Partida Rol por web

Al ver al niño ladee la cabeza un segundo y cubriendo me con mi capa salí hacia los establos.

La reina llega a los establos. -Hola, perdona el numerito de la posada, necesitaba saber una cosa, y he sido recompensado, sé quién es el asesino, y es de palacio...- La digo haciendola un mimo fugaz antes de asegurarme de que no haya miradas indiscretas, pues éste lugar no es seguro.

-La gente sabe quien es, y por temor callan, por temor a enfrentarse a la corona...-

Gurne asintió, aunque no con demasiado convencimiento. Por eso había pedido el ultimo turno, para poder descansar del tirón lo máximo posible.

-Je, eso también me preocupa... Demasiados ojos vigilan demasiadas cosas y yo solo me fío de los míos. Ojala cuando lleguemos a palacio todo se solucione, pues a mi parecer aun tienen que empeorar las cosas.

Podía sonar pesimista e incluso algo paranoico, pero el príncipe destacaba precisamente por su precaución, según el una batalla se ganaba antes de pisar el campo.

-Pero no es mi intención preocuparos mas mi lady, gracias por atenderme, ire a ver si el posadero ya tiene listo el desayuno.

Cuando la vi arrojar sus ropas al suelo de la habitación, observé su cuerpo esbelto y estilizado. Cuando se acercó a mi de forma sugerente no pude evitar que la sangre en mis venas comenzara a circular frenética. La deseaba, deseaba poseerla como hubiere hecho con Shura. Esa joven se convertiría en mi objeto de deseo y sus propias palabras me arrastraban aun más a darnos placer apasionadamente y sin límite.

Cuando sus labios encontraron los míos saboree su dulce y cálido nectar. Mi lengua acariciaba la suya dulcemente al tiempo que estrechaba su cuerpo contra el mío y sentía en mi pecho la turgencia de sus senos. Su corazón latía con fuerza acompasando el mío mientras que su respiración se entrecortaba en jadeos.

Giré con ella entre mis brazos y muy despacio nos dejé caer sobre el camastro. Aun sobre ella, me separé un instante para verla recostada mientras se movía sinuosamente y su mirada se clavaba en mi con lujuria. Observé sus labios latentes, ansiosos por volver a besarme y, antes de que pudieran dejar escapar un susurro exclamé con voz sugerente:

-No lo olvidareis....-

Tras estas palabras me tomé su rostro con mi mano derecha y comencé a besarla de nuevo mientras me despojaba con la mano libre de la ropa que ahora era tan solo un inconveniente. Sabía que mis deberes me reclamaban como príncipe, pero la tomaría ahora, desahogaría toda mi pasión con ella pues ahora no me importaba más que poseerla hasta el éxtasis. 

La mujer se mordio el labio, no podia esperar, te desaba tanto como tu a ella y su cadera se alzo buscando su contacto contigo.

- No me tortureis haciendo esperar mas, por favor.- pidio casi suplicante. Sentiste el intenso calor que desprendia un interior. Debia hacer mucho tiempo que no se entregaba a nadie y las ganas la consumian.

Noté como su cadera buscaba la mía y observé como sus ojos entrecerrados y su labio mordido ansiaban que la tomara de una vez y, finalmente, cumplí su deseo así como el mío.

Una vez despojado de mis ropas, me recosté sobre ella y sentí el calor de su cuerpo contra el mío. Ambos nos fundimos en el camastro enlazados, mientras la besaba de forma lujuriosa. Tras besarla, me alcé sobre ella y separé sus brazos por debajo de sus cabellos. Entrelazando sus manos con las mías, me deslicé suavemente sobre su cálido cuerpo y la penetré mientras miraba su rostro abrumado por el placer. Sentí el interior de esa joven tan suave, húmedo y caliente que jadeé extasiado. Una vez más volví a penetrarla mientras mis labios se unieron a los suyos en un nuevo alarde de placer. Tras besarla separé tan solo un ápice mi rostro de ella para sentir su respiración al tiempo que la penetraba de nuevo. Ambos nos precipitábamos a un frenesí de deseo y placer por el cual yo tan solo podía abrazarla con mayor fuerza para sentir cuanto pudiera su cuerpo así como lo profundo de su entrepierna. 

Aquella mujer era un volvan de puro fuego, colmo tus espectativas y tus ansias con creces. La viste morderse el labio para no gemir demasiado fuerte y alertar a todo el mundo de lo que estaba pasando en su cuarto.

Por desgracia no podias quedarte demasiado tiempo pero al terminar ella estaba tan satisfecha como tu.-Señor... si volveis por estos lares... mi puerta siempre estar abierta para vos.- dijo con una sonrisa dificil de borrar.

Aquella joven había saciado sobremanera mis ansias y espectativas por lo que tomé mis ropas y volví a vestirme. Una vez que terminé, la doncella se acercó y me ofreció su cama para otra ocasión así como me obsequió con una sonrisa que grabé en mis retinas. Sonriendo, acaricié su mejilla y exclamé con tono suave:

-Guardaré con cariño vuestro regalo, mi hermosa doncella.- ,diciendo esto la besé de nuevo.

Tras besarla, separé mis labios de los suyos y la miré con ternura. Luego la dejé en su habitación para volver con mis hermanos y la reina para continuar con mis deberes.

Gurne recogió el mapa de la mesa, lo enrollo y se lo guardo. Se acerco a la barra y llamo a la hija del dueño para hablar con ella.

La mujer te miro y se disculpo.-Señor, mi hija a salido con su hermano Grifith hace un momento, queria que le enseñara donde aparecio el cadaver exactamente.

Me quede mirandolo sorprendida sin entender nada ¿De palacio? Mac... Explicare porque eso suena a algo de locos... le pedí mientras intentaba centrar mi cabeza.

Gurne se encogió de hombros, ignorando la confusión.

-No tiene importantancia, vos mismo también me servís.

Una vez el hombre estuvo enfrente, el príncipe saco un sáquillo de cuero de entre sus ropajes, y empezó a sacar monedas como si fuese lo mas normal, y comenzó a apilarlas. Hizo 4 montones, dos pequeñitos, uno grande y otro intermedio.

-Escuchadme bien, os voy a explicar una cosa y quiero que me prestéis atención.

Gurne la miro fijamente a los ojos, para asegurarse de que la chica estaba atenta y le acerco el montón intermedio.

-Este montón, es por nuestras habitaciones, y por la comida de los que hemos estado esta noche aquí.

Luego le acerco el monton mas grande.

-Este, es por los gastos de la reina y en señal de su agradecimiento por el trato recibido. -El hecho de que el monton de la reina fuese mas grande que el de los 4 hombres juntos, era premeditado.

A continuación acerco uno de los pequeños.

-Este, es por nuestros corceles, por su estancia, su alimentación y si disponéis de propios, nos llevaremos un par para  montar mas cómodos, pero se os serán devueltos.

Por ultimo le acerco el otro montoncito pequeño.

-Y este... Es por la información. Cualquier nueva información sobre ese asesino que os llegue o sobre cierto anciano que se hace llamar Maglom, quiero que me sea comunicada. Enviad un mensajero directamente a palacio a contactar con el príncipe Gurne ¿Entendido?

La mujer acepto el dinero por las habitaciones y la comida pero te miro mal cuando le ofreciste un monton por la informacion, lo volvio a mover a tu lado despreciandolo. Si hubiera algo que decir, señor, sobre ese asesino. Si pudieramos decir algo que parase la muertes de nuestras hijas, lo hariamos sin necesidad de aceptar dinero por ello. Nosotros no somos principes, pero tenemos orgullo, Señor.- dijo.- No nos insulte.... y de ese tal Maglom del que habla solo se una cosa, que esta enterrado en el viejo cementerio, que lleva alli desde que mi madre era una niña.

Gurne observo con fastidio, como rechazaba el ultimo montón, pero no lo recogió.

-Si, el orgullo es algo que no distingue de clase social, lo tiene desde el mas poderoso rey al mas humilde aldeano y puede ser una venda igual de cegadora para ambos. Ese dinero es para que paguéis a un mensajero mas rápido y para que sepáis que alguien se esta preocupando por lo que les pasa a esas mujeres. Pero si aceptarlo te parece un insulto, utilízalo para pagar los servicios del clero, que velen por el alma de esa mujer y le den santa sepultura como se merece.

Dio media vuelta, ese hombre podía hacer lo que quisiera con las monedas. Las palabras sobre el mago le inquietaron... Pero no aclaraban nada, podía haber miles de explicaciones.

Gurne... No hace falta que seas tan diplomático conmigo... Cuando lleguemos a palacio todo estará mejor ya veras...le dije con una sonrisa pues había confianza suficiente para que me hablara de lo que quisiera y se relajara en mi presencia.

Tras terminar de hablar en la barra, Gurne se alejo murmurando por lo bajo para si mismo. Se dirigió directamente hacia los establos. Ya estaban perdiendo demasiado tiempo para su gusto.

Es verdad que quizas se mostrara algo distante, pero era lo mejor, al menos hasta que se aclararan las cosas.

-Se que puedo confiar en vos y contaros mis preocupaciones. Del mismo modo vos podéis hacer lo propio Marian. ¿Y vos como os sentís? Os he visto poneros mas seria de lo habitual en las ultimas horas, ¿os esta pasando factura la tensión?

Comencé a jugar con las sabanas con sus palabrasa y mantuve mi mirada baja He estado pensando... Y... Tengo que tomar las riendas de mi vida, no puedo depender toda la vida de que vosotros me protejáis o me cuidéis... comencé a decir meditando bien lo que iba a decir Cuando lleguemos pediré al rey que me otorge un terreno y unos criados a mi nombre, donde formare una casa para mi el día que el fallezca, pues no quiero estar siempre en la sombra de palacio... Con eso y mi herencia de mi padre podré vivir tranquila y bien muchos años... quedándose en palacio solo haría daño a demasiada gente...

De nuevo un tema espinoso (¿Últimamente que no lo era?), no sabia muy bien que decir, su mente siempre solía ser lucida y clara, pero uno de los efectos que causaba Marian en el era ese, no podía pensar con claridad en su presencia.

-Estas en tu derecho a vivir en palacio, como esposa del rey, sea quien sea el próximo heredero respetara eso... Claro que vos eso ya lo sabéis. -Gurne, sabia que la reina no lo decía por eso- Yo... no se que haré sin vos...