Jotaro entró a aquella casa con el arma en la mano y precavido al máximo. Dentro estaba todo oscuro, a excepción de una pequeña luz al fondo, tenue y débil, que parecía dar paso a la sala principal de dicha casa. Donde se encontraba ahora mismo, solo había oscuridad, la más absoluta.
Percepción+investigación, dificultad 15 aumentos = mas info.
Aquel lugar estaba negro como el corazón de un Oni. Afortunadamente se distinguía una fuente de luz al final del pasillo que parecía provenir de una estancia más amplia. Si primer impulso fue ir a toda velocidad, pero correr alocadamente por un pasillo negro como la pez no era lo más sensato teniendo en cuenta que el enemigo podía estar acechándole en esas densas sombras.
El bushi miró alrededor tratando de discernir algo, pero sin éxito. Acabó por avanzar hacia la luz a paso ligero, mirando rápidamente a todos los lados por si algo se decidía a atacarle por sorpresa.
-Está bien, llévame allí de inmediato, pero si no logramos dar con él volveré aquí y me arriesgaré a entrar, no quiero dejarlo atrás y menos si se ha adentrado en ese infierno.-
La mente del Cangrejo parecía trabajar lento pero al menos había dejado atrás las alucinaciones. - Por aquí Murasama-san. - dijo mientras iniciaba la carrera en busca de Bayushi Jotaro. - Nunca debimos separarnos.
De repente, de manera gradual, se empieza a escuchar un coro de voces en la lejanía, que poco a poco se va convirtiendo en un tumulto, por encima de los tejados bajos de la casas, las luces producidas por decenas de pequeñas llamas reverberan en el cielo nocturno.
El que quiera que pistee: Agilidad+sigilo (Dif 15) y percepción+investigación (dif 15).
Para acometer la segunda hay que hacer la primera.
Avanzas precavido como un tigre a la defensiva, hasta que llegas a lo que parece ser una roñosa saña principal. Allí, un viejo de dientes descascarillados y podridos te lanza una risita estridente, lleva un apero de labranza en la mano.
-Jijijiji, la bruja dijo que sería así, todo muy fácil, jijijijijiji- Y se lanza a por tí, como un caballo desvocado.
De lo que no te das cuenta, es que otros tres individuos salen desde la oscuridad, atacándote con violencia por la espalda.
Una emboscada. Simple, perfecta, mortal.
La cosa va así que es compleja.
1- Los atacantes para que sepas el orden y quien es quien, estarán marcados como E1 E2 E3 y V1, representando la letra 'E' emboscador y la V de viejo, para que tengas referencias de que aplicar a cada cual
2-Tu iniciativa se verá reducida en -10 contra todos los del grupo E, únicamente este asalto. Tu iniciativa será normal contra el viejo
3-Compara tu resultado de iniciativa con el de los demás y actúa en consecuencia, solo tienes que decirme que harías. Ellos van a ir a por ti a darte palos hasta el cielo de la boca
PD: a los tres que tienes en la espalda no los ves.
Las tiradas de iniciativa enemigas estarán visibles en el templo de Daikoku, para que vayas viendo el tema como va.
El guerrero cangrejo respiró hondo sabiendo que su armadura quizá haría demasiado ruido y delataría su posición, pero no podía acobardarse. Necesitaba recabar información y asegurarse de que el escorpión estaba a salvo. Intentando recordar y evitar los movimientos que arrancaban de su armadura completa aquel matraqueo al que estaba tan acostumbrado, se asomó desde una esquina.
Debería haberse imaginado que le estaban conduciendo a una trampa, pero eligió ser un estúpido imprudente y meterse de cabeza en ella.
-¡Maldito viejo!
Un viejo muy estúpido además. Porque a pesar de ser una trampa, un anciano frente a un samurái jóven y fuerte no tenía anda que hacer. Por supuesto Jotaro no se había percatado en absoluto de las otras tres presencias que se encontraban a su espalda porque de haberlo hecho no confiaría tanto en salir de aquella sin un rasguño.
Con la katana en la mano Jotaro se lanzó a por el viejo. Le iba a ensartar de un golpe.
Ataco al viejo. Mueve a los otros tres emboscados, que tiene más iniciativa que yo y luego vuelvo a postear.
Aquello no pintaba bien, pero no podían olvidarse de su compañero y Murasama no era un cobarde, además con Kôkatsu al lado podrían tener una posibilidad. -¿Ves lo mismo que yo, verdad? Esto solo hace que empeorar por momentos así que dirígenos rápido al último lugar en el que observaste a Jotaro-san, debemos de sacarlo del problema en el que se haya metido y decidir nuestro siguiente paso si este no resulta en largarse de este maldito lugar...-
Al ver que su compañero pretendía marchar de avanzadilla las palabras del ronin cesaron de golpe esperando a ver si el cangrejo era capaz de descubrir algo de lo que estaba ocurriendo en aquellos momentos, en verdad no le hacía gracia perder tiempo con aquello, pero Kôkatsu era un cangrejo y seguramente tendría más experiencia que él en aquellas situaciones por lo que esperó a regañadientes el regreso del Hiruma.
Jotaro desenvainó la katana e intentó lanzarse contra el anciano.
Oscuridad.
Lo último que sintió, fue un lacerante dolor cerca de los riñones.
Te encuentras en inconsciente a 1 pv de morir. hasta nuevo aviso solo podrás leer.
Entre las calles puedes ver la plaza sin ser detectado, alrededor de una treintena de cochambrosos campesinos avanzan hacia el lado opuesto a vosotros, fuera de la ciudad probablemente.
Te fijas con más detenimiento, y ves que llevan a Jotaro alzado sobre sus cabezas, entre varios campesinos. No sabes si está muerto o no, pero parece un muñeco de paja, meciendose según los vaivenes de los que lo portan.
Murasama pudo leer las malas noticias en el rostro de su compañero. El Hiruma estaba desesperado y respiraba agitadamente. - Tienen a Jotaro-sama. Son una treintena de campesinos, probablemente armados. - en su mente, el recuerdo del cuerpo inconsciente del escorpión lo hacía hervir de rabia. - No sé si sigue con vida pero... eso no cambia nada ahora. No creo que podamos ganar. - El cangrejo había tomado su decisión. Con un fluido movimiento, desenvainó la katana de su hermano y se encaminó hacia la esquina a la que se acababa de asomar, dispuesto a salir corriendo en cualquier momento. Sólo había una duda. - ¿Estás preparado para reunirte con tus ancestros, hijo del jabalí? - Un plan comenzaba a tomar forma en la cabeza de Kôkatsu.
Las noticias desde luego no sonaban alentadoras, pero Murasama se resignó a sentirse frustrado o a permitir que aquella presión lo paralizase. En su lugar tomó a Colmillo del valor y lo puso en ristre frente a él a modo de respuesta al Hiruma.
-Llevo preparado para ese momento desde que abandoné sus tierras y si ellos piensan que el momento de la reunión ha llegado que así sea, no pienso dejar esta vida como un cobarde que falta a su palabra.- Y sin más se dispuso a iniciar la carga apoyado por Kôkatsu, habían llegado hasta allí para salvar a aquellas gentes, pero al parecer habían llegado demasiado tarde para ello y aunque detestaba tener que enfrentarse a aquella situación no estaba dispuesto a permitir que otro de sus compañeros muriera lejos de su hogar por culpa de los siervos del kami caído.
El cangrejo se arrodilló. - Puede que tengamos alguna oportunidad. - Sacó de su furoshiki los dos viales de aceite para lámparas que tenía, le dio uno a su compañero y vertió el otro en la paja del techo de aquella casa, mientras le explicaba su plan - Por muy devotos que sean de la Onibaba, me pregunto cuántos se darán la vuelta al ver que arde todo cuanto tienen en el mundo. - Acto seguido sacó un trozo de pedernal y un cuchillo de acero que usaba para pelar verduras y le prendió fuego a la casa. - ¡Corre Murasama-san, hemos de seguirles y atacarles cuando sea propicio! - Dicho esto, salió corriendo hacia la siguiente casa para avanzar de forma paralela a aquella escoria que se llevaba a su jefe. - Con suerte, muchos de ellos razonarán que ese engendro no les mantendrá secos cuando llueva por la noche ni les llenará el estómago de arroz igual que sus casas y sus despensas. - Todos los Hiruma sabían la importancia de perder su hogar. Hermano, sensei, dadme fuerza y sabiduría para salvar a ese descerebrado, pensó.
Aunque el plan era precipitado no parecía carecer del todo de sentido, si aquello les suponía una distracción a aquellos bastardos traidores y ayudaba a que se dispersaran, aunque fuese minimamente, tal vez el dúo de samurais tuvieran una oportunidad ganada. Apenas tuvo tiempo de asentir al Hiruma en cuanto este se arrojo a la persecución. Que los Kamis y sus ancestros estuvieran atentos, seguramente hoy les tocaría jugarse todo a lo que saliera de aquella acción. Preparado para el combate siguió a su compañero en busca de la victoria o la muerte para la que con tanto afán solían prepararse los de su casta.
El cangrejo se puso a ello, pero no cayó en la cuenta, que tardaría un buen rato en prender una casa entera...
Mientras acometía la tarea, los 'rebeldes' seguían saliendo del pueblo, con Jotaro.
Cuando la casa comenzó a arder, y el fuego a extenderse. Algunos campesinos que aun residian en sus casas salieron a correr en mitad de la noche, atemorizados por las llamas, sabedores de que lo poco que les quedaba se consumiría allí.
La columna de infieles no hizo gesto alguno para detenerse a ver que estaba pasando en su antiguo hogar. Parecían obedecer a algún tipo de oscuro edicto.
Ninguno de los captores del escorpión se dio la vuelta. Su plan no había servido de nada... o eso pensaba Kôkatsu, hasta que vio que había acabado con lo poco que tenían los desamparados campesinos que quedaban en el maltratado pueblo. Apretó los dientes y se maldijo. Las posibilidades de salvar a Jotaro-sama eran inexistentes, pero el cangrejo no lo dejaría a su suerte. La resolución del Hiruma era tan férrea como al principio, pero las escasas posibilidades de supervivencia lo hacían sentirse culpable por liderar a su compañero y amigo Murasama hacia una muerte segura.
Ver fracasar el plan de Kôkatsu dejó entrever un resquicio de preocupación en el semblante de su compañero a Murasama. Dejar a Jotaro a su suerte no era una opción, menos con aquellos traidores, pero esperaba entregar su vida de un modo más productivo que simplemente dejarse matar por un puñado de campesinos por muchos de ellos que se llevasen por delante antes de caer. Aquellos perros sin honor, siempre había defendido a las bajas castas de los abusos de aquellos que se olvidaban del sagrado orden celestial pero ahora le estaban poniendo a prueba para no lanzar un juramento contra ellos fruto de la frustración. Aferró su lanza y dio un paso adelante.
-Está claro que no podemos quedarnos aquí parado, me mantengo firme en lo que dije antes y por ello quiero acabar con esos traidores y salvar a Jotaro-san. Lo que me preocupa es que si esperamos por un momento mejor para el ataque quizás acabemos dando con que se junten con un mayor número de los suyos y si morimos sin más no quedara nadie para informar a Sanosuke-sama.- Aquello último era lo que menos le preocupaba ahora mismo, pero igualmente era otra losa que caería sobre ellos si fracasaban. -Yo no puedo quedare aquí parado, así que pienso ir tras ellos lo que no se es que prefieres tú. Cargar ahora seguramente nos conduzca a la muerte a los tres, por eso preferiría correr el riesgo de esperar un momento más propicio para el ataque, pero si opinas lo contrario no me opondré, estoy en deuda con vosotros.-
Avanzais tras el multitudinario grupo, apenas sin dificultad, ya que están tan concentrados en su misión, que apenas le hacen caso a otra cosa.
Vuestros pasos os llevan un kilómetro a las afueras de la ciudad, en mitad de la nada, hasta un llano de hierba verde...
...Donde hay un enorme agujero excavado en el suelo.
Sin más dilación, arrojan a Jotaro dentro, pero antes le quitan su Daisho y la armadura, sin apenas cuidado por su integridad física.
Tras esto, hacen un fuego cerca del agujero, y comienzan a cantar y bailar de manera herética, en un lenguaje desconocido para vosotros.
Kôkatsu, tirada de intel+tierras sombrias. Dificultad 15
El día no hacía más que empeorar, asesinatos, incendios, secuestros y ahora ritos heréticos. Murasama no entendía nada salvo que estaba furioso y deseaba acabar con alguno de aquellos malnacidos lo antes posible. Observo a Kôkatsu, desde su lugar, relativamente seguro, podían ver a aquellos traidores pero no tenía ni idea de que estaban tramando, quizás el cangrejo supiese algo más que él, a fin de cuentas los de su clan eran los más entendidos en esos ámbitos.
-¿Tienes la menor idea de lo que traman Kôkatsu-san?- Trato de contener la rabia para hablar en un hilo de voz solo audible por los dos samurais pues sabía que no estaban precisamente en la mejor posición para entablar una conversación. -Ahora parecen algo más distraídos, quizás si cargase contra ellos pudiera darte el tiempo suficiente para toma a Jotaro y que huyáis de aquí a informar a Sanosuke.-
¿Vemos donde tienen a Jotaro desde donde estamos?