Partida Rol por web

La 2ª Compañía se puso en marcha hacia Erebor La Montaña Solitaria, cruzarón varios pasajes montañosos, al cabo de un día y medio de cabalgata llegarón a la fortaleza de Dáin Pie de Hierro, Rey de Erebor.

Cuando os dirijis hacia la puerta un enano paticorto de corta barba gris, de complexión fuerte y armado con una alabarda y como ropa un jubón de cuero, cota de malla y botas de montaraz os irrumpe el paso pero Nurim al reconocerlo le habla:

-Aparte del medio Dertong Pies Cortos, soy Nurim tu compañero, y ya que estás nos habres la puerta y nos llevas ante el Rey Dáin.

Ulbar sonrié igual que el resto de los compañeros.

La 2ª Compañía deja lo caballos en el pequeño establo de ponis y Dertong los conduce por un pasillo recto y elaborado con runas enanas, a izquierda y derecha hay estatuas de antiguos reyes o héroes enanos, véis al Rey Dáin sentado en su trono y a ver a Nurim se alegra:
-Nurim compañero, ¿ venís a matar a los dragones?.

Tras un dia y medio de marcha a caballo, siguiendo el cauce norte del rio Rapido ante nosotros, se alzan las impresionantes puertas de Erebor, la Montaña solitaria. Nos detenemos unos instantes para contemplar la impresionante entrada abieta en la parede de roca maciza de la montaña. A un lado de la entrada, a traves de un arco de marmol blanco, el rio rapido inicia su camino que lo conducira hasta el mar de Rhun. A los dorados viñedos de Dorwinion. Las puertas de Erebor brillan en un tono grisaceo y apagado bajo el sol de la mañana. Es el tono del recio acero forjado con la ancestrales tecnicas de Telchar de la antigua Nogrod. Por encima de las puertas, mas arriba del gran arco de entrasda, se puede observar una gran almena excavada en el mismo granito de la montaña. De los extremos de esta poderosa defensa, surjen dos puentes sostenidos por graciles arcos que enlazan la almena con dos ciclopeas torres situadas a los lados de la pueta principal de Erebor capaces de resistir hasta el fuego de un dragon. Si, no hay duda. Los enanos han aprendido la leccion. Nos ponemos en marcha y continuamos nuestro avance por un camino prefectamente empedrado. Nos cruzamos con mas de una carreta cargada de mercancias con destino a Esgaroth, la ciudad de Valle, el reino del Bosque Negro e, incluso, Dorwinion en la costa del mar de Rhun. Y conforme nos vamos acercando a la entrada de Erebor, nos damos cuenta de las autenticas proporciones de las puertas y de las torres que la guardan. Y yo, pese a estar acostumbrado a ver las grandes murallas de la Torre de la Guardia y sus puertas reforzadas de Mithril me rasco la barba pensativo y termino diciendo. ¡La leche!. ¡Hay que joderse hombre!. En ese momento, un enano vestido de forma llamativa nos da el alto. Nurim, nuestro compañero lo reconoce. Y, tras un corto dialogo entre ambos enanos barbiluengos, somos guiados hasta unos pequeños establos situados a un lado del gran camino que nace, como un rio de piedra, de las puertas enanas. Desde alli, podemos ver un monticulo tallado en roca pura. Tiene una forma un tanto extraña. coronada por una impresionante losa de roca tallada. Es la tumba de Thorin Escudo de Roble. Alli duerme el fuerte enano con la piedra del arca en su regazo y la poderosa Orcristh cerca de su mano derecha a la espera de que Aule le reclame para rehacer el mundo junto con su pueblo. En silencio, cruzamos el gigantesco umbral y avanzamos por un corredor tallado en la roca. Nuestros pasos retumban en las entrañas de la Montaña Solitaria mientras seguimos a nuestro guia dejando atras las estauas de varios personajes enanos todos ellos representados con un hacha entre las manos. Y yo, mientras miro a derecha e izquierda, no puedo evitar pensar. No hay duda. Creo que esta claro cual es el deporte favorito de los herederos de Durin el inmortal Finalmente, llegamos hasta la sala del trono de Erebor. Alli, sentado en el trono contemplandonos en silencio, se halla Dain pie de Hierro. El impresionante enano sonrie al ver a Nurim y tras escuchar su pregunta, yo me adelanto y digo. Asi es sire. A nosotros nos encargo el sabio Elrond la mision de acabar con esas sucias bestias, escoria de Morgoth el maldito. Tened segura una cosa, oh heredero de Durin. Los vamos a destripar a todos y vamos a disfrutar haciendolo. Varios de los nuestros han quedado en el largo camino que hemos seguido hasta llegar aqui. Su sangre exige venganza. Y estos dragones, seran adecuados para ese proposito. Y dicho esto, callo al fin por si alguno de mis compañeros quiere decir algo.

Al llegar me quedo mirando alrededor pensativo, como recordando algo que pasó hace tiempo.
-Erebor... Hace poco visité esta zona y era un erial de muerte y desolación, ahora que los enanos están reconstruyendo su morada sería agradable visitar más detenidamente estas tierras en tiempos de paz-suspiro y niego ligeramente con la cabeza- es una verdadera lástima que no sea nuestra situación.

bien, ya sabemos que no sera tarea facil, los dragones son criaturas muy poderosas, pero no sera imposible dice mirando al enano

Llegamos a las puertas de la montaña solitaria y aun habiendo conocido unos cuantos grandes compañeros enanos en esta compañia, no puedo evitar sentirme incomodo al traspasarlas, es como si sintiera que estoy entrando a la boca del lobo, aunque se que me trataran con todas las atenciones, nos encontramos con un enano y este nos conduce frente al rey.

No puedo evitar sentirme culpable de mi sentimiento de desazon asi que opto por no mirar al rey a la cara y esperar a que los demas conversen con el.

pero despues de todo, nuestra mision es esa, matar a los dragones... digo inmediatamente cuando kercen termina de hablar
Solo tenemos que saber su ubicacion y partiremos para alli, y daremos lo mejor de nosotros para que esas criaturas caigan

Después de que habláis con Dertong PiesCortos el amigo de Nurim, esté último os dirije hacia un pasadizo secreto en las minas de erebor, los corredores son un poco estrechos que dan cabida dos personas juntas, apenas hay luz, os movís con incomididad, Nurim os conduce por varios recodos y al final salías hacia afuera, las montañas grises se ven claramente imponentes.

Nurim os guía asta lo que parece que es la cueva del dragón...

Tras la audiencia con Dain pie de Hierro, heredero de Durin, Nurim nos gua hasta los niveles inferiores de Erebor, la Montaña Solitaria. Ahora, los corredores enanos se vuelven mas estrechos y, de vez en cuando, podemos observar las diferentes vetas de mineral que aparecen en las paredes de los corredores. Avanzamos por una de las minas enanas casi en fila india pues no hay mucho espacio. Penetramos metros y metros en la ladera de la Montaña Solitaria hasta llegar, a lo que parece la salida del tunel al exterior. Finalmente, cruzamos la salida y, ya fuera, continuamos nuestro avance en direccion norte. Todos marchamos en silencio. Pues las estribaciones de las Ered Mithrim son un paisaje impresionante. Caminamos por una estrecha senda atravesando un desfiladero. La marcha dura horas y, finalmente, Nurim, en silencio, alza una mano. Todos nos desplegamos a su arededor. Estamos cuerpo a tierra a cubierto entre unas rocas y en medio de unos pinos algo raquiticos. Y todos observamos la boca de una carverna de respetables dimensiones que se halla frente a nosotros a unos cien metros. Y de pronto, como si hubiera olido algo, de la caverna surge una cabeza enorme y detras, un largo cuello. Pero no termina ahi la cosa. Detras del cuello, aparece un cuerpo rechoncho y con dos alas plegadas a los lados. Y, mas aun, detras del cuerpo, aparece una larga cola terminada en punta. Y el dragon, pues eso era por si habian dudas, se alza sobre sus patas traseras, olisquea el aire y lanza un poderos rugido que retumba en las laderas de las montañas. De su hocico surjen dos volutas de humo y su boca se abre mostrando toda una serie de dientes afilados. Y yo, que me hallo pegado al suelo a la derecha de mis compañeros, los miro ahora y digo. Grande, gordo, feo, humeante y con mala leche. No hay duda. Es un dragon. La bestia de Morgoth parece, en ese momento, perder interes en el exterior y, lentamente, vuelve al interior de la caverna. Y, viendo esto, yo digo. Va a ser dificil, lo admito. Pero no olvidemos el lado positivo del asunto. Ese es su cubil, ¿no?. Pensad en todos los tesoros que deben haber ahi dentro. Y otra cosa, cuando lo hayamos destripado, pensad en la fiesta que vamos a montar. Si quedamos vivos, claro. Miro una vez mas a mis compañeros y, sonriendo, termino diciendo. ¿Como lo hacemos?. ¿Que tal un bonito ataque frontal?. ¡Sin limite y a por todas!. Y en ese momento recuerdo las proprciones del bicho que es nuestro enemigo y añado. Claro que si a alguno se le ocurre alguna idea un poco mas creativa, por mi de acuedo. Y mi sonrisa se ensancha en mi cara.

-Yo prefiero ataque frontal y que los valar nos guíe en nuestra senda de la muerte o de la victoria, me he cargado a una de las crías en una ataque frontal con mi poderosa hacha de batalla y por eso los padres están cabreados es normal.- dice Nurim en tono bajo...

quedando un poco anonadado al ver el inmenso dragon, me percato de la conversacion entre nurim y Ulbar
ataque frontal?? -digo rapidamente en voz baja- no se dan cuenta las dimenciones de esa criatura, si nos ve corriendo directamente hacia ella, no dudara en escupirno fuego y matarnos a todos, o quisas se ponga a volar; y ya muchos de nosotros no somos grandes arqueros; recomiendo un ataque lo mas bien planeado, no quiero lamentar mas perdidas termina de decir con el ceño frunsido aparentemente enojado y un poco sarcastico en sus palabras, suspira fuertemente y vuelve a ver al dragon en cuerpo a tierra en cautela

volar?, no creo que dentro de la cueva pueda volar mucho, pero es verdad que un ataque frontal seria un suicidio para algunos, sobretodo los que vallan al frente mira la entrada, deberiamos movernos con cautela e intentar sorprenderlo, que va a ser dificil dice mirando la entrada e intentando ver lo mas dentro de la cueva posible

cierto, hay que acercarse con cuidado, pero prefiero luchar con ese bicho en una cueva, donde lo tenga chungo pa moverse, que al aire libre, asi que demos un rodeo si les parece, pero entremos por la puerta, y lo del rodeo, como le de por olernos lo tendremos crudo amigos ahora es cuando pienso que un escudo me vendría bien, pero mi azadon de combate le hará mas daño.
me coloco mi yelmo enano de combate, mascara incluida y espero que mis compañeros den su opinion

Escuchando a mis compañeros, observo que, poco a poco, se va perfilando un plan de accion. Mas he aqui que al oir a nuestro buen Eredae no puedo evitar sonreir y decir. ¿Chungo pa moverse?. Voto a tal camarada de ya innumerables batallas. En verdad que debo decir que tal expresion jamas la habia oido yo en mis largos años de vagabundeos por la tierra media. Debe ser, intuyo, una expresion coloquial de vuestro idioma secreto, el Khuzduk. Y no puedo evitar, naturalmente, que mi sonrisa se vaya ensanchando a medida que hablo. Pero despues, tras recuperar la compostura, mas o menos. Continuo diciendo. Si vamos a infiltranos en el cubil de una bestia de Morgoth, necesitamos ventaja. Kercen. Quizas podrias cegarlo con un relampago. Eso seria una buena ventaja. Pero cuidado. Si nuestro enemigo se acaba guiando por su olfato, creo yo que atacara a todos aquello que huelan , ante todo, a enano. No olvidemos las antiguas guerras entre los Naugrim y los dragones. Debemos intentar disfrazar nuestro olor. Que nuestro ataque sea una sorpresa total.