Partida Rol por web

Había pasado ya dos semanas de fatigoso viaje, aparece por fin ante sus ojos las pardas murallas de la ciudad de Krieghad, capital del reino de Culkan.
Este reino se encuentra al norte de su tierra natal, el reino de Brondark. Tradicionalmente, entre ambos reinos ha existido siempre una paz más o menos relativa, pero desde que hace más o menos un año accedió al trono de Culkan el cruel tirano Korba, las relaciones entre los dos reinos se han enfriado mucho.
Al mismo tiempo, las criaturas malvadas que habitan las montañas de Khaos se han vuelto más osadas que nunca, y realizan continuas incursiones de saqueo y destrucción contra Brondark, incursiones que el ejército del buen rey Caliborus apenas puede detener. Caliborus sospecha que Korba apoya secretamente a las criaturas de Khaos, y los ha enviado a ustedes, un grupo de sus mejores hombres, para que se infiltren en la ciudad de Krieghad con las orejas y los ojos bien abiertos, con el fin de descubrir las intenciones de Korba. Por cierto, saben que Korba tiene la costumbre de descuartizar vivos a los espías, por lo que será mejor que no los cojan vivos....

El sol ya daba signos de que pronto se ocultaría y las puertas de la ciudad no permanecerían abiertas mucho tiempo más. Habían recibido rumores de que la guardia se encontraba atenta a cualquier ingreso sospechoso a la ciudad, y pronto pudieron percatarse que a cada grupo de personas, mercaderes o viajeros, les hacían una serie de preguntas antes de dejarlos ingresar al interior.

Un guardia de aspecto rufianesco y cicatrices en todo su rostro, observaba a la gente que ingresaba, era él, acompañado de otros cuatro guardias más quienes hacían las preguntas.
Tras ellos, dentro de la torre de entrada, oculto por las penumbras, alcanzaron a distinguir a un grupo de hombres encapuchados, habían oido hablar de ellos: Se les denomina "La Guardia Negra", pues visten túnica y capas negras por encima de sus armaduras y llevan el rostro completamente cubierto. Son el cuerpo de élite de Korba, y según dicen, le son extremadamente fiel a su amo y sumamente crueles a quienes se oponen a él.

Los últimos rayos de Sol parecían extinguirse en el horizonte "La hora del lobo, la mejor para entrar sin levantar sospechas", El camino había resultado ser muy fatigoso y pesado. Estaba claro que no les dejarían entrar con una sonrisa y una frase amable. Todos sabían que les harían preguntas. Preguntas incómodas que harían sacar la furia del bárbaro. 
-A partir de ahora no todo será tan fácil. Se decía asimismo con una extraña mueca. Entrar sería la primera dificultad de muchas que encontrarían a lo largo del camino. Hug'ohl no solía evitar enfrentamientos, sus habilidades no eran el sigilo y la discreción, a el le gustaba más el enfrentamiento directo, pero aquella actitud era suicida y lo último a lo que estaba dispuesto era a poner en peligro la misión, aunque la pelea, eso llegaría más tarde...o más temprano. 
-La manera de entrar será un problema. ¿Sugerencias? Los hombres de atrás parecen que tienen mi talla... ellos,  seguro que entrar sin preguntas.
 

Ha llegado el momento de la verdad. Debemos entrar en  la ciudad sin levantar sospechas. Ya estamos a la vista de los guardias y una retirada llamaría su atención. Que Heironeus me perdone, pero si debo matar o incluso morir por conseguir lo justo, mentir será un mal menor.

Damarah se aseguro de no tener a ningún desconocido cerca. Mientras se cubría las orejas con su abundante melena, susurró a sus compañeros con disimulo:

Pike, necesitaremos de tu lengua de plata para responder a los guardias. Ven delante junto a mí. El resto permanecer detrás nuestro. Manteneros al margen de la conversación y no caigáis en provocaciones. Evitar cubriros el rostro para no levantar sospechas.

Tras eso, con una mirada noble y bondadosa, el paladín asíntió para asegurarse de que el resto de sus compañeros había escuchado su mensaje y a su vez intentó transmitir a todos el sosiego y tranquilidad necesarios.

Que Heironeus nos guie por el camino correcto. Dios mío, pagaré como gustes el ocultar mi condición, pero bien sabes que esta lucha nos obliga a ver sin ser vistos. Ya tendré oportunidad de honrarte, con mi muerte si hace falta, cuando lo creas necesario.

Con un gesto y una mirada Kaxhastrox le pidió a Sira que se quedase quieta y no hiciese ruido, es mejor que no te vean pequeña.

Kaxhastrox asintió en silencio y se retiró la capucha dejando a la vista su pelo negro y sus ojos de un azul intenso, no le atraía la idea de una conversación banal con los guardias de la entrada y cuando se acercaban fijó la vista en la espalda del compañero que le precedía.

Espero que tu lengua valga tanto como dice tu apodo, pensó refiriéndose a Pike justo antes de llegar ante los guardias de la entrada, pero inmediatamente se preparó por si tenía que intervenir para lanzar un hechizo.

 Llevo dos semanas alejado de mi bosque y obligado a estar en compañía de otra gente, no me gusta estar con mas gente, quiero volver a la soledad de mi bosque, así que mejor cooperaré con los demás para terminar la misión que se me ha puesto y volver cuanto antes.

No creo que ninguno de los demás esté a mi altura pero pueden tener habilidades bastante útiles para esta tarea tan poco gratificante.

Iveliös Dantalieth asiente a las palabras del paladín y se dispone a colocarse detrás, sabe que si se trata de diplomacia o de jugar con la mente de los demás él no es el mas adecuado, su personalidad huraña llamaría demasiado la atención y es que menos le interesa en estos momentos.

-Amigo mío. Responde con una sonrisa dibujada a el Paladín. -Mi apodo no es lengua de plata en vano, puedo hacerle creer a ese guardia que es un tejón, si así me lo propusiera ehh. -Soltó una risotada que hizo incomodar a más de uno.

-Tú serás el noble de tierras lejanas, el hechicero tu consejero, el grandote y el Elfo los guardias personales y yo.... tú juglar!

Habían dos formas de entrar a la ciudad, una la obvia de entrar pasando desapercibidos o pretendiendo ser otra gente de tierras lejanas, como lo había pensado sagazmente el mediano. Y la segunda, esperar a la noche, y escalar las murallas sigilosamente. El mediano prefería la primera, su exceso de confianza se lo permitía.

Se puso en marcha juto al Paladín, pensando en su mente las lineas que iba a responder cuando el guardia los interrogara.

Sira hizo caso a su amo y se metió dentro de sus ropajes, escondiéndose de los guardias inquisidores.

El grupo marchó, con cierta incomodidad y una extraña sensacion dentro de sus entrañas, pero convencidos de que podrían superar este primer traspié sin problema alguno, el grupo dió su voto de confianza al mediano, quien tomaría la vocería de todos en esta ocasión.

El sargento de la guardia los observó de arriba a abajo, y llamó a sus cuatro guardias para que estuvieran cerca de él.

-Jaj, que hacen dos hombres, un Elfo, un Semielfo y un mediano a hacer en este lugar?. -Dijo escupiendo a la tierra, cerca de la bota del elfo -Y tú semielfo, ¿si esta puta Elfa es tu madre -Dijo refiriéndose a Iveliös -¿Quién de estos dos es tu padre?.

Arrojó una carcajada al aire, mostrando sus podridos y amarillos dientes, sus súbditos también lo hicieron sonoramente. -Ahora respondan, ¿de donde vienen y que quieren en esta ciudad?

A Damarah se le revolvieron las tripas. Se sintió ofendido como nunca antes lo había estado. El corazón se le salía del pecho y sus brazos le pedían a gritos coger al infame y sucio personaje por el cuello hasta dejarlo sin aire. El odio se apoderó del paladín. Pero eso solo fue durante un instante. Las palabras que había oído habían sido duras, pero más duro era él. Había pedido  a sus compañeros no caer en provocaciones y tenía que ser ejemplar en eso.

Los pocos segundos que pasaron hasta que Pike inició su discurso se  hicieron eternos. Damarah miró hacia atrás con templanza para que todos vieran que no iba a darle el gusto al asqueroso guardia de responder a la provocación. En su mirada se podía adivinar que la próxima vez que se encontraran frente a frente, alguien visitaría a sus antepasados antes de lo previsto.  

Tras escuchar a Damarah se coloca tras él y siguió los consejos de Pike "Guarda personal, huh".
Los comentarios del guardia eran tentadores -"El padre del semielfo no sé quien será, pero el tuyo si" pensó para si mismo. La ira se le acumulaba y le tensaba todos los músculos. Su cara adusta y fría parecía no haber escuchado tal comentario, pero por dentro se decía. "Sin duda tienes suerte de no haberte referido a mi o estarían tus entrañas desparramadas por todo el suelo". La cara de Damarah al volverse le volvió relajar...

Kaxhastrox ni siquiera oyó lo que el guardia decía, tan concentrado estaba en tener listos sus conjuros que sólo vió como Damarah se giraba con cara de aviso de que nadie dijera ni hiciera nada y volvía a mirar para delante.

Después de este hecho miró hacia Damarah prestando atención a la conversación y esperando alguna señal de que las cosas no iban como deberían para actuar, intentó dar la impresión de estar a la espera de que su señor le pidiese consejo pero mantuvo todos los sentidos alerta.

El mediano se dio cuenta de la reacción que intentó ocultar el Semielfo, al igual que el bárbaro; a ambos se le tensaron los músculos de la quijada y apretaron los pomos de su arma cn fuerza, pero ates de que cualquiera pudiera reaccionar de alguna manera indeseada, se apresuró para ponerse delante de su grupo.

-Señor, tan solo somos viajeros de paso, este amigo Semielfo es un príncipe de las tierras del este, un jóven ávido de aventuras y valiente sin igual, quiere aprender las buenas costumbres del oeste para implementarlas en su reino cuando el tiempo de ser rey le llegue. -Hizo una pausa a propósito para que el sargento tuviera la oportunidad de contemplarlo por un breve instánte.

-El grandulón y el Elfo son los guardias personales y guías, Hog'ohl e Iveliös, ambos aguerridos y fieles, conocedores de la espesura como ningún otro. Este amigo de túnica larga es Kaxhastrox, el consejero real del principe, hombre de gran conocimiento y mente sin igual, es él el que lleva todas las anotaciones sobre la cltura occidental. -Tomó una bocanada de aire para finalizar. -Y su servidor a sus ordenes, soy Pike el mediano, el juglar y el vocero del príncipe, solo estamos cansados de un largo viaje, como verás, solo queremos descansar en una posada, dormir bajo un blando cojín y llevar a nuestras barrigas un plato caliente, que desde hace semanas enteras no tenemos el placer de cumplir alguna de esas tres. Así que amigo mio, déjanos entrar y el príncipe en persona podrá mostrar la generosidad de la gente -Finalizó guiñando el ojo y poniéndole al sargento unas cuantas monedas directamente en su mano.

Cuando Pike empezó a hablar Damarah todavía estaba mirando a sus compañeros. Todos pudieron ver como la  templanza e ira contenida de su rostro se tornaba en asombro a medida que el mediano ofrecía su discurso.Pronto se tranquilizó cuando entendió la estrategia del pequeño: "La historia es tan increíble que nadie en su sano juicio se atrevería a colarsela a alguien tan curtido como el sargento, después de la crueldad y maldad que nos ha mostrado. Espero que eso le desconcierte sobremanera y no tenga más remedio que dejarnos pasar para evitar ser el causante de los problemas  que Korba pueda tener con otro reino. Muy sagaz este Pike"

Damarah volvió a mirar al frente mostrando su porte noble que por nacimiento exhuma,pues es bien cierto que viene de una noble familia emparentada con la realeza. La reacción del sargento sería tan impredecible como lo había sido la historia del mediano. El paladín estaba preparado para enfrentarse a las consecuencias fueran las que fueran. 

 El elfo observa impasible la escena, no se iba a molestar por lo que le dijese un torpe humano como ese sargento de dientes rancios.

Éste mediano llamado Pike es bastante sagaz, parece desenvolverse bien en situaciones que requieren engaños y artimañas para manipular a los demás, sin duda es bastante útil.

El sargento se acarició la barbilla con una expresión suspicaz, se volteó a mirar a sus guardias y luego volteó la mirada a Damarah, desde las botas hasta la cresta, escudriñó al paladín y finalmente volteó la mirada al mediano.

-Jmm, más les vale no ocasionar problemas adentro, o yo mismo me aseguraré de cortarte esas pequeñas manitas que tienes, mediano!. -Guiñó el ojo y mostró una sonrisa con sus podridos dientes.

Lograron convencer al sargento de dejarlos ingresar, el primer obstáculo ya era cuestión del pasado, ya se enciontraban cerca de la puerta, cuando el sargentó los llamó de nuevo. Por un momento todos temieron lo peor, pero al voltear, el vlgar hombre les lanzó una segunda advertencia: -Recerden que la magia está prohibida en el interior de las murallas, es castigada con la muerte.

No dijo nada más y se volteó a seguir inspeccionando a los viajeros.

Consiguieron pasar el Umbral de la puerta sn mayores problemas, no obstante cuando pasaron ante los miembros de la Guardia Negra, uno de ellos giró bruscamente la cabeza hacia ustedes, e hizo un sonido peculiar, como un perro cuando olisquea un rastro.

Apretaron el paso e ingresaron a la ciudad.

Entraron en la ciudad con la extraña sensación de que es cuestión de minutos antes de que los guardias negros decidan ir por ustedes.

Pueden ver la plaza de mercado, llena de gente comprando y negociando. También ven la calle principal, atestada de gente, carromatos y mercaderes. También hay varias callejuelas secundarias que llevan a otras callejuelas.

Damarah respiró ondo y comprendió que esta misión iba a ser más peligrosa de lo que pensaba. No le gustó nada llamar la atención de la guardia negra y eso le preocupaba. Había que actuar con rapidez y sensatez al mismo tiempo, por si les seguían. Pero por otro lado estaba más tranquilo y seguro, pues observó como todos los integrantes de la misión habían actuado como uno solo y eso le congratulaba. Ya habría tiempo para las individualidades, pero por ahora tendrían que moverse como un solo cuerpo.

Somos demasiados para pasar desapercibidos entre la gente. Si la guardia nos sigue y sucede algo, nadie se pondrá de nuestro lado en público. Y si nos separamos acabaremos nos perderemos, quizás para siempre. Debemos permanecer unidos por el mismo camino.Iremos por las callejuelas, donde podremos despistar a quien nos siga, hasta encontrar un lugar seguro donde escondernos. Y en caso de que suceda algo, al menos llamaremos menos la atención que en medio de la muchedumbre. Iveliös, se que esto no es un bosque, pero de entre todos nosotros debes ser el más apropiado para guiarnos entre las callejuelas a fin de no volver sobre nuestros pasos sin saberlo. Perdámonos entre las calles hasta asegurarnos que nadie nos sigue.

Dicho esto Damarah hizo un ademán señalando una de las calles para que todos pasaran. Quería asegurarse de que  seguían juntos y de si alguien les seguía... Si la guardia negra andaba tras ellos quería ser el primero en encontrárselos. 

-¿No sería mejor ir al mercado?, deben haber tabernas donde quizá podriamos conseguir información, yo soy bueno haciendo que la gente suelte la lengua, seguro!.

El mediano sugirió, pero si ya habían mentido para entrar a la ciudad, haciendo al semielfo pasar como su lider, estaba dispuesto a seguir la mentira aún sin necesitarlo. Siempre era mejor tener un líder en cuanto a cuestiones grupales, eso se lo había enseñado la vida. y que mejor lider que un paladín?, Pike lo seguiría a donde Damarah dispusiera.

Damara echó la vista atrás para ver si los guardias les estaban siguiendo.

Entiendo lo que dices Pike, pero esa zona está muy concurida, no nos podremos mover con rapidez y al ser tantos nos localizarán con facilidad, además habrá guardias haciendo rondas por el mercado y si hay un enfrentamiento pronto tendremos a un buen puñado encima. No todos nos desenvolvemos bien entre una muchedumbre, solo Hug es un blanco bien visible entre la gente.Las posadas de estas callejuelas estarán menos concurridas y llamaremos la atención a menos gente. Os ruego sigáis mi consejo antes de que sea demasiado tarde. Cuando encontremos un lugar seguro donde escondernos podremos trazar un plan y sacar información de todas las tabernas que desees, pequeño amigo.

Damarah no perdió la mirada atrás mientras hablaba buscando perseguidores, le había inquietado sobremanera que un sabueso de la guardia negra husmera a su paso. Quizá pueden oler el bien al igual que el paladín puede oler el mal. 

Hug'ohl siguió impasible ante las miradas de los guardias "Lástima que se tragaran las palabras del mediano" siguió a Damarah y escuchó atentamente su plan. "Parecía lo más seguro, la idea de Piker de recabar información no era de todo mala".
-No necesito pasar desapercibido, que todos me vean... Por mi está bien tener un sitio al que acudir en caso de conflicto.