Partida Rol por web

En las afueras del bosque se situa la ciudad de Roch, antaño una ciudad mucho mas pequeña que vio aumentada su poblacion desde hace unos años. La ciudad es una gran ciudad con una gran actividad, el propio bosque da muchas riquezas a la ciudad y ofrece un camino importante y casi el unico camino posible para poder atravesar con seguridad el bosque, ruta comercial bastante importante que une las dos ciudades mas importantes de la zona, esto ha hecho que la ciudad de Roch la unica antes de internarse en el bosque sea una ciudad cada vez mas importante.

La ciudad de Roch esta bañada por su lado sur por amplias zonas de cultivo, zonas en donde se cultivan los alimentos que sirven para alimentar a los ciudadanos, la mayoria de ellos dedicados al comercio, al norte se encuentra el bosque, bosque en cuyos lindes los leñadores recogen la buena madera de los arboles que exportan a otras zonas, y donde comienza el camino que lleva por el interior del bosque. En la ciudad hay numerosas tabernas, posadas, tiendas...

Los aventureros se encuentran en la ciudad, en lo que los ciudadanos de la ciudad llaman "Taberna de los mercenarios" ya que es una taberna en donde todos los mercenarios que entran en la ciudad se dirigen, esta taberna es una taberna normal, como cualquier otra, el encargado es un hombre que anteriormente habia sido un mercenario pero que se habia retirado y creado esa taberna en la cual los mercenarios podian consultar un gran panel en donde se anunciaban trabajos, la mayoria de escoltas o de busqueda en los bosques. Alli los aventureros pueden ver como hay una nota que parece mas antigua que las demas, el papel esta especialmente amarillento y tiene una serie de lineas dibujadas en su papel. 

La nota tiene escrito:

"Se necesitan mercenarios para recuperar una reliquia familiar en la ciudad de Morvell, se recopensara con 400 Monedas de Oro a quien lo logre, ademas contara con el agradecimiento de la familia Darrell y su eterna gratitud"

Allí me encuentro, en una de las mesas de la esquina, usando mi antifaz, con el codo en la mesa y el puño en mi barbilla, observando mi alrededor, dejando que mi imponencia llegue a todos y que queden eclipsados e intimidados a partes iguales (Bueno, lo haría si fuera más alto o más musculoso).

Mientras observo a los presentes, mis ojos se ven atraídos por el tablón de anuncios, una misión amarillenta, pareciere que llevara décadas allí colgada, a mi mente vienen ideas.

¿Puede que sea una misión muy difícil? ¿o acaso la recompensa es muy poca?

No importa, sonrió feliz, algo digno de mi sin duda, me levanto de mi mesa y comienzo a caminar hacia el tablero, lento (innecesariamente lento y de forma teatral).

Entrando por la puerta de la taberna después de un largo rato deambulando por la ciudad de Roch cumpliendo con algunas gestas menores como vigilar carros o almacenes de comida, un hombre de aspecto cansado se descubre el rostro cubierto por una capucha, cruza el salón de la estancia de los mercenarios para llegar hasta el mostrador de la misma, dejando un pequeño trozo de papiro y recibiendo apenas unas cuantas monedas de cobre por sus servicios, negando para si mismo.

Suspira, echando una visual a la taberna viendo a todos las demás espadas a sueldo en el lugar, se vuelve a girar sobre si mismo para mirar al dependiente de la posada.

- Un vaso de vino especiado, por favor. Fácilmente audible mientras deja caer un par de piezas abolladas de dinero sobre la barra no teniendo aparentemente mucho encima.

Tras coger su vaso, agradece con un gesto de cabeza el servicio y se dirige al tablón de trabajos, mirándolo las ofertas y reparando en la amarillenta nota de la Reliquia de Morvell, pensativo. Cuatrocientas monedas de oro son mucho, pero está claro que no es algo que esté pensado para alguien en solitario, así que se quedó mirando de forma repartida al tablón y al resto de la posada, meditando la posibilidad de quizá necesitar más manos para ese trabajo.

Irina maldijo entre dientes mientras se apresuraba a buscar cobijo. La noche se le había adelantado de nuevo y la lluvia parecía reírse de ella. Girando la esquina al final de la calle, leyó un tablero desvencijado de madera que colgaba balanceándose empujado por el viento. 

- Aquí es - pensó entrando. El ruido dentro de la taberna era molesto; gritos, carcajadas, socarronerías. Irina frunció los labios. Estaba cansada y hubiera matado por dormir en un jergón aquella noche. Acercándose a la barra se quitó la capucha dejando a la vista sus dorados cabellos - ¿A cuántas horas a caballo estoy de Morvell? - preguntó al tabernero que la miró extrañado.

- Creo que te has pérdido muñeca - le respondió uno de los mercenarios con picaresca. Irina no se inmutó, lo miró fijamente con una mirada fría como el hielo - Que poco sentido del humor tenemos ¿no? Me imagino que vas tras la reliquia familiar de los Darrel y la recompensa de 400 monedas de oro. Yo que tú lo reconsideraba encanto. Te queda grande ese encargo - Irina se limitó a cruzar los brazos y permanecer en silencio lo que hizo que el mercenario desviase la mirada hacía su pecho, que ahora se resaltaba aún más tras la camisa - Pero si insistes en morir... - le respondió alzando la copa y bebiendo por ella tras una descarada mirada de arriba a abajo que culminó en la mirada desafiante de la joven.

En realidad no iba a Morvell por ninguna recompensa pero no le vendría mal el dinero del que había hablado el borracho.

Margo entró en la taberna, cubierta por su capucha y envuelta en las propias sombras que proyectaba la propia luz y elementos de la taberna. Observó durante unos segundos el lugar y sus parroquianos, buscando algo. Cuando lo encontró se dirigió presta hacia el tablón. Leyó uno por uno los encargos, hasta que vió el que buscaba. Sonrío. 

Se dirigió hacia el tabernero y tomo una de las banquetas, esperando pacientemente a que aquel hombre la atendiera.

— Buenas noches. ¿Podría indicarme donde puedo encontrar a la familia Darrel? —

Mientras estaba en el tablón de anuncios, escuché algo bastante interesante, una mujer estaba preguntando por la familia Darrel, aquellos que posiblemente habían colocado este anuncio, no pude impedir sonreír y acercarme a aquella mujer.

-Buen día Señorita- le salude con cortesía -Soy el gran Edward, diestro con la flauta y la espada, veo que esta usted interesada en la misma misión que yo y me preguntaba si me aceptaría como su compañero- hago una pequeña reverencia.

El tabernero que estaba sirviendo un vino especiado a Duncan alza una ceja, parecia curioso ante el interes de aquella nota.

La casa de los Darrell esta en la zona alta de la ciudad. Es facil de distinguir porque es la unica que en su jardin tiene figuras de marmol representando monstruos mitologicos y cosas de esas

Deja caer el vino frente a Duncan y mira a los demas interesados con una leve sonrisa y dice:

Supongo que en una semana podremos añadir a varios imprudentes mas a la lista de mercenarios muertos por esa mision

Margo estuvo a punto de marcharase en cuanto recibió las indicaciones, pero la puntilla del tabernero la hizo detenerse.

— ¿A que se refiere con eso? Cuantos... imprudentes... ¿Han intentado ya la misión? —

Miró además al tal Edward. Ciertamente no tenía pensado ir acompañada. Pero ante la nueva información del tabernero quizá no sería mala idea.

— Supongo que sería interesante colaborar, si. Si va a ser tarea peligrosa un compañero nunca está de más. ¿Cuales son tus intereses por la misión mesie Edward?

Tras escuchar al tabernero contestar a las dudas de Margo y la iniciativa de Edward, Duncan se separó un poco del tablón de contratos girándose levemente hasta dar de cara con la reunión de ambos. Se frotó la barbilla mirando al tabernero.

- ¿Cuánto tiempo lleva esta misión en el tablón, de hecho? Parece como si haya envejecido malamente de tanto tiempo estando aquí.

Dándole un sorbo largo al vino acabó con la copa y se acercó a dejarla de nuevo en la barra de la taberna, girándose hacia Edward y Margo.

- Soy Duncan. Si pretendéis cumplir con esa misión me gustaría ir con vosotros. Si de verdad como dice el mesero este contrato es tan letal sería conveniente cubrirse las espaldas aún más.

Hizo un leve gesto con el rostro hacia un lado como señalando la empuñadura de su espalda sobresaliente por la parte trasera de su hombro.

- Yo también conozco el arte del combate.

Mire a la mujer para contestar a su pregunta -Mis intereses son simples, la aventura es mi pasión y si es posible al final escribir una canción- sonrió.

-Si la información es cierta y la misión es tan difícil, será interesante cuanto menos, eso sí, de ir debemos prepararnos-

Lleve mi atención al Tabernero -Buen hombre, ¿Qué puede contarnos acerca del pedido de la familia?, hay pocas cosas mas fiables que la palabra de un Tabernero, en especial uno a la cabeza de un negocio tan prestigioso como este- le pregunto, sin dejar de lado unos cumplidos, con la esperanza de obtener algo de buena información.

Irina esperó la respuesta del tabernero después de la interrupción del borracho, pero esta nunca llegó. La atención de éste se desvió hacia una chica encapuchada que preguntaba por la familia Darrel y un hombre bajito un tanto excéntrico. Apoyándose en la barra escuchó con poco disimulo lo que comentaban.

- Quizás, en esta ocasión, podría estar bien no ir sola. Si lo que dice el tabernero es cierto es posible que mis pesquisas no estén tan desencaminadas y sea la mismísima boca del lobo - pensó para sí antes de hablar - No he podido evitar escucharos - dijo un tanto intrusiva - Yo misma me dirigía a Morvell 

El tabernero se queda unos momentos pensando y finalmente dice:

Ese cartel lleva varios años ahi... veis las marcas que hay en el papel... cada una es hecha cuando encontramos junto al sendero del bosque el cadaver de uno de los aventureros

los aventureros podian ver que habia mas de 20 marcas y algunas que parecian medio borradas por lo que podrian ser incluso mas

Sobre el pedido... por lo que se es simplemente ir a la ciudad y recuperar una antigua reliquia familiar... no se mucho mas. Pero la ciudad es peligrosa, esta en medio del bosque y el bosque esta maldito, es peligroso durante el dia, y mas aun por la noche.

Se queda unos momentos pensando y finalmente añade:

Ni los leñadores se atreven a adentrarse demasiado, asi que yo que vosotros tendria mucho cuidado con el bosque

Miré tanto al tabernero como a la otra mujer que se acercó antes de hablar -Por mi esta perfecto- le dije a ella -Entre mejor equipo tengamos mas posibilidades tenemos de salir airosos de nuestra encomienda, al fin de cuentas sabemos que hay peligro, pero poco o nada sabemos acerca de el tipo de peligro que es, entre más manos para luchar mas enemigos podremos derrotar, entre mas cabezas para pensar mas posibles estrategias podremos encontrar-

Margo asintió a las palabras del tabernero y le agradeció la información. Miró al resto del equipo que parecía que se había formado allí en muy poco rato.

— Vayamos entonces a ver a la familia Darrel. Ellos tendrán más información. —

Sin esperar, salió de la taberna y puso rumbro a la casa siguiendo las indicaciones del propio tabernero

Irina miró a la mujer encapuchada mientras salía de la taberna sin esperar al resto.

- Alguien tiene prisa - dijo sarcástica encogiéndose de hombros -  ¿algo que puedas decirnos sobre el bosque? - le preguntó al tabernero - ¿Por qué dices que está maldito?

El tabernero alza los brazos y dice:

Todo el mundo lo sabe, esta maldito... ni los leñadores se adentran demasiado en el bosque de dia. Durante la noche se dice que los espiritus de los muertos deambulan por el bosque y los animales salvajes y los horrores de la noche atacan a los incautos viajeros. Si os alcanza la noche no salgais del camino y corred... incluso durante el dia no os salgais del camio

Tras comentar eso, cualquier otra persona del pueblo les dira algo similar sobre el bosque. 

La casa de los Darrell es una casa de dos plantas, rodeada con un patio no demasiado grande, pero en donde pueden verse una serie de figuras de marmol representando criaturas mitologicas. Al llegar a la puerta les recibe un sirviente de edad avanzada, pero alto y de porte serio, el hombre de pelo gris les observa unos momentos mientras dice

Por sus atuendos he de suponer que son aventueros en busca de fama y fortuna... por favor siganme

El hombre con gran tranquilidad empieza a caminar, si deciden hablarle unicamente dira

Mi señor se reunira con ustedes y les explicara

Los aventureros puede ver que la casa es bastante lujosa, sin embargo es algo oscura, pueden verse varios cuadros y figuras decorando la casa. Tras un corto espacio de tiempo llegan a una sala donde un hombre les espera, se trata de un hombre de edad media rubio, con el pelo largo y una barba, sin embargo estan todos cuidados, viste ropas ricas y de buena manufactura, de colores azules y dorados, sin duda los colores de la familia ya que han podido ver varios escudos con esos colores, el hombre mira serio a los aventureros como examinandoles.

Tras unos segundos hace un gesto para que tomen asiento, un sirviente sirve una copa de buen vino a todos los presentes y el hombre comienza a hablar:

- Bienvenidos sean ustedes a este mi hogar. Mi nombre es William Darrell, cabeza de la familia Darrell. Me han informado que desean tomar la encomienda de recuperar la reliquia familiar. He de decirles que numerosos aventureros, que insistian en estar perfectamente preparados para esta encomienda no han logrado sobrevivir a un dia en el bosque que esta en las afueras de la ciudad.

Realizo una respetuosa reverencia hacia el hombre y comienzo a hablar con cortesía -No puedo asegurar que tan competente soy para la misión, pero sin duda me genera gran emoción, me gustaría, si no es molestia, nos contar todo lo relevante a la misma, toda información puede ser de ayuda, en especial aquella relacionada con el objeto que buscamos, pues según entiendo, del bosque poco o nada se sabe- sorbo algo de vino e intento disimular mi desagrado, pues no estoy acostumbrado a tomarlo.

Tras ver como se marchaban Edward y Margo, Duncan se paró a escuchar las últimas preguntas de la chica. Tras escuchar las últimas palabras del tabernero, el caballero también emprendió el camino hacia la mansión de los Darrell para encontrarse con esa elegante recepción y la guía hasta la estancia donde se encontraría el señor.

Duncan haría un gesto solemne de respeto y cortesía ante el señor Darrell y por supuesto con la cabeza descubierta. Los glamurosos adornos y aspecto de la casa de los Darrell eran algo que no se veía todos los días. Miraba a su alrededor y yendo a coger una de las copas de vino servidas.

- Mis saludos, Señor Darrell.

Dado que Edward había lanzado ya sus preguntas hacia William Darrell no iba a preguntar las mismas cosas que él. También quería saber los detalles de la gesta y qué podría saber el señor sobre el bosque y sus amenazas,