Partida Rol por web

Maximiliano mira de reojo al brujah sin decir nada y  responde. Señor!.. El amo Bruno esta en el carro... esta muy herido.  En ese momento todos se dan cuenta que están ante el famoso Victor Stanford, que al parecer es más poderoso de lo que pensaban. Para la mayoría es evidente la antigüedad del vástago.

Bruno?... murmura algo en una lengua solo reconocida por Amparo y Beatriz (*)...  Muestra un interés sorprendente por lo que le dice el hombre y  se dirige sin mas hacia la camioneta donde el Ruso, quien está en una postura algo patética, esta incorporándose  algo mareado, mientras se toca el cuello sangrante.

(*) Reconoces de tus estudios en linguistica que se trata de el lenguaje Rhom, de origen indu... sabes que es un idioma de origen gitano.  Mas o menos lo que dice, aunque no eres experta es "que le ha pasado a mi chiquillo, mi sangre"

(*) Es el lenguaje Rhom, de origen indu... sabes que es un idioma de origen gitano. Sabes que esta diciendo

"que le ha pasado a mi chiquillo, mi sangre"

Es el lenguaje antiguo  de tu clan

Tomaron el numero de la matricula?.... auch.. dice bajándose del auto... como que me tire la nave. Dice al ver el estado del techo

El antiguo abre la puerta de la camioneta y toca al hombre en letargo mientras dice palabras nuevamente en ese idioma que casi todos desconocen. Se recuperara... Mira a su criado...  Maxi, me asegurare de recompensarte por esto. Mira a los demás criados. Encárguense de llevar a Bruno a su lugar de descanso.

Los criados se llevan al hombre herido con mucho cuidado mientras Stanford los mira a todos.

No se como agradecerles el haber salvado a mi hermano. Los mira a cada uno y se detiene en Beatriz instintivamente. Sean bienvenidos a mis dominios, y sírvanse de recuperarse y beber  todo lo que gusten en mi casa. Mis criados los atenderán.

Y sosteniendo la mirada hacia Beatriz le dice: Bienvenida a casa.

Esperando la respuesta me doy cuenta que el maldito es el famoso Victor Stanford del que tanto se ha hablado, el desgraciado es bastante poderoso puesto que espanto a los perros en un pestañear mientras que la mayoria de nosotros terminamos magullados y lastimados.

Observo como el hombre manda sobre su gente y cuando finalmente se dirige hacia nosotros especialmente con Beatriz lo que hace que se me encrispe la piel y tenga que acomodarme las gafas mientras le lanzo a ella una mirada de ¿que es todo esto?

Continuo con la daga en mi mano y la aprieto con fuerza

Es muy poderoso, Ivan..y tu no pudiste ni con esos lupinos...no seas tonto y no pienses mas...

En mi rostro se dibuja una expresión de asombro mal disimulada. No entendía a ese hombre, a quien apenas conocía y aún así me trataba tan bien, casi con cariño. Me quedó unos minutos estática, con los ojos fijos en Stanford, como si buscará la respuesta que buscaba en su mirada.

Le agradezco, señor Stanford, la bienvenida y el recibimiento, e igualmente que nos haya ayudado - bastante tarde, por cierto - pero me temo que no le entiendo, puesto que esta no es mi "casa" - digo, citándo sus última palabra -, o al menos no la considero así. Además, yo no le conozco - y esto último, aunque no le miro, se lo digo más a Iván que a Stanford, con una voz tranquila, pero que no puede ocultar cierta molestia. Si él estaba confundido, pues yo también lo estaba, y no estoy para escenitas de celos.

Reconoceria a alguien de mi casta aunque me taparan los ojos.... somos tu familia querida, tu clan. Mira a Ivan a los ojos como preguntandose de porque su actitud y continua diciendo..

Disculpeme. Mira a Ivan y a todos. No me presente, soy Victor Stanford, converse con el señor  Cristhopher, aunque- mira de un lugar a otro- no lo veo, crei sentir su presencia... Bienvenidos... sigan a mi dominio, lo que necesiten pueden pedirlo a los criados.

Me le acerco con mucho respeto, me limpio cuidadosamente la mano que debe estan ensangrentada por la puñalada que le dí al lupino, y cuando la encuentro suficientemente limpia le digo al señor. Mucho gusto enconocerlo, señor Stanford. Mi nombre es Amparo Romero, soy compañera del señor Cross, que fue quien lo contactó y nos habló de usted. Debe estar por ahi, me paredce que le cayo un ladrillo del techo en la cabeza y debió noquearlo. Los señores son Ivan Gradsky, José Mendez y Samuel Malone. Y la señorita es Beatriz Trevell. Gracias por la bienvenida y su amable invitación a quedarnos en su casa. Y, segun el señor Cross, tenemos mucho de que hablar.

Cita:

Me lo imaginaba. - Pienso al oir a Stanford. - Supongo que tendré que andarme con ojo.

Algo menos rabioso pero aun de mal humor intervengo en la conversación. - Le agradecemos su hospitalidad, bla bla bla y todo eso. Y ahora que somos todos tan amigos vayamos al grano que no tenemos tiempo que perder. - Me vuelvo hacia la malkavian. - Amparo, creo que te toca a ti explicarle por qué estamos aquí. - Si es que no lo sabe ya.

El antiguo ignora la impertinencia del Samuel y como si no existiera habla con Amparo en tono cordial y educado.

En realidad yo también quiero hablar con ustedes. Mira a Ivan y le dice. Creo que podemos sernos mutuamente de ayuda. Podre recompensarles que hayan traído a mi familia a Bruno. Bienvenidos... mira el reloj. Son las 5 p.m, dentro de poco amanecerá, y esta noche ha sido agitada, tengan el honor de quedarse en mis dominios. Mañana a primera hora tendremos una reunión.

En ese momento varios de ustedes ven como algunos criados traen a Cross a rastras, el tejado que le cayó encima casi lo degolla, es más muchos de ustedes están seguros que está muerto.  El doctor se acerca hacia el y hace una sonrisa maligna... algo es cierto, parece que Cross no continuara con ustedes.

Entran por el monumento a Simon Bolivar hacia una  casa al parecer subterránea que esta llena de lujos y telas exportadas... en algún momento pueden sentirse en un contexto parecido a las mil y una noches. Cada uno tiene una habitación, una cercana a las otras y los criados están a su servicio. A todos les han dado suficiente vitae para reponerse.

Bebo la vitae con calma, mientras miro con algo de nerviosismo el lugar. Otro lugar nuevo, otra habitación que remodelar antes de que amanezca, muchos lujos...voy a volverme peor de loca si sigo así. Ojalá pueda descansar tranquilamente esta noche. Y ojalá Cross se recupere.

Paseo la mirada de lado a lado, admirando la belleza de las cosas, pero con una cierta preocupación, porque es demasiado lujo y belleza para mí. Y habló en rrom, debe ser gitano, pero no se supone que los gitanos son nómadas? En fin, es de la misma clase que Beatriz, espero que podamos hablar y ellos me enseñen como funciona su cultura. Pero habrá que esperar a mañana.

Se encuentran ambos en el pasillo antes de irse a Dormir.

Al ver a Beatriz un tanto de enojo y seriedad me agobian. Lo que dijo el tipo ese que nos encontramos me deja demasiado pensativo

Beatriz....explicate... Es lo unico que le digo mirandola fijamente con mis lentes oscuros

¿Qué es lo que quiere que le explique exactamente? - digo, mirándole seria y cruzándome de brazos.

Me refiero a que se referia el maldito ese cuando habla que es tu familia.... Y le tomo del brazo No creo eso de que no sabias que era tu clan y esas cosas... Mi mirada es fija y mis palabras secas

Al ver que sostiene mi brazo una expresión de profundo fastidio se dibuja en mi rostro, fastidio que también se demuestra en mi voz:

Mi querido señor, como ya le dije estoy tan impresionada como usted. Nunca he conocido al señor Stanford. Verá que es como que imposible que conozca a toda los de mi clan que hay en este país, y si se refiere a que es "mi familia" es porque al compartir una misma casta somos como si fueramos familia. - Y bajando la voz, agregó: No sé porqué demonios estás celoso, nunca te he dado motivos para estarlo. Yo no conozco a ese hombre, y si no me crees, no puedo hacer nada, más que aconsejarte que  interrogues al mismo Stanford, quien apuesto que te dirá lo mismo. Te aseguro que si hubiera conocido a Stanford con anterioridad, ya lo hubiera hecho saber.

Las palabras de Beatriz son fuertes y serias por lo que le suelto y por un minuto le miro sin decir palabra alguna, tenia razon, nunca me habia dado razones para desconfiar de ella y en cambio habia demostrado gran apoyo y fiereza.

No se porque me pones asi, Beatriz...mujer...

Sin decir nada doy media vuelta y empiezo a caminar hacia mi habitacion, tal vez el sueño me ayude a calmar mis animos y a pensar mejor