PRELUDIO DEL PRIMER CAPITULO: NOCHES VENECIANAS
La mar estaba algo revuelta y las fugaces olas rompían y volvían a romper una vez tras otra, sin cansancio, contra el fuerte cascaron de la carraca. Los marineros corrían por la cubierta de un lado para otro al son de la voz del capitán quien agarrado a la barandilla no dejaba de dar indicaciones a sus hombres.
El cielo estaba poblado de grises nubes teñidas de rojo por el atardecer. Comenzó a llover pero los marineros no paraban de trabajar. Manejando las velas en una y otra dirección según las ordenes del capitán.
La tormenta no parecía tener fin cuando el vigía desde lo mas alto del mástil central diviso tierra y con un gran grito audible para todos los de abordo:
- Tierra! Tierra a la vista! Tierraaaa!!!
Ahí estaba Venecia, pletórica, fiel y elegante como una verdadera dama. El sol se oculta tras sus bellos edificios delimitando su silueta y dejando en sombras las fachadas. La basílica de San Marco se alzaba sobre las demás edificaciones, presumida e importante. El barco navega hacia el puerto donde poco a poco se vislumbran gran cantidad de barcos de distintos calajes, desde pequeños barcos pesqueros o de paseo hasta grandes carracas como en la que viajáis.
La mayoría de los barcos han terminado su actividad, en el puerto aun hay algunos marineros que ultiman los detalles para dejarlo todo preparado para la mañana siguiente antes de irse a descansar.
Ahora que estáis mas cerca observáis lo grande que es el puerto y lo importante que debe ser, pues esta repleto al máximo de embarcaciones.
El capitán comienza a dar ordenes para preparar la llegada. Las velas se van replegando una tras otra a la vez que la lluvia amaina. El sonido de las telas que conforman las velas al plegarse rompen, junto con el romper tranquilo de las olas en los muros del puerto, el silencio de la noche.
Al llegar al espigón el barco atraca y los marineros tiran marras.
Abajo varios hombres están cargando sacos en un carro tirado por un delgado caballo y durante unos segundos dejan su trabajo para observar el gran barco que acaba de llegar.
A lo largo del espigón formado por rocas hay barcos a un lado y otro y al fondo hay un edificio que parece estar abierto pues se oye algo de jaleo desde lo lejos y hay luz que sale de el.
Los marineros están preparados y tiran una pasarela con barandillas para que bajen los de abordo. Junto al capitán se encuentran varios marineros para despedir a los viajeros mientras que los demás continúan trabajando en el barco y comenzando a desembarcar la mercancía y el equipaje.
Narses conocía vuestra fecha de llegada, había recibido vuestra carta donde informabais de vuestra llegada. De esta manera, dos de sus criados os esperaban junto a la embarcación. Dos guardias armados esperaban junto a la pasarela de desembarco, lucen el emblema de Venecia en su pecho.
Vuestros barcos llegan con un intervalo de tiempo muy corto. El primer barco en llegar a Venecia es el barco que transporta a Agatha mientras que poco mas tarde la embarcación que trae consigo a Andrés se hace paso entre las hileras de barcos amarrados en el puerto hasta anclar junto al primero en llegar.
La embarcación en la que viaja Agatha es un precioso barco, sus maderas están bien trabajadas y ensambladas. Su acabado exterior ha sido cuidado y mimado por manos artesanas a la perfección. Las velas lucen casi blancas, algo amarillentas por el sol pero están prácticamente nuevas.
Al lado del barco de Andres, el de la dama Aghata, le hace sombra. Este es bastante mas pequeño y mas descuidado. Las velas están remendadas por varias partes y las costuras para repararlas se notan desde la distancia.
De cualquiera de las maneras habéis logrado vuestro objetivo, reuniros con los cruzados, tomar parte en la asamblea que definirá el camino que esta enorme empresa tomara en un futuro muy cercano...
Los viajes en barco son cómodos... siempre y cuando viajes en un barco con un mínimo de calidad, confort y calado. Además son seguros – a menos que produzca un naufragio, naturalmente -, mucho más que viajar por tierra, a poco que le dediques cierto tiempo al Capitán para que no hayan problemas ni sorpresas a bordo. Si, son más seguros que viajar por tierra, donde cada noche tienes que buscar refugio, donde en ocasiones no lo encuentras... y donde muchas veces ni siquiera tienes la certeza de que ese o aquel lugar serán totalmente seguros durante el letargo diurno. Incluso se tienen ocasionales problemas de... alimentación, sobre todo si el paladar del Vástago es tan exquisito como el de los Patricios. Pero todo tiene su lado oscuro, y el de la navegación son las tormentas en alta mar.
Andres habia pasado el viaje durante el dia encerrado en su camarote y las noches paseando por la cubierta del algo viejo y destartalado barco que le habia llevado a Venecia. El vastago observaba la ciudad mientras se acercaban, sin duda era una gran ciudad y en aquellos turbios dias aun mas ya que seria el punto de salida para todos los fieles que acudirian a liberar Tierra Santa, una importante empresa que consagraba a todos aquellos que participaran en ella. Mientras observaba el bullicio del puerto el hommbre sostenia la cadena con una cruz que llevaba en su pecho; habito de sus dias mortales cada vez que entraba en una nueva ciudad.
El barco poco a poco iba llegando a puerto cuando Andres decide que ya es hora de estar mas presentable y decente ante la ciudad, por ello se dirige hacia su camarote, el hombre observa su equipaje y decide ponerse unas ropas lipias para el desembarco, unas ropas comodas pero al mismo tiempo con cierta clase y elegancia, aunque sin destacar demasiado ya que no desea destacar demasiado, mientras se desvista piensa:
- He de vestir como es debido a la llegada de una importante ciudad de nuestro señor y sin duda el deber de presentarme a sus gobernantes es algo que debo de hacer por consideracion a ellos y mas para la importante empresa para la que nos dirigimos todos los fieles a esta hermosa ciudad
Asi pues tras ponerse las ropas limpias el hombre decide colgarse de su cinto su fiel espada y caminar hacia el exterior del barco observando como su embarcacion se situa junto a una mucho mayor y sobretodo de un aspecto mucho mas elegante:
- Ostentosa embarcacion para pobres corazones faltos de fe
Andres desciende del barco por la pasarela que momentos antes habian tendido los marineros, el hombre comienza a caminar hacia el muele y justo antes de posar su pie en este reza una breve oracion y se santigua pra seguidamente poner su pie en el muelle caminando con tranquilidad hacia uno de los emisarios que han sido enviados para recivirle
Los dos emisarios se miran durante unos segundos, entonces caminan despacio hasta acercarse a la pasarela.
Uno de ellos el mas joven te mira fijamente, tu linea elegante y de rasgos finos y delicados le deja algo absorto.
Su compañero y algo mayor que el parece mantenerse serio, centrado en su trabajo, centrado en sus obligaciones. Una densa barba cubre la mitad de su cara.
El guardia te dedica una reverencia poco lograda extendiendo pomposamente su brazo y agachando un poco su cabeza. No parece hacerlo queriendo pues aquel hombre tiene pinta de campechano y desvinculado a la nobleza a pesar de trabajar bajo las ordenes de Narses.
El mas joven lo imita pero de manera mas moderada y aun distraído por tu figura.
La voz del mayor de ellos es ruda y poco fina y te habla procurando ser lo mas cortes que puede, pero directo al grano.
Mi dama... Bajo los deseos y consentimiento de nuestro señor el Príncipe Narses le damos la bienvenida a sus tierras. Es nuestro deber acompañarla hasta sus propiedades...
Antes de esperar una respuesta por tu parte añade algo mas a sus palabras mientras que su compañero permanece en silencio mirándote de manera descarada.
Dicho esto esperan vuestra respuesta.
Puedes ver como los dos guardias se acercan para hablar con la dama que baja por las escalinatas de su embarcación.
Parecen conversar con ella, pero no llegas a oír lo que hablan.
Los marineros de tu barco ya han descargado tus pertenencias y el contramaestre se os acerca para corroborar este hecho.
Es un hombre mayor, de aspecto desaliñado y de piel castigada por el trabajo en la mar, al sol y el agua salada.
Andres permanece unos segundos callado y seguidamente responde a su interlocutor:
- No es necesario, muchas gracias capitan, que el todopoderoso le bendiga en sus viajes por el mar.
Seguidamente Andres coge sus pertenencias, afortunadamente no eran muy voluminosas gracias a que no le gustaba demasaido viajar con mucho equipaje, lo indispensable, entonces comienza a caminar hacia el lugar en el que se encontraban los dos guardias, al parecer hablaban con una mujer, pero sabia que sin duda debian de estar tambien esperando por él, pero aunque asi no fuera tenia que llegar ante su señor, asi que la forma mas directa y rapida sin duda era encaminarse tranquilamente hacia el lugar en el que se encontraban
por cierto master, una duda, el tema ekipo armas etc, como lo pongo en la ficha?
Agatha no andaba demasiado errada en sus percepciones y, efectivamente, aquellos hombres vestidos de librea, venían a recogerla... o a darle la bienvenida... o a escoltarla. Bueno, lo que fuera. Asintió y señaló a Eadwyn y Catherine.
Los soldados asienten. El mas joven se retira para avisar a los carros.
Un hombre (Andres) se acerca poco a poco hasta donde os encontrais.
El soldado de las barbas mira forzando la vista y uniendo su peludo entrecejo.
Le habla con voz alta cuando esta casi llegando.
¿Es usted el señor Quijada? El Príncipe me envía a recogerles. Si estas preparado tengo ordenes de acompañaros hasta el Palacio de Narses.
El soldado se queda un poco extrañado. Pensaba que los viajeros llegarían en el mismo barco. Narses no había especificado nada al respecto pero...
El soldado miraba la diferencia de un barco a otro mientras se intentaba imaginar la fortuna acumulada de ambos.
El joven guardia volvia acompañado de tres carros de caballo, baja de uno de ellos, abre la puerta y hace un gesto a la dama para ayudarla a subir a los asientos traseros.
Catherine se colocó junto al equipaje, con una mirada que dejaba claro su esperanza de que aquellos baules no sufrieran el más mínimo arañazo. Eadwyn permaneció junto a Agatha, como solía ser su costumbre. Y en cuanto a la propia Agatha, giró la cabeza al escuchar a uno de los guardias hablar y mencionar al Príncipe... a alguien que no era ella. Quijada... el nombre parecía hispano, pero ella apenas hablaba un par de palabras en castellano o italiano. Que curioso... ¿A que habría venido?
Uno de los guardias le hablo y Andres cortesmente respnde en Italiano:
- Le estare muy agradecido si me indica el camino
Seguidamente observa a la dama y se acerca a ella tras escuchar sus palabras en un idioma que no conoce, se queda Andres unos segundos pensando:
- Creo que escuche a unos hombres, si debe de ser frances o algun idioma similar, si porque esos hombres eran franceses
El hombre hace un gesto bajando cortesmente la cabeza mientras en italiano reponde a la mujer:
- Perdoneme pero no domino su idioma, es un placer y un gusto conocerla señora mi nombre es Andres Quijada siervo de nuestro señor
Andrés ¿has entrado en el coche? Quiero decir que nosotros tres estamos dentro y no me queda claro donde estás tu :-? De todos modos no me voy a enterar de lo que dices, pero por situarme ;)
Una ves estas instalada en el carro el joven guardia sube junto al cochero. Un látigo acompañado por una voz anima a moverse a las bestias que tiran del carro.
Es un carro estrecho, adecuado a los viales de la ciudad. Los canales venecianos forman las arterias de aquella ciudad que parece flotar en el Adriático.
Con la llegada de la noche y la oscuridad la gente abandonan las calles. Tan solo algún que otro mendigo disperso se deja ver dormido entre suciedad en los barrios mas pobres.
El agua de los canales es el único sonido que perturba el silencio nocturno.
Sales del puerto y poco a poco la ciudad se va abriendo hacia una linea mas recatada y lujosa. Los barrios humildes pasan a quedar cerca del puerto.
Tras un largo rato atravesando canales a través de los puentes y dejando atrás mas y mas calles un amplio espacio de abre en el camino.
La plaza de San Marco es una plaza enorme extensión que se abre en medio de aquella cuadriculada red de canales.
Las piedras grisáceas del suelo reflejan iluminadas por la luna. Los edificios que dan a la plaza son hermosos, con columnas y arcos perfectamente tallados en mármol.
Aquí congenian los mas destacados y refinados de la ciudad, gente de dinero, gente influyente, gente con poder. Los hermosos edificios parecen obras de arte, cada cual mas hermosa, pero nada comparado con la majestuosa Basílica de San Marco. Al fondo, la gran Basílica corona aquella plaza.
Desde abajo se pueden observar sus detalles en mármol, sus arcos de entrada con enormes portones de madera tallada. Figuras talladas en piedra y mosaicos que representan escenas religiosas de gran exquisitez.
Arriba del todo cinco cúpulas acarician el cielo veneciano. Y un alto y esbelto torreón, de ladrillo rojizo, irrumpe hacia el cielo en forma de lanza, donde se alberga el campanario.
El carruaje continua su marcha con paso mas tranquilo hacia un edificio cercano a la Basílica. Al llegar se detiene.
El edificio tiene varias plantas. La fachada es un lienzo donde los maeses cantores, constructores y escultores han transmitido todo su esplendor y experiencia. La planta baja esta adornada con mármol blanco. El arco que da acceso al edificio esta adornado con figuras de caballeros en mármol negro. Varios escalones de mármol blanco dan a un enorme portón de madera que cierra aquel arco de entrada.
A los lados dos hombres con los mismos atuendos que los emisarios que han venido a recogeros montan guardia.
El joven emisario baja del carruaje y saluda a sus compañeros. Mientras el joven se dirige a la puerta trasera para ayudarte a bajar caballerosamente, los guardias abren el gran portón que da acceso a la morada del Príncipe Narses.
Se escucha como el cerrojo de la puerta es abierto desde el interior. Las puertas se abren y aparecen dos criados que observan curiosos la llegada de aquella dama.
El segundo carro llega poco después, en el vienen cargadas todas tus pertenencias.
Los criados de Narses avisan a algunos mas en el interior y después de recibiros, comienzan a descargar y custodiar vuestras pertenencias que serán guardadas en una de las salas del edificio junto a la entrada.
El joven tímido te indica que le acompañes hacia el interior. Aun mas lujoso que el exterior... dentro se percibe el poder del Príncipe Narses. El suelo esta cubierto de mosaicos de metales preciosos como el oro, la plata y el bronce y algunos minerales. Aparecen mosaicos y exquisitas pinturas en las paredes y salones finamente decorados con esculturas. Todas estas obras de arte son impresionantes y representan la delicada perversión de la iconografía tradicional cristiana.
Caminas a lo largo de estas increíbles salas en forma de galerías y al fondo dos criados abren las puertas hacia una sala mayor.
Es una sala bastante amplia. Un coro de sillas de madera tallada rodean a un gran sillón de madera de caoba tallado que preside la sala.
El guardia te ha guiado hasta allí y tímidamente te dice:
Esperad aquí un momento por favor.
Entonces se da la vuelta por donde habéis venido con paso ligero.
La dama monta en el carro y el joven de los guardias se sube junto al cochero. Un látigo acompañado por una voz anima a moverse a las bestias que tiran del carro.
El segundo de los carros es cargado con las pertenencias de la dama y poco despues parte tras el primero.
Entonces el tercer carro llega al puerto y el segundo de los guardias te anima a que entres en el.
Es un carro estrecho, adecuado a los viales de la ciudad. Los canales venecianos forman las arterias de aquella ciudad que parece flotar en el Adriático.
Con la llegada de la noche y la oscuridad la gente abandonan las calles. Tan solo algún que otro mendigo disperso se deja ver dormido entre suciedad en los barrios mas pobres.
El agua de los canales es el único sonido que perturba el silencio nocturno.
Sales del puerto y poco a poco la ciudad se va abriendo hacia una linea mas recatada y lujosa. Los barrios humildes pasan a quedar cerca del puerto.
Tras un largo rato atravesando canales a través de los puentes y dejando atrás mas y mas calles un amplio espacio de abre en el camino.
La plaza de San Marco es una plaza enorme extensión que se abre en medio de aquella cuadriculada red de canales.
Las piedras grisáceas del suelo reflejan iluminadas por la luna. Los edificios que dan a la plaza son hermosos, con columnas y arcos perfectamente tallados en mármol.
Aquí congenian los mas destacados y refinados de la ciudad, gente de dinero, gente influyente, gente con poder. Los hermosos edificios parecen obras de arte, cada cual mas hermosa, pero nada comparado con la majestuosa Basílica de San Marco. Al fondo, la gran Basílica corona aquella plaza.
Desde abajo se pueden observar sus detalles en mármol, sus arcos de entrada con enormes portones de madera tallada. Figuras talladas en piedra y mosaicos que representan escenas religiosas de gran exquisitez.
Arriba del todo cinco cúpulas acarician el cielo veneciano. Y un alto y esbelto torreón, de ladrillo rojizo, irrumpe hacia el cielo en forma de lanza, donde se alberga el campanario.
El carruaje continua su marcha con paso mas tranquilo hacia un edificio cercano a la Basílica. Al llegar se detiene.
El edificio tiene varias plantas. La fachada es un lienzo donde los maeses cantores, constructores y escultores han transmitido todo su esplendor y experiencia. La planta baja esta adornada con mármol blanco. El arco que da acceso al edificio esta adornado con figuras de caballeros en mármol negro. Varios escalones de mármol blanco dan a un enorme portón de madera que cierra aquel arco de entrada.
A los lados dos hombres con los mismos atuendos que los emisarios que han venido a recogeros montan guardia.
Puedes ver los dos carros de la dama. Algunos criados terminan de descargar el equipaje del segundo de ellos.
El emisario baja del carruaje y saluda a sus compañeros. Las puertas gran portón que da acceso a la morada del Príncipe Narses están abiertas.
El emisario te indica que le acompañes hacia el interior. Aun mas lujoso que el exterior... dentro se percibe el poder del Príncipe Narses. El suelo esta cubierto de mosaicos de metales preciosos como el oro, la plata y el bronce y algunos minerales. Aparecen mosaicos y exquisitas pinturas en las paredes y salones finamente decorados con esculturas. Todas estas obras de arte son impresionantes y representan la delicada perversión de la iconografía tradicional cristiana.
Caminas a lo largo de estas increíbles salas en forma de galerías y al fondo dos criados abren las puertas hacia una sala mayor.
Es una sala bastante amplia. Un coro de sillas de madera tallada rodean a un gran sillón de madera de caoba tallado que preside la sala.
El guardia te ha guiado hasta allí y tímidamente te dice:
Esperad aquí un momento por favor.
Entonces se da la vuelta por donde habéis venido con paso ligero.
Agatha volvió la cabeza al oir hablar a aquel Vástago al que saludara unos instantes antes, pero le habló en una lengua desconocidad para ella – o no tan desconocida, pero que no hablaba -, por lo que negó con la cabeza, se encogió de hombros y levantó las manos con las palmas hacia arriba, en un gesto elocuente y que venía a significar que no entendía. Luego se acomodó dentro del coche y esperó la partida. Sus criados tampoco hablaban italiano, algo lógico teniendo en cuenta de donde provenían ambos... en realidad los tres.
Pongo esto como respuesta a Andrés y ahora te pongo el post, Ole.
Oyó pifiar a los caballos y poco después sintió el primero de muchos traqueteos venideros, que indicaban que el coche se ponía en camino. A su lado se sentaba Catherine y enfrente de ellas, de espalda a la marcha, Eadwyn, en quien detectó su fruncido ceño. Agatha sabía que él habría preferido montar y escoltarlas desde fuera, vigilando cualquier posible atisbo de peligro... pero no había tiempo para esas cosas. Tendría que conformarse.
Andres observa la decoracion del lugar, sin duda era impresionante, el vastago observaba como habian usado todo tipo de materiales para construir aquel lugar y decorarlo de aquella forma que sin dudas daba mayor gloria a la obra del señor, siempre que veia imagenes religiosas su corazon se enaltecia, era como si se sintiese rodeado por algun poder o espiritu superior en esos momentos.
El camino lo paso callado observando el lugar, realmente no tenia palabras mientras caminaba, cuando su guia le hablo le saco de sus pensamientos, el hombre asiente pero realmente su atencion se centraba aun en la sala y en las sillas, las cuales sin duda tenian ilustres ocupantes, en especial la mas lujosa de ellas donde sin duda debia de situarse el poderoso principe
Bueno joseco... este finde he tenido un finde movidito... hoy voy a empezar a actualizar las escenas en lac... Entonces te pido que para el siguiente post que te poste, olvides a el personaje de Isabel. Has llegado en tu barco a Venecia, los emisarios te han recogido y nunca ha existido la otra embarcación ni el pj de Isabel ;)
Un hombre de unos 30 años aproximadamente entra en la sala. Viste de manera elegante pero con vestimenta militar cómoda. Lleva un cinto con una espada enfundada en una preciosa vaina.
Lleva barba recortada, bigote y perilla, y el pelo liso que le llega hasta poco mas que la altura inferior de sus orejas.
Se aproxima hacia ti decidido, en sus pasos sus botas hacen eco en gran salón y te lanza su mano para estrecharte su mano mientras te dedica una educada bienvenida.
Cuando oyes su nombre recuerdas que lo has oido antes al igual que el de Narses, pues este hombre es chiquillo del Principe.
Andres responde de la misma forma cortes al saludo mientras observa al hombre directamente a los ojos y comienza a hablar:
- Gracias a nuestro señor el viaje ha sido provechoso y seguro hasta el muelle de esta hermosa ciudad
Realiza una pausa de unos segundos por si su interlocutor desea añadir algo y seguidamente sigue hablando:
- Sus hombres han actuado de forma ejemplar, han sido atentos y considerados.
Andres no queria preguntar directamente pero observaba con cierta curiosdidad, realmente queria saber mas datos del motivo de su viaje, aunque por otra parte sabia que estaba alli por deseo del señor por lo que era bueno y correcto esperar el ritmo de los acontecimientos
ok, sin problemas