Partida Rol por web

Soren sorprendió al orog que estaba viendo como se acumulaban sus enemigos alrededor.

El arcanista volvió a repetir el sortilegio, pero con algo menos de potencia. En esta ocasión, los cuatro misiles mágicos fueron a dar sobre el orog que había herido de los dos que quedaban en pie.

-¡Vamos! ¡Ya son nuestros!

El conjuro de Rurik fulmina al orog malherido y parece que es cuestión de tiempo que acabéis con esta patrulla de fuerzas del mal.

Lejos de rendirse, el orog superviviente propina un violento hachazo a uno de los soldados de la Hueste Justa, dejándolo al borde de la muerte con un serio tajo. Por suerte, su segunda embestida falló. El contragolpe del humano tampoco acertó a traspasar la armadura del orog.

Los humanos se mueven por el campo de batalla para tratar de herir al orog y, finalmente, uno de ellos le asesta un espadazo que a punto estuvo de seccionarle la yugular.

Groac'h está tan rabioso por la situación que solo acierta a esgrimir con torpeza el arma en un primer envite. En el segundo la cosa es mucho peor y su baile termina con una penosa maniobra. El arma espiritual, cuya eficacia se ha demostrado paupérrima ("qué le vamos a hacer, los dioses no la saben meter" —piensa Groac'h), hace otra de sus fabulosas fintas decorativas de nula utilidad.

Soren seguía moviéndose alrededor de la contienda. Buscó una mejor posición para disparar su arco... aunque con nefasto resultado.

Me estabilizo con 1 punto de golpe.

Viendo que ya sólo queda un enemigo en pie, Rurik emplea un conjuro menor de fuego para ayudar a despacharlo.

La descarga mágica de Rurik es certera y deja malherido al orog. Sin embargo éste, lleno de rabia, alza su hacha contra el moribundo soldado que, careciendo de la agilidad necesaria debido a sus heridas, no puede interponer su escudo entre su cabeza y el hacha.

Después el orog se gira hacia Groac'h y le propina un segundo hachazo, provocándole una seria herida.

Los soldados tratan de asediar a su único oponente pero sus embestidas no hacen más que encontrarse con la armadura del orog.

Groac'h, ya completamente empecinado en tirar al suelo al orog, no ceja en su empeño de machacarlo, sin demasiada fortuna. El Se ve que el dios de los enanos hoy tiene el día espeso o ha tomado demasiada cerveza.

Los ataques de Groac'h no eran lo suficientemente eficaces como al sacerdote de guerra le gustaría. Pero lo cierto es que la batalla estaba claramente decantada de vuestro lado.

Orsik se despierta magullado, con el sabor metálico de la sangre en su boca, le duele todo el cuerpo sólo de respirar. Sacando fuerzas desde lo más profundo de su alma, emplea toda su energía para atacar al orog que queda en pie, llevando, en un brazo, el escudo, que apenas logra levantar hasta la cintura, y en el otro, el hacha casi arrastrando. Grita.

—¡¡POR LA HUESTE JUSTAAAAA!!—

Orsik se rehace de forma épica y avanza hacia el orog propinándole un buen hachazo. Sin embargo, su segunda embestida yerra y el oponente sigue aferrado a la vida.

El incansable ataque de sus compañeros, incluido un Orsik que parecía volver de entre los muertos, infundió valentía en Soren, que cargó una nueva flecha y disparó.

El flechazo de Soren fue definitivo. A pesar de que se había perdido 3 soldados, el balance fue positivo para las fuerzas del bien.

El que parecía el líder de este batallón se acercó con la respiración entrecortada por el esfuerzo.

Mi nombre es Garren Hihgmoor. Les doy las gracias por su inestimable asistencia con estos orogs. Sin ustedes mi batallón habría sido aniquilado, no cabe duda.

El joven soldado hace una pausa para valorar el terreno y las heridas de los vuestros.

Tomen esta poción. No es gran cosa. Pero estoy seguro de que le vendrá bien a su compañero - dice señalando a Gulgram.

La poción tiene un sello de cera con el distintivo de San Cuthbert.

Si necesitan recuperarse, mis hombres y yo podemos hacer guardia para evitar nuevos asaltos.

-Encantado, Garret--se equivoca de nombre Rurik al recordar a un viejo amigo de la infancia--Sólo hemos cumplido con nuestro deber. Además, ¿qué pijo?, siempre es un placer ayudar a limpiar el mundo de esta escoria.

Mientras Rurik hablaba con ese peculiar acento, Groac'h hizo un sondeo del estado de sus compañeros.