Partida Rol por web

Profesor Maximilian Arturo, 21 de Septiembre de 1928

Cuando recibiste el contrato en tu cómodo apartamento de Filadelfia apenas pudiste contener la emoción. El remitente del paquete procedía de Nueva York y estaba a nombre de la Fundación Montgomery. En seguida supiste que se trataba del puesto de investigador en Arcana Agency.

Tras leer detenidamente las casi cuarenta páginas de contrato, no dudaste en firmar, preparar tu maleta y avisar a la Universidad de tu larga ausencia. Suerte que mantienes una buena relación con el rector Williams, quien accedió a regañadientes a buscarte un sustituto además de conseguirte un piso en condiciones en Arkham por "solo" 150$/mes, gracias a sus influencias en la Universidad Miskatonic. Al día siguiente, por la mañana, partiste rumbo a Arkham para citarte con Edgar Brown en Arcana Agency y finiquitar el contrato.

El viaje, que efectuaste a través de la costa, fue largo; dos días con paradas incluidas en moteles de mala muerte. No tuviste ningún problema durante todo el trayecto hasta que por fin pasaste la ciudad de Aulesbury, Massachusetts, en cuya bifurcación hacia Arkham se extendía un estrecho y tortuoso camino semienterrado hacia una localidad llamada Dunwich; el propio cartel, que apuntaba la dirección del lugar, estaba hecho de roble y se encontraba desgastado y semioculto por la maleza.

Ahora, por fin, llegas a Arkham por el camino de la entrada Oeste. A tu izquierda observas el Río Miskatonic fluyendo bajo un largo puente que comunica las dos partes de la ciudad. Observas la hora. Las 19:12 horas del 21 de Septiembre de 1928.

El panorama que ofrece Arkham es de una temperatura ambiente muy agradable, ni frío ni calor, pero el cielo encapotado no permite vislumbrar la luna y las estrellas. No hay mucha gente por la calle, iluminada por farolas sistemáticamente dispuestas a lo largo y ancho de las aceras. La cita era a las 19 horas del 21 de Septiembre, llegas tarde y encima desconoces dónde se encuentra la calle Lich; ya tendrás tiempo de organizar tu maleta en el nuevo piso.
Por fin te topas con un policía que anda tranquilamente haciendo la guardia y te indica la dirección a tomar. Doblas por la siguiente esquina a la izquierda y atraviesas la amplia avenida del Campus Oeste. A pesar de la débil iluminación puedes contemplar con ojos ansiosos el Campus de la Universidad Miskatonic, la cual a estas horas apenas presenta actividad humana. Al llegar a la parte Este de la misma avenida doblas nuevamente a la izquierda siguiendo las instrucciones del agente y puedes ver el edificio que compone la Biblioteca Miskatonic. Has oído hablar de ella y los rumores dicen que posee la mayor colección de libros ocultistas del país, albergando tomos antiguos y aún misteriosos para la ciencia moderna.

Olvidándote por el momento de tus placeres intelectuales, te centras en la cita con el señor Brown y vuelves a girar, esta vez a la derecha. Un cartel indica que te encuentras en la calle Lich, muy cerca de la Universidad, en un barrio denominado la Colina de los Franceses, a saber por qué.

En seguida localizas la 288; un edificio con un enorme cartel anunciando las palabras: “Arcana Agency”. La oficina se encuentra en el segundo piso del edificio y ya en la puerta de entrada observas grabado el nombre del negocio, ampliado con un escueto: “Investigación de Lo Oculto”. 19:12 horas. TOC TOC TOC. Tus nudillos golpean tres veces la puerta y ésta se abre…

Richard Simmons, 21 de Septiembre de 1928

La vida no te ha sonreído desde que tu mujer muriera hace nueve años. Desde entonces la botella ha sido tu mejor amiga pese a la Prohibición. Pronto, tus amigos de la policía fueron quedando en un segundo plano hasta que perdiste todas tus amistades para siempre. Pensaste que huir a Boston te daría los ánimos necesarios para empezar una nueva vida, pero nada más lejos de la realidad. En esa ciudad encontrabas alcohol donde quisieras, y una vez más, la botella volvió a ser tu mejor amiga. Los trabajos que has tenido en los últimos dos años en Boston han sido una mierda, explotadores en potencia, mientras el poco sueldo que conseguías lo gastabas en bebida y en subsistir bajo mínimos.

Pero hoy sientes que tu vida vuelve a renacer. Ayer recibiste en tu cuchitril de Boston un paquete de la Fundación Montgomery, a nombre de Edgar Brown y Arcana Agency. Era el contrato que te ofrecen como investigador de Lo Oculto en la pequeña ciudad de Arkham, no muy lejos al Este de Boston. El señor Brown pide que revises el contrato y lo entregues hoy, 21 de Septiembre de 1928 a las 19 horas, en la oficina de Arcana Agency, calle Lich 288, Arkham (Massachusetts).

Lo bueno de haber vivido solo tantos años es que ahora no tienes que rendir cuentas a nadie. Que le den al cabrón de Joe y su trabajo de mierda, no piensas ni pasar por ahí para despedirte. Así pues, repasas el contrato, lo firmas y te vas a la estación para sacar un billete rumbo a Arkham.

Un par de horas más tarde llegas a la estación de ferrocarril “Boston & Maine” de Arkham, con lo puesto y una pequeña maleta con algo de ropa e instrumentos para el aseo. Las 18:25. Tienes tiempo para caminar y buscar la calle Lich, 288. El panorama que ofrece Arkham es de una temperatura ambiente muy agradable, ni frío ni calor, pero el cielo encapotado no permite vislumbrar la luna y las estrellas. No hay mucha gente por la calle, iluminada por farolas sistemáticamente dispuestas a lo largo y ancho de las calles. Atraviesas un inmenso puente que cruza el río Miskatonic y une las dos partes de la ciudad. Mientras cruzas, observas una extraña niebla rodeando lo que parece un islote en mitad del río. Te llama la atención, pero no deja de ser una curiosidad. La verdadera angustia la sufres al pasar por una callejuela y encontrar a unos tipos con malas pintas vendiendo alcohol a los transeúntes; 4 dólares la botella; con 300 pavos en el bolsillo te planteas seriamente comprar una y rellenar tu petaca, pero haces acopio de voluntad y prosigues la marcha hacia la calle Lich 288 a regañadientes. “Quizás más tarde.” – oyes que te dice una vocecita en tu cabeza.

Al fin llegas a la calle Lich 288 y contemplas un edificio con un enorme cartel anunciándose en el segundo piso: “Arcana Agency”. Subes por las escaleras y observas unas letras perfectamente grabadas en la puerta que vuelven a anunciar el nombre del negocio, esta vez ampliado con un escueto: “Investigación de Lo Oculto”. 19:16 horas. TOC TOC TOC. Tus nudillos golpean tres veces la puerta y ésta se abre…

Milton Jacques, 21 de Septiembre de 1928

Te encuentras conduciendo tu modesto coche de camino a Arkham.

Poco después de enviar la solicitud del anuncio recibiste en tu domicilio el contrato y una cita con un tal Edgar Brown en la oficina Arcana Agency de Arkham, Massachusetts. Tu redactor jefe y tú os pusisteis muy contentos y brindasteis por el artículo del año: “J.J. Montgomery, dueño de la Fundación que lleva su mismo nombre y entre cuyos negocios se encuentran museos, expediciones arqueológicas o agencias de investigación tales como la propia Arcana Agency, desmantelado por reportero reconocido en el mundo fraudulento del mundo paranormal.”
Era tal el entusiasmo que sentíais, que tu propio jefe insistió en gestionarte una vivienda en Arkham. Supones que tal vivienda se limitará a la habitación de algún hotel, aunque esperas que al menos se trate de uno de cierta calidad.

Por fin llegas a Arkham por su entrada Norte tras pasar unos cuantos kilómetros de interminables campos de cultivo y viejas granjas en las que no parece haber ni un alma viviente. El panorama que ofrece Arkham es de una temperatura ambiente muy agradable, ni frío ni calor, pero el cielo encapotado no permite vislumbrar la luna y las estrellas. No hay mucha gente por la calle, iluminada por farolas sistemáticamente dispuestas a lo largo y ancho de las calles. La cita con Mr Edgar Brown databa a las 19 horas, y como apenas son las 18:30 decides visitar en primer lugar tu lujosa (esperas) habitación de hotel.

Nada más lejos de la realidad. El motel Hibb se encuentra en la calle del Campus Este, la misma calle que atraviesa la conocida Universidad Miskatonic, pero el aspecto quejumbroso y descuidado del edificio te hace temer lo peor.

El señor Lewiston, un hombre de aspecto serio de unos sesenta años, te muestra la que será tu vivienda durante los próximos meses: una modesta habitación con un salón espacioso que hace las veces de dormitorio, salón de estar y cocina, y un cuarto de baño pequeño pero que al menos posee una ducha. Bueno, al menos el lugar está limpio. Deshaces tu maleta y aprovechas parte del cuarto de baño para montar un pequeño e improvisado estudio fotográfico, donde pretendes revelar adecuadamente las fotografías que irás haciendo. Colocas tu máquina de escribir, tu rifle de caza colgado de la pared, unos libros en la estantería… lo demás lo dejas en la maleta del coche; tus años de investigador periodístico de campo te han dado la experiencia suficiente como para saber que puedes necesitarlo en cualquier momento, incluida tu pistola, la cual escondes cuidadosamente en el maletero.

Las 19:11 horas. Según las indicaciones del viejo Lewiston la calle Lich 288 no se encuentra muy lejos del motel Hibb, así que decides dar un paseo a pie hasta las oficinas de Arcana Agency. Calle Lich, 288. El edificio está mucho más cuidado que el de tu motel, a ojos vista, y en el segundo piso puedes observar un enorme cartel anunciando el negocio: “Arcana Agency”. La oficina se encuentra en la segunda planta. Subes las escaleras y observas que la puerta también tiene grabadas las palabras con el nombre del negocio, esta vez ampliado con un escueto: “Investigación de Lo Oculto”. 19:22 horas. Toc, Toc, Toc. Llamas a la puerta, y tras una breve espera la puerta se abre…

Aaron Bloen, 21 de Septiembre de 1928

Llevabas toda la semana sin poder pegar ojo por culpa de la maldita deuda de James “el Gordo” Sullivan. Día y noche has estado frecuentando locales ilegales de juego para intentar recaudar los dos mil dólares que debes a ese pez gordo sin demasiada suerte; al menos no la suficiente.
Pero la noche pasada la pasaste algo más tranquilo. Por la mañana recibiste un paquete cuyo remitente procedía de Arkham, Massachusetts. En ella había un contrato de Arcana Agency y una cita con el señor Edgar Brown en la misma oficina, calle Lich 288 de Arkham, a las 19 horas del día siguiente, 21 de Septiembre de 1928.
Habías sido seleccionado por la Fundación Montgomery para trabajar en su franquicia de Arkham. “Investigador de Lo Oculto”, jamás lo habrías imaginado, pero tal vez sea la solución a tus problemas. Has oído que la Fundación Montgomery posee multitud de negocios relacionados con Ocultismo e Historia, desde museos hasta ricas expediciones a lejanas tierras, y estás seguro de que ofrecerá suculentas ganancias por investigar sus casos.

Lo bueno de vivir solo es que no tienes que rendir cuentas a nadie. Así pues preparas tu maleta, en la que escondes celosamente tu pistola, algo de ropa e instrumentos de aseo. "El Gordo" Sullivan te dio un mes para pagar tu deuda, así que piensas que tienes tiempo para hacerte con esa cantidad de dinero si las cosas marchan bien.

A eso de las 12 horas sacas un billete en la estación de ferrocarril de Nueva York y seis horas más tarde llegas a la estación “Boston & Maine” de Arkham, Massachusetts. El panorama que ofrece Arkham es de una temperatura ambiente muy agradable, ni frío ni calor, pero el cielo encapotado no permite vislumbrar la luna y las estrellas. A pesar del alboroto de la estación, no hay mucha gente por la calle, iluminada por farolas sistemáticamente dispuestas a lo largo y ancho de las aceras.

Aún tienes una hora para tu cita con Mr Brown en Arcana Agency, así que decides comer algo y conocer un poco más la pequeña ciudad. Comiendo algo de dulce en el Mickey’s, un pequeño local situado en la parte sur del río Miskatonic, te pones a pensar en dónde pasarás la noche. “Tal vez en algún incómodo sillón de esa oficina.” – piensas divertido.

Las 19:10 horas. El barman del Mickey’s te informa amablemente de la situación exacta de la calle Lich, en el barrio llamado la Colina de los Franceses, no muy lejos de tu posición. Cuando llegas a la 288 te sorprende comprobar un enorme cartel anunciando el negocio: “Arcana Agency”. Subes al segundo piso y observas que la puerta, además del logotipo que ya has visto fuera, lleva incorporado un escueto: “Investigación de Lo Oculto”, lo cual le da un aire profesional al asunto. 19:28 horas. Toc, Toc, Toc. Llamas a la puerta, y tras una breve espera la puerta se abre lentamente…

Arcana Agency, Investigación de Lo Oculto, 21 de Septiembre de 1928 - 19:29 h

Cuando el último de vosotros entra por la puerta son las 19:29 horas del 21 de Septiembre de 1928. Una amable secretaria os ha atendido y posteriormente servido un té.

La oficina que contempláis está ordenada y limpia. Nada más entrar, a la izquierda, hay una puerta que conduce a un amplio servicio que dispone de una ducha aseada. A la derecha queda una percha cargada de ropa fina de abrigo, normal en esta época del año. Tras la percha, en la esquina, véis una cocinilla y varios armarios de donde proviene un ligero y sabroso aroma a café. Frente a la pequeña cocina se encuentra una recia mesa con una máquina de escribir y un teléfono, tras la cual se sienta la mujer que os ha atendido.

Se presenta como Margaret Hartwell, secretaria de Arcana Agency. La señorita Hartwell es una mujer no demasiado mayor ni excesivamente joven. No habla mucho pero cuando lo hace denota madurez y seriedad.

Junto a la puerta del fondo hay colgado un imponente cuadro que domina toda la sala. Metro y medio de alto por uno de ancho, muestra a un hombre de semblante estoico y mirada penetrante y aguda. En la base del cuadro descansa una placa chapada en la que se puede leer: "J.J. Montgomery".

Poco después de que el último de vosotros entre, la señorita Hartwell abre la puerta que hay al fondo y os invita a pasar. Esta oficina es el doble de grande que la anterior y os resulta más fresca y confortable ya que dispone de dos ventanas que dan a la calle Lich. Además de una chimenea, dispone de confortables sillones y cómodas sillas repartidas por toda la habitación, así como de suficientes mesas sobre las cuales descansan todo tipo de objetos tipicos, tales como una máquina de escribir, un teléfono o varias estatuillas que representan hechos históricos. Os llama especialmente la atención una gran librería repleta de todo tipo de lectura interesante.

Al otro lado de la sala hay otras dos puertas. Una de ellas está reservada como almacén, y en ella podéis ver varias estanterías y una caja fuerte de un metro de alto. La puerta del fondo contiene una estrecha habitación en la que se han habilitado algunos archivadores que a día de hoy se encuentran evidentemente vacíos.

Junto a la ventana derecha se encuentra un hombre de mediana edad que tiene el pelo negro y engominado. Permanece inmóvil mientras observáis la que será vuestra oficina, aparentemente tranquilo y con ambas manos cruzadas a la espalda. Tiene una mirada fría y desafiante, pero sus palabras y tono de voz, así como su propia forma de vestir, delatan una gran educación y sociabilidad.

- Gracias por quedarse hasta tan tarde señorita Hartwell. Ya puede marcharse.

Margaret Hartwell asiente gustosa y se despide de vosotros cortésmente, a lo que respondéis de igual manera.

- Bienvenidos caballeros. Mi nombre es Edgar Brown. Soy administrador de la Fundación Montgomery y encargado de Arcana Agency. Tal y como parece, han sido contratados por la Fundación como investigadores... "especiales". La Fundación Montgomery es una gran empresa que abarca todo tipo de negocios, pero la Historia ha sido siempre la gran debilidad de su fundador, por lo que ha emprendido numerosas franquicias relacionadas con museos, expediciones arqueológicas, laboratorios e incluso otras agencias de investigación.

Tras la cargante presentación del señor Brown hay un breve silencio roto tan solo por el tilineante sonido del motor de un coche pasando por la calle Lich.

- Como habrán supuesto, el interés de la Fundación Montgomery no es económico, sino puramente altruista. Así pues, y tal como habrán leído en su contrato, todas las ganancias producidas en sus investigaciones irán a parar a sus bolsillos. Además, la Fundación pagará suculentos pluses por información relevante sobre Lo Oculto, así como pruebas gráficas, manuscritos, objetos o cualquier otra cosa que sea fidedigna y demostrable.

Edgar Brown separa por fin sus manos cruzadas a la espalda y por primera vez gesticula ligeramente con ellas.

- Si están de acuerdo, caballeros, déjenme sus contratos firmados y cerramos el trato. Mientras aprovechen para presentarse; ya saben, sus nombres, de donde vienen y a qué se dedican. Así no queda silenciosa la oficina mientras repaso los papeles.

Maximilian estaba ligeramente intimidado por la aparente opulencia del lugar, pero las palabras de Brown al referirse a "...pruebas gráficas, manuscritos, objetos o cualquier otra cosa que sea fidedigna y demostrable" habían cambiado ese sentimiento por exitación, parecía que al fin había encontrado un sitio donde le iban a pagar por demostrar exactamente lo que ya sospechaba: que lo "oculto" es en realidad material científico aún no descubierto. Le dió sus papeles debiademente firmados al administrador y, acostumbrado como estaba a presentarse en sus clases, se puso de pie (se había acomodado en uno de los sillones) y tomó la palabra mientras se paseaba entre los demás, como acostumbraba a hacer en sus clases.

-Buenas noches caballeros, parece que seré el primero en romper el hielo. Soy Maximilian Arturo, profesor de Física y Química en Filadelfia, y estoy gozando de una extensa licencia en mis actividades para poder dedicar mi tiempo por entero a "Arcana Agency", ya que al parecer tenemos metas e inquietudes similares. Siento que hayáis tenido que soportar mi retraso, pero es que he venido conduciendo y bueno... ya sabemos lo que puede ocurrir en un viaje tan largo.-

Dicho esto volvió lentamente a su sillón, cediendo la palabra a quien quisiera tomarla.

Cuando Arturo termina su presentación, extiendo mis papeles firmados al Sr. Brown y me dispongo a presentarme.

Encantado de conocerlos, caballeros, mi nombre es Milton Jacques, soy periodista y tengo un interés particular en las ciencias ocultas. Con gusto proporcionaré mi arte a la documentación de lo que encontremos durante nuestra investigación. Espero que nuestra relación laboral sea larga y fructífera.

Dicho lo cual, vuelvo a tomar mi asiento.

 Una bonita oficina , una bonita recepcionista y un representante bien vestido. Esto no huele a timo, demasiado refinado. Tras escuchar a los demás miembros de la sala, firmo el contrato, con mi mejor letra.

-Caballeros, mi nombre es Aaron Bloen. Vengo de New York, dónde trabajaba de contable. Estudie en Harvard, señor Maximilian, pero sin embargo he oído hablar de usted, toda una eminencia en su campo. Y de usted, señor Jacques, no he tenido el placer de leer nada, pero si me lo permite, me gustaría echar un vistazo a sus obras. Por supuesto, si no tienen ningún inconveniente. Pero basta de charla frívola, por favor, y vayamos al grano. Este trabajo me pareció cuanto menos misterioso, y dado que soy un hombre de números, señor Brown... ¿A cuanto pueden ascender los honorarios medios de un investigador de Lo Oculto?

Ante las palabras y el inesperado reconocimiento del que parecía dedicarse a las finanzas asiento con la cabeza al tiempo que enarco una ceja con gesto agradecido. Luego, mientras Brown parece estar acomodando los papeles de todos los allí presentes, enciendo un cigarrillo y tiendo el paquete al resto.

 Rechazo amablemente el cigarrillo que me tiende el profesor, y espero impaciente la respuesta del misterioso señor Brown.

Edgar Brown también rechaza con cortesía el cigarrillo ofrecido por el profesor Maximilian con un escueto: - No gracias, no fumo.

Tras lo cual se dirige al contable, Aaron Bloen, mientras termina de clasificar los contratos recibidos hasta el momento, todos menos el del silencioso Richard Simmons.

- Entiendo su preocupación economica Mr Bloen, nadie en este mundo hace nada "por amor al arte", verdad ?

Eso último ha sido una ironía, pero su semblante no se tuerce para esbozar sonrisa alguna.

- Como le he dicho, el objetivo de la Fundación no es económico, por lo que todos los beneficios conseguidos en sus casos se los repartirán entre ustedes. Todo dependerá del grado de nobleza que tengan sus futuros clientes y de la habilidad que tengan ustedes para resolver sus misterios. Además, el señor Montgomery sabe agradecer sustanciosamente cualquier hallazgo que pudieran hacer.- una breve pausa - Y señores, estamos hablando de cientos, tal vez miles de dólares.

Por primera vez, Brown levanta su mirada del papeleo y se centra en vosotros al pronunciar esa última frase, a sabiendas de la reacción de la gente en cuanto menciona tanto dinero.

Cita:

Al escuchar esta frase despego mi espalda del cómodo respaldo del sofá y me inclino hacia adelante, prestando toda mi atención.

Ni siquiera presto atención a las presentaciones de mis futuros compañeros. De no ser porque acepto el cigarrillo ofrecido por Maximilian —sin dejar de mirar el contrato— habría podido pasar perfectamente como parte del mobiliario de la oficina. Tras leer detenidamente el contrato y escuchar la afirmación del administrador referente al dinero —afirmación que no creo en absoluto— garabateo mi firma en el papel con desgana y lo deposito en el escritorio. 

—Mi nombre es Richard Simmons —digo después de dar una larga calada—. Hace un tiempo fui policía en Baltimore, pero eso es agua pasada. Ahora estoy aquí, dispuesto a ofrecer todo mi tiempo y esfuerzo a Arcana Agency. Espero sinceramente que todos salgamos beneficiados en esta prometedora empresa. 

Dicho esto, vuelvo al cómodo asiento y disfruto del cigarro y el silencio mientras dure.

 Al escuchar las palabras de Brown, mi interés por el caso no hace más que crecer. Sin embargo...

-Los honorarios me parecen excelentes, ¿pero qué hay de los riesgos? Señor Brown, créame cuando le digo que no hay dinero fácil sin riesgo. He manejado grandes sumas de dinero en mi vida, y mucha de ella ilegal. ¿Cómo puedo estar seguro de la legalidad de sus fondos?

Mientras digo esto, miro a los demás miembros de la sala, me recuesto en el sofá y espero ansioso la respuesta.

Cuando por fin tiene todos los contratos finiquitados, Brown se levanta y comienza a guardarlos reservando una copia para cada uno de vosotros.

- No dudo de su enorme don para las finanzas, Mr Bloen. Nuestros informes aseguran que es usted tan habilidoso con el cerebro como con sus manos. Y como tal, podrá encontrar esa seguridad legal que cuestiona en el punto 17 de su contrato.

Un rápido vistazo te asegura lo comentado por Edgar Brown.

Tras guardar los contratos en una fina cartera de piel, Brown saca de uno de sus bolsillos unas tarjetas que lanza sobre la mesa.

- Estas son sus identificaciones. Úsenlas sabiamente y puede que les ayude en sus investigaciones.

Mientras uno a uno vais recogiendo vuestra identificación, Edgar Brown saca un reloj de cadena y tuerce el gesto negativamente.

- Debo disculparme señores, pero tengo que tomar el tren de las nueve. A primera hora de la mañana me esperan en Nueva Orleans para una conferencia. La señorita Hartwell tiene números y direcciones para que estemos en continuo contacto.

El hombre de pelo engominado y cuerpo rígido sale hacia fuera, toma una chaqueta de franela del perchero y se despide con un gesto.

- Buena suerte caballeros.

La puerta se cierra dejando una silenciosa oficina llena de hombres desconocidos entre sí pero que conforman un nuevo e intrépido grupo de investigadores. Arcana Agency acaba de iniciar su historia.

Apuro el cigarro mientras mis compañeros recogen sus identificaciones y espero a que el administrador pase junto a mí, camino de la puerta, para despedirle. Después recojo la tarjeta y tras un breve vistazo la guardo en mi cartera. Con algo de suerte no la perderé. La anterior me duró menos de tres semanas. Ensimismado y sin dirigirme al resto, dirijo mis pasos al recibidor para encontrarme con la secretaria. 

—Y bien señorita Hartwell… ¿Puede darnos esos números y direcciones de contacto?

Simmons: Guardas a conciencia tu identificación de investigador mientras levantas la mano a modo de despedida del señor Brown. Cuando la puerta se cierra, apuras el cigarro y sales a recepción un poco distraído.

- Y bien señorita Hartwell… ¿Puede darnos esos números y... -

No llegas a terminar la frase cuando descubres que en recepción no hay nadie. La señorita Hartwell debió marcharse durante la reunión. Si echas un vistazo al contrato, encuentras el horario laboral de la secretaria: de 8 a 18 horas.

-Bueno.... - empiezo a decir después de dar un par de caladas al cigarrillo -... aquí estamos, acabamos de firmar un contrato lleno de recovecos legales con un señor que nos ha dado unas credenciales y nadie nos ha dicho qué es lo que se supone que vamos a investigar..... ¿Soy yo o a alguno más le parece que es poco probable que volvamos a ver a Brown? Y ya ni digamos al que se supone que montó todo esto.-