Mientras hablan, Kalahad y Farah escuchan ruidos afuera. Un griterío, muchos pasos en la calle.
Cuando acuden a ver que sucede el salón principal de la taberna es un caos. Todos miran hacia afuera, donde está reunida una multitud. Mucha gente se agolpa en la puerta.
De repente, entra una mujer llorando y tomándose la boca. Un instante después, un anciano de los que miraba hacia afuera vuelve su rostro hacia adentro, descompuesto, y acto seguido vomita con un espasmo sobre las tablas del Águila Roja.
No logran distinguir lo que grita la gente, y sin embargo, toda la atención está puesta en la calle. Afuera se escuchan gritos de pavor, pero también de odio.
Al escuchar los gritos mira hacia Kalahad y luego baja corriendo hacia la sala principal de la posada. ¿Qué está pasando? La imagen de la gente agolpada en la puerta y en las ventanas y los gritos de odio y miedo que se escuchan desde fuera hacen que olvide por el momento todo lo que ha hablado con Kalahad y el sueño que ha tenido.
Se acerca a una de las ventanas para ver que es lo que esta sucediendo, para ver que es lo que hace que la mujer llore o que el anciano vomite hasta su primera papilla en el suelo de la posada.
-¿Qué sucede? - pregunta preocupada, intentando hacerse un lugar entre la gente para poder mirar.
- ¡No, Farah, no bajes, podría ser contagioso!
Kalahad grita instintivamente al ver a la ladrona acercarse a ese caos. Desde luego esto, por vez primera en mucho tiempo, no lo ha provocado él y por eso, tal vez, deja de jugar con malicia y se preocupa sin pensar por qué lo hace ante alguien a quien odia tanto como a esa chica entrometida, prepotente y agresiva.
Crixor tiene qué bajar. ¿Dónde estará? Kalahad le busca en su habitación sin bajar al Gran Salón. Ha leído lo suficiente sobre la Peste Negra y otras terribles epidemias para saber que no debe acercarse ante un enemigo microscópico.
Farah se abre paso entre la multitud para enfrentarse a que en la calle un nutrido y peligroso grupo de gente arrastra y golpea sin piedad a un hombre.
Llega a escuchar las palabras "Quemenlo", "Cuervo", "Maldito" y otra que despierta una alarma interior en la chica: "Nigromante".
Mientras observa horrorizada, se abre un hueco en la marea humana y alcanza a ver lo que mas temía. Es Lothar, o lo que queda de él. Sangrando, con el rostro deformado por los golpes que recibió y sigue recibiendo, es arrastrado entre insultos, gritos y salivazos por la calle, con rumbo desconocido, pero adivinable.
Kalahad ahora no está contigo.
Kalahad sube las escaleras, alejándose de la muchedumbre. Los ruidos no cesan pero se amortiguan a medida que va aumentando la distancia. Farah no viene con él.
Entra en la habitación de Crixor, donde lo recibe el indudable olor a Farah. Es innegable que ha pasado la noche allí. Algunas de sus ropas yacen dispersas, además de su mochila.
El soldado, semidesnudo, se asea con pereza con el agua que tiene en un balde de madera.
PNJ
- Pero si es nuestro buen mago! -lo recibe de buen humor. Adelante, buenos días, compañero.
¿Lothar? ¿Qué ha hecho para que la gente levante sus armas contra él? Bueno, es lógico por los gritos que dan, por el nombre que recibe. Debe haber levantado a un muerto a pesar de las veces que se le ha dicho que esas prácticas no son del gusto de todos, o de nadie. O habrán visto a Sukubo y habrán sacado conclusiones.
-¡Crixor!¡Kalahad!¡Bajad! - grita desde abajo, tratando que sus dos compañeros escuchen su voz entre tanto grito.
No sabe si adentrarse en la marabunta humana que se ha formado a su alrededor o esperar a que bajen ellos. Pero si tardan un poco más, no habrá nada que puedan hacer para salvar a su compañero. Así que, haciendo algo bastante inconsciente por su parte, sale a la calle y se acerca lo máximo que puede al grupo de personas que lo arrastran.
-¡Lothar!
- Oh Crixor, yo... es que...
Kalahad se queda cortado. Sabía que la imbécil de Farah bebía los vientos por el grandote, pero ¿es que sus elaboradas profecías no habían bastado para hacer que desconfiara de él? ¿acaso a esto habían venido? ¿a retozar como animales en vez de venir a salvar a sus padres? ¿y a hacerlo entre ellos dos dejando a Kalahad... sólo... como siempre... solo?
La ira se apoderó de él. Así que sin poder pensar demasiado y de manera atropellada dijo:
- Tu amiga se ha vuelto a meter en problemas. Deberíamos buscar una puerta trasera y partir de aquí de una vez. No pensemos más en ella. Sólo nos retrasará... y además, a estas alturas ya estará infectada de Peste Negra, que es lo que parecen tener ahí abajo. O muerta. Bueno ¿nos vamos?
Motivo: Percepción Kalahad
Tirada: 1d10
Dificultad: 12+
Resultado: 4 (Fracaso)
Motivo: Percepción Kalahad
Tirada: 1d10
Dificultad: 12+
Resultado: 8(+3)=11 (Fracaso)
Afortunadamente para Farah, nadie parece reparar en su presencia, todos están atentos a la orgía de sangre que tiene lugar en plena calle.
La chica es desplazada hacia un costado, donde una mujer mayor, casi anciana, parece darse cuenta de que guarda algún tipo de relación con quien está siendo martirizado.
- Shhh, niña -le dice en voz baja mientras intenta alejarla de la muchedumbre, gentilmente, sin mucha fuerza y nada de violencia-, ¿No querrás acabar como él, verdad? -susurra a su oído-, vamos, entra en razón, su suerte está echada, y sería una pena que te unieras a él en las estancias del Único.
Mientras tanto, los palos y garrotes suben por sobre las cabezas de la gente y bajan violentamente. Cuando vuelven a subir están cubiertas de sangre, pero eso no parece detener a los pueblerinos, que siguen gritando, maldiciendo y golpeando sin piedad.
Motivo: Suerte Farah
Tirada: 1d10
Dificultad: 12+
Resultado: 10(+3)=13 (Exito)
PNJ
- Mi ami... ¿Farah? ¿Está en peligro? -pregunta el soldado con preocupación. ¿La pe.. la peste? ¿Que está sucediendo, Kalahad? -dice apurado mientras comienza a cambiarse y a rebuscar entre sus cosas. ¿Has visto mi espada? -sigue, mientras no deja de moverse, con la intención de salir cuanto antes.
Motivo: Convencer a Crixor
Tirada: 1d10
Dificultad: 12+
Resultado: 8(+3)=11 (Fracaso)
Se deja llevar por la mujer y aparta la mirada cuando las porras bajan para golpear el cuerpo de Lothar. No entiende qué ha podido pasar para que termine de esa forma. Nadie merece morir así, golpeado hasta que el cuerpo no es más que un amasijo de carne, piel y hueso.
¿Y dónde están los otros dos? No han escuchado como los llamaba, pero ahora da igual. No pueden hacer nada por su compañero. Evita pensar en el olor a hierro, en la viscosidad de la sangre sobre el suelo y se centra en no mirar hacia el espectáculo. Esa gente no es mejor que aquello a lo que temen. Matar a sangre fría a un hombre...
-¿Por qué han hecho esto? - dice intentando evitar que las lágrimas se desborden.
Dejaré que tires siempre tú, master XD
- La tienes ahí- dice mascullando con frustración- Tú verás lo que quieres hacer... Ella nos vuelve a demorar y a causar problemas y bah... haz lo que quieras
Cuando se termina de vestir Crixor, por supuesto Kalahad le acompaña. No puede irse sólo. No se atreve o lo que es peor, no quiere ya hacerlo. Se mantiene a un metro por detrás del guerrero y como un niño despechado hace como si no estuviera interesado en saber qué pasa o en el destino de la ladrona.
La mujer lleva a Farah unos cuantos metros, alejándose de la muchedumbre, y abre la puerta de una casa.
- Adelante, niña, ponte cómoda -le dice, ayudándola a sentarse.
La casa es muy humilde, y se ven muy pocas posesiones. Es una casa de una sola habitación, que dá a un cuarto de aseo y un diminuto patio interno. Dentro de la estancia hay una mesa con 4 sillas, y mas allá un camastro con mantas muy viejas pero limpias y bien armada.
La mujer calienta agua en una rudimentaria cocina, mientras le explica a Farah lo que hace.
- Esto es un té que le he comprado a un comerciante que vino de mas allá del mar, o eso decía él. No soy mala para curar y le quité un estrogoncio que tenía en la garganta. Como compensación me dio este té. Es muy bueno, te tranquilizará.
Luego se lo sirve y se sienta a su lado.
- Aquí la gente no tolera la magia -le dice con dulzura. Y menos la magia negra. Tu amigo, o lo que fuera, debe haber mostrado algo que alteró a esa gente. Son brutos. Esto traerá consecuencias, lo sé.
Por su conocimiento en venenos, Farah está bastante segura de que lo que le dio no estaba envenenado, ella vio como lo preparó.
Crixor toma la espada del lugar donde le ha señalado Kalahad, termina de ponerse las botas y se dirige abajo. Parece no escuchar, o al menos no prestar atención a las objeciones del joven mago.
Cuando llegan abajo, parece que el ajetreo se ha alejado un poco, pero no mucho, ya que todos los que aún están en la puerta de la taberna observan hacia el mismo lugar.
Una mujer llora, sentada en un asiento. Un hombre se limpia luego de haber vomitado en el suelo, mientras una de las camareras trapea el suelo.
Crixor sale a la calle, con Kalahad detrás, y se encuentran con una escena estremecedora.
Un exaltado grupo de pueblerinos, armados con antorchas y otros elementos variados de trabajo, golpean a un hombre, o a estas alturas, lo que queda de él.
Palos y mazas ensangrentados pueden observarse en sus manos, y a medida que comienza a despejarse el panorama, pueden identificarlo: Es Lothar. O al menos, lo que queda de él. Su rostro es un amasijo sin forma, y se pueden distinguir fácilmente varias fracturas por la posición de manos y piernas.
En lo que parecen unos segundos interminables en los que los dos muchachos asimilan la información, los pueblerinos atan una soga al cuello del nigromante y comienzan a izarlo, tomando de asidero un hierro que sostiene una lámpara de la calle.
No se la ve a Farah por ningún lado.
Entra en la casa. No le molesta que sea modesta o vieja, eso es lo que le da carácter a una casa, lo que le da vida. Además, en su casa tampoco es que hubiesen lujos así que se siente cómoda en ese lugar. Se sienta en una de las sillas de la sala principal.
-Lothar no tenía mucho trato con las personas. Hacia tiempo que vivía encerrado en el sótano de su casa con su lobo revivido. Pero se quedó atrás para protegernos de un demonio que apareció en el bosque... a pesar de la magia que usaba, no era malo.
Toma la taza de té entre las manos y deja que el calor que desprende invada su cuerpo y la reconforte. Ya ha perdido a muchos compañeros en poco tiempo y no sabe como acabará todo. ¿Llegarán a su destino? ¿Como les dirá a los padres de Lothar lo que ha pasado? ¿Y al padre de Zoriak?
Todo lo que está pasado es culpa del Conde*. Espera a que el té esté un poco más templado para dar un sorbo.
-Me has ayudado, buena mujer. ¿Cómo debo llamarte? ¿Qué puedo hacer para agradecértelo?
*ahora no recuerdo si era Conde... el que mandó a los matones aquellos en la iglesia y el que mandó a los padres de todos a las montañas.
- ¡Por el Único, es... es...!
Lothar. Es Lothar. Pero no se atreve a decir su nombre para que nadie le identifique con él. Ahora mismo está contemplando la peor pesadilla de Kalahad. Que un pueblo ignorante y asustado le acabe colgando o matando a palos.
Eso le recuerda otra pesadilla: La de aquel Demonio que el imprudente nigromante invocó. ¿Por qué sería tan necio alguien con tanto poder? ¿Qué habrá sido de su lobo zombie y de todos los secretos que aquel hombre que se ganó su respeto poseía?
Kalahad se aleja un poco de Crixor. No quiere que le asocien con los viajeros y pregunta a uno de los espectadores
¿Qué ha ocurrido? ¿Quién es ese desgraciado y qué ha hecho?
- Brujería -le responde el hombre, como escupiendo la palabra, mientras su mirada no se mueve de Lothar, o lo que queda de él.
- Magia negra -agrega. Nigromancia.
Luego de unos segundos, vuelve a hablar.
- Aquí no toleramos esas cosas. Ningún tipo de magia. No es natural, es una aberración. Hacía mucho que no encontrabamos a uno de éstos -dice. Pero ya sabrán que la magia no tiene su lugar aquí.
- Dinorah es ni nombre, niña, y no tienes nada que agradecerme -contesta. Tengo una nieta casi de tu edad, y me recuerdas a ella -le cuenta. ¿Cómo puedes agradecerme? Trata de que no te maten por una tontería. Magia, bah! -exclama, como alejandola con la mano. Cuando la magia no hace nada, no es para preocuparse. ¿O no dejamos entrar todos los días hombres con espadas y hachas? Esos matan tanta o mas gente que la magia. En fin, niña, quédate aquí hasta que pase todo, ¿Quieres? Además, algo me dice que no va a ser seguro ahí afuera.