Partida Rol por web

Son cerca de las 7 de la mañana cuando Karl abre la verja refunfuñando poco después de que vuestras voces le alertan de vuestra presencia. Os transmite un breve Buenos díasy deja la verja abierta a vuestra espalda. No parece encontrarse con muchas ganas de hablar hoy.

Me acerco sonriendo y abrazado a la manta, con paso firme. Al llegar a él le doy la mano y empiezo a hablarle en su idioma:

Guten Morgen, Herr Kaltenhauser! Wie geht es dir? Und seine Frau?

Ich kam die Decke so freundlich lieh mir letzte Nacht. In die Stadt gekommen, um zu frühstücken, müssen Sie etwas können wir Ihnen bringen?

Espero que nos diga que no hace falta que vayamos hacia allí y que nos invita a tomar café, pero tampoco es cuestión de abusar de su confianza.. Vaya, creo yo...

Ja, guten Morgen. Danke, es geht mir gut. Nein, kein Not. Sparta liegt nicht zu weit, und Sie sind Junge Menschen dann zu Fuss gehen konnen.Und ich bitte Ihnen nicht mehr mir "du" zu sagen. Sie mussen "Sie" mir sagen. Also, auf Wiedersehen dice para inmediatamente darse la vuelta y regresar a su cabaña. Hoy debe estar algo antipático y sin ganas de hablar.

Auf Wiedersehen y que pase un buen día!!! Contesto en una mezcla de alemán e inglés.

Y empiezo a andar hacia Sparta, al mismo bar de ayer, donde pediré un desayuno inglés aunque me conformaré con el americano de café y bollitos mientras preparan un bocadillo para comer y como máximo a la hora ya estaremos de camino a la casa Van Laaden. En total no debería traernos más de dos horas entre ir y volver.

Y cuando volvamos al menos yo tengo la intención de investigar todo el primer piso.

yo sigo a mi amigo el enfadica

Con vuestros bocadillos bien empaquetados regresáis a la casa van Laaden con gran regocijo de los parroquianos que estaban en el bar, quienes se alegran al ver (y oler) que marcháis. Quizás los 3 días que lleváis sin ducharos contribuyen enormemente a ello.

Mañana os tendré un mapa del primer piso, que ahora no me da tiempo.

Y la casa se cierne amenazadora y tétrica en el horizonte.

Decidís subir directos al primer piso dejando para mas adelante la lectura de los objetos encontrados.

Las escaleras crujen bajo vuestros pies y finalmente vuestras linternas (es de día, pero todas las contraventanas están cerradas) iluminan un retrato al oleo plagado de telarañas y flanqueado por dos armaduras que portan sendas alabardas.

A la derecha de las escaleras hay una puerta medio abierta que permite ver en su interior un brillo de metal y porcelana. Mas hacia adelante, por la pared Este, hay una arcada de madera que se abre a un pasillo largo y oscuro y probvisto de una alfombra larga y estrecha. Junto a la arcada hay otra puerta, cerrada. En el extremo sur hay unas escaleras de menor tamaño que ascienden hacia el segundo piso, bajo la cual hay una pequeña puerta que lleva a lo queparece un pequeño trastero-armario que aprovecha hasta el último rincón de la casa. En la pared oeste hay otras dospuertas, también cerradas.

Las paredes están decoradas con numerosos dibujos y pinturas enmarcados.

Siguiendo la misma rutina de la primera planta, empiezo a abrir las contraventanas para que entre algo de luz, mirando con algo de reparo a las armaduras. No me gustaría para nada que de repente cobraran vida y empezaran un combate medieval digno de Enrique VIII... Pero me fijo en el retrato para ver quién es.

Y luego mis pasos se encaminan hacia la puerta semi abierta...

Al ver a mi compañero abrir las ventanas me dispongo a ayudarle, abriendo las que no abra él. Observo los cuadros que hay en las paredes, sin quitarles ojo a las armaduras, de las que no me fio ni un pelo...

Una vez hecho esto sigo a Ray hacia la puerta entreabierta

La luz se cuela por las ventanas iluminando un pasillo que llevaba sumido en tinieblas desde mucho tiempo atrás.

Y contra todo pronóstico las armaduras permanecen inmóviles mientras abrís las ventanas y sus alabardas siguen reposando, inertes e inofensivas apuntando al techo.

Las acuarelas están firmadas por una tal Elizabeth van Laaden, y fechadas entre 1847 y 1852. No son mas que inocentes paisajes, pero no puedes evitar sentir cierta inquietud al observarlos, y sin que sepas por qué.

Y nada que reseñar sobre las armaduras. Parecen auténticas armaduras francesas del siglo XVI, muy decoradas lo cual presumiblemente indica que fueron manufacturadas para su uso en torneos y acontecimientos públicos

Tras apartar las telarañas que recubren parte del cuadro, puedes ver la figura de un marino sujetando el timón de un barco y con la mirada perdida en la lontananza. Posiblemente Erich van Laaden.

Y las armaduras,... pues no sabes mucho sobre ese tema. Están muy decoradas y parecen muy antiguas, pero ni idea.

Y seg´n avanzas hacia la puerta entreabierta te fijas en la baranda de la escalera. Ha sido reparada recientemente, pero muy chapuceramente.

Y la puerta entreabierta lleva hasta un pequeño cuarto de baño provisto de retrete, bañera y lavabo, recubiertos de polvo, suciedad y manchas de color marrón. la pintura está en muy mal estado y la del techo ha caido casi por completo dejando una gruesa capa en el suelo, así como en la pared Norte, donde llega a verse una estructura de madera, ya casi podrida.

La fuente de agua es de bombeo manual similares a las de la cocina.

Desde luego al señor Erich no se le puede negar que era marino... Y la barandilla de la escalera necesita un retoque más profesional.

Abro del todo la puerta y empiezo a observar el cuarto de baño: paredes desconchadas, pintura que salta, manchas en las paredes, y ni por asomo vuelvo a abrir un grifo en esta casa...

Después de mirarlo con cara algo asqueada, supongo que antes se podría hacer buen uso del baño pero ahora cualquiera se mete a darse una ducha, me dirigo a las puertas cerradas del oeste.

Mr. Pember abre la puerta de un enorme dormitorio que en realidad se trata de dos habitaciones conectadas por una arcada. Los paneles delas paredes tienen motivos florales y el suelo está cubierto de alfombras gruesas y cómodas. El extremo Sur de la habitación contiene un tocador y otros muebles pequeños y el Norte está reservado a un enorme lecho con dosel provisto de mesitas a juego a uno y otro lado y cortinas de gasa que ocultan el interior de la cama a la vista de los presentes.

Al menos es un dormitorio agradable. Flores en las paredes? Que cosas...

Miro un poco los muebles y la cómoda por si hay algún librito interesante y echo un vistazo rápido al resto de la habitación.

Aún nos queda el resto del piso...

En la cómoda y en el armario hay ropa de mujer, un tanto pasada de moda, así como un pesado joyero plagado de alhajas con pinta de caras y de calidad.
Y en la mesilla de noche un diario. El diario de vVirginia van Laaden

Virginia Van Laaden!!!! La madre del señor que nos ha metido en todo esto!!! Otro libro más para leer!!!

Sonriendo se lo enseño al señor Ricardo que está muy silencioso últimamente, debe ser que aún está digeriendo las duras palabras que le dediqué antes en la cocina...

El diario de Virginia!!! Espero que aquí haya algo interesante. Y si no es relacionado con la casa al menos con el padre desconocido del señor Maurice...

Dejando las joyas en su sitio y pensando para mis adentros que el anticuario hubiera estado contento de poder ver esas alhajas, salgo de la habitación y cruzo el pasillo, pasando otra vez por delante de las armaduras al mismo tiempo que hago sitio en la mochila para poner el libro junto con el resto que aún tengo por leer.

Me da en la nariz que esta noche me tendré que tomar un café bien cargado y hacer una laaaarga sesión de lectura...

Al llegar al estrecho pasillo me paro delante de las puertas de la izquierda y las abro, a ver que hay...

Bien, resulta que Pember está a punto de abrir las dos puertas de la izquierda. Imaginemos que comienza con la mas cercana a las escaleras y armaduras. Acerca la mano al picaporte, cuando desde el otro lado de la puerta situada a la derecha suena un crujido, suave pero no obstante lo suficientemente audible.

Escribano no escucha realmente nada, aquejado de una repentina otitis a decir verdad, pero Pember si.

Y el crujido se repite poco a poco, rítmica y lentamente.

Con la mano en el picaporte, a punto de girar la manilla para entrar, de repente me paro. Concentrado, acerco la oreja a la puerta y sí, compruebo que no han sido imaginaciones mías o el ruido de nuestros pasos: hay alguien ahí dentro!

Indicando a Ricardo que guarde silencio continúo mirando fijamente la puerta - ¿No lo oyes? - no, se ve que no, a juzgar por su cara...

Es un crujido, que se repite lenta y rítmicamente. No me gusta nada, esto tiene mala pinta...

Me separo un poco de la puerta, hasta entonces había casi pegado el oido a la madera, y respirando profundamente y preparándome para encontrarme vete a saber qué al otro lado de la puerta, giro el picaporte y abro la puerta rápida y enérgicamente.