Partida Rol por web

La carta tenía una dirección y una fecha límite, una semana a partir de hoy.

La vuelta al hogar se hizo casi una odisea, la consciencia de Volker deambulaba en el juego mental que el maestre le había planteado, haciendo del camino a casa, un trayecto totalmente alienígena a causa de la falta de atención que prestaba a su entorno.

Quizás el intento del autoproclamado maestre era solo ilusiones de un egomaniaco con demasiado tiempo libre y un montón de historias quijotescas en la cabeza. Pero eso no explicaba el cómo podía sentir el peso y la forma de una carta que no podía ver…

Ensimismado con su pensamiento se tropieza con un joven…

El chico pelirrojo y algo desaliñado se disculpa y continua ágilmente su paso a un callejón.

No podía quitarme aquel truco de la cabeza. La carta había seguido todo el rato en mi mano y de alguna forma aquel hombre impedía que fuera capaz de verla ¿pero cómo? Mentalmente repasaba todas las argucias que se habían usado, tanto otros como yo, en los trucos de magia a lo largo de la historia, al menos las que conocía. Intentaba plantearme el problema desde todas las perspectivas posibles y modificar un método antiguo para darle un nuevo giro era una de ellas. Pero no conseguía descifrar nada. Aquello debía de ser algo nuevo, tenía que usar tecnología punta... Nadie sabía realmente a que velocidad avanzaba la ciencia ¿serían capaces de obtener un material que se hiciera invisible al recibir alguna señal magnética o eléctrica? 

Mi mente se encontraba finalmente en un callejón sin salida, queriendo pensar que se trataba de un artilugio tecnológico aun desconocido para todos. Pero suponerlo e insistir en que es la única forma no confirmaba nada, y yo necesitaba descubrir la verdad. Tendría que ver con mis propios ojos aquel mecanismo o aquella baraja, tenía que cerciorarme de como lo había hecho o no me lo quitaría de la cabeza...

El choque con el joven distrae momentáneamente mi atención. Me disculpo por reflejo y mis pensamientos intentan volver rápidamente al misterio que intento desvelar, pero reparo en un asunto inmediato que me lo impide...

Volker palpa sus bolsillos… el ladronzuelo le había quitado la extraña moneda.

El joven carterista corría hacia uno de los callejones oscuros callejones de la calle a la vez que miraba hacia atrás preocupado de que le siguieran.

El ilusionista lo persigue, sentía un extraño apego a aquel peculiar objeto.

Ya en el callejón el chico pelirrojo se percata de que se ha metido en un callejón sin salida, parece que el tiempo acompaña a su suerte… la lluvia empieza a caer y rápidamente se transforma en un aguacero que cala en lo más profundo de las ropas de ambos…

Jejeje… no me haga daño señor… jejeje

El niño ríe nerviosamente, como si esperara ser atacado…

Aquella risa parecía totalmente fuera de lugar.

Me freno en cuanto advierto que el ladrón no tiene escapatoria y sonrío ligeramente, había ganado. No era muy inteligente por su parte. Había robado un objeto que presumiblemente no tenía valor para él y encima no contaba con ninguna ruta de huida segura, conduciéndose él solo a su captura. 

Miro al cielo en cuanto empieza a llover. Lo que me faltaba. Despego un poco la ropa de mi cuerpo pero es inútil, estaba empapado. Resignado volví la mirada hacia el joven. 

- Dame lo que es mio. - 

Aquella risa me descoloco levemente. ¿Acaso no era tan tonto como parecía? Mire hacia atrás...

Al virarse, el ilusionista se encuentra con lo que temía, dos tipos peludos y grandes, con pinta de pocos amigos cierran el paso. El niño deja de reír, aunque sigue mostrando una sonriente cara.

No te preocupes por mis Ulfhednar¹…

Comienza a decir a la vez que hace impresionantes juegos digitales con la moneda

Son mis leales sirvientes y solo están aquí para dar algo de fuerza a mis palabras…

Los grotescos matones sacan unas cadenas que dejan colgar ligeramente con un  tintineo.

Cuando vuelves la atención el niño, él se encuentra a tu altura mostrando la moneda exactamente delante de tu cara y cuando la retira ya es un adulto.

Un hombre atractivo, pelirrojo y barbilampiño. Vestido elegantemente…

¿Ya tengo tu atención?... Volker…

¿Hola?… muchacho…

El hombre pelirrojo chasquea los dedos para espabilarte,

Sé que puede ser algo molesto, y aun no eres consciente de lo que está ocurriendo, además después de nuestra actual conversación seguirás intentando racionalizar lo que vas a descubrir…

Que toda la magia es real y que eres el hijo de un dios…

El cuerpo de Volker se siente atrapado y anquilosado, y aún esta tan aturdido como impresionado…

Pese a la peligrosa situación en la que me encuentro mi mente huye, alejándome de la situación, y me mantiene apartado durante un instante que me parece eterno. Es un lugar que desconozco y que no comprendo, un lugar inmenso en un rinconcito de mi mente del que un chasquido me arranca, arrastrándome de nuevo a la realidad. 

- ¿Qué?...- articulo al ser consciente de la delicada situación con brusquedad, sin pretender obtener ninguna respuesta.

Tal como aquel hombre había predicho mi mente trabajaba para racionalizar todo lo presenciado. El truco debía tener alguna explicación tecnológica, algo de última generación. Sus palabras... una broma. 

- Ya. La magia es real, los dioses existen y yo soy hijo de uno. - miro a los hombres que están a mi espalda. - Claro. - ¿como iba a discutir nada?. - ¿Y qué es lo que quieres? Porque dudo que me cuentes todo esto solo para atracarme... - el nerviosismo se notaba tanto en mi rostro como en mis palabras y no podía dejar de hablar, tampoco ser coherente. - Pero les puedo dar el dinero, no hace falta que me hagan daño. No van a necesitar esas cadenas. Haré lo que me digan...- 

Gesticulo con las manos sin parar hasta que decido agarrármelas, aunque su necesidad de movimiento provoca que no pare de frotarlas entre si mientras intentaba pensar una forma de salir de allí ileso. En ese momento soy consciente de un detalle, aquel hombre, de repente, me parecía más bajo. Miro hacia atrás para incrementar mi inquietud, pues aquellos dos fornidos y peludos Ulfhednar, como él los había llamado, también habían encogido.

- No puede ser...- señalo a uno tras otro. - Primero un truco para cambiar el aspecto y ahora otro para parecer más pequeños todos. - algo restalló en mi mente, una idea, una conexión. - Trabajáis para el maestre, para... Gabriel. Trabajáis para él y me queréis convencer de lo mismo que él. No entiendo porque tanto interés... porque yo...- 

Empiezo a recular hacia un lado hasta tocar la pared. 

-¿Qué queréis? - 

Te ofrezco más poder del que jamás tendrás, poder para luchar al lado de los Aesir en el Ragnarok y solo te pido que recuperes el secreto del impostor que te quiere utilizar. Ese tipo ha robado secretos del árbol de la sabiduría que solo corresponde al Padre de Todos conocer…

Loki empieza andar a tu alrededor observando tus cambios y continuando con su monologo.

Todo para decantar la balanza a favor de los enemigos de los dioses.

Con increíbles aspavientos, dándole un increíble toque dramático a la situación el dios del engaño continúa con su explicación.

Ese conocimiento es ciertamente un arma en las manos adecuadas y los simples mortales son incapaces de conocer las consecuencias de su uso.

El plan es simple, hijo. Entras en su juego, descubres su secreto, lo recuperas y lo entregas. Fácil, limpio y para toda la familia…

El dios sonríe esperando una respuesta.

Las palabras de aquel hombre suenan a fantasía en mi cabeza y empiezo a etiquetarlo como loco. Aunque un loco con dos seguidores enormes dispuestos a abrirme la cabeza con cadenas de hierro. Algo peligroso, pero me fuerzo a la compostura para intentar salir de esta situación ileso.

- Comprenderás que... me muestre escéptico...- escogía las palabras con cuidado para no alterarlo. - ¿Por qué debería creer que la magia y los dioses existen? ¿como voy a ser yo hijo de uno de ellos? ¿como lo sabes? - miro su rostro. Estaba claro que se creía todo lo que decía. - ¿Y como se que tu eres capaz de otorgarme eso que me ofreces? - 

Pretendía hacer creer en magia a quien menos cree, a quien la fabrica para otros para que crean en cosas inimaginables y sorprendentes mientras él conoce el verdadero secreto. Cualquier truco realizado frente a mi solo generaría mi impulso natural a analizarlo para descifrarlo, todo debía tener una explicación racional y lógica. Era difícil que aquel hombre hiciera tambalear mis creencias, mi realidad. Pero... quizás no tuviera opción...

- Y... ¿tengo elección? -

Podía esconderme, correr. Pero desconocía que sabían de mi. Sin duda estaban al corriente de mi asistencia al espectáculo del maestre y me habían escogido a mi, entre todos, por alguna razón. ¿O nos han asaltado a todos? Sin duda es mejor jugar a varios caballos que solo a uno. En ese caso era posible que no supieran nada de mi y que ni se molestaran en perseguirme... Pero ¿y si no? ¿qué me harían al encontrarme? El temor adoptaba todas las formas en mi mente.  

¿Alternativa?, mira chaval… siempre puedes decidir… si quisiera obligarte te podría decir…

El dios mira a sus dos secuaces, señala a uno…

Déjate pegar…

Luego señala al otro y le dice…

Golpéalo hasta que te rompas los brazos…

Los ulfhednar se miraban con la cara horrorizada mientras se aproximaba lo inevitable..

El primero de los guerreros lobo empieza a golpear con todas sus fuerzas a su compañero indefenso que enseguida queda inconsciente.

No tengo tiempo para juegos… estoy demasiado ocupado, hay cuestiones importantes que me esperan en Asgard… aceptare lo que decidas, aunque no me guste admitirlo, y no vayas diciéndolo por ahí, existen fuerzas que ni siquiera yo puedo manipular.

Después de este breve monologo te percatas de que la cara de uno de los secuaces es irreconocible…

La demostración de poder es brutal. Quiero pensar que aquellas moles son grandes actores y que todo ha sido un montaje, pero algo me dice que la paliza es de verdad.

- ¡Haz que pare joder! ¡ya basta! -

No podía callarme. Había hecho que le diera una paliza para demostrarme como puede obligarme. El pánico que ya sentía se incrementa. Me pregunto porque me lo pide en vez de obligarme, pero prefiero que no dirija esa especie de... don hacia mi. Intento rechazar un sentimiento de curiosidad... Pero si todo es cierto ¿qué puedo hacer yo? ¿cómo puedo comprobarlo? ¿qué misterios se abren ahora ante mi?...

- Entonces... ¿me puedo ir?... - en un alarde de valor mantengo la mirada sobre sus ojos. - Y... ¿quien eres?...- necesitaba algo con lo que poder trabajar. 

¡Se acabo!...

Dijo el dios con una sonrisa de satisfacción…

En ese mismo instante el guerrero que atacaba se levanto del pecho de su compañero y lo arrastro a un lado intentando sentarlo apoyado contra la pared.

¿Quién soy?... esa pregunta responde a tu pregunta anterior y el porqué no te he obligado desde el principio…

Me han llamado de muchas formas, Loftur, Loge, Lopt, Loptr, quizás la más conocida por la humanidad es Loki… Pero tú puedes llamarme PADRE.

El hombre se gira y habla dándote la espalda.

No me decepciones hijo… espero mucho de ti.

Dicho esto se desplaza hasta la pared y desaparece atravesándola…

Loki... Mi padre... Martillazos en mi cabeza, en mi lógica, en mi realidad. Y no contento con lo mucho que me superaba aquella situación tan bien orquestada el dios se dirige contra la pared para atravesarla. 

- E-oo-ooh...

Me quedo con la boca abierta. Mi mente se negaba a creer en aquella disparatada historia, pero los trucos realizados eran de un nivel tan elevado que no llegaba a imaginar como poder realizarlos. De una forma u otra me sentía obligado a jugar aquella partida a la que me habían invitado. Si era cierto descubriría esos dichosos poderes que me atribuía, y sino conseguiría desenmascarar sus técnicas. Incluso podría aprender algo del maestre, el truco de la moneda invisible no parecía el único truco de su chistera.

Me giro hacia la salida del callejón, esperando encontrarlo libre, para abandonar con prestreza aquel lugar, para refugiarme en la falsa sensación de seguridad de mi casa. Rebusco inconscientemente mis bolsillos en busca de la moneda, aunque no recuerdo que me la hubiera devuelto, y me planteo si, de ser todo cierto, Loki no jugaría conmigo para usarme como peón en sus intrincadas conspiraciones. La personalidad y actos que se le atribuían no hacían suponer que me encontrase en una situación ideal. ¿Tendré algún trato especial por ser su hijo? ¿lo seré de verdad?... Miles de dudas me mantienen a la deriva sin darme opción de amarrarme a ningún resquicio, mi mundo se tambaleaba y se despedazaba ¿qué conocía? Necesitaba sentarme, tumbarme, sentirme una superficie solida y poder agarrarme a ella. Acabo aferrado a una farola, mareado.