Partida Rol por web

Iuchi observa al niño, esto parece ser una bendición de los kamis... 
Konnichiwa, mi nombre es Iuchi Shiko. Tenemos sospechas que este ser mató un niño, tal vez de su misma edad señalando al niño con la cabeza con un movimiento. Vive por estas partes?

-Si...

El sonido de su suave voz no tiene tono alguno. Mira al monstruo sin miedo o pena alguna. Vuelve a hablar al cabo de un instante. Cuando lo hace, sin embargo, no es para explicar nada, sino para preguntar.

-Le daran sepultura a Kotae entonces?

Ese chico... ¿sería otro espíritu? Lo cierto es que tenía un aire extraño. ¿Como tratar con él?

- Si es lo que debe hacerse en estos casos, si. 

Asiente ligeramente moviendo la cabeza. 

-Y... Suzue? +cuestiona nuevamente, aunque esta vez vacilando con un ligerisimo tono de pena. Tan ligero que seria imperceptible si no fuera el primer rastro de emocion alguna que muestra.

Por un momento, Junichiro  había pensado que aquel extraño niño se había referido al espíritu por el nombre de Kotae, pero luego cayó en la cuenta de que estaba hablando de los hijos del carpintero. Así que los conocía... 

- La joven está a salvo, pero ha caído en una especie de shock. Pero antes de seguir, dinos: ¿de que conoces tu a los hijos del carpintero, muchacho?

No responde al grulla. Su mirada vaga en el grupo. Sus labios se curvan hacia abajo, con tristeza.

-El dolor de perder a los seres queridos es asi... afecta a las almas sensibles de formas terribles... +comenta en voz baja. La brisa le despeina suavemente... Finalmente, vuelve los ojos al monstruo.

-No siento pena por el. Si no hubiese hecho que Kotae cayera, tal vez, pero... Pero cada vez queria mas comida. Como los bandidos que ustedes le dieron... Es mejor asi...

Despacio, comienza a brillar, y cuando termina, donde estaba el niño hay un zorro, de pelaje tan blanco como los cabellos de este, y dos colas...

-Cuiden de Suzue...+escuchan como dice, antes de que salte y desaparezca en la espesura.

Higetora maldijo en voz baja el no tener arroz para ofrecer al mensajero de Inari. Se inclinó en agradecimiento y despedida hacia el espíritu del bosque, mientras se acercaba a la inmóvil bestia tortuga del suelo. - Creo que será mejor dejar esto resuelto, antes de que este devoracarne haga más trastadas.- Desenvainó su wakizashi y se preparó para asestar un golpe de gracia a la bestia corrupta.- Después regresaremos para reportar nuestro fracaso y aceptar nuestro castigo.

- Si, supongo que es lo mejor. No podemos dejarle vivo, o hará más daño a la gente. Y si al llevarnoslo de aquí muere, no merece la pena estar cargando con él.

Luego se quedó mirando hacia donde había desaparecido el zorro

- Las huellas de zorro que vi anoche debían ser las de esa criatura... Si conocía al niño, ¿por que no le ayudó?

 - Los caminos de los espíritus no son como los nuestros, Daidoji-san. Muchos vienen a nuestros dominios precisamente por la curiosidad que sienten hacia lo que ellos consideran los extraños y particulares métodos de la humanidad. Posiblemente no entiende ni el concepto de ahogarse. - Alzó su hoja de honor.- Sin embargo, al entrar en nuestro mundo han de aceptar nuestras leyes, las conozcan o no. Esta criatura - dijo refiriéndose al Kappa - ha asesinado a un ciudadano Imperial, y se nos ha presentado testimonio de ello. Según la ley, la pena a cumplir por este crimen es la muerte.- Y hendió su hoja en el cuello de la criatura.

El Kuni hunde su wakizashi sin mas ceremonias en el cuello del kappa, acabando con su vida. La sangre del espiritu mana por la costa hasta el agua del rio, manchandolo levemente con su tinte verdoso...

Tokiota observa todo, moviendo la cabeza ligeramente, increedulo. No parece desaprobar las acciones del Cangrejo, sino mas bien asombrado por el resultado de todo lo acontecido.

-Esto es... increible... Tsuruchi-sama tiene que saberlo. Si lo desean, pueden regresar ahora a llevar sus heridos, samurais. Yo me hare cargo del cuerpo de Kotae-kun... y de monstruo

Mira la sangre en el filo de su hoja, despejandola con un seco movimiento. Luego la envaina, con expresion severa, pensativa...

La mente de comerciante de Iuchi se activa inmediatamente. Ese caparazón podría llegar a ser un gran escudo, de conservarse correctamente. Se acerca a Tokiota y murmura a su oido.

¿Sabe, Tokiota-san? El caparazón de esa criatura puede estar maldito, sería mejor que lo purifique en mis aposentos antes de presentarlo a Tsuruchi-sama. No querríamos llevarle un regalo de mala suerte ¿verdad?

-No pienso llevarlo, Iuchi-san, sino quemarlo. +responde el espadachin con severidad. + No hace falta mas para este monstruo.

Bayushi abría los ojos de tanto en tanto intentando aclarar las ideas y también tratar de soportar el dolor de aquella herida que casi le había arrebatado la vida de su cuerpo, estaba allí sobre el suelo mirando el cielo por los pequeños agujeros que las ramas de los arboles habían creado; el frio parecía que se apoderaba de su cuerpo así como también el sueño , el Escorpión llevo una mano a su vientre recordando aquel ataque.
-Gra…gracias- Fueron sus palabras antes de volver acerrar los ojos y quedar en silencio.

- Yo ayudaré a Bayushi-sama a regresar al pueblo. Será mejor que nos pongamos en marcha cuanto antes

El grulla ayudó al escorpión a ponerse en pie y empezó a caminar de vuelta al pueblo

Habiendo comprendido que iba a ser una labor más que complicada la extracción de la caparazón, sólo le quedaba esperar que no quedase muy chamuscada cuando lo quemasen, para tener el objeto por curiosidad de coleccionista.

Iuchi hace una consulta en voz baja a Tokiota... No es escuchado que dicen, pero el samurai comienza a apilar rapidamente ramas del bosque sobre el cuerpo del kappa, con evidente intencion de incinerarlo por completo, mientras el shugenja Unicornio observa.

Mientras, Daidoji se hace cargo del Bayushi... toda una escena digna de ser relatada.Solo faltan que se decidan los demas, si se quedan a la cremacion, o por el contrario regresan a atender sus heridas e informar de los tristes acontecimientos. 

 Higetora echó un brazo de Anzai sobre su hombro.- Vamos, Samurai. Las vendas aguantarán, pero esa herida hay que tratarla en pueblo. -Vio como Tokiota empezaba a apilar leña.- Shiba-san, Iuchi-san, quedaos con Tokiota y aseguraos de que los ritos adecuados son observados. Mandaré a unos eta a recoger el cuerpo del niño, para que reciba el tratamiento adecuado y sea debidamente incinerado en el pueblo.