de estos, menos mal que Moeru va a ayudarle... aunque no se si el aceptará.

Volvió a girarse al escuchar a Tariashi. Eeee, si. No creo que tarde mucho en llegar. Es nuestro sensei y bueno a el eso de correr le parece muy problemático, pero no te preocupes nosotros estamos aquí y no dejaremos que te pase nada.De reojo mira hacia el bosque para comprobar si Shikaku se acerca a su posición.

Y esto es precisamente lo que quería evitar- pensó agriamente Moeru. Ella había sentido las mismas ganas que Satsujin de matar con sus propias manos a aquel hombre al ver lo que le había sido capaz de hacer a una niña inocente por quitarle un saco de arroz, pero a diferencia de ese cretino que tenían por compañero, era lo bastante consciente de sus limitaciones, de su edad y de la fragilidad de su cuerpo como para no lanzarse de cabeza a combatir a un enemigo armado sin haberle siquiera tanteado primero. Si no se hubiese metido, el peligro había pasado. Todos seguirían quizás algo menos orgullosos de su actuación, pero a salvo.

Pero no. Satsujin había tenido que volver a meterse, y meterlas a ellas, en una lucha de resultado incierto contra un rival de habilidad incierta. Lo unico cierto era el peligro. Un día acabarás haciendo que nos maten, lo se.

Pese a todo, ni se le pasó por la cabeza no ayudarle. Dudaba mucho de que él fuese a tener tanta consideración con ella si hubiese sido ella quien recibió el golpe, y empezaba a dudar de la sabiduría del Hokage al mantener dentro de un equipo a un perro rabioso como él, incapaz de aprender por más que siguiese recibiendo golpes. La gorrión estaba empezando a estar harta de él.

Pero eran el Equipo 1. Y un equipo era ni más ni menos que eso. Todos o ninguno. Moeru se echó las manos a la espalda y sacó cuatro kunais. Hora de demostrar otra vez que uno debe hacer lo que le manda el honor, por más que no le guste. Con un golpe de brazo, envió tres kunais hacia la espalda del hombre. Con otro, envió otros tres hacia su nuca. Le daba igual lo poco honorable que pudiese ser atacar por la espalda. Aquel hombre amenazaba a su compañero, y había renunciado a su derecho a que se le tratase siquiera como a un ser humano cuando atacó a una niña que no tenía defensa contra él. Hubiera preferido no llegar a esto, al fin y al cabo, la mitad de un ninja es nin, la compasión por las cosas vivas. Pero si había que matarle, lo haría.

El bandido recibe en todo su cuerpo la lluvia de púas carmesíes, como balas contra sacos de arena su cuerpo se estremece cada vez que una se clava en él, cuando Satsujin le suelta para alejarse un par de pasos tan solo quedan los dos kunais de Moeru que se clavan en su espalda haciendole mirar al cielo y cayendo de rodillas. Por un momento todo queda en silencio, y junto a Yuu, la niña gira la vista moviendo la mano y fastidiando el final del vendaje a la paciente enfermera.

Moeru saca otras dos estrellas ninja con una mano mientras deja la otra libre, sin saber siquiera de qué le servirá, el hombre de rodillas con la boca abierta parece gritar al cielo, y Satsujin ve en la cavidad bucal una puerta perfecta para arrancar de su cuerpo el anhelado corazón, y algo más temerario y arrogante se acerca hasta escasos pasos del hombre quien, aún con la cara y gestos de moribundo, se pone en pie nuevamente lanzando una sablada que hace brotar un hilo de sangre del cuerpo de Satsujin, embadurnando de rojo las hojas de los arbustos cercanos.

Este es mi fin - Augura el hombre acertadamente, en una afirmación, casi como si repitiera la amenaza invisible que representan vuestros ataques a modo de autoconvencimiento, no podría haber imaginado un ataque de unos gennins de konoha cuando esta mañana salió de casa

Satsujin retrocede, sonriendo, confiado, el bandido se tambalea, incapaz de seguir con pie firme, sostiene la katana en su último suspiro de vida a fin de venderla cara, casi casi ya no respira, y sin miedo a ocultarlo en sus últimos momentos llora apenado por el cierto futuro que se le avecina, por el rojo infierno que se deja ver en los ojos inyectados de Satsujin quien, mostrando una sonrisa tan blanca casi como su nívea piel, solo puede esperar que la fortuna le sonría, y dando estocadas al aire se lanza en un ataque casi suicida contra el joven muchacho esperando que algun silbido de la katana suene ahogado, interrumpido, al derramar sin ningún remordimiento y por salvar su propio pellejo, las tripas del gennin

Mientras esquivo sus tajos sujeto dos kunais, con una implacable y nívea sonrisa en mi despiadado y frío rostro

-Cometiste un error al atacar a los ninjas de Konoha, arrepiéntete de el mientras te envio al infierno…espero que disfrutes de tu estancia en el- pierdo la sonrisa y parezco coger aire, para después lanzarme contra el hombre, emitiendo un rugido animal. Los kunais brillan cuando le lanzo dos estocadas, dirigidas ambas a los hombros, el hombre no está en condiciones y las recibe, cayendo hacia atrás mientras emite un grito y suelta su arma.

Camino lentamente hacia la katana del hombre y la recojo, para después dirigirme hacia su figura yaciente, con elegancia funesta, sin ningún sentimiento perceptible en mi rostro, ni siquiera ira. Sujeto del pelo al bandido y lo alzo, dejándolo de rodillas y dirigiendo su rostro hacia la niña

-Memoriza su rostro… no debiste haberla atacado- sujeto la katana con ambas manos y la alzo, para después bajarla, dejando un arco plateado en el aire que se tiñe de carmesí cuando decapito al desdichado, como haría un ayudante en el harakiri de un samurai.

El hombre cae contra la tierra en dos pedazos, yo me pongo en cuclillas y busco la funda de la katana, para después darle la vuelta al torso y recuperar mis kunais, cuyos filos limpio con la ropa del difunto.

Camino hacia mis compañeras, con la katana envainada siendo sujeta por mi mano izquierda

-¿La niña esta bien? si es así deberíamos esperar para informar a Shikaku y después escoltarla hasta el festival, una vez allí deberá buscarse la vida- digo todo de forma mecánica, aunque es muy raro que me preocupe por la seguridad de Tariashi "Si no está en condiciones nos retrasará y quizás fracase la misión".

Suspiro para después girarme, mirando el brillante líquido que mana de las heridas del enemigo abatido "Más tarde le sacaré el corazón, después de informar a Shikaku y cuando el equipo esté ocupado curando las heridas a la niña"

Retrocedo de un salto, quedando fuera del alcance de los sablazos del moribundo

-No debiste haber atacado a la niña…es de estúpidos arriesgarse a morir por robar un saco de arroz

Saco dos kunais y me lanzo hacia él, emitiendo un gruñido, que se convierte en un rugido de furia animal cuando llego hasta el rival. Este lanza un tajo, que esquivo agachándome para lanzar dos tajos hacia arriba mientras me levanto, cortando su estómago

-¡Vas a arrepentirte de haber visto estos ojos!- clavo mi mirada en la suya, transmitiéndole todo mi odio y sintiendo como su miedo a la muerte aumenta por segundos. un nuevo tajo es lanzado por el rival, ante lo cual me agacho y giro sobre mi mismo, lanzando una patada, empleando mi talón como un mazo contra su tobillo, haciéndole caer de espaldas.

-Maldito- susurro entre dientes cuando al caer asesta un golpe que me alcanza en el hombro derecho.

El viento sopla, arrastrando algunas hojas manchadas por la sangre carmesí que hemos derramado en nuestro enfrentamiento, me yergo y sujeto fuertemente los kunais, cruzando los brazos ante mí. Mis ojos parecen haber sufrido un cambio, apenas se ve nada en ellos ya, como si fueran un espejo que no deja a la vista ninguna emoción, por pequeña que sea.

Yuu intentaba mantener a la joven chica quieta mientras terminaba de vendarle la herida pero la inquieta Tariashi no paraba de moverse para ver la dura pelea que mantenía el bandido con sus dos compañeros. No te muevas tanto, necesito que te quedes quieta para poder acabar el vendaje y dejes de sangrar.

Pero las palabras de la Hyugga eran en balde ya que la joven parecía preocuparse más por lo que ocurría en la lucha que por la gravedad de su herida. No te preocupes por ellos, saben lo que hacen tu estate quieta.Llevar a cabo aquel vendaje y no perder detalle de lo que estaba ocurriendo en la lucha usando su byakugan se estaba convirtiendo en una tarea realmente difícil, tenía que concentrarse para no perder de vista a sus compañeros.

De repente el vendaje se soltó, Yuu no sabía si había sido porque la niña se había movido ante la crueldad de los ataque de Satsujin o había sido ella misma.ya que por instinto se había levantado y con suma rapidez había llegado hasta su compañero agarrándolo de la muñeca y mirándole fijamente a esos ojos que irradiaban ira. Ya es suficiente Satsujin, los de Kibôdo no-toshi serán quien decida su destino, no nosotros. No estaba de acuerdo con la manera de luchar de su compañero aunque era de gran utilidad para el grupo. Cuando luchaba parecía una bestia rabiosa que no se paraba hasta ver muerta su presa y eso no entraba en la doctrina del ninja o al menos no lo veía así la Hyugga.

La cara de Yuu cambió al dirigirse a Moeru en un tono más apacible. Moeru, puedes atarle, yo tengo que terminar de curar a la chica, gracias. Giró su cara para mirar de reojo a su compañero. Luego miraré tus heridas, ahora esperemos al Sensei. Tenemos que contarle lo sucedido. Desapareció para reaparecer delante de Tariashi con una gran sonrisa y cerrando los ojos como hacía de costumbre. Y ahora te estarás quieta y dejarás que acabe de vendarte? Continuó con su labor comenzando de nuevo.

Satsujin empuña el kunai, y se lanza contra el hombre derribado, trata de apuñalarle, pero la aparición de Yuu es suficiente distracción para dar unos segundos de ventaja al bandido quien levanta la espada dando un enorme corte al brazo de Satsujin, el kunai cae al suelo, Satsujin se sujeta la herida incisa en su antebrazo que mana sangre en desproporcionadas cantidades, es realmente peligroso un enemigo con katana, durante unos minutos la mirada firme del hombre y los ojos fríos de Satsujin quedan enfrentados.

El hombre sujeta de nuevo con ambas manos la katana y respira nervioso por haber sido herido, toda su ropa está manchada de sangre por el horrible ninjutsu de Satsu, y al ver al chiquillo tan herido como él, da media vuelta y echa a correr por el bosque, su persecución no parece demasiado dificil, y cualquiera con ánimo de detenerle podría hacerlo casi sin dificultad, sin embargo no es prudente y Satsujin siente que la vista se le emborrona ligeramente a causa de la perdida de sangre por la herida de su brazo, trata de moverse y se lleva la mano sana al estómago por la contusión del golpe anterior, tal vez tengas una costilla rota, porque hasta el respirar se te hace dificilmente soportable.

Yuu termina de nuevo el vendaje a la chica, y Satsujin le lanza una de sus miradas del todo apáticas, y entonces tanto Moeru como Yuu se dan cuenta que no es apatía lo que Satsujin constantemente sufre, sino un dolor y odio hacia el propio sentimiento, que le hace sentir una ira irracional y dificilmente curable hacia todo ser viviente que le rodea, aún debe haber más escondido tras él, ¿Pero hasta donde puede mostrar el joven Izanami su naturaleza?

Arigato-gozaimazu* - dice la chica ya mucho más serena

Entonces, ¿Me acompañareis a Kibôdo no-toshi? Sois muy amables

 No imaginaba que fuera a ser un viaje peligroso, pero con ninjas de konoha no puede pasarme nada malo, ne?**

Cuando Yuu me sujeta por la muñeca giro la cara hacia ella, mi rostro es una máscara de ira y la miro unos segundos antes de decir

-Pero…¿Qué demonios estás haciendo?- justo cuando la chica desaparece escucho el silbido de la katana y automáticamente interpongo el brazo izquierdo "Maldita Hyuuga"

Recibo el tajo del bandido, y por reflejo suelto el kunai a la vez que un gruñido animal sale de mi boca "Maldición". Caigo de rodillas, apretando el corte, intentando que deje de sangrar "Hijo de puta…". Mis ojos se clavan en los suyos, mientras dejo fluir toda mi rabia, odio y sed de sangre hacia él, que resiste durante unos segundo mi demoniaca mirada

-Te mataré…ahora o más arde…solo vas a retrasar tu sentencia

Veo la duda en sus ojos y como gira para huir, su imagen es borrosa y casi veo doble "La perdida de sangre me ha afectado…debí haber sido más cuidadoso", furioso ante la idea de haber fallado me pongo en pie y salto hacia atrás, mientras que mi mano derecha, la que se ha librado de las heridas saco varios shurikens y se los lanzo al rival en retirada.

Los shurikens de clavan profundamente en árboles cercanos, aunque uno vuela y roza el hombro al bandido, que se pierde en la espesura del bosque dejando tras de sí un rostro de sangre.

Me mantengo de pie a duras penas, soportando estoicamente el dolor y el mareo, como siempre me han enseñado, concentrándote en otra cosa.

Cita:

Escucho la suave voz de la niña y me giro, lanzándole una mirada vacía, aunque si alguien se fija más detenidamente podría ver en mis ojos arder dos funestos fuegos de dolor e incomprensión ante los sentimientos de confianza de ella.

-Callate- susurro entre dientes, mientras siento como cada vez más se me nubla la vista.

Yuu pudo observar como su intromisión entre su compañero y su "presa" había tenido consecuencias negativas en Satsujin. Por un momento se había sentido culpable, pero había evitado que el chico lo asesinase. Mientras tanto temió el vendaje y la joven se lo agradeció. No me lo agradezcas, no a sido nada pero para la próxima vez deverías tener más cuidado, los bosques no son seguros para una jovencita como tu,le dice mostrandole una gran sonrisa y poniéndose en pie.

Comienza a caminar hacia Satsujin que esta tendido en el suelo y pierde mucha sangre, po el camino mira a su compañera Moeru y niega con la cabeza dandole a entender que lo dejara escapar. Moeru este es un buen sitio para comer, mientras esperamos al sensei, puedes encargarte? yo atenderé las heridas de Satsu. Se acerca hasta el con su Byacugan activando haciendo una primera evaluación de sus heridas, sin decir nada ni mirarle a la cara hinca su rodilla y examina la profundidad de la herida, en voz baja pero imponente le dice. No podía dejar que lo mataras, si lo hubieses echo te hubieses convertido en un asesino como el. Y eso no voy a permitirlo.

Saca de su bolsa unas vendas y un ungüento para tapar la hemorragia y que deje de sangrar. Ahora descansa, voy a curarte esa herida. Echa un poco de agua para limpiar la herida y seguidamente tapona la herida con el ungüento para acabar vendándole toda la zona dañada, lamentablemente la actuación de su compañero no era mucho más adulta que la de la niña obligando le a Yuu a pedirle en numerosas veces que se estuviera quiero y parase de refunfuñar.

Sonrío viendo como Yuu se acerca, tras hablar a la chica en tono calmado "Parecería que es su madre", pienso sonriendo levemente, aunque en seguida mi sonrisa se esfuma cuando la chica se arrodilla a mi lado y susurra

-

Cita:

, bajo la mirada, como avergonzado, cubriéndose mis ojos con las sombras, adquiriendo un tono rojizo aún más intenso

-Yo…yo maté a mis hermanos…a los tres- levanto la vista, mirando fijamente a la Hyuuga, enfrentando mis ojos llenos de odio a los suyos llenos de horror.

Yuu no se inmuta cuando Satsujin confiesa haber matado a su familia en el pasado, parecía como si en su interior ya lo supiera, como si esos ojos escarlatas ya se lo hubiesen rebelado con anterioridad, aun así le costó más de un minuto quitarse de la cabeza esa horrorosa imagen y calmar sus nervios continuando con su vendaje como si nada pasara.

Por primera vez miró a su compañero a los ojos, ahora sin su línea de sangre activada. No se lo que te empujó a hacer eso en el pasado, ni quiero saber las atrocidades que te han echo pasar los de tu clan. El Hokage a confiado en ti porque a visto que hay bondad tras esos ojos rojos, te a dado una segunda oportunidad porque sabe que puedes llegar a ser un gran ninja... La Hyugga detiene su laborioso trabajo unos segundos. No eres un asesino Satsujin, y aunque tenga que detenerte yo misma no voy a permitir que lo seas. Acaba atando las vendas en un fuerte nudo, quizás un poco más fuerte que lo normal haciendo que el joven Izanami hiciera una mueca de dolor. Tras eso le da una palmada en el hombro y le dedica una gran sonrisa. Anda vamos a ver que nos a preparado Moeru.

Yuu siente alguien acercarse y su rostro se gira hacia el bosque, su byakugan desaparece y lanza una última mirada desafiante a Satsujin antes de coger la mano de la niña y ayudarla a ponerse en pie, encarandose a la maleza satisfecha. Shikaku entra en escena, y apenas necesita ver el panorama un segundo para hacerse una idea de lo ocurrido, el Jôunin se lanza de un salto frente a Satsujin y agarrandole con cierta violencia de un hombro lo inspecciona de arriba a abajo, sin entercalar una sola palabra en su examen, sabedor que no obtendrá respuestas, Satsujin se revuelve hacia atrás molesto, pero el agarre del maestro es firme.

Yuu ¿Qué ha ocurrido?

[...]

Las palabras de Yuu salen fluidas, contando como mantenían un ritmo impecable en el avance hasta encontrar a la niña atacada por el bandido, como Moeru y Yuu se interpusieron entre la niña y el bandido haciendole retirarse, y como Satsujin se lanzó al ataque para terminar herido de gravedad y el bandido finalmente huyera.

Tairashi aprieta fuerte la mano de Yuu quien le dedica una sonrisa tranquilizadora al estar ya todos al amparo de Nara-Sensei.

No está mal que defendierais a esa chica, y tampoco estuvo mal atacar al bandido aunque este quisiera retirarse

Pero Satsu, de ninguna manera puedes dejar que muera en tus manos, no quieras hacer algo así, enserio, no quieras hacer como ellos....

Capturar bandidos va más allá de vuestro deber como Gennins, por lo que, el no haberle capturado tampoco os supondrá ningún problema, los Chuunins de Konoha patrullan las rutas y pueblos vigilando que los samurais del SrFeudal hagan cumplir la ley como es debido, no debemos oponernos a ellos, pero sí arreglar desperfectos como ese bala perdida aún cuando no vayamos a recibir remuneración.

Es nuestro deber, que el País del Fuego sea una nación segura, tanto desde dentro, como desde fuera

　Moeru desenvuelve uno de los fardos que el sensei cargaba sobre su espalda para sacar unos finos bocadillos que huelen de maravilla y aún mejor sentarán al estómago tras la larga y apurada carrera. Mientras Moeru silenciosa, pensativa a las palabras de la Hyugga, teniendo ella misma su idea propia de las actuaciones de Satsujin, y sabedora de sus deberes como ninja, presionada por una familia de escaso mérito que ha puesto en sus hombros el peso de ser ella el emblema del clan, prepara el fardo sobre el suelo extendiendo las raciones por él a modo de práctico picnic por el que se extienden los sabrosos sandwiches y algunas raciones de arroz con algas y sushi preparado de esta mañana.

Os sentais a comer y Shikaku observa a Tairashi murmurando muy por lo bajo unas enigmáticas palabras que tan solo quien esté atento podrá oir, y solo quien tenga mente retorcida podrá descifrar

Pobre niña, no era su comida lo que quería ese hombre

Tairashi, Yuu y Moeru - ¡¡ Itaddakimasuuuu !!

Satsujin abre la boca para probar uno de esos riquisimos sandwiches, pero el bocadillo sale volando cuando la mano de Nara Sensei lo lanza hacia atrás apartandolo de la comida, Satsujin se revuelve, parece un crío, como el niño que es, una actitud siempre rebelde que en sus ojos carmesíes empieza a reflejar que no vale la pena. Sin palabras algunas, sin muestra de afecto, Nara-sensei coloca una mano sobre la herida del brazo de Satsujin, y un flujo de chakra empieza a viajar haciendo que la herida se cierre*.

Ryo no jutsu , alguno de vosotros debería aprender esta técnica

Después se acerca a la niña, sin interrumpir su comida alza su mano para observar el vendaje, y decidir sentarse a comer - Muy buen trabajo Yuu, ese aceite que le has puesto le irá fenomenal para curar la herida antes de mañana.

La comida sienta bien, mirais al horizonte y pensais que podeis llegar hasta la ciudad por vosotros mismos si alcanzais el ritmo de antes, sin embargo, la prueba habia terminado, ahora ibais con Tairashi, y debíais protegerla, desviais vuestro camino, andando muy lentamente, y siempre ayudandola a rodear enormes zarzas y pequeños montículos y lugares pedregosos que obstaculizaban el camino, desviais vuestro trayecto para tomar el camino, Tairashi no puede seguir la linea recta a través del bosque, por lo que debeis retrasar vuestra llegada a Kibôdo no-toshi.

Caminais y caminais, por el sendero de tierra del que tímidamente la vegetación se ha apartado por el paso de los transeuntes que muy probablemente recorren este camino cada día, esto hace del camino un lugar de posibles emboscadas, y Shikaku se mantiene alerta a la vez que os deja ensayar formaciones que llevaríais para escoltar a Tairashi, corrigiendo y sonriendo observa vuestras ideas, y sin discreción toma nota en una libreta aparte para comentar vuestras aportaciones cuando considere oportuno.

Llega el atardecer, y topais con un refugio, hecho en madera con tejado de losa negra y dos plantas, bastante grande, tan solo una pareja joven os recibe con alegría, no parece haber nadie más alojado y la pareja descansaba en una mesa del comedor. Por un pequeño precio que paga vuestro Sensei os alojan en dos habitaciones bastante lujosas, Satsujin y Shikaku por un lado y Yuu y Moeru por el otro, la promesa de un baño caliente y una cena recién hecha después de la agotadora jornada resulta inspiración suficiente para rejuveneceros sin necesidad de descansar una sola noche.

El camino hasta Kibôdo no-toshi se hace lento teniendo que ayudar a la pequeña Tariashi a bordear obstáculos. El Sensei quiso que hiciéramos formaciones y era mi turno, tenia que pensar en una táctica defensiva ya que era una misión de escolta pero a la vez ofensiva por si eran atacados. Teniendo en cuenta que la protegida era muy joven y no podía valerse por si sola para moverse por ese terreno Yuu tuvo que hacer algunas modificaciones en su anterior formación.

Satsujin esta iba en cabeza, el era el mas apto para la batalla del grupo y si habían problemas el se encargaría bien. Moeru iba a la izquierda de la joven mientras que Yuu iba a su derecha. Las dos Kunoichis se entendían a la perfección y ayudaban a Tariashi cogiéndola de los brazos y elevándola para evitar zarzas, muros y otros obstáculos. Esta formación agilizaba el camino y podía efectuarse porque tenían a Shikaku-sensei que les protegía la retaguardia.

Yuu iba a guiando a Satsujin con su ojo blanco atajando siempre que se podía para llegar antes del anochecer ya que de noche el peligro se agravaría. En un largo camino Yuu se retrasó hasta la posición de su maestro. Quería hablar con usted, sensi. No pude evitar escuchar lo que dijo en la comida, lo de que ese bandido no iba tras la comida de Tariashi. Si no iba tras eso, que es lo que quería?

La joven Hyugga esperó paciente la respuesta de su maestro aunque por su rostro podía verse que tenía algo más que decirle a su sensei. En realidad lo que yo quería es pedirle que me enseñe esa técnica que utilizó con Satsujin; Ryo no jutsu. Mis curas son a largo plazo y no son validas en combate, pero esa técnica es rápida y no requiere de lentos vendajes ni ungüentos, por favor enséñemela. Yuu le dedica su mejor mirada y sonrisa intentando persuadir al Nara.

Con el ejercicio de las formaciones el camino se hizo mucho más ameno de lo que los tres genins se pensaban y pronto vieron su destino. A Yuu le agradó en cuanto la vio, tenía una cierta apariencia a las casas de los Hyuggas y se sentía como en casa con ese tejado de pizarra negra. Aunque la comida que les había preparado Moeru era deliciosa estaba deseando comer algo caliente. Una sopa de fideos y un poco de arroz sería idónea…

La cena fue rápida, todos devoraron los manjares que la señora les preparó en un momento parando solo para agradecer su hospitalidad o volver a felicitarla por esa riquísima cena. El momento álgido llegó tras la cena, un relajante y caliente baño termal revitalizaría sus cuerpos y relajaría sus mentes. La joven Tariahi se fue a la habitación compartida con Yuu y Moeru mientras las dos ninjas se dirigieron con una toalla y unas chanclas como atuendo hacia su zona termal. En el cruce de zonas se encontraron con Shikaku y Satsujin los cuales no pudieron evitar ponerse colorado al ver los cuerpos de las dos jóvenes tapados con una simple toalla. Espero que no haya problemas durante el baño Amenazó la Hyugga a los dos varones con la mirada y siguió hacia la terma.

Una vez ya solas Yuu aprovecha para hablar con su compañera sobre Satsujin. Las dos intercambian opiniones durante un buen rato debatiendo sus pros y sus contras y llegando a la conclusión que a ambas le inquieta su actuación y sobre todo sus impulsos. Aunque ambas reconocen que tiene un atractivo y que es un ninja muy poderoso a su temprana edad. Tras eso comentan la actuación como sensei de Shikaku aunque en un tono mas bajo por si los chicos estaban escuchando. Ya habían pasado mucho tiempo junto al Nara, pero aún desconocían mucho de el. Tras el baño Moeru y Yuu se fueron a dormir, la Hyugga estaba tan relajada que se quedó dormida en un instante.

El resto del camino es lento, y hay tensión en el aire. Aunque la presencia de su sensei cerca de ellas le da seguridad a Moeru, el bosque de repente ya no parece solo un bosque. Ahora sabe que no hay solo arboles y bestias de las que puedan escapar con sus habilidades o mantener a raya con una hoguera por la noche. Ha visto que hay bestias mucho más peligrosas, lobos con pieles de humano, y a esos no es tan fácil distinguirlos. No le cabe duda de que si existe gente capaz de atacar a alguien como la pobre Tariashi, que solo es una niña de pueblo indefensa, habrá gente lo bastante endurecida y callosa como para hacer cualquier cosa a cualquiera con quien se encuentren. Y la gente es más peligrosa que los simples animales. Un animal te respetará si tu lo haces. Un bandido, o mucho más un ninja rival...

Mejor no pensar en ello.

Tampoco le gustaba nada lo que había oído decir a Shikaku. Moeru era también una niña, pero no era exactamente inocente. No tenía un pelo de tímida. Se entrenaba con los demás, sudaba con ellos, se bañaba en el río con ellos. No sentía en absoulto pudor por su propio cuerpo. Ante la perspectiva de un baño relajante siempre estaba fuera de sus ropas tan rápido que uno se preguntaba si llevaba, para empezar. Era enérgica, vivaracha y audaz, y aun no era lo bastante mayor para ser consciente de si misma como una mujer, como alguien capaz de tener sexo, de traer hijos al mundo y, como no, de ser deseada por su cuerpo. Sobre todo por su cuerpo. Moeru tenía un aspecto delicado, como algunas de las geishas que veía a veces, pero muy infantil. No tenía la sofisticación y el misterio de una mujer mayor, y desde luego, no tenía ni mucho menos el refinamiento de una. Su madre ya le había hecho notar su desagrado por sus modales con un rápido y preciso cucharazo en el trasero más de una vez, para regocijo de Kiri, que parecía encontrarlo la mar de divertido. No, lo que Nara-sensei había dicho era algo lejano aún, algo que le pasaba a gente más mayor, algo que les pasaba a mujeres, no a niñas como ella.

Pero Tariashi no era ni mucho menos una mujer. Era más niña aún que ella misma. Si a ella podía pasarle... bueno, eso... los detalles exactos eran neblinosos y Moeru no sabía muy bien de que iba todo ese asunto, pero visto desde esa optica parecía amenazador y muy, muy desagradable.

Si podía pasarle a Tariashi, entonces, ¿a ella...?.

El pensamiento le hacía un nudo en el estómago, y mientras seguían su camino, cuidadosamente a través del bosque, aplanando la tierra y apartando matojos y arbustos para que la pequeña Taria-chan pasase, la joven gorrión estaba aún más inquieta que de costumbre. Parecía haber más ojos que la observaban, y se sentía nerviosa y agitada. Sus ojos saltaban de arbol en árbol aun más rápido que de costumbre, y sus movimientos eran más tensos y alerta. Cuando le llegó su turno de pensar en una formación, dispuso a sus compañeros y a si misma formando una punta de flecha invertida, con Yuu y Shikaku enfrente a cierta distanca, y con ella casi pegada a Taria, mientras Shikaku los seguía de cerca desde atrás. La formación en  diamante era más completa, pero el Byakugan de Yuu reducía mucho el riesgo de verse atacados por la espalda, y en caso de ataque, un rápido movimiento de Moeru la podía poner al frente de una punta de flecha que podría atacar con fuerza y decisión, rompiendo un cerco y abriendo un camino para que Shikaku cogiese a la pequeña y les siguiese. A la vez, al estar cerca de Taria, Moeru podría interponerse rapidamente entre ella y un ataque. Con su tremenda velocidad, en apenas una fracción de segundo podría parar, aunque fuese con su cuerpo, cualquier golpe dirigido hacia ella mientras Shikaku o sus compañeros se volvían para responder.

Poco a poco, entre tensión, formaciones y miradas furtivas, pasó el día. Moeru agradeció la posada y la perspectiva de un baño. Seguía tensa, pero la presencia de Yuu a su lado la relajaba, y la joven gorrión no tardó en desnudarse de nuevo e ir a hacerle cosquillas a su compañera, con una sonrisa maliciosa en la cara.

Pero la conversación en el baño no fue tan distendida. Yuu habló de Satsujin, y fue como si hubiera puesto voz a la misma preocupación que Moeru.

¿Qué sentía acerca de él?. Era fuerte. Tenía una resolución feroz y arraigada que podía admirar. A veces incluso podía mostrarse amable, como cuando le llevó una de las bolsas de basura, aunque no sabría decir por qué. Tenía su propia idea del honor y los ideales, que se negaba a abandonar con un tesón que no flaqueaba se lo dijese ella, shikaku o el mismo hokage. En cierto centido era feroz y decidido, cosas que podía admirar, cosas que incluso le atraían, pues ella también las valoraba. Y bueno, al fin y al cabo, ella era una chica y él un chico...

Pero por otra parte Moeru despreciaba su falta de control. Se revolcaba en su propia inmundicia, en lo más negro de su pasado y de su alma, y parecía disfrutar. Tomaba la salida facil, despreciando todo sin intentar comprenderlo, viendo solo lo que quería, lo que le encajaba. Moeru no podía aprobarlo, y cada vez dudaba más de que nadie pudiese hacerle cambiar.

¿Hará como Orochimaru, él, también, algún día?

Con ese pensamiento inquieto, Moeru se fue a la cama. tuvo sueños inquietos, sueños de serpientes, sinuosas, rojas como coral, con ojos vacíos, trepando y trepando hacia el nido de un gorrión, y despertó con un regusto agrio en la boca.

Siento los dedos férreos del sensei clavarse en mi hombro mientras me inspecciona, y a pesar de que me retuerzo no puedo escapar, clavando yo en él mis ojos rojos como la sangre que mana de mis heridas, el Nara no parece darse cuenta y me mira de arriba a abajo, tragándose preguntas cuya respuesta yo me tragaré y decide preguntarle a la Hyuuga, que expone la batalla y nuestra actuación de forma breve y fluida.

Nos ponemos en marcha, yo delante, Tariashi justo detrás, con ambas kunoichi guardándoles los flancos y con la retaguardia cubierta por Shikaku sensei. Sonrío al pensar en que la Hyuuga me ha colocado delante para que los tres puedan tenerme vigilado "Es demasiado obvio, ¿No?" lanzo una risita mientras avanzamos, al principio rápidamente a pesar de la "carga" extra, y más lentamente al final, cuando el cansancio y el camino comienzan a hacer mella.

Cuando paramos y finalmente decidimos comer, Shikaku me golpea, arrebatándome la comida de las manos, a lo que reacciono por instinto llevando mi mano no herida a la bolsa de los kunai, aunque tras unas décimas de segundo la retiro, mientras el Nara ejecuta un jutsu que me cierra la herida del brazo. Tras este pequeño incidente reflexiono sobre las palabras del sensei [

Cita:

y no puedo evitar pensar, mientras sonrío irónicamente "¿Por qué crees que iba a matarlo, jodido imbécil?"

El único crimen castigado por ley en el clan Izanami era la violación, y desde que había visto los ojos de ese hombre había sabido tras lo que iba "Los corazones oscuros se entienden unos a otros"

Nos ponemos en marcha de nuevo, cargando con la inútil de Tariashi, que nos hace perder un tiempo precioso. Mientras corro miro sobre el hombro a la chica y no puedo evitar pensar con acritud "Quizás debí hacerla matado a ella y haber dejado ir indemne al bandido".

Avanzamos por un sendero de tierra, ahora a una buena velocidad, constante y fácilmente soportable mientras discutimos y exponemos formaciones de escolta. Justo cuando atardece llegamos a una posada en la que nos recibe una pareja joven que nos ofrece habitaciones, aguas termales y comida por poco dinero, que paga nuestro Sensei.

Al anochecer como con delectación y rápidamente, pero con modales bastante altos, cosa que sorprende a mis compañeros, al acabar tanto Shikaku como yo nos dirigimos a las termas. Yo llevo el torso desnudo, con músculos algo marcados y desarrollados, pero delgado aún, mientras que una toalla cubre mis partes nobles y mis pies destacan blancos contra la oscura piedra del cruce de zonas.

En ella vemos tanto a Moeru como a Yuu, ante cuya visión no puedo evitar enrojecer un poco y apartar la mirada, para entrar en la parte reservada a hombres y tras recibir una palmada burlona de Shikaku en la espalda meterme en el agua.

-Shikaku…quiero hacerme fuerte en poco tiempo…quiero ser el más fuerte- digo mientras el vapor se eleva entre yo y el sensei, que conoce mis ansias de poder, y mis ganas de reencontrarme con el canoso me mira antes de soltarme un royo tremendo sobre que no hay caminos rápidos para lograr la verdadera fuerza. Al cabo de un rato mi atención divaga y miro hacia la luna, pensativo, pensando en sobre qué estarán hablando las chicas "Posiblemente me esten llamando bárbaro", lanzo una risa, pues obviamente sé que tienen razón.

"Yuu cree que podrá enderezar mi alma, llevándome por el buen camino…es quizás, después del Hokage la única persona que aún confía algo en mí" quedo pensativo unos segundos antes de dedicar otros pensamientos a mi compañera de ojos esmeralda "Moeru no se fía nada de mí, me teme y me desprecia a la vez, puedo ver que no entiende nada sobre mí aunque en el fondo le gustaría ayudarme"

Suspiro, pensando en que esta "misión" es mucho más tediosa de lo que había pensado, adaptarse a Konoha me era muy difícil, aunque había tenido mis momentos.

Cuando nos vamos a dormir me acuesto y espero a que Shikaku se duerma, antes de salir de la habitación y sentadme en el tejado a mirar la luna, lugar en que me quedo dormido.

Como de costumbre no sueño con nada, ni pesadillas ni bonitos sueños, solamente oscuridad.

El sol se levantaba sobre el bosque, los pajarillos más tempraneros gorjean en las ramas de los árboles ya desde el alba, Satsujin puede sentir el vello de su piel erizándose al contraste de la fría noche y los agradables rayos del sol, algo molesto por el trino de las aves pero suficientemente cansado como para rezongar sobre las tejas de cerámica en las que descansa a sus anchas.

Shikaku se despereza en la habitación arrugando los morros, buscando a su alumno alrededor termina por dar una vuelta con la que, de reojo, puede ver el primer rayo de sol tratando de atravesar frágilmente la ventana

- Este chico es muy problemático - con enorme pereza rueda por la habitación vacía hasta conseguir ponerse en pie y vestirse, el sol brilla ya en su totalidad, aunque la mañana sigue siendo fría, y los jóvenes alumnos duermen sonrientes al amparo de la cálida manta.

Sobre Moeru se posa la mano de Nara-sensei, sintiendose en paños menores y sacada sin remilgos de una inquietante pesadilla, Moeru da un salto enérgico

Moeru- Sensei no tienes que ent~~~ - La mano de Shikaku cubre los labios de Moeru señalando a Tairashi

Mira si llegas a ser problemática. Despierta a Yuu, teneis unos minutos para bajar, hasta que los hosteleros sirvan el desayuno, hoy entrenaremos duro.

El fornido cuerpo de Shikaku sobre el frágil, delgado e infantil cuerpo de Moeru provoca en ella un escalofrío, dificilmente discernible si por haberse erguido tan rápido con el frescor de la mañana o por haber sido la habitación invadida por el irreverente sensei. [....]

Al salir de la casa podeis ver a Shikaku no muy lejos frente a un campo, mirando hacia el tejado de la casa y de brazos cruzados, allá arriba podeis ver la pálida figura de Satsujin, revolviendose de lado a lado incómodo por el escandaloso entorno que os rodea. Os ajustais vuestras prendas y caminais hacia el sensei observando de reojo a vuestro compañero, preguntandoos, si el muy chalado ha pasado toda la noche ahí arriba, y porqué.

Satsujin siente entonces un fuerte empujón en el hombro, ve el cielo azul, el día clareandose por minutos y a sus dos compañeras vestidas y listas junto a Nara-sensei, los tres observándole, los tres esperándole en el pequeño solar de hierba alta, rezongando, Satsujin baja sin dificultad dando un largo salto, aterrizando sobre sus pies y manos, como un animal, irguiéndose soberbio caminando despacio hacia el trío.

Comenzais el entrenamiento, Shikaku os pide concentreis el chakra en vuestros pies, y cuando os sintais preparados, subais hasta la cresta de un árbol alto y grueso que destaca sobre los demás.

Control del Chakra, resulta esencial, el control de un chakra es vital para un ninja, nos permite ocultarnos, nos permite alcanzar lugares que un samurai no podría, es lo que nos hace ser la rama especializada en misiones de alto riesgo en caso de conflicto. Además, os salvará la vida en caso que deseeis huir.

Satsujin siente como su chakra fluye al ritmo de su sangre, toda su energía se desliza casi de manera natural a sus pies, y mascullando por lo bajo lo inútil que es este entrenamiento, comienza a andar sin ninguna dificultad por la superficie vertical del árbol.    Qué se pensaba Nara-sensei, ya erais ninjas, esto estaba chupado, debería enseñar cosas más útiles, debería enseñarnos a pelear, éso es lo que realmente salva la vida en caso de conflicto.

Yuu pasa un par de minutos acumulando el chakra, observando con detenimiento la corteza del árbol, y una vez pone el primer pie en el tronco, el chakra fluctúa adecuandose a la propia energía de la superficie con la que quiere sintonizarse, con la que quiere sentir esa ¿empatía? que le permita caminar sobre él, con una densidad del chakra semejante entre ellos. Con muchos pensamientos Yuu asciende a paso ligero, pero seguro por el tronco, cada paso siente que va a despegarse pero el siguiente pie ya pisa con la firmeza necesaria para dar un paso más.

Moeru traga saliba, cerrando los ojos comienza a concentrar el chakra en su corazón, enviándolo todo de golpe a sus pies, siente ella misma como gran cantidad del chakra rebota de nuevo hacia arriba, incapaz de permanecer, y colocando un primer pie sobre la corteza, siguiendo los pasos exactos de Yuu, trata de sintonizar su chakra a la misma frecuencia que la del árbol, da un primer paso, y la corteza se hace astillas bajo sus pies, haciendole pisar suelo de nuevo.

~Más calmada Moeru, no es cuestión de cuanto chakra puedas moldear en tus pies, sino que con muy poca cantidad, puedas hacerla sentir como la del propio árbol

Satsujin mantiene una mirada dura en su compañera, es dificil adivinar sus pensamientos en tan apática expresión

A Moeru le cuestan varios intentos el conseguir trepar hasta una de las ramas del árbol, ante la paciente mirada de sus compañeros, y las palabras de ánimo de Yuu y Shikaku, aunque requerirá más entrenamiento, con un poco de velocidad y carrerilla ha podido subir fácilmente.