Partida Rol por web

Soren chasqueó la lengua con disgusto.

-Volvamos atrás. Todavía nos quedan corredores por explorar.

El ladrón bajó hasta la esquina donde estaba el cambio de nivel y allí se desvió hacia el norte.

Aunque Orsik se había divertido con el combate, una sensación de dejá vu le invadió al encontrar otra caverna sin salida. Gruñó. A pesar de ello, como bien había dicho Soren, todavía quedaban algunos pasillos en los que buscar. Orsik reanudó la marcha junto a sus compañeros.

—Te sigo Soren—

Tanta marcha lo impacientaba. Intentó hablar para sí mismo más que para los demás, pero algo falló y habló en voz alta:

- ¿Vamos a ser los únicos enanos que se pierden bajo tierra? - Cuando se dio cuenta de su error, lo único que hizo fue bufar y blasfemar. Esta vez, en voz apenas audible, lo único que se escuchó fueron sus bufidos y un leve murmullo. Miró hacia el techo... Roca... Empezaba a echar de menos las titilantes estrellas.

Siguiendo los pasos de Soren, volvisteis a la intersección más al norte.

El ancho camino hacia el oeste era lo único que parecía faltaros por explorar en este nivel.

-Atentos, este puede ser el definitivo...-susurró el enano mientras encaraba el ancho corredor hacia el oeste.

-Dios te oiga--susurra Rurik para luego, cuando Groa´ch iba a articular una objeción, poner los ojos en blanco y concluir--El que sea, el que sea. Es solo un dicho. ¿Qué más da?

Un hedor horrible llena esta cueva, que está llena de huesos roídos de animales y humanoides.

Vuestra atención pronto se centra en siete figuras con dientes afilados como navajas y garras puntiagudas, que deambulan de forma errática, impulsados por un hambre insaciable de carne humanoide.

-¡Aquí huele a muerto, hermanos!

—¡Zánganos y pesadillas!— exclama sorprendido Orsik

-¡Pues yo no he sido!--se encoge de hombros Rurik antes de percatarse de la presencia de los no-muertos.

Al llegarle el nauseabundo olor, enseguida supo que más adelante acechaba la muerte. Y él era el adalid de la vida, debía purgar el fétido mal que inundaba estos túneles. Se miró las heridas, no importaba. Apretó los puños y los dientes, estaba listo para combatir.

Groac'h hizo una mueca de horror. Ante esos seres contra natura lo más piadoso era darles definitiva sepultura. No se lo pensó dos veces:

—¡Ayudémosles a liberarse de su ignominiosa vida!

Orsik no se lo piensa dos veces y con el hacha en la mano, y el escudo en la otra va a arremeter contra uno de estos engendros.

—¡Toma esto aborto infernal!—

Soren preparó el arco y comenzó a moverse como un ratón al tiempo que soltaba un proyectil contra uno de los muertos vivientes.

Orsik reaccionó muy rápido y avanzó con gran velocidad. Con sus dos hachazos, cercenó la cabeza de uno de los necrófagos, acabando con su impía existencia.

Soren, por su parte, practicó un certero disparo que malhirió a su objetivo. Éste, enrabietado, se lanzó a por el arquero bajando sus defensas y otorgándole otra oportunidad a Orsik.