Partida Rol por web

Mis actos son transparentes ante vuestros ojos. Respondió con firmeza la joven, sonrojada ante el contacto poco usual de su maestro, admito que hay empatía con los gorriones, pues mi familia también se vio algún tiempo atrás manchada por el escándalo y se lo duro que es llevar la carga de limpiar el nombre, y precisamente por eso puedo decir también que se cuales son mis prioridades, se quienes nos ayudaron y a quienes debo el bienestar de mi madre y de mi abuela... mi señor, mi familia es el clan y en el clan reposa mi destino. aceptó esta como una verdad ineludible hace mucho tiempo y no pensaba cambiar eso, pues no solo su cabeza pendía de un hilo, ella tiene personas por que velar.

guardó silencio por un momento y sin esquivar la mirada del Bayushi prosiguió. 

Ofrecí mi amistad al heredero gorrión, entendí que ese era nuestra misión en este lugar y actúe en consecuencia, he sido solidaria con él pues dicen que en la adversidad es que se conocen los verdaderos amigos, tan solo lo he alentado a que supere la adversidad y pueda volver a estas tierras a ocupar el lugar que le corresponde, consideré que a futuro tener a un posible daimyo que guarde afectuosamente el nombre de los escorpión puede ser beneficioso para ambos clanes.

Se separó un poco dando un paso hacia atrás, con gracia sonrío al noble, lo anterior era verdad, con suerte Yugoki regresaría y no tendría que cargar con la deshonra, no sería un ronin o quien sabe que, tendría un buen futuro, podría ser feliz... tendría en sus afectos al clan, si es que ella había logrado entrar un poco en ese corazón.

En un tono más jovial, pero no por eso menos educada siguió. Se que no es mi labor si quiera imaginar este tipo de cosas, no me corresponden y humildemente pido disculpas por tomarme estas atribuciones, pero no siento haber actuado incorrectamente, ahora el quedarme serviría para que a futuro se faciliten las cosas para nosotros, nada mas. 

No dijo más, ya se había explicado demasiado, pero conociendo a Togo podría haber leído la nota, podría haber visto de cerca todo lo que ha pasado entre el joven y ella y pues querer tomarle por tonto sería un error fatal, pero tampoco le admitiría que operaron cambios en su corazón y nunca le diría que la intención de jugar un poco con el pichón de gorrión que tuviera en el primer día se transformó en algo serio, no era necesario, de hecho era ridículo, cursilería de viejas inoficiosas con las que Setsuko para nada se identificaba. 

-No pretendía hacerlo – Respondió confiado tras las palabras de Chomei-Sama – Sé que es pedir demasiado pero siempre hay un *quizás* en la ecuación- se despidió con una reverencia mientras retomaba el camino hacia su dormitorio para preparar el equipaje antes de presentarse para la fiesta; cuando ya estuvo lejos dio un fuerte suspiro liberando la tensión que poseía sobre sus hombros. Aún tenía el libro de poemas que había ganado, una vez organizado el equipaje leería algunos poemas y minutos antes de la celebración se alistaría para presentarse en ella.

-Ciertamente todavía no estás en un nivel donde te corresponda imaginar o calcular esa clase de escenarios. Ni creo que vayas a estarlo en un futuro próximo, dadas las circunstancias.

Vuelve a acortar la distancia. Su abanico se apoya en tu pecho, y baja por tu torso. Lo desliza entre tus senos de una forma calculadamente sensual que en un lugar tan público resulta extraordinariamente vergonzosa… y sigue abajo. Pero se detiene justo en tu vientre, allí donde todavía está la herida.

-Tu amistad hacia Yugoki-san parece excepcionalmente noble, Setsuko-san… Especialmente desde que casi das la vida por él. Un acto honorable que hubiera dañado drásticamente tu misión, la misma por la que deseas permanecer aquí. El recuerdo de la acción podría servir, pero no tanto como la persona viva.

No necesita decir más. Es obvio que sabe que excusa podrías dar y ya la ha desestimado. Pero entonces sus labios se curvan en una sonrisa leve.

-No obstante, afortunadamente no es la circunstancia. Y una mujer en el futon también sirve. Tu conclusión de que a la larga Yugoki-san volverá a ocupar su lugar no es errada. Toda esta farsa con Mukashino-sama… no durara más de un año o dos. Así que te lo preguntare directamente. Se que deseas estar a su lado. Pero... ¿Te atreves a ser la compañera de viaje y de cama de un ronin? ...

No hay guardias en la parte posterior del palacio. Los pocos que hay se encuentran en la sala del trono o el frente, por no mencionar los tristemente destacados a las habitaciones de la tragedia...

Si hay alguien, probablemente sean otros participantes, bien en el templo, o en el dojo. Es curioso que nadie este en los patios, pero seguramente se deba a que la mayoria se preparan para el evento de la noche.

Junichiro no quería marcharse dejando a Suzue allí, así que se acercó a la puerta, intentado escuchar algo de lo que sucedía en el interior de los baños.

Al entrar en tu cuarto ves que Kuni no ha regresado al mismo. Mejor en cierta forma, lo tienes para ti solo.

Tu equipaje es bastante escueto, así que tardas pocos momentos en organizarlo. Quizás de hecho sea conveniente conseguir algunas cosas más. Llegar a las tierras Grulla con las manos vacías puede no ser la mejor idea.

Tras esto puedes recostarte, y ojear el libro. Está bien hecho, con papel de buena calidad, y la caligrafía es clara.

El color de hoy

Lento se desvanece

Igual mi vida

¿Hacia donde estas caminando? ¿Porque parecia tan divertido aquel aspero Chomei? ¿Y... que seria del misterio que Kyuden Suzume todavia encerraba?...

- si mi señora...- responde la joven, mordiéndose el labio inferior, y con la cabeza gacha, hasta que no ya no escuchó más a la pareja, ahí, Suzue  levantó la cabeza, intentando no encontrar a nadie, y solo al cerciorarse de eso, se mueve y pone sus manos en los hombros de Kakita, voltéandola  para poder ver como estaba. 

- Kakita-sama... por favor, respóndame...- la intenta despertar, separándose de ella, pero solo unos centímentros, mientras se cerciora de su estado, al hacerlo, saldrá a llamar por ayuda, aunque no sabe porqué su amo no ha enviado la ayuda.

-….

Hay un murmullo, pero el grosor de las paredes te impide oír lo que se dice, más que como un ruido sofocado.

Tras unos instantes, no obstante, salen dos figuras del baño. Sus pies descalzos escapan de tu concentración hasta que están en la misma puerta.

La primera es sin duda la joven Kin. Se la nota seria, pero a la vez altiva y firme. A su lado, la pequeña Mirumoto se acurruca con la cabeza gacha, sujetándose de su brazo, aunque su apoyo parece mas que fisico.

Difícilmente podría ser más helada la mirada de la ronin cuando se encuentra con la tuya.

-Daidoji-san… ¿Qué estás haciendo?

No hay respuesta. El pecho de Tomoe sube y baja,… al menos todavía respira. Pero es todo cuanto consigues. Aquella patada la ha dormido profundamente.

Quizás su cráneo este mal, por dentro. No pocas veces viste como una viga que caía lastimaba a los obreros de tu padre de una forma tremenda, dejándoles no obstante más dañados por dentro que por fuera. Aquella bien torneada pierna no debió golpear con menor fuerza. No con ese horrible ruido oseo que hizo al impactar…

Sin Daidoji-sama para ayudarte (sea por la razón que sea que este demorando) ahora todo depende de ti. Porque una demora en su atención puede complicarse severamente...

Avergonzado, el Grulla retrocedió y agachó la cabeza, pidiendo disculpas.

- Lo lamento mucho; mi sirvienta me habia informado de que estaba sucediendo un... altercado ahí dentro, y como no había ningún guardia cerca me quedé en la puerta por si hubiera problemas. No quería ser indiscreto; solo estaba preocupado.

-¿Por vuestra compañera de clan? +pregunta en tono levemente sarcástico, alzando una ceja+… si, haríais bien en estar preocupado. Aunque esto de espiar el baño de mujeres no es muy honorable, Daidoji-san, sin importar la razón. Pero quizás esa niña necesite vuestra ayuda y no queda nadie más dentro. Podéis entrar… por mí, al menos.

Una sonrisa bordea sus labios, y continua su camino, llevando a la pequeña Mirumoto consigo, en dirección a las habitaciones de huéspedes.

 Se que deseas estar a su lado. Pero... ¿Te atreves a ser la compañera de viaje y de cama de un ronin? 

Setsuko se ruborizo ante todo el argumento del Bayushi pero esto último fue lo que más la hizo quedar atónita.

¿perdón? balbuceo un poco, miró sin ningún disimulo a su interlocutor como si estuviera examinando al ser humano más extraño de toda la creación, dio la vuelta a la vez que se pegaba una pequeña palmadita en la frente, pensaba bien la respuesta, volvía a mirar a su maestro y después de un suspiro respondió:

Si y No, me explico: Sí,  si es lo más conveniente y es una orden, yo fui entrenada para cumplir con lo que se me ordene, así que por ese lado, por supuesto... no solo compartiría cama, sino mesa, una casita con una bella vista, tardes de té y una buena tonada, compartiría su vientre y le daría 20 hijos, se aguantaría las mil horas del abuelo hablando sandeces y sería feliz, eso y más pensó, se dio cuenta que su imaginación voló muy alto y entonces carraspeó un poco para proseguir, pero No y esto sonara tonto, pues mi lecho no ha sido compartido y preferiría reservar tan preciada prenda para un matrimonio digno. 

Se dirigió un poco más segura de si misma y mostrando una ambición propia de su clan, aunque en su corazón no se tratara de asuntos estratégicos para los escorpión (afortunadamente coinciden los intereses en este caso, o al menos eso es lo que ella piensa).

Más que ser compañera de cama de un ronin prefiero ser esposa de un señor. Concluyó con firmeza, pero no por eso terminó de hablar. Me tomó por sorpresa su pregunta y ya que tengo voz en este asunto voy a ordenar las ideas un poco mejor: Seré la compañera de cama y armas de un ronin solo si: primero es estratégico para nosotros (refiriendose al clan) y segundo si con eso hago a ese ronin un señor. No pretendo quedarme como la simple querida de un fulano, toda mi formación no será desperdiciada en eso.

si es una orden, debo ir a alistar mis cosas Bayushi-sama, por lo demás, si no es una orden, esta noche hablaré con Yugoki-san, quedare en los mejores términos con él y estoy a disposición vuestra. 

Esperaba no haberse equivocado con su respuesta, sentía que el hombre que tenía justo en frente la estaba midiendo milimetro a milimetro, palabra a palabra, no podía mostrar que todo el amor que pudiera sentir por el gorrión superaba la lealtad hacia el clan, de hecho por su cabeza no había pasado si quiera hacer algo que perjudicar a los suyos, pero estaba claro para ella que la conversación podría costarle su lugar, su apellido, su reputación y hasta la vida si se sospechaba siquiera un poco de su fidelidad hacia el clan y era algo que no se podía permitir.

Preguntas y más preguntas aún seguía apareciendo con cada paso que daba pero se le veía seguro ante las dudas que había tenido anteriormente, el pedido a Chomei Sama parecía haber sido no del todo bien planteado y ahora venían a su mente otras formas de concretar aquel trato con el cual se había ganado un viaje a las tierras grulla.

Espero un tiempo mas y se alisto para la fiesta de cierre, se vistió con sus ropas de clan, y camino por los pasillo hacia la sala principal con una sonrisa en el rostro; la misma que había desaparecido con todo lo ocurrido en este lugar. Sus pasos eran seguros aunque su mente por unos momentos pidió saber la verdad de los asesinatos que se le atribuyeron al ronin.

Junichiro se despidió de la ronin con una inclinación de cabeza, y se quedó pensando que hacer. Estaba tentado de entrar, pero ¿y si lo hacía y después entraba alguien más? Sería la guinda que coronaría toda la cadena de errores que había cometido desde que empezó el torneo.

No creía que la Kakita pudiese hacerle nada a la joven Suzue, y no la había visto armada, así que optó por esperar a que la joven saliera de los baños. Solo entraría si oía algo que le pudiese indicar que la heimin estaba en peligro.
 

La coloca con cuidado apoyada recta en el suelo, y comienza a abrir sus párpados para ver sus iris, está demasiado preocupada, y luego de ver mejor su estado, decide salir del baño para buscar ayuda, necesita atención cuanto antes,.

Se abanica suavemente, mientras sus ojos no pierden ningún gesto que haces. Parpadea suavemente al final, casi con pesadez, lo mismo que el cabeceo con que asiente.

- Entonces está decidido. Ve a preparar tus cosas para partir en la mañana… conmigo.

Cierra el abanico. Quizás con demasiada fuerza. Como una trampa más bien.

- Desde luego no te ordenaría que hagas ese sacrificio. +continua en tono apacible+ La vida de ronin es muy dura para cualquiera, y ni hablar un cortesano. Aunque Yugoki-san recupere su honor, como seguro sucederá al final… si sobrevive… será un tiempo duro entretanto. Si no estás dispuesta a hacerlo por voluntad propia, no te obligare. Buscare alguna otra bushiko en Ryoko Owary para encargarse, cuando lleguemos.

Se gira, encaminándose para regresar al salón.

- Engalánate bien. Esta noche se despedirán por última vez. Mañana partiremos a casa...

Es serio, lo puedes decir sin dudar viendo el derrame de sangre dentro de sus ojos azules. Sin duda necesita cuidados intensivos. El golpe le ha afectado la cabeza, puede que de forma permanente. Aunque el daño en los huesos es minimo... su vida podria peligrar a largo plazo. 

Apenas determinado esto, corres a la salida a buscar ayuda. Alli te encuentras a Daidoji-sama, retorciendose las manos casi de impaciencia.

Finalmente Suzue vuelve a salir, un par de minutos después de que Kin y la Mirumoto abandonaran el baño. Su cara esta pálida a pesar del calor que debe haber dentro del baño. Ni duda cabe que algo la ha afectado…

Al menos la joven parecía estar bien, pero su rostro no auguraba nada bueno.

- ¿Que ha sucedido? -le preguntó con urgencia