Partida Rol por web

El temblequeo de la nave era tal ante el gran numero de exploxiones del exterior del casco que veia a sus hombres dobles como si hubiera bebido demasiado. En un momento como ese hechaba der menos su petaca de whisky y su puro que usaba solo en momentos de victoria o de tension como este. Cabia la posiblidad de que no llegaran a pisar tierra, eran solo un numero , un tanto porcien en el aire que si tenian suerte llegaria vivo al suelo a diferencia de los demas y eso habia que agradecerselo a la siempre sadica Inteligencia de la flota. Maldijo en la mente a esos bastardos en sus despachos y en zona de combate solo cuando estaba todo seguro. Pero tras un momento de calenton apaciguo su crugir de dientes 

Todo se apaciguo, la nave se desplazaba mas suave, parecia que habian sobrevivido, la suerte del destino les habia sonreido una vez mas y tendrian un dia mas para vivir. Segun la nave iba acercandose, tambien se acercaba su tradicional charlita a los soldados antes de que comenzara la fiesta y asi lo hizo.

Bueno soldados¡¡ No os voy a mentir, las cosas van a ser tan dificiles como siempre o mas , pero somos la Heat y la Heat, no conoce la derrota , ni la conocera si antes puede mirar a la muerte a la cara , arrancarle los ojos y mearse en sus cuencas.

Permaneced atentos a mis ordenes , si somos organizados tenemos mas probabilidades de sobrevivivir, siempre os digo esto y siempre salimos vivos, asi que sea por supersticion o por tradicion, seguir haciendo caso de las ordenes del Cabo, y de este Sargento, y vereis que, como siempre volveremos a casa enteros la mayoria¡¡¡¡,  JAJAJA¡¡¡¡

Tras unos instantes mas de espera, el piloto les anuncio que la lanzadera estaba entrando en la helada atmosfera de Galdonia VI, según la trasmisión que podía escuchar, se estaba desatando un cruento combate tanto en cielo como en tierra.
-Por suerte no estamos allí- se les escuchó murmurar a los pilotos sin saber a que se referían en realidad. –Descenderemos en un par de minutos. Al parecer todos los demás también han llegado enteros-. Informó el piloto para enseguida concentrarse en el descenso.
Como bien sabían los miembros del escuadrón Heat, no combatirían solos en los primeros momentos de su misión, y aunque ya conocían de lejos los nombres de los pelotones que les acompañarían, no los conocían realmente. Con ellos, en total la fuerza que se encargaría de recuperar el fuerte helado debía acercarse a los 100 infantes.

Sumidos en sus pensamientos no se percataron de los últimos momentos del descenso y el esperado aterrizaje hasta el momento en que la lanzadera toco tierra bruscamente. Enseguida una luz verde se encendió dentro de la lanzadera y los seguros de los asientos se liberaros permitiendo a los infantes actuar libremente. El nerviosismo aumentaba, que les esperaría allá afuera?, habría enemigos esperándoles’
Una brisa helada cargada de nieve y polvo blanquecino se adentro en la lanzadera de forma turbulenta recorriendo todos los rincones de la misma al momento en que la compuerta de la misma se abrió para permitirles salir. El brillo de la nieve y la densa brisa no les permitieron ver nada en un inicio y no fue hasta después de escuchar el caos proveniente del exterior que empezaron a ver con cierta nitidez.
Los motores de las lanzaderas conformaban el sonido predominante que les llegaba del exterior, pero en el fondo se escuchaban órdenes a gritos, motores de otros vehículos y muchas voces.
-Ya llego el escuadrón Heat- se escucho decir desde el exterior.
-Ya era hora, se han retrasado demasiado- clamó una voz que si no se equivocaban pertenecía al Capitán Ninke Sugufu.
-Sargento Corbec, saque a sus hombres de allí y movilícense- Grito la misma voz desde el exterior pero ahora algo mas cerca.

El suave descenso que habia inciado en cuanto entramos en la orbita del planeta de pronto ... CLANCK, CLONCK .... el chocar del tren de aterrizaje de la nave en un golpe brusco contra el suelo, eso y la luz verde indicaban que habiamos tomado tierra, hemos tenido suerte de atravesar el bombardeo.

La compuerta se abre, y el viento se hace notar aunque los trajes nos aislan del frío aún así puedo sentirlo, el aire gelido de Galdonia entraba dentro de uno quisiese o no. Ruido, gritos, y entre toda la algarabía una voz predomina, el capitan Sugufu ya está aquí, tenemos que ir a su encuentro y comenzar. Sin esperar a nada más empiezo a espolear a mis compañeros, ¡Vamos, vamos , vamos! , todos en formación listos para salir a la orden del sargento.  Antes de ir hasta el final de la formación, hago un gesto al sargento Estamos preparados para sus ordenes, sargento, no hacia falta que nadie le dijese que lo estaba, sabía perfectamente que cada uno de los infantes lo estaban.

No exhaló con alivio el aire contenido por la tensión hasta que recuperó el equilibrio, una vez la lanzadera hubo tocado tierra, transmitiéndoles el último temblor de tan ajetreado viaje. Sus ojos se abrieron lentamente intentando combatir con el frío ambiente y aprovechó para ajustar los parámetros de su traje para actuar en ambientes hostiles. A las órdenes del cabo se incorporó aprisa y recogió su fusil de la bandolera, acariciando el seguro del mismo mientras se rezaba en su mente, estoy preparado, puedo con esos bichos, lo conseguiremos. Aquella retahíla de pensamientos positivos se verían pronto derrotados por la acción que aguarda fuera de la lanzadera.

Preocupado como estaba por que pudiésemos llegar a tierra de una sola pieza, ni siquiera escuche los avisos del piloto sobre la entrada a la atmosfera, por lo que prácticamente atravesamos la atmosfera sin que yo me diese cuenta. Y si no fuese porque note como se desactivaron los seguros de los asientes, y porque vi como empezaba a abrirse la compuerta, no me habría dado cuenta de que habíamos aterrizado ya.

Por fin, lo hemos logrado- pensé mientras me levantaba y colocaba en formación siguiendo las órdenes del Cabo Stone, listo para salir de la lanzadera en cualquier momento.

Ahora enia lo realmente aterrador....si moria en el espacion no me daria por enterado, pero aqui abajo, miles de insectos buscaban activamente por mi....el infierno se desataria, y la perspectiva de salir con vida se ponia un poco gris, escuche al cabo y me prepare para el descenso, esperaba que no fuera de alguna manera a ser como los relatos sobre las guerras mundiales del pasado y el desembarco en playas....realmente tenia un mal presentimiento.

No creí que me pudiera alegrar tanto de poner otra vez los pies en este infierno de hielo. Creí que de un momento a otro una bola de plasma nos derretiría en el acto y casi me estaba preparando para cuando el inevitable momento llegara de repente.

Tratando de no perderme entre la multitud de infantes que corretean arriba y abajo, presencia de los cuales sea dicho de paso es más que reconfortante, sigo las ordenes y tomo posiciones delante la lanzadera tratando de ver en qué situación quedó el fuerte después de que lo evacuáramos por los pelos.

Asiendo de nuevo con fuerza su arma, Becerra se prepara de nuevo para la acción.

El descenso había sido un paseo para lo que estaban acostumbrados pero a partir de ahora sólo sobrevivirían los mejores y esperaba estar entre ellos.

Señor. Arma preparada y dispuesta para la acción. Los hombres de la Heat desean quemar munición en la piel de esos sucios engendros.

EL Sargento de la Heat tiene cara de pocos amigos , ahora vendria el besamanos y el no era un hombre de diplomacia sino de accion, Le habian encargado el trabajo mas vital a el y a su tropa , los de arriba debian ser conscientes de su determinacion al respecto

Lucia su cara de perro habitual, fruto de la presion, de que todo apartir de ahora, las proximas maniobras de otros escuadrones dependieran de lo bien que lo hiciera, un fallo podia truncar en cadena el desplieque de fichas que habia planeado la inteligencia, y la Heat era la pieza primera en ese tablero. Habia intentado inculcar esta manera de pensar a sus hombres, se lo habia repetido una y mil veces, no hacia falta que se lo dijera una vez mas, se lo habia imprimido a fuego en sus cerebros

Salio despues de sus hombres , desplegados por el cabo , confiaba en su buen hacer ,el mientras se dirigio al capitan Ninke   . Enarco sus cejas y el gesto de su cara era duro. Probablemente vendria una reprimenda o las instrucciones sobre el campo, lo mas seguro es que fueran las dos juntas, pero lo encajaria porque ese era su trabajo, el no iba a ser menos que sus hombres.

Su cara estaba en tension, mas pensando en la proximidad de la batalla, que por otra cosa, De sus labios solo salio un corto , pero protocolario y marcial saludo

-Capitan Ninke.

Formo con mi escuadrón preparado para el combate. Joder, que frío... se nota hasta con el traje puesto... Sonrío. Eso significa que al menos todavía estoy vivo. Sobreviviremos... estoy seguro, esos bichos no me pondrán la zarpa encima.

El viento soplaba con algo de fuerza levantando una ligera nube de nieve en los alrededores, para su suerte no era lo suficientemente densa como para obstaculizarles la visión de lo que habría frente a ellos.

Apenas salir se toparon con la presencia de muchos infantes que montados en vehículos y andando a pie empezaban a avanzar hacia lo que presuntamente era el fuerte helado a no mas de un kilómetro de su ubicación actual.

El suelo había cerca de tres bichos obreros destrozados, probablemente los primeros en llegar se los habían topado apenas descender. El lugar estaba tranquilo por ahora y no parecía haber una hostilidad próxima, por tanto la primera etapa estaba casi completa, habían logrado tocar tierra y ahora llegaba el momento de ir por el fuerte helado.

Con ellos había algo mas de 80 infantes pertenecientes a los pelotones 1º y 5º de la 40ª compañía de las fuerzas de Sirius. Estos eran unos completos desconocidos para los miembros del escuadrón Heat, quienes a lo mucho habían visto de pasada a algunos de sus nuevos camaradas.

Aunque estas fuerzas eran numerosas e iban armadas incluso con vehículos, para el escuadrón Heat su ayuda seria algo solo temporal pues una vez en los túneles estarían solos. Sin embargo para aquellos hombres las cosas no serian sencillas, se les había ordenado defender el fuerte helado como señuelo a fin de dar tiempo al escuadrón Heat de infiltrarse lo mas profundo en el nido sin que el enemigo se diera cuenta.

-Dígale a sus hombres que aborden aquel Gecko; eso nos llevará hasta el fuerte helado. Yo estaré con ustedes en un segundo- gritó el capitán intentando que el viento no estorbara su ordenes.

Allí estábamos en medio de la nada, la nada congelada junto a un gran contingente de infantes, los cuales ni los conocía ni seguramente los conocería, ellos se encargarían de recuperar el fuerte que nos arrebataron dándonos la oportunidad de infiltrarnos en su guarida y continuar con nuestra misión. 

Al menos tendríamos la suerte de contar con un transporte para ir hasta nuestro destino, no tener que caminar con este tiempo era un pequeño lujo que parece podríamos tener, probablemente a que teníamos un invitado en nuestro escuadrón, pero no por ello iba a quejarme más de la cuenta. 

- Bien ya habéis escuchado chicos, todos arriba, - mientras vamos hacia el transporte  aprovechemos que tenemos chófer y disfrutemos del paseo. Normalmente el sargento le gustaba ir delante le miró y no vio que parecíera gustarle, pero esta vez  tendríamos que ir todos en la parte trasera.

La espectacular visión del despliegue de las tropas de Sirius me llena de orgullo y coraje, haciendo desaparecer el miedo y la tensión del descenso. Allá vamos bestias...

- ¡Sí señor! - Digo con disciplina militar. Y junto al resto de mi escuadrón entro en el vehículo.

Alice se había quedado sin palabras al aterrizar. El espectáculo del despliegue militar la arrebataba incluso a estas alturas. viendo a los hombres y mujeres de la federacion acudir al combate, a la muerte, de cabeza y sin miramientos, la emocionaba y la hacia sentir orgullosa de ser una ciudadana.

-Señor, si, señor!- Grito con animo.

Fuera de la lanzadera, el viento azotaba la zona, levantando una ligera nube de nieve que, por suerte, no era lo bastante densa como para dificultarnos la visión. Toda la zona estaba llena de infantes y vehículos, y además, también se podía ver algún que otro bicho muerto, aunque nada preocupante.

Bueno, al menos de momento tendremos algo de apoyo- pensé, lo cual era de agradecer, a pesar de que no lo tendríamos por mucho tiempo. No pude evitar quedarme quieto por un instante, observando el despliegue, pero no podíamos quedarnos mucho tiempo allí, teníamos que avanzar, y las ordenes del Cabo Stone me hicieron reaccionar.

¡Si señor!- le dije, mientras me apresuraba a subir al transporte.

-¡A la orden Cabo!- Bumag creyó que el aterrizaje tendría lugar prácticamente a distancia de asalto del Fuerte Helado a fin de ahorrar en transportes y aprovechar el efecto sorpresa. También, porque negarlo, creía que así seria porque el alto mando no se paró a pensar en su seguridad como un posible factor en la misión. De esta solo saldrían vivos por la puerta grande, y por lo que respecta a la Heat, seguramente no haya ni un plan de evacuación en caso de que caiga el fuerte en manos de los bichos.

Mientras sube y se afianza en su puesto, apretujado entre los demás soldados no puede evitar pensar en que hace muy poco él se encontraba en la cima de una muralla, disparando a un mar de enemigos que los rodeaba y perseguía desde todas partes. Recordó el ejército invasor. No se veía un pedazo de nieve de todos los bichos que había. Recordó el momento en que se apagaron todas las luces, los chirridos de los bichos rompiendo las defensas y invadiendo el patio. 

Necesitaba pensar en otra cosa y aprovechó para contemplar la fotografía de su chica pegada en la parte trasera del casco. Seguía pensando en la muerte, pero algo más reconfortado. Tenía un motivo para no morir. Mejor dicho, dos motivos.

El viento gelido soplababa con persistencia en estos parajes. La inminencia del combate hacia mi sangre fluir con fuerza. Miro a mis compañeros y al resto de pelotones que se encuentran aqui, esos otros pelotones viviran lo que nosotros en ese fuerte, pero nosotros ahora viviremos lo que los que se han visto cruzado el Stigia vivieron por ultima vez.....

Escucho a mis superiores y me apresuro a subir al geko, al menos se toman la molestia de ofrecernos un chofer....

Señor, si Señor!!!!

Ya en tierra Becerra mira a ambos lados al llegar a tierra y se dirige tras sus compañeros al transporte, ocupando su posición para desembarcar rápidamente del mismo en caso de ser necesario.

Señor, listo para que se mueva este trasto.

El grupo abordó el Gecko con cierta prisa y nerviosismo acumulado, aun no habían entrado en acción y eso quizá las disgustaba al tener la adrenalina al máximo; no obstante eran concientes de que casi con seguridad verían acción al llegar al fuerte helado. Estarían atrás en las líneas de batalla pues se esperaba algo distinto de ellos y se podían permitir perder infantes prematuramente, pero aun así entrarían en combate y eso ya era algo.

Fuera del Gecko, el frío se mantenía intenso y a pesar de los trajes térmicos los infantes era concientes de ello. Ahora por unos breves instantes, tenían la posibilidad de quitarse el casco y poder respirar oxigeno con normalidad, lo cual se agradecía pues pronto estarían dependiendo por completo de sus sistemas de oxigeno del traje al adentrarse en las profundidades.

El Gecko era un vehiculo de transporte ligero blindado, como todos los que habían visto antes; con sus asientos incómodos y sus ventanillas retractiles útiles para disparar desde dentro. Armado generalmente con un cañón automático, el Gecko era un vehiculo de combate temible que en una situación desesperada no solo servia como una ruta de fuga idónea sino como una potente muralla defensiva.

El Gecko tardaría muy poco tiempo en llegar al fuerte helado, una vez allí tendrían que desplegarse con rapidez, la mayoría de los miembros  del escuadrón ya conocían el fuerte, aunque tras los pasados acontecimientos y tras el bombardeo orbital, era probable que ahora solo quedaran ruinas.

Al subir al Gecko, sentí una sensación extraña como estar en un sitio totalmente alejado de la roca helada a pesar de que ababan de llegar. Al cerrar la puerta, tras subir el último infante, desactivo el traje y aprovecho el soporte vital que nos ofrece el Gecko hasta llegar al fuerte, esa contrucción que tan terribles momentos hacia recordar.

Una mirada al resto de los que vamos dentro, hago un gesto a los que aún tienen el casco puesto , para decir que de moemnto se lo quiten, y respiren el aire que dentro de poco no podremos respirar fuera de nuestros trajes.

Aprovechemos este pequeño lujo que nos han preparado - digo con una media sonrisa,  Lástima que hayas podido probar el trasto de ahí arriba, le comento a McNealy, coger ese cañon seguro que le hubiera gustado. Vuelvo a hacer otra pasada visual sobre el escuadrón, el sargento sigue como en trance como le ocurría al comienzo de cada misión, el cpiatán Sugufu tampoco pareceía estar por la labor de entablar amistad. Hablo en general al resto intentando liberar tensión antes de que la presión de la misión se adueñe de nosotros, ya estamos en camino, la mirada ahora va hacia los recién llegados algunos parecen nerviosos, aunque confiados, eso es bueno. Vamos a ver ¿quien de vosotros podría conducir este trasto mejor que nuestro chofer? - esperaba que esta simple pregunta les reactivara y les quitara la presión del cuerpo, a la par que intentaba conocer cual podría ser nuestro conductor.