Partida Rol por web

Yo no quería meterme en el tema de parar o no, a fin de cuentas, como ya les había hecho saber, yo me dejaba aconsejar en cosas que no tenía ni idea. Además, como bien habían podido comprobar, no había sido mi intención en ningún momento la de impartirle órdenes a nadie. Casi se podía decir que estaba más bien por la labor de ir en un segundo plano y pasar desapercibida.

De todas maneras no se iba a conseguir consenso alguno con aquello y hacía falta un desempate de opiniones.

- Yo... - Se veía claramente que me lo estaba pensando en serio. - Igual sí que deberíamos avanzar todo lo que podamos.

Abdul se había pensado que la mujer lo decía porque teníamos algo en contra de su pueblo, pero vamos, yo sólo había estado pensando en parar o no parar.

- No es nada en contra de tu pueblo. Creo que pensaría lo mismo si fuera la gente de cualquiera.

Tras debatir sobre los pros y los contras de intentar aprovechar la hospitalidad de los amorreos y de continuar camino, decidís seguir adelante sin deteneros. Habéis vivido la primera disensión en el grupo, pero finalmente habéis sabido tomar una determinación grupal y manteneros unidos... sobretodo por mero instinto de conservación e interés.

Estar viajando sin descanso durante todo el día os ha dejado a todos agotados, notáis vuestros cuerpos notablemente fatigados, con necesidad de descansar. Shamash se ha ocultado ya, y Sin se alza en su lugar entre el cielo estrellado. Exhaustos os decidís, ya casi sin nada de luz solar, a levantar campamento y descansar hasta el alba. No mucho más adelante veis un árbol de pocas hojas y algunos matorrales desperdigados a su alrededor. En una rama del árbol os parece ver un buitre posado.

Cierto instinto animal intrínseco se le despierta a Bakra, que como cazador que es empieza a plantearse alguna manera de conseguir la cena sin recurrir a los víveres que lleváis. Por otra parte Kulla, como disciplinada guardiana wardu, empieza a pensar de forma rutinaria y sistemática en algunos turnos de guardia para pasar la noche sanos y salvos.

Pero hay algo que todos, de una u otra forma, antes o después, os paráis a pensar: las Estrellas brillan radiantes, poderosas, sobrecogedoras sobre vuestras cabezas. La luz del buen Shamash ya no os protege, cierto escalofrío os recorre la nuca con la idea de tener que dormir a la intemperie bajo la luz de las estrellas... y la atenta mirada de los Igigu, los colosales y tenebrosos Dioses de las Estrellas.

Exhausto después de la extenuante caminata, aunque satisfecho por haber aprovechado al límite las danna de Shamash de las que disponían, Bakra levantó campamento junto con sus compañeros mientras Sin ocupaba su lugar en el firmamento. El avistamiento de un buitre sobre un raquítico y solitario árbol le hizo pensar en la posibilidad de conseguir carne fresca para la cena. Se apartó unos pasos del campamento y se echó al suelo, intentando percibir cualquier leve movimiento por medio de la vista, pegando el oído al suelo en busca de vibraciones de pisadas y aspirando el aire en busca de un olor que delatase cualquier presencia.

Luego de caminar un largo trayecto, nos hemos detenido para acampar y descansar. Mi mente comienza  automáticamente a detectar los lugares de peligro y a organizar los turnos de guardia.

 – Debemos organizar la guardia para la noche, yo tomaré el primer turno, luego vendrá Bakra, luego Abdul y terminaremos con Arhuna. Si no saben de que manera hacerlo, y dudo que lo sepan, deberían mirarme para aprender. – digo con autoridad y conocimiento de causa. He entregado mi vida a hacer guardia y nadie sabe más de esto que yo en este grupo. La reacción de los demás no se hace esperar, el tono autoritario de mis palabras no fue bien recibido.

Luego de ello me acerco a mi señora y le digo: – Mi seño… Hanila, creo que lo mejor sería que usted se pusiera en el centro del campamento. Así tendrá más cobertura ante algún ataque–.

Quien se cree que es esta vaquilla? Cree de verdad que a mí me puede dar ordenes?

Kulla, ese era tu nombre, no? Mira, no me importa tener que hacer guardias, es algo a lo que estoy acostumbrada, pero todos debemos de hacerlas, no me parece justo que Hanila no haga guardia; ya lo siento por no tener pelos en la lengua, pero para mi primero soy yo, y luego yo, llámame egoísta si quieres, pero unas horas de sueño extra se notan, y creo que aquí estamos todos cansados.

Intento disimular mi cabreo porque Kulla sobreproteja a Hanila; si no sabe cuidarse por si misma, es débil, y una persona débil, es un peligro.

Bakra no se resiste a esos impulsos animales que le nacen desde dentro, propios del tótem con el que forma unidad. Pone a trabajar sus cinco sentidos en la consecución de un único objetivo: cazar, y es gracias a su olfato agudizado más allá de lo natural que logra percibir algo... Tras alejarse del grupo y olisquear con detenimiento logra captar cierto aroma a sangre en el aire, y podría seguir el rastro con cierta facilidad dada la ausencia de otros olores fuertes cercanos; Bakra entiende que puede aprovechar mucho más sus agudos sentidos en entornos salvajes, fuera de las ciudades.

Kulla, en su intento por llevar a cabo su principal función y proteger a su ama, se muestra claramente autoritaria y exigente al comentar su idea. Ésta resulta mal recibida por el grupo, no tanto por la lógica y necesidad de organizar algún tipo de guardia por la noche como por sus malas maneras, excesivas y faltas de respeto.

Continuamos con nuestro viaje al final, aunque no había sido más por una mayoría que por otra cosa. Había quien no había estado conforme con la decisión, pero como había sido una decisión de la mayoría lo habían aceptado y punto.

La noche no tardaría en llegar cuando al fin paramos y en lo que montamos el campamento, aunque tuve que ir preguntando por qué se hacía cada cosa y como tenía que hacerla. La verdad es que aquel día ya había trabajado más de lo que lo había hecho en la vida, pero me sentía orgullosa de mí misma.

Reparé en como Bakra se echaba al suelo y lo observé.

- ¿Podrá sentir lo que hay cerca?

Después Kulla empezó con aquello de las guardias, aunque para mí que estaba impartiendo órdenes y a los demás no les iba a gustar. Eso sí, cuando me di cuenta de que no me incluía en la guardia fruncí el ceño. Yo quería trabajar igual que los demás, sino, me hubiera quedado en mi casa.

Eso sí, no tuve tiempo para protestar, pues teníamos a la bocazas del grupo dispuesta a saltar a la primera de cambio y no contenta con ello, encima siendo una desagradable.

Si alguna vez se me ocurría volver a financiar alguna "excursión" me encargaría de hablar personalmente con cada uno de los integrantes.

- ¡Eh! ¡Vosotros dos! - Era la primera vez que hablaba de manera firme desde que habíamos salido. - Cuando quiera o no quiera hacer algo lo diré yo misma. Así que si queréis seguir discutiendo, quizás deberíais preguntarme a mí si voy a hacer guardia o no, no discutir sin tener ni idea. 

De todas formas las discusiones estaban bien para conocer a la gente. Además no me importaba que aquella mujer me viera como una persona débil. Cuando más te subestime a quien no caes bien, mejor.

El ambiente comenzaba a caldearse y todavía no había pasado un día juntos como grupo. Por mi experiencia y la de mi pueblo, sabía que la situación sería insostenible, Eria no toleraba a los débiles de corazón, si el grupo seguía así en la primera situación de crisis se desmoronaría como arcilla sin cocer. Soy el responsable de esto. Pensé para mí al ser yo mismo quien vendió la información a Hanila, lo único que tengo a favor es el espíritu de cazador de Bakra que ha hecho que no se pronunciara hasta ahora.

Amigos, por favor, seamos sensatos. Todos aquí somos parte de un todo, lo queramos o no, solo nos tenemos los unos a los otros en esta expedición. Me acerco a ellos. Todos estamos cansados y necesitamos descansar después de tan larga jornada, pero es casi tan importante quien realice las guardias como el descanso que estas nos proporcionan. Muestro las palmas de mis manos a ambas partes en señal de reconciliación. Discurramos juntos lo más beneficioso para el grupo y alcancemos un entendimiento sin alzar nuestras voces. Termino mi discurso sentándome en la arena y haciendo ademán para que los demás me acompañen en un círculo.

Igual había sonado más ruda de lo que parecía, parece ser que me han juzgado un poco de mala manera.

Entendedme, yo lo único que he dicho es que el trabajo debería repartirse entre todos, sin excluir a nadie, porque ante todo, ahora mismo todos somos iguales, y todos dependemos de todos; no quiero morir joven, eso es todo. Perdona Kulla por hablarte de manera un poco ruda, no estoy acostumbrada a tratar con la gente hablando, y perdona Hanila a ti también por creer que ibas a aceptar lo que decían y quedarte callada, tienes más personalidad de lo que pensaba. Dije, guiñandole un ojo.

La verdad es que nunca me he tenido que disculpar, aunque tampoco he tenido porque hacerlo, pero ahora mi vida dependía de ellos de la misma manera que la suya dependía de mi. Si algo he aprendido con los años es que si estás obligada a estar en un grupo, mejor estar a buenas que a malas.

Parece que Hanila tiene carácter, no me lo esperaba de ella, parece ser que no es una noble debilucha.

Ajeno al gallinero que se había montado a causa de las guardias, el cimerio agudizó todos sus sentidos en la caza. La percepción era clara como el agua prístina de manantial de las montañas Gudabak. Qué poco echo de menos la ciudad. No tardó en aparecer un estímulo fácilmente reconocible: sangre. Bakra se levantó del suelo, donde había estado tendido, y sin perder la conexión con su tótem comenzó a caminar siguiendo el rastro que había encontrado, guardando cuidado de no hacer ruido en su desplazamiento.

Era probable que sólo fuera el cansancio y quizás me hubiera alterado por nada, así que asentí a las palabras de Abdul, como diciendo que por mi parte, la cosa iba a estar tranquila. Quizás tras dormir un poco estuviera más tranquila y no saltara a la primera de cambio, aunque no sabía cómo dormir allí en mitad de la nada iba a hacerme sentir mejor, la verdad.

Mirá a la mujer cuando me pidió disculpas y sonreí.

- Tranquila. No ha pasado nada.

No me gustaría tener que viajar a malas con alguien desde el primer día. Eso podía llegar a ser de lo más agotador. Además, no parecía una mala mujer, sino más bien una impulsiva.

- Además, voy a seguir necesitando indicaciones de cómo vivir al aire libre. - Yo era consciente de mis limitaciones, pero también ponía empeño en que dejaran de ser precisamente eso. Si algo tenía bien claro es que quería acumular cualquier tipo de conocimiento, aunque fuera el de cómo hacer una hoguera con dos palos y una piedra.

–No somos todos iguales, eso es anti natura. El universo tiene un orden y cada uno un papel que cumplir en él.- pensé al escuchar las palabras de Arhuna. Cuando me pidió perdón no tuve necesidad de responder, ya que no me sentía ofendida. -Mi cuerpo es un escudo - medité y ese principio también se ramificaba a mi ser.

Me mantuve fiel a la necesidad de entregar protección a mi señora. Mientras ella estuviera bien, todo estaría bien. Y si ella deseaba hacer guardia, así se haría. Por lo demás, no contesté nada acerca de nuestra diferencia de opinión y me limité a observar como Bakra se empeñaba en el arte de la caza.

Las palabras de Abdul no caen en saco roto. Por alguna razón nadie accede a sentarse con él en el suelo, pero es posible que aun así su intento haya ayudado en la reconciliación posterior. Sin embargo, sumidos en la discusión, no reparáis del todo en que Bakra se aleja aún más del grupo... excepto Kulla, que decide fijarse en él en el último momento.

El cimmerio se incorpora y con decisión se interna más en la noche. Los últimos retazos celestes de azul oscuro se funden con el negro nocturno. El bárbaro se aleja más y más, y su figura acaba perdiéndose en la oscuridad y la distancia.

Y ahí estáis, ya sumidos en la noche, bajo el brillar de las estrellas, campamento montado aparentemente en medio de la nada, aún siendo vigilados con atención por el buitre posado en la rama del árbol, silencioso observador. Entonces algunos os preguntáis: ¿intentaréis encender un fuego o mejor no? ¿esperaréis a que regrese Bakra para cenar?

Miré desde abajo como los ánimos se calmaban entre los miembros del grupo y no pude evitar respirar tranquilo, escapándose un suspiro, continuo hablando a lo que queda del grupo con una leve sonrisa en la cara. Yo propondría que Hanila hiciera la primera guardia de dos horas y Kulla la ultima. Hago una pausa y miro a Kulla. Así, si lo deseas, podrías acompañar a Hanila en la primera hora de su guardia y aunque dormirías una hora menos que el resto del grupo lo harías seguido. Vuelvo ahora mi atención hacia Arhuna. El resto del orden de guardias de dos horas no tiene importancia pero si quieres tu podrías hacer la segunda, yo mismo la tercera y nuestro talentoso Bakra la cuarta. Diciendo esto último me apoyo en mi rodilla y me incorporo de nuevo. Al que sospecho le gustara tener a la vuelta una buena fogata para cocinar lo que sea traiga consigo, me ofrezco voluntario para buscar leña, lamento dejar la discusión así pero comenzara a bajar la temperatura pronto y prefiero tener todo listo antes. Comienzo a alejarme del campamento para buscar pequeños palos y troncos para el fuego.

Jamás había tenido que cuestionarme lo que hacía Kulla pues normalmente entendía que tenía que estar cuidando de mí y ya, pero que sólo porque yo fuera a hacer guardia, ella tuviera que hacer dos, me parecía demasiado.

- Kulla hará sólo la que le corresponda a ella. - Respondí, sobretodo mirando a Kulla, queriéndola decir que aquel era el momento en el que me tenía que dejar un poco de espacio para afrontar aquella misión sola. No podía estar siempre pegada a mí ¿no? El único problema que veía yo en esto era hacérselo entender a ella.

Con el gran cariño que la tenía me acerqué a ella, quien se había quedado en silencio, puede que contrariada con mis palabras y le puse una mano en uno de sus brazos.

- Quiero aprender a hacer cosas sola, Kulla. Tienes que dejarme un poco a mi aire. Ya sabes que si esto no sale bien no vamos a poder volver a casa y tendré que buscarme la vida de cualquier otra manera. - Hablaba en tono bajo, pues eran palabras sólo para mi acompañante.

Por mi perfecto. Le dije a Abdul, era un buen plan, y no tenía problema alguno con él.

Vi como todo el mundo empezaba a hacer cosas, y no iba a quedarme atrás; empecé a montar el campamento, la tienda, la infraestructura para la hoguera, y todo lo que fuera necesario.

El orden que Abdul le dio a las guardias no me pareció bueno, pero no respondí de ninguna manera a su propuesta. Mi labor era cuidar a mi ama y solo me concentraba en ello.

-Como ud lo desee, mi señora- le respondí a mi ama sin dar muestra de mi disgusto interior. Dejarla sola era ir contra mi misión de vida y no podía estar agradada con que me "pidieran" no realizar mi labor. De todas maneras, soy una esclava y eso limita mis actos a la decisión de mi ama. Dejaría que ella se sienta como una aventurera, aunque estaré tras ella como siempre.

No es la primera vez que caminas en la noche bajo las estrellas, ni será la última. Tus agudos sentidos y tu capacidad de orientación te impiden perderte aunque no logres ver bien en la oscuridad. La vegetación es escasa, y lo que a priori encuentras no es más que algún matojo aquí y allá. Tu búsqueda te lleva un rato, y finalmente encuentras un árbol muerto.

Del suelo sale el tronco, aún erguido pero como si fuera poco más que una cáscara... bastante vacío en su interior, claramente seco, bastante bueno para quemarlo. Tiene un par de ramas raquíticas sin ninguna hoja. Comprendes que es lo mejor que vas a encontrar sin alejarte demasiado ni dedicar demasiado tiempo, por lo que sacas tu espada curva y te pones a talar el árbol como puedes... cosa que no te cuesta demasiado dado su estado.

Y es cuando estás talando el tronco cuando, de repente, te salta una serpiente de su interior con los colmillos preparados para darte un buen mordisco. Entonces te percatas de que deberías haberlo previsto y haber llevado cuidado, lo raro habría sido que no hubiera nada en el interior de la oquedad del tronco.

Ensimismado por mi pequeña victoria redirigiendo las energias del grupo y contento por haber encontrado tal cantidad de madera, baje la guardia mientras me afanaba en conseguir la madera de aquel arbol, entonces fue cuando recibi la mordedura de una molesta serpiente, en su ataque podia sentir la furia de haber destruido su hogar, intente replicarle pero su agilidad le salvo en el ultimo instante de mi afilada espada esquivandola. La serpiente decidio no forzar su suerte y aprovechando la oscuridad de la noche se escabullo rapidamente. No deberian pasarme estas cosas, se supone que soy el explorador. Observo mi herida esperando que no sea grave mientras recupero la madera que haya podido talar y vuelvo con el grupo.