Partida Rol por web

La Celada

La Mota del Lobo (Escena II)

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22/09/2017, 18:07
Lady Jocelyn
Sólo para el director

En medio de todo lo que sucedìa, a aquella mujer se le ocurrìa sacar un tablero de ajedrez pero bueno, pensò que quizàs era un buen momento para terminar lo aprendido y no quiso empezar una nueva partida porque eso podrìa demorar demasiado y si perdìa con el que ya habìan empezado la señora y su esposo, tampoco serìa tan grave, despuès de todo ya le habìa dicho que no sabìa jugar.

-Usarè las blancas, aunque dudo que pueda refutar la opiniòn de vuestro esposo.

Sonriò y se acercò, en verdad era un tablero hermoso y podrìa ayudarla a olvidarse un poco de su maldita mala suerte que no era poca en realidad. Dejò que ella hiciera los honores y aguardò por su turno. Si alguien la viera en ese momento, dudarìa mucho de la realidad que pasaba por su cabeza y que en algùn momento tendrìa que vivir.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Bueno, si està mal, te dejo eso ahì. Disculpa pero... Son dìas muy jodidos por aquì.

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29/09/2017, 00:52
Fray Emmerich
Sólo para el director

Cumpliendo las órdenes de mi señor el fraile fue a avisar al resto de la gente. En su cabeza intentaba encontrar el sentido a que alguien los rescatase para luego ponerlos en peligro. ¿Quizás con la intención de usar a los señores como moneda de cambio para algo? Los corazones humanos eran así de extraños y pérfidos.

Notas de juego

¡Vaya! Tenía en mente que había contestado. De hecho entré en la partida para preguntar precisamente si pasaba algo y me encuentro mi turno sin contestar :( Sorry!

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02/10/2017, 20:46
Rolanda von Wolfegg

La partida fue vibrante. Ambas damas poseían una afilada inteligencia. Pero a la baronesa la avalaba además la edad y una vida cargada de intrigas y movimientos diplomáticos. Poco a poco, fue arrinconando a su rey. El punto culminante de la partida fue la persecución entre las dos reinas, que se prolongó durante unos largos minutos en los que ambos compartieron miradas.

-Espero que vuestro hermano reflexione... -dijo, cerca del movimiento final- Sería una lástima que rechazara mi propuesta.

Jocelyn parpadeó, sin entender bien la referencia. En ese momento, la puerta se abrió y entraron dos hombres. Uno iba vestido como un caballero, con la armadura puesta, y otro parecía un peón, lancero o ballestero, que en ese momento solo llevaba una espada al cinto con un broquel colgando encima. Se fijó en que el caballero llevaba una sobrevesta encima con la heráldica del pretendiente bearnés, el oso pardo. Aquello era... ¡Una traición al conde, su hermano!

Rolanda ejecutó su último movimiento, dejando muy maltrecha su defensa. Retiró sus estilizados dedos y se apoyó de nuevo en el macizo respaldo de la silla, mirándola con una intensidad turbadora.

-Jaque... y preveo que mate en pocos movimientos.

Parpadeó, mientras el soldado que iba más ligero se acerca a ella, situándose a su espalda, detrás de la silla.

-Como siempre, los De Goff no lo véis venir. El ejército del rey Carlos está a punto de cruzar el paso, después de tomar el Burgo. La Marca Norte caerá ante éste ataque por sorpresa. Vuestro hermano no está preparado para la defensa... y a pesar de todo, seremos familia...

Sonrió, astuta como una hiena y peligrosa como una serpiente. Se sirvió un poco más de té.

-Mi capellán ha dispuesto la ceremonia. Vuestro hermano y Ulfrida han de desposar. Eso nos hará dueños legítimos de Valle cuando vuestro hermano sea pasado a cuchillo.

La mano hedionda de aquel soldado se posó sobre su hombro y se apretó con cierta fuerza, como la garra de un cuervo.

-Por supuesto, asistiréis a la ceremonia. Luego decidiremos que hacer con vos, mi joven niña. De momento, solo necesitamos a un De Goff... aunque quizá a vuestro hermano se le ablande el corazón y nos abra las puertas si le amenazo con desventraros a la vista de las murallas de su castillo.

- Tiradas (1)
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02/10/2017, 21:05
Director

Fray Emmerich deshizo rápidamente el camino con dirección a donde estaban alojados los soldados. Antes, se interesó por recoger a la joven Karina, que estaría en las cocinas. No quería perderla de vista, no en aquellas tensas circunstancias. Apremiado, bajó las escaleras con dirección a las rugientes cocinas.

De repente, unos gritos le pusieron sobre alerta. Al asomarse, cauto, vió a través del humo de la cena que la cocinera forcejaba con un hombre armado, tratando de apartarlo de algo o alguien. El tipo la apartó con un tremendo empujón, que dio con ella contra el rugiente fuego de la inmensa cocina de leña. La mujer se quemó entre horribles alaridos y trató de arrastrarse fuera.

¿¡¿Que demonios?!? Sus músculos se tensaron a causa del miedo. Los dos hombres no se percataron de su presencia y siguieron a lo suyo. Parecían dos soldados de a pie, peones que no portaban más armadura que un casco y más armas que un bracamarte al cinto y una lanza con su escudo, apoyados en la pared. Sus rostros estaban deformados por la vileza del acto que iban a perpetrar.

-Veamos si eres tan milagrosa como dicen.

Rieron, rasgando tela con un cuchillo. Unas juveniles piernas asomaban revolviéndose detrás del calzón bajado de aquel inmundo milite y su culo peludo. El grito de la niña le partió el corazón. Era ella, la pequeña Karina. Si no hacía nada por evitarlo, la forzarían. Mientras tanto, la cocinera había dejado de gritar, ya que el dolor de las llamas le había hecho perder el conocimiento.

Notas de juego

Si quieres atacarles, ganas iniciativa por que están distraídos. Para acercarse sin ser escuchado, Destreza + Sigilo a Dificultad 13+

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02/10/2017, 21:20
Director

Los soldados se armaron con presteza. Otros, acomodados al calor del hogar, haraganearon un poco. De fondo, en la casona del castillo, se escuchaban ya algunos gritos. Eso les hizo ponerse alerta y pertrecharse con más rapidez. Estaban en el cuerpo de guardia del barón, en una de sus salas, y para llegar a la casona tendrían que cruzar el patio de armas o recorrer un largo corredor cuyas puertas estaban cerradas con llave.

En la planta superior, se escuchaban voces, de los mesnaderos del barón armándose. Algunos de ellos bajaban ya por la escalera de caracol, mientras los que estaban en el patio se movilizaban con premura. Los ballesteros miraron a Álderic con ciertas reservas. Salir afuera parecía que sería exponerse a un fuego cruzado de flechas y ballestas. Tenían sus paveses, los grandes escudos rectangulares tras los que podían defenderse... pero si les disparaban desde arriba y desde todos los ángulos, no habría pavés que pudiera salvarles.

De repente, hubo alguien que tuvo una idea decente.

-Un ariete, para la puerta del corredor.

Uno de los ballesteros, asomados a la escalera, disparó a bocajarro contra el primer soldado enemigo que bajaba las escaleras. El pasador le atravesó el pecho y dio con el en tierra. Gritos detrás, de alerta. No les habían pillado por sorpresa. De momento, contaban con cierta ventaja, algo de tiempo. Habría que aprovecharla bien.

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02/10/2017, 21:28
Director

El capitán se dirigió hacia los aposentos del barón. De repente, gritos desde las plantas inferiores. Se tensó como la cuerda de una ballesta, apoyando la mano en el pomo de la espada. Caminó como en clase de ciencia de armas, con las puntas por delante, tanteando. Pasos por la escalera, que le hicieron esconderse. Un grupo de gente armada, a juzgar por el repiqueteo de los aceros.

-Buscad a la gente del conde. Detenedlos, y si se resisten, matadlos -dijo el que sonaba como un caballero.
-¿Y la dama?
-No os preocupéis, la señora tiene planes para ella.

Se asomó por el ojo de la cerradura, viendo sus emblemas en la sobrevesta del caballero. El oso de los bearneses, los partidarios del falso rey Carlos, el hermano traidor. Cuan apropiado...

Desenvainó despacio, consciente de que no llevaba armadura. No duraría mucho frente a alguien de punta en blanco, ni aún usando su arma para hacer palanca. Esperó unos minutos, hasta que el silencio se hizo en el pasillo. Dudó por un momento, si volver con sus hombres o tratar de rescatar al joven señor, que sabía que estaba con el barón. Estaba cerca, así que se arriesgó. Caminó con prudencia, asomándose en la esquina del corredor. Un hacha encendida iluminaba a un alabardero montando guardia en la puerta. De repente, ésta se abrió.

El barón seguía en ropa de calle, pero a su lado tenía un caballero que parecía el jefe de su mesnada. Él si llevaba una armadura de estilo francés, de placa y malla, con un almete picudo cuyo visor tenía levantado.

-¿Habéis localizado al capitán? -preguntó.
-Todavía no.
-Custodiad al niño. Cuando hayamos pasado a cuchillo a los suyos, celebraremos la boda. Quizá el propio rey pueda asistir... los gastadores estaban retirando nieve de los pasos, a pico y pala. Espero que podamos baldear la sangre antes de que llegue.
-Si mi señor.

El caballero volvió a entrar en la estancia, mientras Götz sintió la punzada de la traición y la rabia que venía con ella. Su amigo, su joven aprendiz... un traidor al servicio del pretendiente bearnés. Maldito fuera él y maldita su decisión. Hubiera preferido cien veces morir de frío en los pasos que a manos de traidores. Pero quizá... quizá pudiera llevárselos por delante.

El barón se acercó a donde él estaba, caminando hacia el fondo del pasillo con decisión, pero desprevenido.

- Tiradas (1)
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04/10/2017, 00:00
Lady Jocelyn

Jocelyn estaba entretenida, esa era la realidad y por varios minutos, aunque se veía venir que perdería, se sintió en paz. No obstante, pronto todo eso se terminó, no se lo esperaba, era cierto, odió a esa mujer tanto como a su hermano pero también sonrió.

-No nos mató el clima pero caímos en un nido de serpientes.

Y decirles serpientes era un halago en realidad pero ella no solía decir cosas peores que esas, al final de cuentas por más que creyeran que era tonta, no, sólo era honesta y humana, quería confiar en que los demás harían lo que ella haría por los demás pero estaba claro que eso no iba a ser. Se levantó y con una mano lanzó el tablero al suelo con fuerza.

-Yo os recomendaría que no perdáis vuestro tiempo, a mi hermano no le importa mi vida o mi muerte... Es mejor que matéis de una vez, una boca menos que alimentar porque parece que vos y los vuestros lo estáis pasando tan mal que necesitáis del nombre de mi familia.

Se volvió a mirar a los dos hombres.

-¿Qué esperan!

Estaba furiosa, tenía miedo pero ya le daba un poco igual. De todas maneras, morir en la nieve, morir en el lecho bajo un asqueroso hombre, morir en vida casándose con un cerdo o morir por una maldita ramera ansiosa de poder, era todo lo mismo. Sólo esperaba que los demás, tuvieran mejor suerte.

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05/10/2017, 00:25
Götz von Ritter
Sólo para el director

Götz esperó, oculto lo mejor que pudo, esperando que el barón estuviera a alcance. Su mejor opción era esa, intentar capturar a barón y ponerle la espada al cuello para utilizarlo de rehén y recuperar a su señor y a su señora.

Preparó con cuidado su espada, listo para inmovilizar al barón y amenazarle con su espada, escondido hasta el último momento.

Notas de juego

Tú me dirás qué tiro... XP

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06/10/2017, 02:46
Director

Notas de juego

Dos tiradas: Ataque con Pelea (mira el esquema de la ficha) y Destreza + Sigilo.

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23/10/2017, 23:01
Fray Emmerich

Ni siquiera se lo pensó. Algo en su interior se rompió al ver esa escena y recordar. Cuando el fondo de un vaso y no la luz de su Señor guiaba sus pasos. Cuando la bestia interior salía, depravada, usando la disculpa de la ofuscación. Pero si sus pecados habían sido terribles también había sido la penitencia. Quizás otro pudiera ser piadoso pensando que no era quien para tirar la primera piedra. Pero Emmerich vio a la muchacha indefensa y a aquellos hombres fuera de sí y pensó que aquello era una prueba del Señor. O del Diablo. ¿Qué más daba? Eran ellos o la muchacha. No había tiempo de pensar si la piedad era una opción.

Cogió la lanza de la pared susurrando no más una oración por aquel pecado mortal que estaba a punto de cometer y con ella embistió al hombre que estaba detrás, todavía con los pantalones puestos, con la esperanza de que si no podía acabar con ellos al menos la muchacha tuviera oportunidad de huir. 

- Perdóname Padre, pero la joven ya ha sufrido bastante. 

Y diciendo esto clavó la lanza en la espalda desprevenida del hombre.

- Tiradas (2)

Notas de juego

No se cual es la dificultad para ensartar al tipo pero creo que un 17 es una mala noticia para él ;) 

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08/11/2017, 21:59
Director

Atravesar a una persona con una lanza era sorprendentemente fácil. No había sido un hombre de armas, a pesar de que algunos estudiantes tonsurados, que vivían a la sopa boba, a veces se veían en la compañía de maestros de esgrima y sujetos de dudosa catadura moral, él había sido el hermano aplicado del monasterio. El de las hierbas y la afición por el huerto. Por eso, sus manos eran fuertes y sus golpes sorprendían por su poder.

La lanza entró limpiamente a través de su espalda, atravesándole el pecho por el otro lado, entre las costillas. Quería Dios que en ese lugar de la anatomía humana estara comunmente el corazón, por que el vil milite no pudo hacer gran cosa aparte de coger con incredulidad el extremo afilado de la moharra y comenzar a boquear sangre, yéndosele el ánima con una presteza inaudita. Su compañero, que se las prometía felices, se vio de repente en una situación desagradable. Fue a echar mano a sus armas, pero el fraile iba a ser más rápido. Cogió su espada, uno de esos zafios bracamartes que parecían más un cuchillo de carnicero que una espada cristiana y cuando se dio la vuelta para musitar alguna disculpa, con gesto de incredulidad, la hoja cayó sobre él como el cuchillo de un carnicero de despiece, que va siempre y primero a la yugular para hacer que al cerdo se le vaya la vida entre espadañas de sangre. Aquel hombre no murió de modo diferente.

Después de eso, quedó el silencio, solo roto por el llanto apagado de la niña, que trataba de cubrirse las vergüenzas con la ropa rota. Arrasada por las lágrimas, más no temerosa del fraile, al que sabía amigo. Éste miró la sangre de sus manos y sintió la vergüenza de haber roto con su voto. ¿Le perdonaría Dios? Una pregunta inquietante, que quizá era mejor contestar vivo, que arriesgarse en ese momento a reunirse con el hacedor de todas las cosas.

Afuera, en el patio de armas, sonaba ruido de fierros y suelas de zapatos rasgando el empedrado. La guardia del barón parecía dispuesta a terminar su felonía dando buena cuenta de cuanto partidario del conde encontrara. Habría que andar con cuidado, y reunirse con gente armada y afín a la causa, si querían salir vivos de aquel castillo convertido en ratonera.

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08/11/2017, 22:14
Director

Los hombres cerraron el cerco sobre ella. Uno le sujetó, y otro la engrilletó, atándola a la silla. La baronesa sonreía, viéndola retorcerse, sádica. No la forzaron, ni trataron de hacerlo. Parecía que era una pieza de cambio valiosa en toda aquella charada.

-Quédate aquí, volveré cuando ya no haya que preocuparse de tus acompañantes.

Se levantó, siendo escoltada por aquel caballero que parecía la mano derecha del barón. Uno de los guardias quedó dentro de la habitación para su custodia. A puerta cerrada, ignoraba si había un guardia en el pasillo, pero era irrelevante en aquel momento. No sabía que iba a pasar, y la habían capturado para oscuros fines. Temía por el resto de sus compañeros, especialmente por su hermano. Además, acababa de escuchar rumores de un ejército que se acercaba, un ejército enemigo, de momento bloqueado en los pasos por las nieves. Si su hermano lo supiera... quizá entre todos pudieran hacer algo.

Tras unos largos minutos, que parecieron eternos como una misa cantada, la puerta volvió a abrirse. El soldado se giró, inquieto, echando mano a la espada. De poco le sirvió, por que un tremendo ballestazo le atravesó el pecho de parte a parte, con tanta fuerza que le dejó cosido a la pared. Al otro lado de la puerta, el capitán von Ritter con una pesada ballesta de armatoste, robada de las armerías del castillo. También se había provisto de una armadura y una espada. Tiró de un cordel, atrayendo a una persona que llevaba amordazada, maniatada y asegurada al pescuezo. No era otro que el barón, al que había tomado prisionero.

Cerró la puerta, volviendo a cargar la ballesta con parsimonia mientras el soldado moría entre gorgoteos de sangre. Como no debió rematarle, se acercó finalmente a ella y la liberó de sus cadenas con ayuda de la llave que el muerto llevaba encima.

-Quizá podáis auxiliarme, milady -dijo el capitán- He capturado a éste rufián, y quizá nos sirva como moneda de cambio. De momento, me gustaría que le preguntaráis por qué nos ha traicionado. Yo vigilaré que sus respuestas sean satisfactorias...

- Tiradas (3)
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08/11/2017, 23:38
Fray Emmerich

El fraile cogió un mantel de basta tela que cubría una de las mesas de la cocina y se lo lanzó a la chiquilla para que pudiera tapar con él sus ropas rotas.

- Tranquila pequeña. Ya ha pasado lo peor.

Sabía que no era así, ni mucho menos, pero ¿qué sentido tenía enturbiar las esperanzas de aquella niña con la que el sufrimiento se había ensañado?

Cogiendo con una mano a la chiquilla y con la otra aquella espada ensangrentada que dudaba si podría usar contra un soldado de frente empezó a moverse para ir en busca de ayuda, con cuidado de esquivar a los que querían su muerte.

Notas de juego

Yo no estoy muy ubicado pero espero que el fraile sepa llegar a su destino, donde estuvieran nuestros hombres.

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21/11/2017, 19:32
Lady Jocelyn

La verdad es que ella no se esperaba aquello pero le habían sucedido tantas cosas malas que una más era ya algo que no le podía bajar más la moral. Estaba casi resignada a morir o vivir para morir lentamente. Su corazón había perdido la esperanza total y plenamente. Cuando escuchó la puerta pensó que era el fin, que venían por ella y ahí terminaría todo, lo que había escuchado no lo mejoraba y cerró los ojos con miedo pero entonces los abrió para encontrarse con el capitán y ver como mataba al soldado rápidamente.

-Dios...

Pero no hubo tiempo para mucho más, el capitán la liberó y después de eso, supo su tenían el tiempo en contra y en cuanto más rápido hicieran las cosas,más pronto podrían decidir qué hacer.

-Barón, seamos prácticos y hable rápido de todo lo que sepa. Tal vez así, podamos perdonarle la vida.

Ella no solía ser cruel, era sólo una chica pero debía ponerse los pantalones y hacerse cargo de aquello.

-¿Qué esperaban? ¿Cuáles eran todos los planes? Quiero ser mejor persona de lo que han sido ustedes conmigo...

Al menos en ese momento lo quería, después quién sabía.

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04/12/2017, 20:01
Director

Las sombras se alargaban en los pasillos. Había caído la cruel noche invernal y el viento ululaba confundiendo al oído y haciendo estremecer la piel. ¿Por donde empezar a buscar? Salir al patio parecía una sentencia segura, pues parecía que los soldados del barón se habían apostado allí esperando a que la mesnada del capitán saliera de los cuarteles.

La única escapatoria, por así decirlo, era atrincherarse en aquel mismo edificio, la torre-casona principal, y esperar a que todo pasara. Sin embargo, el tintineo de las cotas de malla no era lo único que se escuchaba. Se había aproximado, al ser camino conocido, al gran salón donde antes habían departido los señores. De allí venían gritos de mujer y risas de hombre, que no presagiaban nada bueno. La niña se quedó muy pegada a él, mirándole con ojos aterrados. Ella quería, simplemente, salir de allí. Pero no se lo iban a poner tan fácil. ¿Como salir de un castillo si no era por la puerta? Y lo más importante, ¿Iba a abandonar a sus compañeros?

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04/12/2017, 20:10
Olaf von Wolfegg

Solo fueron necesarias unas cuantas bofetadas para que el barón comenzara a soltar la lengua. Tan bien tenía calculada la jugada que verse en aquella situación le había roto todos los esquemas. Quedaba claro que la mente maestra era su esposa, mientras que él era simplemente mera fachada, ponía el nombre, el título y el brazo ejecutor.

-Podréis detenernos, pero no al ejército del rey legítimo que está a punto de cruzar el paso. Ésto era solo... un regalo para él. La hija del difunto conde de Valle, para hacer con ella lo que quisiera.

Parpadeó, mirándola con una sonrisa. Fue entonces cuando Götz usó el martillo para darle un golpe en la pierna. Gruñó, gritó y se revolvió en el confinamiento de la silla.

-Vuestro... vuestro hermano... desposará con mi hermana, en una ceremonia secreta. Cuando... cuando vuestro hermano muera... mi familia será la depositaria del título que largamente hemos ansiado.

Estaba claro que, en cuanto al resto, pretendían hacer una matanza para dejar claro al pretendiente al trono que habían cambiado de bando... a lo grande. Una de esas traiciones que se recuerdan durante siglos en los anales, pero que tristemente definen el devenir de los reinos.

- Tiradas (2)
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04/12/2017, 22:46
Fray Emmerich

Emmerich se presignó.

- Señor... no soy ningún héroe pero me encomiendo a tus designios.

Luego se volvió hacia la chiquilla.

- Debes esconderte pequeña y, pase lo que pase, no salgas de tu escondite hasta que yo venga a buscarte. Si pasan unas horas y no regreso será señal de que el Señor me ha acogido en su seno, pero estoy seguro que en su infinita bondad sabrá ponerte a ti a salvo de alguna manera.

Luego sopeso la espada que, al parecer, tendría que usar de nuevo. Sabía que tentaba a la suerte y al diablo, pero sólo le quedaba la esperanza de morir haciendo lo correcto.

Notas de juego

Intento ocultar a la niña en algún lado y luego voy a por mis compañeros. Emmerich jamás los abandonaría a su suerte.

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10/12/2017, 20:00
Director

Escondió a la niña en un cuarto cercano, vacío, y le ordenó que atrancara la puerta. Después, se acercó lentamente hasta el gran salón, el lugar donde les había recibido el varón no hacía mucho. No había un guardia en la puerta, posiblemente por que se sentían muy seguros allí.

Se asomó, para ver otra de aquellas escenas que tristemente eran comunes en todas partes en las que los hombres de armas hacían la guerra. Pero aquello no era la guerra, si no un ultraje. Eran las criadas de la joven lady Jocelyn, las dos jóvenes acompañantes y el ama de llaves. A las dos primeras las habían atado con unas correas a la mesa, y cuatro malnacidos con hábito de soldado parecían turnarse en mancillarlas. Horrible visión, pues no era mucho mejor la del ama de llaves, una vieja señora a la que maltrataban a golpes. "Ablándala, que esta muy fiera", le decía uno de aquellos, comiendo como un cerdo sobre la mesa, mientras el cuarto había cogido un atizador de la chimenea y, tras calentarlo al rojo, lo había aplicado en la mejilla de la mujer, que chillaba de dolor y se revolvía. La habían encadenado a la reja de la chimenea, y de vez en cuando miraba a las muchachas, que se revolvían con la ropa rota, chillando y llorando.

Era un espectáculo dantesco. La soldadesca se había adueñado del castigo y todos los que estaban en su bando o simpatía lo pagaban caro. Chusma asquerosa... hijos de Satán. Calculó sus posibilidades, aunque en aquel caso no eran tan halagüeñas. Acercarse con sigilo era tarea imposible, pues apenas entrara por la puerta le verían con facilidad. Tenían las armas cerca, algunos al cinto, otros no. Dos de ellos iban mejor armados, con cotas de malla y almofar. El resto, iban como los otros dos que antes había llevado a la vera de su maestro Belcebú. Sus armas eran diversas: espadas pequeñas dos de ellos, con escudos apoyados en la pared, lanzas en el mismo sitio, dagas al cinto y uno de ellos portaba un hacha pequeña, como de a una mano, con la que amenazaba a las chicas en el cuello para que dejaran de moverse.

Notas de juego

Estaba esperando a la compañera pero no escribió.

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11/12/2017, 01:16
Lady Jocelyn

Jocelyn apenas podía creer lo que escuchaba y es que no era una crédula pero pensaba o quería pensar que aún había gente buena y cada vez le quedaba más claro que no podía o debía confiar en nadie. Miró a Götz golpear a aquella porquería mal llamado hombre y negó con la cabeza.

-Lo que dices les resultaría muy fácil pero no va a ser así.

Estaba furiosa, su corazón latía aprisa como si se le fuera a salir del pecho, había decidido partir con su pequeño hermano sin poner más resistencia pero eso se había terminado, no iba a permitir que nadie pasara por encima de ella y mucho menos por encima de su hermano que era apenas un niño pero era el legitimo heredero y debía hacer valer esa condición.

-¡Hazlo hablar, que nos diga donde se celebrará la boda! La supuesta boda...

¿Confiaba en Götz? En ese momento no tenía más remedio que hacerlo pero además, si no era él, no sería nadie. Con la sola mirada esperó que aquel hombre la obedeciera; no le importaba si tenían que matar al prisionero.

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12/12/2017, 20:23
Fray Emmerich

Emmerich entró por la puerta sin esforzarse en ocultarse murmurando en un susurro:

- Padre, no ruego por mí sino por estas mujeres que nada han hecho para sufrir tamaño escarnio.

Después miró a los soldados. Estaba tranquilo y su voz sonaba firme, como cuando presentaba la homilía.

- ¿Acaso no tenéis madres e hijas, pecadores hijos de Adán? ¿Es que nada os separa de los animales salvo el miedo y el vasallaje? Sabed que por encima de la espada de un hombre está la ira de nuestro Señor Todopoderoso, que ahora os mira avergonzado. Y aunque no lo sepáis ya habéis recibido su castigo. ¿No notáis un escozor en vuestro vientre? - señaló con un dedo a aquellos malvados - Oh, sí. Lo debéis sentir porque la Muerte Negra ya había acariciado a estas mozas que yo estaba intentando sanar como hice con la muchacha. Esperaba que el milagro se obrase nuevamente pero por desgracia no fue así. No comprendía los designios del Señor hasta que ahora os veo mancillando el honor de las muchachas. En el castigo va la penitencia. ¿Quizás la lascivia de la negra dama ya acaricia vuestra piel? Podría ofreceros una esperanza de curación pero... ¿acaso sois dignos de ello?

Por la mirada fulminante del monje alguien podría pensar que tras él tenía un coro de arcángeles con las espadas enhiestas. Pero era sólo un hombre despesperado que no tenía ya que perder.

Notas de juego

La verdad es que con este personaje no tengo mucho que hacer en esta situación. Por lo menos que muera y tomen nota para hacerme martir en alguna aldea XD