Partida Rol por web

- Alabado sea el Emperador en efecto, hermano... - dejó la pregunta en el aire, esperando que aquel desconocido se presentara o les diera al menos un título con el que dirigirse a él.

- Es una suerte con la que no contábamos, saber que el señor... Sunders dispone de un miembro de su séquito aqui. Por favor, sentaos y contadnos tanto como podaís. Si lo permitís, aunque no dispongamos de ningún divino Astartes, alguno de mis compañeros se ocupará de vos mientras tanto... -

- Decidnos lo que sepaís de lo subastado, los objetos conocidos y cuales son esos nuevos objetos de los que hablaís ¿Qué son? ¿Quién o quienes los han traído? ¿Por qué sospechais de ellos?

El arbites se había cuidado mucho de no decir absolutamente nada comprometedor al hablar con aquel desconocido y se había limitado, casi a repetir las palabras de éste añadiendo pequeñas preguntas. El arbites, como siempre, sospechaba de todo y de todos y aquel inesperado golpe de suerte casi no parecía real. Si finalmente el golpe de suerte no era tal, no dejaría que nadie obtuviera información de ellos con un truco tan fácil¹.

Isolda se había mantenido callada y pensativa, como solía hacer; pero las cosas se estaban precipitando de una forma demasiado brusca, y eso que estaba acostumbrada a que todos los planes se fueran al garete; pero solía poder solucionarlos a tiros, cosa que ahora no podía. Escuchó todas esas palabras que se dijeron y no pudo evitar cerrar la mano buena con fuerza, con toda la que podía.

-Entonces, han entrado objetos nuevos y no han llegado todos los compradores. Eso es que alguien quiere hacerse con todo a un precio muy bueno -se rascó el cuello en un gesto impulsivo. Quería quitarse esa máscara; pero eso dejaría sus tatuajes de la flor de lys a la vista- ¿sabemos qué objetos son esos? El Falso Abad que nos acompañaba mencionó algo de reliquias sagradas de santos, ¿eso es cierto?

No tuvieron oportunidad para comenzar a investigar por su cuenta las instalaciones pues un adepto los guió por lo que parecía una infinidad de pasillos, todo un laberinto. Por un momento, Urtzi temió que el funcionario se hubiera perdido al intentar cumplir su labor de la mejor manera posible. A punto estuvo de preguntarle si así era realmente. Pero su sorpresa fue mayor una vez llegaron a su destino; aquel hombre era nada más y nada menos que un agente del Inquisidor Marr. 

El hombre enseguida se presentó haciendo gala de un comportamiento un tanto agitado... casi frenético. Casi el instante de darse a conocer, el agente comenzó a soltar una verborrea que incluso al adepto le costaba asimilar. Se suponía que debían  estar en la subasta controlar unos objetos de dudoso origen y a quienes les pudiesen interesar, pero lo que aquel informante les estaba contando sonaba mucho más peligroso y arriesgado de lo que realmente les habían dado a entender. Urtzi se quedó perplejo mientras su cerebro se esforzaba por gestionar la impactante información. Por suerte, el señor Homron tuvo más aplomo que el pobre y sobrepasado adepto para contraatacar verbalmente con una batería de preguntas. También le ayudó a sobreponerse la interrupción del tecnosacerdote Arturus. -¿Una 'H'?- Respondió con una pregunta al cogerle un poco por sorpresa. -Será la marca de su dueño o de su fabricante...- Dijo con un tono vago que daba a entender que ya estaba buscando referencias que pudiesen arrojar algo de luz sobre el significado de aquella rúbrica.

Heinrich se muestra interesado en las respuestas que vaya a dar su inexperado aliado. Las preguntas que habian hecho el resto del grupo cubria cualquier duda que se le habia cruzado al Guardia Imperial.

El misterio de las H tendria que ser resuelto por el sabio y el tecnosacerdote, los simbolos del mechanicum, aunque hubiera servido en un mundo forja, eran inalcanzables para Heinrich.

Por otra parte, que el agente de la inquisicion se les abriera tan repentinamente, sin haberles dado tiempo a explorar su habitacion para ver si habia escuchas, le preocupaba un poco. No se habian trabajado la tapadera tanto durante el viaje para que ahora por un descuido se fuera todo al garete.

El adepto estaba, sencillamente, fuera de si. Arcturus, con su mente tan fría como sus recubrimientos metálicos se dispuso a inyectarle un sedante, pero el adepto forcejeó levemente con él, negándose. al final, la voluminosidad del tecnosacerdote hizo su trabajo y el adepto recibió la inyección; aunque su estado aparentemente empeoró a causa de la brusquedad de Arcturus, en cuestión de un minuto toda su agitación comenzó a desaparecer y su respiración se relajó. A partir de ese momento fue capaz de hablar de forma más comprensible, aunque parecía desorientado por el químico, y en ocasiones su habla y mirada se volvía errática, incluso ignorando muchas de vuestras preguntas.

- Me llamo Locutor Mayweather... Mi señor me envió aquí para confirmar lo que ya sabía de los objetos subastados de Haarlock, e informarle si algún objeto era potencialmente herético o demoníaco. Nuestra única y mayor sospecha era el supuesto dispositivo profético, La Viuda Dorada... -

- El artefacto debía llegar en último lugar para evitar su robo, pero a su llegada apareció acompañado de otros tantos que no aparecían en ningún informe, ninguna información sobre ellos; solo un certificado afirmando su pertenencia a los Haarlock y aprobación para entrar a la subasta. De esto hace dos días. El decano vaciló, pero al final dio instrucciones para revisar los objetos y acomodarlos a la subasta lo más rápido posible... pretende que todo termine cuanto antes...

- Desde hace una semana hubo algunas desapariciones aisladas. Dimos por hecho que se perdieron por el complejo... Pero ayer... ayer apareció un soldado muerto en el atrio, le habían abierto el cráneo y su contenido había desaparecido sin dejar rastro alguno - incluso con el relajante, en aquél momento los ojos del adepto estaban muy abiertos, reflejando el horror que no era capaz de expresar de otro modo - el idiota de Bland tan solo actúa como si nada ocurriese, y de repente los Dolientes han comenzado a abandonar sus cámaras y se mueven en parejas o grupos pequeños observando... vigilando...

Tenemos que salir... Tenemos que salir... Tenemos que salir de aquí. - A partir de ese momento comenzó a repetir aquella última frase como un mantra, haciendo difícil sacarle cualquier otra información

Orionus observo por las respuestas de sus compañeros que su idea de descansar no era la más apoyada por el grupo. Les llamo un adepto nombrado Locutor Mayweather que les hizo de guía por el extensísimo recinto.

El adepto fue muy educado y protocolario pero a los pocos minutos de formularle preguntas nos respondió con cierta intranquilidad por eso actuó sanitariamente Arcturus. Locutor Mayweather continuo su explicación de forma sosegada pero al poco de relatar el caso de un misterioso asesinato dio igual el fármaco que le proporciono Arcturus Locutor Mayweather.

El asesino siguió escoltando a Urtzi por si había ojos que estuvieran observando sus pasos y tenían que continuar con su infiltración. Mientras tanto Orionus prefirió no hablar por su naturaleza silenciosa y perceptiva.

El agente de Marr dio algunas informaciones más antes de volver a sumergirse en la burbuja de su incipiente locura. El tecnosacerdote no intentó sacarle más datos, habida cuenta de su estado.

Herejes y asesinos, justo lo que algunos miembros del equipo necesitan encontrar para poner todavía más a prueba su autocontrol. Bland... debía der ser el gobernador de la Casa. Y esos Dolientes más activos que de costumbre... Quizá estuviesen especialmente interesados en la subasta. Pero lo mas inquietante eran esos nuevos objetos en danza.

-Tal vez debiéramos informarnos algunos de nosotros con la autoridad de la subasta, como compradores -miró específicamente a Urtzi en ese momento- interesados por esos objetos recién aparecidos. Puede que los demás podamos tantear a los asistentes a la subasta. Y tal vez el mas sigiloso de entre nosotros -y miró de reojo al asesino- pueda echar un vistazo a esos Dolientes más de cerca.

Miró alrededor, esperando ver qué sugerían sus compañeros.

-Nos iremos, pero solo cuando el trabajo esté terminado -dijo la Sororita tras escuchar el escalofriante relato- y reitero lo mismo, debemos de investigar las habitaciones y pasillos por los que nos movemos. Seguro que hay alguna clase de pasadizos o trampillas por medio de las que "desaparecen" esos pobres desgraciados.

Se quedó un instante callada, pensando.

-¿Qué aspecto tiene ese artefacto y cuales son sus capacidades? -inquirió- todo lo que sepa puede ser de ayuda, y si consiguiéramos hacernos con él, aunque sea robándolo, sería una gran victoria.

- Tal vez debiéramos informarnos algunos de nosotros con la autoridad de la subasta, como compradores - había dicho el tecnosacerdote.

- Hermano ¿cómo de pública es la información que acabaís de darnos? - preguntó el arbites. Era de esperar que algunos otros compradores dispusieran de personal infiltrado en las instalaciones de la venta y su personal. Algunas veces el dinero podía abrir casi tantas puertas como la obediencia al Emperador o el miedo a la Inquisición. Sin embargo, aun así, airear información secreta era del todo imprudente.

Por otro lado, si la información reciente era pública algunos de los asistentes podría verse menos sorprendido por la aparición de estos nuevos objetos, lo que haría suponer que conocían su existencia de antemano...

- Hermano ¿podríais facilitarnos una lista con los objetos de la subasta? ¿señalarías en ella cuales han sido añadidos en última instancia de la forma que habeís descrito? - cambió el tono, por uno un poco más tranquilizador y añadió - luego, haremos lo posible por sacaros de aqui cuando terminemos lo que hemos venido a hacer. Si ese es vuestro deseo y la voluntad de... nuestro patrón.

Urtzi tragaba saliva con dificultad a la vez que se apretaba el cuello de su abrigo con nerviosismo tras escuchar las noticias de últimos acontecimientos que Mayweather les revelaba. No solo la anormal ausencia de compradores si no que también parecían ocurrir cosas extrañas aquí dentro... Todo esto estaba tomando un cariz más preocupante que lo que en principio podrían haberse esperado. Pero lejos de lo que el agente del Inquisidor les sugería, algo en la mente del adepto le decía que serían ellos quienes buscasen y erradicasen el origen de tanta discrepancia. Y así lo sentenciaban las palabras del arbites. 

Huelga decir que el reciente incremento de peligrosidad era algo que Urtzi debía asimilar y racionalizar para no colapsar en medio de una misión y echar por tierra la tapadera. A estas alturas de la conversación, la frente del adepto ya estaba perlada de un sudor frío mientras en su cabeza se formaban truculentos escenarios que recreaban las desapariciones y asesinatos relatados por el locutor. Por otra parte, la parte más analítica de su cerebro trataba de reunir los retales de información y retenerlos en un puzzle que todavía estaba lejos de ser completado. Por el momento, parecía que su mejor opción sería la de comenzar por la anomalía con los objetos de la subasta... y Lanus Cisten podía ser una buena opción para comenzar a destripar el origen de las nuevas ofertas a subastar. Así que Urtzi hizo lo mejor que podía hacer ahora mismo mientras los acólitos más aguerridos se hacían cargo de la situación con Mayweather. 

Escuchaba atenta todas las palabras que mis compañeros iban diciendo, todos tenían razón en sus reflexiones, era importante tener asegurado el perímetro de nuestra habitación, la cual de momento debería ser nuestro centro de operaciones, a la par que tener la información sobre las nuevas piezas que se iban a subastar nos daría una cierta ventaja a la hora de actuar, teníamos que andarnos con mucho cuidado al mínimo fallo todo se iría al traste, Si Urtzi considera oportuno indagar sobre los objetos de la subasta yo le acompañare para proteger su integridad.

- Tenemos que salir - repitió una vez más el adepto. A medida que había avanzado el relato se había dejado caer lentamente sobre uno de los camastros hasta sentarse sobre él, y una vez pasado el momento de relataros el hallazgo del soldado muerto su rostro volvía a expresar calma y relajación... demasiada relajación. El adepto estaba al borde del sueño profundo.

Una súbita cabezada le hizo incorporarse un poco y reavivó su voz, pero no lo desperezó más que unos instantes - La.. La Viuda Dorada... la estatua.. muy poco tiempo para decirlo todavía. Todo se sabrá... en _{la..recepción......} - incapaz de mantener los ojos abiertos, el adepto comenzó a dormitar aún medio sentado. Muy a duras penas se desperezaba si le agitabais el hombro, pero era incapaz de farfullar más de media frase con sentido antes de volver a perder la consciencia.

Ahora teníais un adepto semiinconsciente entre manos, y la recepción donde mostrarían los objetos aún tardaría un tiempo en llevarse a cabo.

Arcturus sacudía suavemente al tal Mayweather, mirando de reojo al resto del equipo. Bueno, estaba claro que calmarse, lo que era calmarse, se había calmado. Terminó encongiéndose de hombros. Iba a tenderlo en el camastro, pero dudó un momento; seguramente comprometiese la seguridad de la misión si por alguna razón lo hallaban en aquellos alojamientos, pero no sabría muy bien qué podían hacer con él.

Se rascó la nuca, haciendo un ruido parecido al que se produce al lijar el metal, y estudió de nuevo el plano mientras aguardaba a que el resto de los adeptos (bueno, el señor Homron, para qué engañarse) tomasen una decisión respecto a los siguientes pasos que darían. Apuntó con el dedo un punto concreto, mientras farfullaba algo sobre la Gran Cripta y la H.

Orionus observando como Locutor Maywheater se iba desplomando y deslizando de sueño por la cama terminando por cerrar los ojos considero que podían obtener más información del escuchado recientemente. Como al zarandear a Locutor Maywheater reaccionaba con frases a medias y divagadoras del ensueño.

El asesino decidió pellizcarle el brazo para saber si reaccionaba como si le zarandearan o como si hubiera fingido que se estaba haciendo el dormido, emitiendo un quejido y se despertara protestando de la leve agresión.

Si reaccionaba como si estuviera dormido o divagando. Orionus empezaría a registrar a Locutor Maywheater para saber que objetos e información tenia oculta. La mostraría delante de sus compañeros para compartir más datos sobre la misión y este lugar.

Estaba claro que aquel hombre no iba a servirles para mucho más, al menos no de momento. Cuando Arcturus le miró interrogante, preguntándole si debía tumbarlo en uno de los camastros, asintió - ¿qué iban a hacer con él si no? ¿sacarlo arrastrando del dormitorio? Cualquiera sospecharían que habrían atacado al monje -

- Debemos movernos, aprovechemos el tiempo que tenemos antes de que empiece la subasta - No sabía si el hombre estaba dormido o se hacía el dormido. Había visto hombres capaces de simular con gran pericia. Mientras estuviera en su presencia no diría nada comprometedor.

- Si el Lord desea observar las piezas expuestas antes de que empiece la descripción "oficial" de las mismas o reunirse con el señor Cisten, adelante. Llevará escolta, no obstante y quiero un informe de situación cada 10 minutos. Conoceis los canales seguros - empezaba a sentirse cómodo con el equipo y sin darse cuenta había abandonado algunos de los formalismos que habitualmente empleaba con cualquiera, salvo Heinrich o el difunto Reshi.

- Yo exploraré esta sala - dijo señalando en la placa de datos la sala de la gran H - imagino que es un centro de control o al menos un centro administrativo, dado que los servidores y algunas estructuras portan ese símbolo. Rojo irá conmigo - dijo señalando a Arcturus con la cabeza - así como cualquiera que desee acompañarnos.

- Irene también irá con nosotros - añadió en último momento. Dejar a la sororitas sola o sin su supervisión directa no era pruedente, no después de la animadversión que ésta había demostrado hacia el falso abad. Hasta ahora había sido capaz de controlarse, pero quizás dejaría de ser así si la provocaban o la ponían a prueba con un incumplimiento de los ritos o las formas.

Roto. Así es como estaba el ayudante del Inquisidor, murmurando por lo bajo, como si estuviera hablando con alguien invisible. Eso lo había visto en varias ocasiones después de...

En ese momento una pequeña alarma sonó en su cabeza y coincidió con la mención del anciano arbitres.

-Me parece bien -dijo mientras asentía ligeramente- cualquier cosa con tal de no estar meditabunda. Además, tenemos que investigar esas secciones desconocidas o que no aparecen en el mapa.

- Además, tenemos que investigar esas secciones desconocidas o que no aparecen en el mapa - dijo Isolda.

- Prudencia - respondió el arbites levantando la palma de la mano, como si pretendiera frenar los impulsos de la guerrera - Como hemos visto este lugar es grande en extremo - hizo hincapié en esta última palabra - y las advertencias han sido numerosas y de diversas fuentes. Las secciones menores y más alejadas, quizás sean demasiado. Al menos para empezar. Recordemos nuestro propósito aqui - añadió, sin mencionar nada más preciso.

Entre los analgésicos inyectados por el Tecnosacerdote Arcturus y la propia histeria, ahora latente, del farfullante adepto; los acólitos se vieron en una situación un tanto bizarra. Con el agente del Inquisidor Marr drogado y sus gritos apocalípticos convertidos en balbuceos, era el turno de ellos mismos para actuar. 

El señor Homron no tardó en dar el visto bueno para dividirse y permitir al adepto indagar sobre las novedades en la subasta. Tampoco pudo evitar esbozar una sonrisa al escuchar a Gianna ofrecerse a escoltarlo. Sin duda la presencia de la soldado ayudaría al temeroso adepto a centrarse en su papel en esta misión. -Me acercaré hasta la sala donde se expongan los bienes a subastar.- Respondió al arbites. -Estoy seguro de que el señor Cisten estará allí para revisarlos, sobretodo si han habido novedades.- Puntualizó. Sin duda alguna, Lanus Cisten estaría al tanto de las sorpresas referentes a las reliquias de la dinastía Solomon. 

Por las palabras del viejo estaba bastante claro que nos dividiríamos en varios grupos para intentar abarcar lo máximo posible en el poco tiempo del que disponíamos, repaso mentalmente que todo mi equipo este en orden y completamente operativo, no sabíamos lo que nos podíamos encontrar ahí fuera y mucho menos dispondríamos de ninguna ayuda salvo la nuestra, doy un par de pasos y me pongo al lado de Urtzi, estoy lista, cuando quieras nos podemos poner en marcha.