Partida Rol por web

Mirando a tu alrededor, ves que justo al final del pequeño acantilado, bajo Soren, hay un espantoso muerto viviente. Probablemente se trata de Kell.

De repente, antes de que puedas alertar al resto, un aura de muerte y oscuridad os envuelve a todos, pareciendo que vuestras propias vidas se os escapan de las manos

Antes de que Gulgram pueda actuar, veis como Rurik fija su mirada en el camino, cerca del barranco bajo Soren. Sin darle tiempo a avisaros, desde ese punto emerge una oleada de muerte y profunda oscuridad que os envuelve a todos, como si vuestra propia vida tratara de escapar de vuestros cuerpos.

El tumulario vuelve a caer del carruaje y se estampa contra las rocas cercanas.

Orsik siente como una oleada fría de muerte se introduce en sus venas debilitándolo. Pero esto no hace más que enfurecer al enano que ataca violentamente al tumulario que tiene a su alcance.

—¡Vuelve al pozo del que saliste basura infecta!—

Rurik trata de rememorar las legendarias gestas de su pueblo contra los no muertos, pero ni eso le ayuda a sobrellevar el hondo pesar que lo atenaza cuando siente la funesta presencia del poderoso Kell.

Los tumularios seguían acosando a sus oponentes a pesar del conjuro de Groac'h que impedía su libre movimiento y les amenazaba con acabar con ellos.

Groac'h recibió un mordisco necrótico que empezó a gangrenar rápidamente. La misma suerte corrió Orsik, que además sufrió un violento espadazo.

El conjuro de Groac'h se extingue y las criaturas se desdibujan en el aire.

El tumulario restante, tras desaparecer los espíritus de Groac'h, se rehace rápidamente e intenta flanquear al sacerdote de guerra.

El enano no puede evitar el daño de las malditas criaturas.

Oís unas funestas palabras un poco más adelante en el desfiladero. Al instante, un horrendo ser se materializa, sin duda se trata de Kell, el anciano.

De sus dedos comienza a formarse una niebla ponzoñosa amarilla verdosa, envolviéndoos a todos. Comenzáis a toser profusamente.

Una niebla tóxica nos envuelve. Orsik nota como sus pulmones arden y, por primera vez, empieza a dudar de que pueda salir con vida de este encuentro. No queda más remedio que poner toda la resistencia posible y luchar hasta el final. Como buen guerrero, él está preparado para reunirse con el hacedor.

Unas horrendas risas captaron su atención... Era la odiosa criatura no-muerta, antes de que pudiera señalar y gritar a sus hermanos, una pestilente nube comenzó a aparecer. Envolvió a todos los enanos y les atacaron toses y arcadas. Debía reponerse, si lo hacía... Cargaría contra la vil criatura y acabaría de una vez por todas con su miserable vida. Pronto se le fueron las combativas ideas y tuvo que mantener el equilibrio, pues casi cayó del techo del vehículo.