Partida Rol por web

Con el perro a nuestro lado entramos a la cueva   esperando que  si nosotros no escuchamos nada el perro pueda avisarnos del peligro .Intento  moverme  aprovechando la oscuridad   y  haciendo el menor   ruido posible  mientras intento no perder el paso de Malrick. 

Mientras Máximo sacaba toda su rabia y la vertía sobre el trasgo, yo me dediqué a interrogar a los otros tres. Poco más saqué en claro. Cuando todo hubo acabado, seguimos el rastro de nuestros compañeros.

-"Bueno, al parecer la tribu lleva un tiempo haciendo fechorías por la zona. Su líder se llama Botto y debe de ser el más fuerte de ellos. También tienen un lobo, que protege la entrada a su escondite. No nos esperaban en el claro, sólo estaban vigilando, eso es buena señal. Podremos caer sobre ellos por sorpresa, siempre que los otros hayan dado caza al huido."

Según sigo a Adric, voy observando el entorno por si veo u oigo signos de lucha u otra cosa.

Turno 13

En este turno, Malrick y Pal´to se encuentran junto a la entrada de la guarida de los goblin, y Adric y Zaius se dirigen hacia ellos siguiendo las marcas que Malrick ha hecho en los árboles. Seguís en ambiente forestal, con robles y alisos unidos por un fresco tapiz de hierba y esponjosos cúmulos de helechos asomando de cuando en cuando. Los pájaros siguen cantando, pero la luz empieza a filtrarse más apagada a través de las copas. Está atardeciendo.

(Sigue...)

Los dos compañeros deciden acercarse a la boca de la cueva en la que, presuntamente, se encuentran los goblin. Se trata de un hueco ancho con algunas raíces asomando desde la parte superior, húmedo y oscuro como boca de lobo.

Malrick se quita la armadura, cuyos sonidos metálicos lo descubrirían con facilidad si hubiera alguien escuchando. No es un ladrón, y sabe que no tendría muchas posibilidades de acercarse sigilosamente a alguien a menos de unos cuantos metros, pero no parece que haya vigías a la vista.

Pal´to decide acompañarle; él no necesita librarse de su flexible armadura de cuero, que no hace mucho ruido al moverse. Dejando la armadura del guerrero entre unos árboles, con la funda del arma que podría resonar contra la pantorrilla, ambos se acercan con cuidado por un lateral. Chernoye consigue que el perro les acompañe durante parte del camino, pero a unos metros de la boca de la cueva comienza a gruñir mostrando los colmillos, y acaba por retirarse entre gruñidos sordos, refugiándose en los árboles. Probablemente sea una mala señal.

Con cada paso, los exploradores se paran para escuchar a su alrededor. A parte de los pájaros, poco más se oye. La boca de la cueva se va acercando lentamente, mientras se aproximan con sumo cuidado. Cuando se encuentran a unos metros ambos empiezan a percibir el olor acre de los goblin, como a animal, pero no ven ninguno por los alrededores. Malrick alcanza la boca de la cueva, llena de tinieblas, y pega la espalda a la piedra húmeda, cubierta de musgo, junto a ella. No se escucha nada. Se prepara para asomar la cabeza.

Entonces Pal´to, que se encuentra junto a él, parece escuchar algo. Concentrándose, el ladrón detecta una respiración pesada en el interior de la cueva, como la que podría emitir un buey, un toro o algún animal de ese tamaño. Hay algo en la oscuridad de la entrada, está seguro.

¿Permitirá que Malrick asome la cabeza y mire en el interior?. ¿Lo detendrá?. 

(Sigue...)

Zaius, Adric y Máximo caminan por el bosque. El paladín ha conseguido descifrar las marcas que dejó Malrick detrás de él, y no le está costando dirigir al grupo a través del tupido bosque. Máximo, a su lado, parece reconfortado por la aprobación que recibe de Adric, y camina a su lado. Desde que Zaius intentó convencerle de que luchar contra el goblin en solitario no era buena idea, está más frío con él.

(Sigue...)

"Por lo que he oído tú también eres un hombre devoto, Adric. Si no es indiscreción, ¿por qué sigues a una diosa extranjera?", pregunta curioso.

(Sigue...)

El camino transcurre con tranquilidad, y aunque Zaius está pendiente y alerta no encuentra motivos para la alarma.

Hasta que el trío llega hasta un promontorio rocoso cubierto de musgo y pequeños árboles. Frente a un claro embarrado una gruta amplia se abre al exterior desde el promontorio, oscura como boca de lobo. Pronto escucháis los tres el jadeo del perro, que brota entre unos arbustos contento de veros, y alzándose sobre las patas traseras le regala unos cuantos lametazos húmedos a Adric. Después culebrea entre los troncos de los árboles y os lleva hasta un espacio bastante cubierto por vegetación, en el que encontráis, en el suelo, la armadura de Malrick y la funda de su espada.

Extrañados echáis un vistazo al claro, frente a vosotros, detrás de una línea de árboles, y descubrís porqué ha dejado aquí cualquier cosa que pudiera hacer ruido. Él y Pal´to están a un lado de la húmeda boca de la cueva, deben haberse acercado en silencio, y el guerrero está a punto de asomar la cabeza a la oscuridad de la gruta. 

(Sigue...)

Pal´to y Malrick están en un lateral de la enorme boca de la guarida de los trasgos, éste último a punto de asomarse a ella. No se han percatado de que Adric, Zaius y Máximo están ya aquí, observándoles desde la primera línea de árboles del bosque. Con ellos está el perro, rascándose el lomo con fruición.

¿Dejará Pal´to que Malrick observe el interior de la cueva, después de lo que ha escuchado en ella?. ¿Interrumpirán la infiltración Zaius o Adric?. El lugar está en silencio, excepto por los sonidos habituales del bosque, y aparentemente no hay vigías ni guardias, pero un grito probablemente alertaría a quien estuviera cerca. ¿Se arriesgarán a salir a descubierto, al claro?. ¿O simplemente dejarán que Malrick asome la cabeza?.

Os toca!

El camino a través del bosque resultaba cómodo y fácil de seguir, lo que Adric interpretó como una clara señal de que Ishtar estaba satisfecha con su labor como juez y mediador en el duelo de Máximo. Sensación que se reforzó aún más cuando el joven, quien caminaba a su lado con fuerzas renovadas pese a las heridas que ahora adornaban su cuerpo, le preguntó por su fe.

–Lo habrás visto en mi tono de piel y el color de mis ojos, pero mis raíces no pertenecen a esta tierra aunque haya vivido en ella desde siempre. Mis padres provienen de Visirtán, y aunque allí no veneran la multitud de dioses que tenéis aquí, prefirieron no inculcarme sus creencias para que no destacara entre los demás. 

La historia era larga, e incluía una huida a través del desierto, una persecución a camello y acero templado y una promesa de muerte segura. Pero eran pensamientos demasiado sombríos, y oscurecerían la satisfacción que Máximo debía sentir en esos momentos tras vencer en su duelo personal. Así que Adric decidió dar los detalles justos.

– …y allí estaba yo, en el momento de mayor soledad y tristeza de mi vida, buscando algo, una pista, una señal que me indicara el camino a seguir. Y entonces, se me apareció Ella. Ishtar, la estrella más brillante del firmamento. Desde entonces, todo es más fácil, ¿sabes? Nunca me siento perdido o sin rumbo. Siento que me ayuda a sujetar mi espada y que desvía los ataques de mis enemigos. Es mi primer y único Amor – los ojos del paladín chispearon de emoción, como si hablara de una doncella de caderas generosas de Robleda –Claro que aquí su culto es prácticamente nulo, pero no me importa. No necesito templos donde orar: sólo mirar al cielo cada mañana para encontrarme con su resplandor.

Cuando llegaron al promontorio y el claro se abrió ante ellos, pudo ver la gruta. Recordando lo que Zaius había obtenido de los Goblins, inconscientemente se agachó, instando a sus compañeros a hacer lo mismo. El paladín había aprendido a las malas lo peligroso que era estar al descubierto con esas viles criaturas. Sin embargo, fueron rápidamente descubierto, aunque para su alegría, se trataba del sabueso que le recibió de la mejor forma posible –Hola pequeño. Buen chico. ¿Me has echado de menos?

No el gustaba que sus compañeros no estuvieran cerca, aunque no había rastros de combate. La respuesta la encontró rápidamente cuando vio a Malrick y Pal´to en la entrada de la cueva, dispuestos a entrar. Eso disparó las alarmas del Paladín, pues sabía lo que se escondía más allá y estaba seguro de que adentrarse sería más peligroso que hacer que saliera.

Adric agitó la mano, llamando la atención del guerrero y el pícaro. No se quería arriesgar a gritar para alertar a los habitantes de la caverna. Pero estaban demasiado ocupados para prestarles atención, así que cogió una pequeña piedra y la lanzó hacia sus alrededores. El barro amortiguaría el ruido de la misma forma que haría la hierba.

Tenía que alertarlos.

–Zaius, ya sabes qué se esconde ahí dentro. Prepara tus hechizos y mantente a distancia. Será mi espada la que te custodie.

Pongo una mano en el hombro de Malrick  reteniendole para que no siga avanzando.llevo un dedo a la boca para indicar silencio y tiro de él para  que me siga .Voy pegado a las rocas  ,incluso dando un rodeo si hace falta ,para que si haya alguien con arcos  no pueda  dispararnos desde dentro . Unos metros  mas allá le comento ..ahí dentro hay algo grande  acechando.No sé lo que es pero he escuchado como respiraba   .Señalo su armadura .Creo que deberías equiparte porque me da que nos están esperando .

Durante el camino anduve en silencio, escuchando la charla entre el paladín y el chico. Había intentado que entrara en razón, pero no era mi fuerte convencer a las personas y más cuándo ya estaba convencido de matar a esa criatura. La respuesta que me dio no me gustó, eso me pasaba por meterme donde no me llamaban. A eso había que sumarle la juventud e impulsividad del joven.

Caminamos un buen rato, siempre vigilantes, siguiendo el rastro dejado por nuestros compañeros. En un momento, nos vimos sorprendidos por una aparición... ¡El chucho! Nos dio un susto de muerte. Nos llevó hasta un árbol donde nos encontramos la armadura de Malrick y pensamos lo peor. Pero un poco más adelante, divisamos a la pareja que estaba apunto de entrar en una gruta. Ellos, en vez de esperarnos, habían tomado la iniciativa de entrar... pero no sabían nada del guardián que había vigilante en la entrada. Adric intentó avisarles, pero no estaban atentos a su espalda.

-"Lo siento Adric, pero me temo que hasta que no descanse no podré utilizar de nuevo mis poderes. El conjuro que utilicé contra los goblins gastó todas mis energías. No creo que os sirva de mucha ayuda ahí dentro, pero intentaré daros cobertura con mi ballesta."

No me gustaba desvelar mis cartas, pero confiaba en este paladín. Era mejor decir la verdad y que no se esperara que pudiera solucionar un combate como hice en el claro.

-"Será mejor que avancemos y ayudemos a esos dos."

Turno 14

Malrick y Pal´to están demasiado atentos a la entrada de la cueva como para prestar atención a los aspavientos del paladín, que intenta alertarlos. Finalmente Adric da unos pasos fuera de la primera línea de árboles, saliendo entre dos anchos troncos cubiertos de musgo verde, para arrojar una piedra al barrizal frente a la boca de la cueva, y así avisar a los dos infiltrados. La roca vuela por el aire y aterriza con un "chof" apagado, que podría haber sido causado por un animal o por la caída fortuita de una rama gruesa. Podría atraer atención indeseada... o no.

En todo caso llega para su propósito, y el ladrón y el guerrero observan hacia el bosque descubriendo a Zaius, Máximo y Adric. El mago, en este momento, está comentándole al paladín que su magia se agotó cuando acabó con los goblin. Los gestos de los recién llegados, junto a la pesada respiración que ha percibido en el interior de la cueva, llegan para que Chernoye intente evitar que Malrick se asome a la cueva.

Desgraciadamente, Malrick está determinado. Su jugador no ha posteado este turno, y la última orden que dio para su personaje fue la de "espiar por un instante al interior de la cueva". Quizás le pueda la curiosidad, no escuche a sus compañeros o le importe un bledo lo que estén diciendo; asoma la cabeza.

El interior, iluminado tenuemente por la luz que entra a través de la ancha boca de la cueva, está formado por una gruta natural grande, de unos seis metros de diámetro y de techo alto, de unos tres metros, formado por piedra y tierra bien apelmazados por las raíces de la vegetación sobre el montículo, que asoman por todas partes. Hay dos salidas anchas, una  a la izquierda y otra a la derecha, que descienden hacia la oscuridad, y entre ambas hay algo.

Se trata de un gran bulto peludo, del tamaño de un uro, que se encuentra observando la entrada, probablemente alerta tras la caída de la roca que lanzó Adric. En su lobuna cabeza brillan dos ojos rojos, que reflejan la luz, y el enorme cuello que la comunica con su cuerpo apenas podría ser abarcado por los brazos de un ser humano. Durante los dos segundos que Malric mantiene el vistazo, la bestia se levanta con un gruñido sordo, grave, que se propaga por los alrededores surgido de las profundidades. Cuando el guerrero, desprovisto de armadura, vuelve a su posición segura, se da cuenta de que la cruz del lobo está más o menos a la altura de su cabeza. Se trata de un huargo.

Pal´to y Malrick casi se caen de culo cuando su enorme cuerpo salta fuera de la cueva, aterrizando sobre el barro y girándose para enfrentarse a ellos. Tiene una hilera de dientes amarillos del tamaño de un índice humano, y un pelo hirsuto, gris y embarrado que le cubre todo el cuerpo, y es una criatura rápida, (+1 a la iniciativa, vosotros tenéis +2 gracias a Pal´to). Afortunadamente, actuáis primero.

Malrick y Pal´to se encuentran junto a la bestia. Pueden atacarla o salir corriendo, pero si lo hacen se llevarán un ataque extra. Adric, Zaius, Máximo y el perro se encuentran a distancia, pero pueden moverse hasta la bestia y atacarla en el mismo asalto, (trabándose con ella como se encuentran Malrick y Pal´to).

Es vuestro turno.

No nos dio tiempo a llegar y a avisar a nuestros compañeros. De repente, una bestia peluda emergió de la oscuridad de la caverna, interponiéndose entre nosotros y ellos. Nos daba la espalda, así que no se había percatado de nuestra presencia.

Apunté con la ballesta y disparé a su hinchado lomo. El virote se hundió en su carne pero no le hizo mucho daño. Sí le saqué un lastimero aullido...

La noticia de que Zaius no podía lanzar más de un hechizo hasta que no descansara fue un duro revés para el Paladín, que pensaba que los de su clase eran capaces de enarbolar las energías mágicas sin límite. Y aunque le hubiera gustado tener razón para poder lidiar con aquella bestia más fácilmente, saber que las escalas de poder no estaban tan desbalanceadas le hizo sentirse más unido a la Creación.

Sin embargo, no tenía tiempo para pensamientos filosóficos. El pielverde no había mentido, y de las sombras de la caverna surgió un monstruoso lobo – no, un huargo, algo mucho peor – dispuesto a dar buena cuenta de sus compañeros. ¡Y Malrick había prescindido de su armadura! Aunque el guerrero era hosco y desagradable, Ishar lo había puesto en su camino, así que era su voluntad que se comportara de esa forma. Antes de darse cuenta, había desenvainado el mandoble que portaba a su espalda y se había lanzado a toda velocidad contra el huargo dispuesto a cubrir su acero de sangre maliciosa.

–¡Vamos! –gritó a Máximo y al sabueso para que se unieran a la batalla, mientras descargaba un formidable golpe en el costado de la bestia.

Ruedo hacia atrás   y lanzo dos de las dagas  hacia el huargo  intentando más  que nada sacármelo de encima . Ya sea por lo grueso del pelaje  o por la poca fuerza con que he lanzado las  dagas  estas rebotan  y caen al suelo  tintineando .

Viendo  que los demás  también están atacando  al lobo solo puedo   separarme del guerrero   y sacar otras dos  dagas para seguir atacando .

El perro se debuto pero mis ganas de ir por más fueron mayores, el que no arriesga no gana. Avancé unos pasos más hasta que quedé cerca de la entrada y sentí un ruido a chapoteo, vi una piedra y cuando levanté la mirada noté quienes fueron los que  podrían haber arrojado el proyectil. Me detuve buscando contener la respiración para no hacer más ruido y esperé que nada se hubiera puesto en alerta dentro de la cueva pero no fue así, apenas me asomé por la boca del túnel me estaban esperando. Quise retroceder pero lo que salía era claramente más rápido que yo, terminé en el suelo junto a Pal'to intentando recomponer mi postura. Mi compañero retrocedió un par de pasos para lanzar un par de dagas y yo tuve que hacer lo propio buscando llegar hasta donde mi armadura. La idea no se había podido llevar a cabo por culpa de los recién llegados.

Turno 15

El primero en actuar es Zaius (ataque a distancia), que alza su ballesta y apunta a la criatura. El virote sale disparado con un chasquido, y se clava en su lomo profundamente, (3 daños), sacándole un gañido a la bestia. El siguiente en actuar es Pal´to, que rueda hacia atrás lanzando dos dagas. Las armas rebotan en la piel peluda del monstruo y caen sobre el barro sin causar daño, pero la bestia no está dispuesta a dejar que su presa huya y lanza una dentellada para alcanzarle, (os recuerdo que si salís de combate los adversarios tienen derecho a un ataque extra).

Justo cuando el ladrón trata de escabullirse las enormes fauces del huargo se cierran sobre su pantorrilla, desgarrándola dolorosamente (2 daños). Pal´to golpea el morro ensangrentado con su otro pie y consigue liberarse, rodando hasta ponerse a salvo. El siguiente en intentar escapar es Malrick, vulnerable sin su armadura; con un salto y un par de desplazamientos la bestia lo alcanza y se lanza sobre él, aplastándolo en el barro del suelo y clavando sus dientes profundamente en el pecho. Con varios gruñidos y sacudidas de cabeza termina lanzando el maltrecho cuerpo del guerrero hasta los árboles, (6 daños), donde se levanta y, a trompicones, llega hasta su armadura.

La bestia está dispuesta a correr tras él para terminar el trabajo, pero en su camino se pone Adric, impidiéndole el paso. El paladín le lanza un tajo que le alcanza en el costado, regando de roja sangre el barro sobre el que combaten, (4 daños). La bestia se revuelve, y a su vez intenta tirarlo al suelo igual que hizo con Malrick, pero el paladín consigue apartarse justo en el momento adecuado, sufriendo una herida menor cuando el corpachón le golpea violentamente (2 daños).

Máximo corre detrás del paladín, y también lanza un ataque contra la terrible bestia, enroscando la cadena de su mangual en el ancho cuello y apretando lo suficiente como para apartar las fauces de su objetivo con varios fuertes tirones, que hacen que los eslabones se incrusten dolorosamente en la testa del monstruo. Con un último tirón causa un terrible desgarro (6 daños), que también ayuda a llenarlo todo de sangre. Por último, el perro aparece corriendo desde la foresta dispuesto a lanzarse sobre el lobo, que es unas cuatro veces más grande que él mismo, pero con un empujón el huargo lo proyecta rodando contra el barro y no logra alcanzarlo.

Adric, Máximo y perro están en combate con el huargo. Pueden atacarle o intentar salir del combate, (ataque extra, as always).

Malrick está junto a los árboles. Puede ponerse la armadura y el escudo (1 asalto), o bien coger el escudo y sumarse al combate en este mismo asalto.

Pal´to está en el claro, más cerca del huargo, pero no a distancia de combate. Puede usar armas de proyectiles o a distancia, o bien acercarse en combate.

Zaius está junto a los árboles. Puede usar armas de proyectiles o a distancia, o bien acercarse en combate.

Había conseguido ponerme a una distancia a la que me sentía más  cómodo,  aunque no había sido gratis  y la herida de la pierna   no paraba de sangrar para recordarmelo , y ahora era hora de  intentar devolverle el favor .e pongo desde un lateral para poder atacar al monstruo sin golpear a los compañeros.Los dioses de la oscuridad deben de estar con este maldito monstruo porque sigo sin conseguir hacerle un solo rasguño ..Diablos ..Empuño la última daga que me queda  y me preparo para  enzarzarme en el combate cercano que  pretendía  evitar 

El combate había empezado. La enorme bestia arremetió contra Pal'to y Malrick sin casi inmutarse por mi virote. Alcanzó a herir a los dos, tirando a Malrick por los aires. Adric se acercó, junto a Máximo, para atacar cuerpo a cuerpo. Lograron herir de gravedad al huargo con sus ataques, aunque Adric también fue herido.

Ahora Malrick se encontraba más cerca de su armadura; el impulso que le había dado la bestia lo había acercado a ella. Le miré, evaluando su estado.

-"¿Te encuentras en posición de luchar, guerrero? Quizás deberías intentar ponerte la armadura, así eres presa fácil para ese engendro."

Puse la rodilla en tierra, recargué la ballesta y me quedé apuntando al huargo para encontrar el mejor momento para disparar.