Partida Rol por web

Tras haber permanecido todo el viaje taciturno y en silencio, el corazon del druida dio un vuelco al pisar tierra firme y mirar de su derredor y ver solo naturaleza !POR FIN!, se le escapo a Barakanar al pisar tierra salvaje.

Dirigiendose al barquero le dijo, Tengo pinta de ser un comeboñigas de ciudad, amigo barquero mientras le miraba, esto es mi hogar, con reglas diferentes a esa cosa que llamais civilizacion.

De buen humor y de las bestias no tengas ningun problema, si son malignas acabaremos con ellas. Del resto me encargo yo, nunca se sabe si la corrupcion tambien ha llegado aqui. Maldita Lady Halcon

A Raff el viaje a través del río le había resultado adormecedor. Cabeceó un par de veces, apoyado en un borde mirando el agua, mecido por el vaivén de la embarcación. Al cruzar el tablón con paso relajado y poner pies en tierra firme, se desperezó con un bostezo.

—No te preocupes por nosotros, que eso lo podemos hacer solos— se despidió del navegante.

Cuando su acompañante los abandonó, Raff comenzó a otear la orilla y sus alrededores. El pícaro no creía realmente que apenas a 2 minutos de poner pie en tierra de nadie un monstruo fuera a arrancarle la cabeza, pero como mínimo le iba ayudar a proyectar aquel camino medio desdibujado que tenía en frente.

—¿Hay que seguir el camino? ¿O vamos directo a la espesura?— preguntó, fallando en recordar el mapa.

Conoces excelentemente la fauna y flora a este lado del río. Sabrías distinguir con un solo vistazo cada especie de planta y sus propiedades.

También conoces las criaturas que habitan en las profundidades de los bosques. Te preocupan principalmente los arrogantes gigantes de las colinas y sus siervos trolls. Aunque no todo tiene por qué ser hostil. Sabes que existen varias comunidades de gnomos y enanos mineros, algunos cazadores humanos y algunas otras criaturas como mantícoras o rocs.

Talasek no tardó en censurar las palabras de Raff.

No nos desviaremos del camino - sentenció -. Aunque creo que Barakanar se siente como pez en el agua en estas tierras no podemos permitirnos el lujo de perdernos y perder más tiempo. 

Reflexionando mientras estudia el mapa que os proporcionó Eritai el paladín os hace algunas indicaciones.

El camino hasta la desembocadura del afluente es bastante conocido y en cierta medida transitado. Dudo que tengamos problemas hasta llegar allí. Después espero que la fuerza de San Cuthbert nos acompañe y nos guíe. Algo de razón tenía ese peculiar barquero...

Tras intercambiar un saludo con los viajeros que se cruzaron, se despidió amablemente del barquero, asintiendo con gesto adusto a sus palabras, y luego, cuando estuvieron solos, fijó al fin su atención en el camino, en la espesura alrededor y en el cielo nocturno que se alzaba sobre sus cabezas. Ya habían dado el primer paso, dejando la ciudad atrás con el río interponiéndose, y no había vuelta atrás. Debían sobrevivir a los peligros que la naturaleza les impusiera, llegar al escondite del culto y erradicar a los sectarios y a aquella serpiente.

—Será mejor que nos pongamos en marcha —dijo finalmente—. Sigamos el sendero, encontremos un lugar apropiado para descansar y durmamos un rato. Será mejor que avancemos bajo la luz del nuevo amanecer. ¡Vamos! —animó a sus compañeros.

Raff asintió con la cabeza ante las palabras de Élise. Avanzar a oscuras iba a ser peligroso e innecesario. Se reacomodó la mochila más por costumbre que por necesidad, dado que a pesar de llevar una generosa cantidad de cosas seguía sin pesar prácticamente nada, y se dispuso a proseguir por el sendero.

Otra vez a la espesura. Así habían llegado a Greyhawk, y quizás por este mismo camino habría pasado Nithael en su partida.

—Adelante, Florcitas*. Ya estás en tu salsa, por favor haz los honores— dijo invitando con una inclinación al druida a encabezar el grupo para encontrar un lugar donde pegar los párpados un rato.

Con suma cautela, vais caminando por el desdibujado sendero, procurando no perder de vista el mismo y siguiendo minuciosamente en mapa que os había proporcionado Eritai.

Al final de una jornada sin sobresaltos, alcanzás la desembocadura del afluente en el Selintan. A partir de ahí el camino prácticamente no existe y el pequeño flujo de gente que os habéis encontrado por el camino también ha cesado.

Es noche cerrada y tiempo de descansar. Por suerte todo está tranquilo por el momento pero tendréis que organizar algún tipo de guardia, ya que los sonidos de la noche no son demasiado alentadores.

Tras alcanzar el que parecía el primer hito en el camino, decidieron montar finalmente el campamento y descansar. Era la primera noche bajo las estrellas en mucho tiempo, y no sería la única en bastante. Debían acostumbrarse y planear con cuidado, decidir desde el principio como actuar. El orden en el que avanzarían y los turnos de guardia eran las cosas más inmediatas.

—Haré la primera guardia si os parece bien. Aún puedo aguantar un poco.

Raff sonrió satisfecho, necesitaba planchar algunas horas.

—Yo tomaré la segunda— sentenció. Al pícaro no le resultaba dificil conciliar el sueño, asique estar despierto algunas horas durante la noche no iba a desvelarlo totalmente e iba a despertarse en la mañana habiendo dormido durante el tercer turno, por lo que iba a estar fresco durante el día.

Además, eran 6 personas. Probablemente las guardias fueran a rotar día por medio, y sabía que la de la noche siguiente iba a ser más dura, no solo por tener toda una jornada de viaje encima sino por estar cada vez más adentro en tierras extrañas.

Los primeros turnos ya estaban cogidos y en cierto modo lo agradecía. Necesitaba descansar un rato y poner en orden sus conjuros por si quería cambiar su estrategia.

- Yo me encargaré de hacer la tercera guardia. -

De todas formas no pensaba que a esas horas pudiesen haber prácticamente problemas. Los animales nocturnos ya estarían cansados y los diurnos todavía no habrían despertado.
 

Aunque era un líder nato, Talasek no solía tomar el mando de ninguna situación a menos que fuera estrictamente necesario. Tampoco imponía sus normas, más bien trataba de llegar a un consenso.

Barakanar no respondió en el reparto de guardias y esto le hizo reflexionar.

Barakanar, Findar y tú deberíais compartir la segunda guardia con Raff - dijo de forma austera -. Yo compartiré la guardia con Hodrum y de esa forma tendremos músculo suficiente para afrontar cualquier amenaza.

El paladín no dijo nada sobre la guardia de Élise. Talasek confiaba en ella, sabía que también era una líder nata y le daba cierta confianza tenerla a su lado.

Barakanar asentió, es cierto mejor dos haciendo guardia en vez de uno, ademas asi no me librare de tener ojeras siendo la envidia del grupo, espero a que todos se riesen de su chiste, sin obtener resultado alguno.

- Ahora a dormir, dijo mientras se tumbaba

Asintió con un cabeceo a la par que destinaba una sonrisa a Talasek. Su presencia era reconfortante y tenerle allí era una bendición y una suerte para la misión que tenían por delante. Conforme con el reparto, y con el campamento ya preparado, se preparó para hacer la primera guardia ella sola mientras los demás descansaban.

El paladín tenía algo de cabeza, aunque su planteo le impidiera al equipo intercalar entre noches de sueño completo y noches de guardia. Pero es cierto que Findar probablemente pudiera ver, oir y oler lo que él no, y necesitaba al druida para entender al gato.

Raff asintió con la cabeza y cuando estuvo todo listo, se tiró a dormir.

Dormir una noche completa como deseaba Raff iba a ser complicado, al menos hasta que volvierais a la civilización.

A pesar de las precauciones tomadas durante la noche, no ocurrió nada reseñable. Las posibles amenazas se mantuvieron al margen y pudisteis disfrutar de un descanso sin incidentes.

Al amanecer del segundo día de viaje retomasteis la marcha por el casi imaginario camino que recorría el afluente norte. Barakanar y Élise lideraban la marcha, atentos a cualquier cosa inusual que pudiera suponer un peligro.