Partida Rol por web

Junichiro ni se inmutó; permaneció con su yari apuntando hacia el hombre vestido de negro, esperando algún movimiento por su parte. No iba a dejar que unas cuantas bravuconadas dichas por un miserable puñado de bandidos advenedizos le intimidasen. Primero tendría que caer el jefe; una vez eliminado, el resto de idiotas no sabrían ni donde estaban sus cabezas. 

En realidad preferiría estar atrás del todo con el yumi, pero en fin - pensó para si mismo. No le gustaba estar en primera línea de combate, pero contaba con que el Kuni guardase algún truco en la manga, y eso le tranquilizaba.

"Ahora es cuando uno maldice su suerte y desea mirar mejor por donde pisa..." Piensa para sí con una irónica sonrisa que le cruza el rostro, la mano en la espada, preparado para desviar algunas flechas, viendose claro objetivo de alguna de ellas.

- No hay venganza sin ofensa... No hay crimen sin castigo. - Dijo de repente en medio de un pequeño silencio que se habia orquestado.- Podéis dejar a la chica y huir, no seréis perseguidos. Alzad una sola mano hacia nuestras personas y no habrá lugar sobre Nigen-do en el que podáis dormir tranquilos. Hay dos cosas que me desagradan sobremanera en este Imperio: los criminales que se creen por encima de la ley debido a la fuerza, y aquellos bandidos que no saben aceptar su derrota, subestimando al resto. - Miró al lider de forma intimidatoria.- ¿De verdad pensáis que venimos solos hasta este lugar? En estos momentos los otros equipos de búsqueda están de camino desde varios flancos... Solo os queda huir ahora que aun podéis o morir con algo de dignidad. Yo soy Yoritomo Anzai, magistrado de la Mantis, y estos son mi grupo de investigadores, el temido Daidoji Junichiro, espada con fama propia, Shiba Bankunaruchi, prestigioso Yojimbo del Fénix, y no olvidemos a Kuni Higetora, uno de los talentos dentro de los Shugenja del cangrejo... ¿Pensais plantar batalla? Corred insensatos. - No habia lugar para el titubeo, Anzai ya estaba poseido por su asco sin igual por los criminales y no habia nada como ver a una joven en peligro para que su furia estuviera tensada como la cuerda de un arco, esperando acabar con los enemigos de la Justicia.

Bankunaruchi al ver aparecer los arqueros simplemente dió unos pasos y cubrió al Kuni de manera mecánica. Con un movimiento rápido la katana ya estaba en sus manos, antes de que el interlocutor hubo terminado de chasquear los dedos, brillando a la escasa luz de la noche, sujeta con ambas manos cruzadas, en posición horizontal, con la hoja a la altura de su nariz. Sus ojos sin perder detalle de los movimientos de sus enemigos por encima del brillo azul del acero.

Las palabras ya estaban demás. A pesar de las palabras del "magistrado" Mantis, para esa escoria no habría piedad ni posibilidad de escapada.

Las palabras del Mantis hacen cundir el desanimo entre los arqueros... Esto se evidencia en como se miran entre ellos dubitativos, asi como otros pequeños gestos de duda. El unico impasible es el hombre de la cicatriz. El mantiene su sonrrisa falsa y descarada cuando contesta...

-Bah, nosotros ya estamos jugados, bushi. Matarlos a ustedes o matar a Tanimoto-kun, de todos modos nos condenará... si se descubre. Ademas, creo que mientes... la alarma habria sonado más veces, si estuvieran acompañados... y por si eso fuera poco, nadie sabe que estamos aqui. Si los matamos rapido, a quien buscarian esos amigos?

Baja su tanto, apuntando con el a la muchacha a sus pies...

- Pero... por si acaso... Ella vale para ustedes, lo veo... Se las dare si se marchan de aqui y no miran atras. Eso es lo que vinieron a buscar, no es verdad?

Junichiro estaba sinceramente sorprendido; no creía que el Mantis, con todo lo marrullero que había demostrado ser en otras ocasiones, fuese capaz de arreglar la situación sin que fuese necesario emplear las armas. En fin, en ocasiones la bravuconería y las amenazas veladas podían ser muy útiles, más que las palabras dulces o el choque de espadas.

Sin embargo, Junichiro no estaba del todo convencido de la honestidad del bandido. Guardó su yari, pero desenvainó la katana y se acercó a la muchacha, sin dejar de vigilar al hombre de negro. Le tendió la mano a la chica.

- Vamos muchacha; te llevaremos con tu padre.

Cuando desenfundas y te aproximas, el hombre baja el cuchillo al cuerpo de la joven.

-Ts ts... Sin armas. Ella ira a ustedes. Pero primero quiero oir su aceptacion. Los kami son testigos, recuerdenlo...+sonrrie al decir esto. Evidentemente para el eso es una tonteria, pero para un samurai...

Junichiro hizo un gesto de fastidio, pero envainó la katana.

- Yoritomo-sama, ¿podéis vos darle nuestra palabra a esta gente de que nos marcharemos si sueltan a la chica? Vos sois el magistrado.

No tenía tan buena labia como desearía, así que prefirió delegar el asunto en manos de quien si la tenía, no vaya a ser que sus palabras traicionasen la mascarada que el Yoritomo había montado. De todos modos, no estaba muy conforme con el resultado; si de él dependiese, habría ensartado al tipo de negro mientras el Kuni hacía arder el campamento. Dejar escapar a unos bandidos así... Pero bueno, a fin de cuentas, él no consideraba que una promesa hecha a un bandido sin honor valiese algo; en cuanto pusieran a la chica a salvo, avisaría a las autoridades correspondientes del pueblo.

La sonrisa tétrica de Anzai seguía impasible en su rostro, observando la situación:

- Si la chica sale ilesa de esta situación ustedes son libres de huir sin ser perseguidos por mis hombres. Entiendase salir ilesa como que ninguno levantará un dedo contra ella. - Las palabras del Mantis eran muy específicas. La mirada seguia en los ojos del ronin de negro.- Si nosotros no hubiesemos accionado la alarma intencionadamente, no hubiesen sabido donde estabamos mis hombres. Esperan que empiece la lucha para caer sobre todos, si no hay lucha acatarán mi orden de escoltarnos entre las sombras. No todos los samurais se ven a simple vista... ¿Tenemos trato? - El resto ardían en deseos de montar una escaramuza, pero con la joven de por medio bastaba una flecha perdida, una estocada mal redirigida, y su misión sería historia.

Bankunaruchi no movió ni un músculo su posición, sin dejar de observar atentamente a los arqueros, que suponían el principal peligro para él.

Las palabras del samurai Mantis les había dado algo de tiempo y había hendido en sus corazones la esquirla de la duda, pero Bankunaruchi no confiaba en la palabra de esos asesinos, y tal vez la vida de la muchacha fuese un precio aceptable para detenerlos y que no se repitiese de nuevo esta situación, pero las cartas ya estaban echadas, el Grulla de nuevo había decidido por todos. De nuevo evitaban la confrontación hoy para que otros la sufriesen mañana.

Los hombres de atras siguen dubitativos. Las palabras de Yoritomo evidentemente las escuchan... y no les gustan. Sin embargo, el de negro alza la mano, cuando vuelve hablar. Esto para los gestos, de momento...

-Como dije, no creo en tus mentiras, mantis-kun...+sonrrie aun, aunque esta sonrrisa se torna mas siniestra cuando añade+.. Pero tu, piensas que vine solo con 4 pequeños arqueros a vencer un espadachin como Tanimoto, que ha matado a tantos?... jajajaja... No seas mas estupido de lo que pareces. Si te doy a la chica y te vas, tendras tu mision cumplida, no?. Tooodo el honor y la glooria a los nobles samurai...+canturrea, para luego concluir+ Yo hare mi parte, y dificilmente vuelvas a verme, como no sea en algun sueño que me dediques... Los dos ganamos...

Al decir estas palabras, pueden ver que un poco de la vacilacion de los de atras disminuye. Aunque no estan tan seguros como al principio, algo de su miedo se ha desvanecido al escuchar a su lider... aunque seria dificil presisar que parte de lo que dijo les tranquilizo...

Viendo que el Mantis dirigía la negociación, Junichiro se retiró de la escena y se colocó junto al Fénix y el Cangrejo. El Mantis y el bandido estaban jugando a ver quien decía la mentira más creíble, y ahora se habían enfrascado en ver cual de los dos tenían el número más grande de tropas ficticias. Una palabra mal dicha, y habría un combate.

En esa posición se sentía más a gusto; podría utilizar su yumi si las cosas se torcían. Si no fuera por que si hacía algún gesto de amenaza Anzai acabaría atravesado por varias flechas, sacaría directamente el arco y le colocaría una flecha en el corazón al bocazas del bandido.

Anzai no se iba a dejar ganar terreno por un sucio criminal, y menos si con ello acrecentaba el valor mermado de sus hombres:

- Acabemos ya con esto, danos a la chica y sigue con tus planes si aprecias la vida de tus hombres... No se que te habrán contado pero los Mantis no solemos tener piedad con un criminal, consideralo la excepción del año. - Dijo con una mirada glaciar dirigida a los arqueros que aun medio acobardados miraban a los samurais.- Además, ¿Quién ha dicho que no tengas a más hombres? Esta claro que tenías más, pero creo que a estas horas Tanimoto ha dado cuenta de ellos, como pasó por la mañana en ese callejón. Reconozco que ese Ronin es un grano mal puesto, pero a mi no me molesta... Yo si fuera vosotros aprovecharía para huir ahora que hay tiempo, el tiempo corre en contra de todos. - Sentenció.

No iba a dejar que la chica saliera ilesa, y su postura denotaba que no dudaría en arrasar con los cuatro arqueros y el ronin si seguía en esa postura. No habia sobrevivido a todas sus misiones anteriores para dejar que un sucio criminal viniera a decirle como hacer las cosas en una negociación hostil. Él llevaba el mando en esa negociación y habia quedado denotado... Además, su parloteo intimidatorio servía para que el Kuni pudiera hacer un hechizo sigiloso por si habia confrontación. Shiba-san podría cubrir al shugenja y Daidoji-San encajar una flecha en el ronin de ser preciso. Sabía de buena tinta que los bandidos huirían si su lider era destruido por ellos... No tenian entrenamiento ni mentalidad de samurai.

Higetora no se mantuvo ocioso durante la conversación. Murmurando por lo bajo, fue poco a poco reuniendo a los escasos kami del fuego que habitaban el bosque, repitiendo en su mente las plegarias a Osano-Wo, hijo de Hida-Kami y el Dragón del Trueno, preparándose para descargar la ira de los cielos en forma de puño celestial. Sin embargo, parecía que el Mantis iba a dejar que huyesen a cambio de rescatar a la niña. Aunque dejar a esa escoria libre era una idea que le repulsaba, siempre tendrían tiempo de volver a encontrarlos y administrarles una bien merecida dosis de justicia al estilo Cangrejo: Rápida, brutal, y sangrienta.

Para apoyar el peso de las palabras del Mantis, se irguió de su posición encorvada e inchó el pecho, lo que le añadió casi una cabeza de estatura y bastante volumen, haciéndole sobrepasar al Shiba y al Daidoji. La sangre de Hida corría por sus venas y sabía hacer uso de ella.

Un brillo extraño se percibe en la mirada del hombre...

-... y asi el insecto vende solo su mentira...+murmura+. Podria creerte de algun otro bushi afeminado, como Grullas o Fenixes que te acompañaran...+sonrrie despectivo, mirando a los que estan detras+ pero Tanimoto-kun es un imbecil honorable. El nunca iria luchando en las sombras, nos haria frente directamente. Y ademas, tu eres un magistrado. No trabajaria contigo jamas... Asi que realmente mientes, y estan solos. Por lo tanto... MATENLOS!

Con este ultimo grito, da la orden a los arqueros de abrir fuego, mientras se pone en guardia...

El hombre de negro reacciona con una rapidez inaudita, colocandose a la defensiva junto a su presa, mientras desenvaina la katana en su cinto... Sin embargo, sus hombres estan en su mayoria todavia algo alelados, por lo que tardan en tensar sus armas!!

La mayoria, pero no todos... Una flecha surge del bosque, desde arriba de uno de los arboles del claro. Su destino, el grulla. Mas este, en su estado de tension, la advierte y logra esquivarla sin dificultad, a la par que ahora percibe el arquero escondido...