Partida Rol por web

Ab sonrió a todos y luego miró a Matt y asintió ante el ofrecimiento de la invitación. No sabía si saldrían de allí con vida, pero esperaba que así fuera y con los niños con ellos. -Ojalá, amigos míos, ojalá se acierto y volvamos a casa y podamos celebrar el regreso y nuestras aventuras.

Sin más se puso a caminar hasta llegar a la especie de templo que se alzaba ante ellos. Algo en el interior del cabo le decía que aquel sitio era el final del camino. Colt miró a sus amigos y sin más entró. Las puertas estabn abiertas, era como si les estuvieran esperando, dejando libre el acceso para que entraran.

Pistola en mano, Ab entro con sigilo mirando a todos lados por lo que pudiera aparecer.

- Lo que me preocupa es que quien quiera que tiene a nuestros hijos parece querer que lleguemos al fin de todo esto.- Solo esperaba no ser la pieza clave para el sacrificio final de sus hijos. Dejó que Colt se adelantara y le cubrió con su rifle.

Roderick se quedó mudo por varias razones, la primera que la bala rebotó en la piel del monstruo, la segunda que el tatuaje era efectivamente el salvoconducto para llegar a hasta allí... 

Más blanco que la cal, el capellán tragó saliva, guardó su arma y se santiguó para después coger su petaca y dar un buen trago... Saboreó el licor como si fuera la última vez que pudiera hacerlo y siguió a sus compañeros.

En cuanto Abraham estuvo a pocos metros de la puerta una fuerza invisible tiró de vosotros, absorbiéndoos, llevándoos en volandas y lanzándoos hacia el interior del templo. Una vez el último de vosotros fue introducido al interior del templo, las enormes puertas de roble se cerraron con un fuerte estruendo.

Despertáis.

El tatuaje escuece como el mismísimo diablo. Estáis en el frío suelo de la iglesia, no sabéis cómo habéis llegado allí, pero debéis haber perdido el conocimiento y el tremendo escozor os acaba de despertar. Buscáis vuestras armas, pero tanto ellas como vuestras ropas han desaparecido, siendo sustituidas por unas simples túnicas negras.

Pronto os dais cuenta que no estáis solos. En las penumbras podéis distinguir con algo de difi­cultad una gran muchedumbre de extraños, un amasijo de cuerpos informes con apéndices mons­truosos que emiten sonidos guturales. La muche­dumbre se encuentra a unos 15 metros de donde estáis, rodeándoos por tres lados. En el cuarto se alza un gigantesco estrado, en el cual se encuentra un altar negro. Hay un grupo de personas ante él.

Uno de ellos es vuestro antiguo amigo y compañero de armas Richard Harper, está perfectamente consciente. Hay asimismo un indi­viduo alto, de tez morena y nariz aguileña, y dos seres que se mantienen en las sombras. Uno pa­rece una mujer, envuelta en un amplio manto negro, a la cual una capucha le cubre el rostro. El otro ser es un pedazo de oscuridad de forma humanoide, sin rasgos distinguibles. Tras él se encuentra una gran esfera de luz, en el inte­rior de la cual distinguís unas figuras que se agitan cuyo rostros son conocidos por todos vosotros.

Habéis encontrado a vuestros hijos, por fin.

Matt se dio media vuelta, frotándose el tatuaje, aún confuso como si estuviese en un sueño se removió, aplastando a Abe en el proceso. Al abrir los ojos, se encontró cara a cara con su amigo, lo cual le hizo dar un respingo, aunque ni la mitad de grande que el que pegó al incorporarse y ver aquel ejercito deforme que había a su alrededor... Y a los niños.

Nada más verlos, Matt se lanzó a toda velocidad hacia aquella esfera. Puede que hubiese un ejército de por medio, pero ¡diablos! Eran sus hijos.

Matt intentó levantarse y lanzarse contra la esfera en busca de rescatar a vuestros hijos, pero le fue imposible hacerlo. Vuestros músculos, desde el cuello hasta las piernas están completamente inmovilizados.

Vuestro antiguo compañero Richard alza la voz- ¡Oh Nyarlathopep, Mensajero de los Dioses!- Alza los brazos en vuestra dirección.- Aquí están los elegidos de Yog-Sothot: Aquellos que tienen la Marca de la Bestia, aquellos que han sabido encontrar el camino hasta el Templo del Destino, aquellos que han sobrevivido a los reinos de Agua, de la Tierra, del Fuego y del Viento. Aquellos que han llegado hasta el lugar de su muerte por su propia voluntad.

Gracias a sus esfuerzos El será la Puerta.

- ¡Hijo de puta!- ¿Y ahora qué? Estaba inmovilizado y la rabia le consumía por dentro. Apenas podía escuchar lo que decía su ex-compañero, aunque lo que entendía no le gustaba un pelo. ¿Habían hecho todo ese camino para encima ayudar a su enemigo, al que había raptado a sus hijos?

El ser formado por oscuridad al que Richard a llamado Nyarlathotep sonríe apenas un poco, y con voz profunda y suave dice.-Me has servido bien Richard. Sírveme ahora, por última vez, antes de pudrirte en tu infierno.

Richard es elevado por encima de vosotros, por una fuerza invisible, podéis ver la sorpresa que las palabras de Nyarlathopep han dejado en su rostro mientras se mueve.

En un momento dado empieza a aullar de dolor, mientras uno a uno sus miembros se retuercen y sus huesos se astillan. De su boca sur­ge un grito inhumano de desesperación, que se transformara al instante en una cascada de asqueroso vomi­to que cae sobre vosotros.

Tras un par de minutos de intensa agonía, estalla en mil pedazos. Sus restos flo­taran en el aire, mientras el Ser Oscuro levanta los brazos y empieza a entonar una extraña melo­día, compuesta por sonidos guturales.

La esfera de luz estalla de repente, y los niños flotan entre sollozos lentamente hacia la masa informe que antes era Richard Harper sin que podáis hacer absolutamente nada.

Cuando el último niño entra en la masa informe, la mujer encapuchada alza las manos, en las manos lleva unas esferas negras que hace girar cada vez mas rápido formando órbitas de complica­do diseño. Igual que las esferas, también los ni­ños empiezan a girar, cada vez más rápido, ha­ciéndose pedazos poco a poco, hasta que se pro­duce un estallido de oscuridad.

Roderick el eterno cobarde, el hombre que siempre había mirado por él y solo por él, el supuesto gemelo malvado que ocultaba algo... Pero que ya ni sabía lo que ocultaba, al ver la imagen de los niños sollozando se rompió por dentro... Tanto sufrimiento, tantas penurias para rescatarlos y ahora ¿iban a ver cómo esas criaturas eran sacrificadas?

- ¡NO, NOOOOOOOOOOOOO! ¡DEJAD EN PAZ A LOS NIÑOS!¡POR FAVOR, POR FAVOR! ¡TOMADME A MI! ¡ME CAMBIO POR ELLOS... POR FAVOR NO LES HAGAIS DAÑO, DEJADLOS IR

Gritó desesperado, llorando a la par que los chicos, deseando con todas sus fuerzas poder cambiarse por ellos para que pudieran salvarse.

Ab despertó dentro del templo cuando Matt, al frotase el tatuaje, le aplastó a Abe en el proceso. El cabo miró a Matt y luego se centró en el lugar en el que se encontraba. Todos los presentes incluso ellos, llevaban una túnica negra, como si fueran unos acólitos presentes en una misa a un Dios pagano.

Cerca de ellos había un altar. Sobre él había varias personas, entre ellas su compañero Richard Harper a quien escuchó hablar con otra de las personas que tenía un rostro siniestramente oscuro, oculto o sin él. Esa asquerosa serpiente ha sido el causante de todo esto -pensó Ab incorporándose. 

Entonces vio a los niños y al igual que Matt se lanzó a por ellos. Pero algo les detuvo y los dejó rígidos, sin poder moverse.

Fue entonces cuando ese ser oscuro, al que Richards había nombrado como Nyarlathopep, Mensajero de los Dioses, destruyó a Richards de una forma asquerosa y brutal. Pero lo peor es que elevó a los niños para que entraran en la masa informa que antes había sido Richards.

-¡¡¡NOOOOOO!!! -gritó Ab desgarradoramente -¡¡¡MALDITO SEAS NYARLATHOPEP Y TODOS TUS ACÓLITOS!!!

Entonces algo en su mente despertó, recordando las palabras de su antiguo compañeros y ahora ser humano hecho pulpa:

Aquí están los elegidos de Yog-Sothot: Aquellos que tienen la Marca de la Bestia, aquellos que han sabido encontrar el camino hasta el Templo del Destino, aquellos que han sobrevivido a los reinos de Agua, de la Tierra, del Fuego y del Viento. Aquellos que han llegado hasta el lugar de su muerte por su propia voluntad.

Según había dicho Richards, ellos eran la clave de que todo esto ocurriera. Entonces sin ellos el ritual no se daría...

Pero entonces vio como los niños comenzaban a girar y gritar haciéndose pedazos. -¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOO!!! -grito Ab hasta que su garganta no puedo más. Justo en ese momento hubo un estallido cubriéndose todo de una oscuridad insoldable.

—Joe... El hijo de King no está ahí— Matt intentaba moverse, pero todo aquello era en vano. No conseguía de modo alguno librarse de aquellas ataduras que lo inmovilizaban. Cierto era que el hijo de King estaba muerto y él era un monstruo desfigurado que repetía que el amor era el arma más poderosa. Pero ¿no había sido por amor a sus vástagos por lo que estaban ahí, dispuestos a morir? Era el amor a ellos lo que había dado poder a aquella criatura. Lo cierto era que si el hijo de King no estaba allí, había otra solución. Y seguro que había otra que no implicase la muerte de su pequeño—¡NO TE LO VAS A LLEVAR!

En mitad de la oscuridad podéis oír claramente un chillido agudo y desgarrador, como si una mujer estuviera dando a luz a un monstruo. Poco a poco la luz vuelve al interior del templo y desolados comprobáis que, a pesar de vuestras palabras, Todo ha terminado.

Los restos de vuestros hijos y de Richard Harper han desaparecido completamente y la rabia y el pesar invade vuestros corazones, tanto esfuerzo, tantos kilómetros, tanto dolor terminan así.

Encima del altar yace el cuerpo de un adolescente, con un velo cubriéndole la cara. El ser al que Richard llamo Nyarlathotep se inclina sobre el adolescente y besa con sus labios suavemente el velo, insuflando vida al Nuevo Ser quien se levanta del altar segundos después.

Nyarlathotep lanza una carcajada de inmensa satisfacción mientras cu­bre con un manto la desnudez del Ser, y dándole un cuchillo de extraña forma le dice - Realiza ahora la Comunión con tu autentica raza, Umr al Tawil, Prolongador de la Vida y Señor de la Puerta. ¡Degüella a estos seres inferiores y rompe con tu pasado car­nal! Ahora eres un Dios.

La fuerza invisible que os arrastró al interior del impío templo os levanta del suelo y os arrastra en volandas hacía Umr al Tawil formando una fila, intentáis moveros, defenderos, luchar pero es imposible, pues seguís inmovilizados de cuello hacía abajo.

El Dios adolescente baja del altar cuchillo en mano dispuesto a degollaros uno a uno y cumplir su destino.

El amor es el arma más poderosa. El amor es el arma más poderosa. El amor es el arma más poderosa. El amor es el arma más poderosa. - Las palabras del sargento King resuenan en ese momento en tu cabeza.

El amor es el arma más poderosa. El amor es el arma más poderosa. El amor es el arma más poderosa. El amor es el arma más poderosa. - Las palabras del sargento King resuenan en ese momento en tu cabeza.

El amor es el arma más poderosa. El amor es el arma más poderosa. El amor es el arma más poderosa. El amor es el arma más poderosa. - Las palabras del sargento King resuenan en ese momento en tu cabeza.

El amor es el arma más poderosa. El amor es el arma más poderosa. El amor es el arma más poderosa. El amor es el arma más poderosa. - Las palabras del sargento King resuenan en ese momento en tu cabeza.