Partida Rol por web

Crónicas de Taurnil Felagund, bardo semielfo en busca de su obra magna.

Día 1. Mañana. La Taberna de Lady Rouge. Habitación nº6. (Frente a F2).

La ventana de la habitación daba directamente a la fachada del "Oca y Ganso", el único almacén de Hueco del Halcón. Estás abrochándote la camisa viendo entrar y salir del establecimiento a algunos de los lugareños cuando empiezas escuchar cómo la muchacha llora a tu espalda, todavía tumbada en la cama. Te llaman "El Milagroso" pero, honestamente, no has estado tan bien como para que la muchacha reaccionara así. Claro, que tampoco has estado tan mal. Se llama Ralla, o eso dice, es pelirroja y nueva. A veces tocas la lira en el Lady Rouge, aunque encuentras deprimente tocar para prostitutas y leñadores borrachos. Sin embargo Kadran Ojosangriento no es un semiorco al que puedas decir que no, y siempre viene bien contar con el favor de la Cofradía Rocarroja.  Normalmente pagan en metálico y al momento pero, a veces, te invitan a cobrártelo en especie. No sueles aceptar ese tipo de tratos, pero Ralla es la novedad en Hueco del Halcón, y mejor catarla ahora que todavía no está demasiado gastada, antes de que se vuelva tan triste como las demás. O eso pensabas antes de ver cómo se pone a llorar.

- Ralla, no creo que este sea el mejor modo de ganarte el pan, tus lloros van a espantar a los clientes y Kadran no se lo va a tomar nada bien. Haznos un favor, vístete y lavate. No contaré nada de esto al semiorco y te daré un par de monedas.

Tras esto Taurnil se acercó a su bolsa y buscó un par de monedas que dejó al lado de la palangana con agua donde Ralla se podría lavar.

- Espero volver a tocar esta noche en el Lady Rouge por algo de dinero. Si necesitas algo no dudes en hacerme una señal, le diré a Kadran que vuelva a pagarme contigo.

La muchacha se enjugó las lágrimas con el dorso de la mano y se levantó, avanzando hacia las monedas. -Como deseéis.- Fue su única respuesta, totalmente mecánica. Agarró el pago y lo guardó dentro de una cajita de madera tallada que reposaba sobre el tocador. Ahora que te te fijabas, tenía todo el tocador cubierto de pequeñas figuritas de madera, además de un peine con forma de pájaro, un espejito con un marco con relieves florales y hasta un reloj de cuco sin mecanismo. Ralla se recogió el pelo para poder lavarse bien la cara. Y así es como la dejaste al cerrar la puerta de la habitación número 6.

Taurnil se alejó intranquilo deseando saber que le pasaba a Ralla, pero esperaría a la noche. Al bajar al piso inferior del Rouge saludó con la mano al semiorco. - ¿Repetimos esta noche, Kadran?-  Se acercó tranquilamente al lugar donde se encontraba el dueño - Ralla es estupenda, chico, ¿Donde conseguiste a semejante preciosidad? -

Detrás de la barra, con un vaso vacío delante y una botella medio llena, Kadra te observa desde su imponente altura, la nariz de bronce como un pegote en medio de su cara. De cuando en cuando se seca el líquido que sale sin descanso de sus fosas nasales.

- Si quieres tocar otra vez, por mí perfecto, juglar. - Dice mientras se llena el baso y lo vacía de un trago.- ¿Y de dónde crees que he sacado a la nueva? Del mismo sitio que a todas las demás, de la desgracia. Su madre murió al dar a luz a su hermano, su padre era un leñador que murió hace dos años destrozado por las garras de un oso lechuza, se quedó tirada en la calle y bla, bla, bla... si tuviera una moneda de oro por cada historia parecida hoy regentaría el mejor burdel de Almas. Le ha salvado estar tan buena, sino, ahora mismo estaría muerta. No te vayas sin desayunar. -Y saca otro vaso, que llena de inmediato, junto con el suyo. Sabes que no es una oferta sino, más bien, una orden.

- No me atrevería a rechazar el mejor desayuno servido en tu Lady.

Taurnil se sentó frente a Kadra y comenzó a beber lo que fuese que fuera aquella cosa recién servida. - No está mal, Kadra, ¿Qué es? - Taurnil juntó todo el valor del que pudo disponer para beberselo de un trago. -Arrggg... Vaya... Bueno, Kadra, dime, ?se mueve algo en el Hueco? ¿O tendré que esperar otros 500 años a que haya una maldita buena historia sobre la que componer? Maldita sea... Conozco el nombre de 100 reyes y reinas y no sabría ni dinstiguirles si les viese cara a cara... Bueno, claro, excepto por los estandartes, pero ya me entiendes, si fuesen como un hombre cualquiera; aunque que Rey querría ir como un hombre cualquiera... Si no dices nada, Kadra, no pararé de hablar...

El golpe de otro vaso lleno sobre la bbara hace que te calles un poco, aunque sólo sea para tragar.- Si te dijera de qué está hecho esto tendría que matarte.- Gruñó Kadran. Y no supiste bien si lo decía en serio o en broma.- Y en el Hueco hay menos movimiento que en las tetas de una gnoma, no se puede esperar más de un agujero como éste. O bueno...- Pareció recordar algo y, viéndote tan interesado en conocer las últimas noticias y tan voluntarioso por conseguir algo de acción, sumó dos y dos y te encontró de utilidad.- Hace un rato vino el jefe Teedum pidiéndome un favor. Ya le dije que mi gente no se dedica precisamente a esas cosas, pero aun así insisitió en que hiciera lo que pudiera. Resulta que hace un par de días que no ven al niño de Kreed, el gordito lamentable. El caso es que Thuldrin ya se ha puesto lo bastante nervioso como querer que alguien deje todo lo que tiene entre manos y se dedique a buscarle. En mi opinión, librarse del niño es lo mejor que le podría pasar, pero nadie me la ha pedido, ¿verdad? Si encuentras a ese mocoso, cantarín, estoy seguro de que Kreed sería muy generoso, y que tú también lo serías con la persona que te dió el soplo.- Brindó chocando su vaso con el tuyo y volvió a bebérselo de un trago.- Salud.- Y se secó la boca con el dorso de la mano.

- Tu gente, ¿eh? - Taurnil apura el vaso, se limpia la boca con la manga y se levanta. - El dinero llama al dinero, Kadran; buscaré al pequeño cerdito de Kreed y lo traeré a tiempo para la cena. ¿Donde anda Kreed a esta hora?

Empezó a caminar hacia la puerta mientras esperaba la respuesta... - Ah, creo que deberíamos empezar a anunciar que actúo aquí por las noches.

El semiorco se limpió el labio superior con su pañuelo mugriento. - Si no está aquí, a estas horas Kreed estará en el Cuartel del Consorcio Maderero, dentro de la empalizada interior. No sé si podrás hablar con él en persona pero, si no, Teedum te dará toda la información que necesites. No sé cuánto ofrece el maderero por su mocoso, pero quiero el 20%, sin discusión. Y no intentes engañarme si no quieres acabar actuando para mí en el sótano con la canción "No me mates, por favor". Sobre los carteles ya te puedes ir olvidando. Aquí nadie sabe leer, empezando por mí.

Esas fueron las últimas palabras de Kadran antes de que salieras por la puerta, guiñando los ojos a la brumosa claridad del día.

Fin Día 1. Mañana.

Taurnil salió tapándose los ojos ante el imponente sol y farfullando por lo bajo cosas acerca del clima del lugar. Una vez acostumbró los ojos a la luz exterior buscó con la mirada el camino más corto hacia el Consorcio Maderero y echó a andar hacía allí con las manos en los bolsillos y silvando nuevas melodías, cada cual peor a la anterior.

Día 1. Tarde. A las puertas de la empalizada interior.

Ahí estabas, de pie, a las puertas de la empalizada interior, entreviendo el Cuartel del Consorcio y el Mercado Alto, el lugar del que procedían todas las mercancías que luego irían a parar al Mercado Bajo, una vez estuvieran lo bastante podridas. Dos de los hombres de Kreed te cortaban el paso y es que, para cruzar estas puertas, habría que ser un ciudadano influyente, cosa que no eras, o haber sido uno de los afortunados trabajadores del Consorcio que ganara el sorteo mensual para obtener acceso al Mercado Alto durante tres días, que tampoco. Sin embargo, tu interés por el hijo de Kreed fue lo suficientemente convincente como para que hicieran llamar al jefe Teedum, mano derecha de Kreed, al que ahora veías acercarse caminando hacia tí con grandes zancadas. Muy grandes.

Teedum era enorme, ancho, con el cuello de un toro y unas manos como cabezas mazas enanas. Era el matón de Kreed, su guardaespaldas, el encargado de hacer el trabajo sucio y de mantener a a raya a los leñadores y a los mercenarios contratados por el Capataz. Su leyenda negra sólo estaba empañada por su nariz rota y aplastada, el recuerdo de una peléa con Dendrin Baleson que acabó con la parte plana de un hacha en medio de su cara y Baleson promocionado a Sheriff del pueblo por votación popular. Hasta ahora sólo él había llegado a plantar cara a Teedum, y contarlo.

-Cojonudo, el  mariposo...- Murmuró con desprecio nada más verte.- Esto es lo que nos manda Kadran pa' buscar al hijo de señó' Kreed. Cuando se entere le va a quemar el puticlub hasta los cimientos.

- Buenas tardes Theedum. No te quiero hacer perder el tiempo, el Mercado Alto debe estar lleno de peligros que solo tú puedes solventar, no queremos que el ganador del sorteo tropieze con la monda de algún fruto; Kadran me envía porque soy el mejor para este trabajo. ¿Qué puedes contarme de Kreed Junior? ¿Estaba con alguien cuando desapareció? ¿Sigue vivo ese alguien? No escatimes en detalles, prefiero saberlo todo de tu boca antes que de la de Dendrin.

[Me pongo en tensión por si tengo que esquivar un buen ostión o salir por patas]

Día 1. Noche. Una habitación.

Abres los ojos y el dolor de cabeza llega junto al recuerdo de un puño enorme chocando contra tu cara. Aunque no has tenido ocasión de mirate en un espejo notas la hinchazón y el calor alrededor del ojo derecho. Acababas de confirmar tu teoría de que nombrarle Dendrin a Teedum era la forma más rápida de sacarle de sus casillas. Puede que algún día este conocimiento te sirviera para algo. Así eras tú, una fuente inagotable de conocimiento.

Una tos cercana a ti te sacó de tu doloroso ensimismamiento. En una cama cercana, una mujer no paraba de toser. La reconociste como una de las prostitutas del Lady Rouge, tísica, para más señas. Al incorporarte reconoces las cortinas rojas y sabes que estás en el burdel. Debieron recogerte de la calle y arrastrarte hasta ahí. Ahora mismo Kadran estará deseando hablar contigo para que le expliques lo sucedido. De pronto, reparas en algo que descansa en tu mano, una nota doblada que dice: "Tienes tres día". Así, sin ese. Lo que te indica que seguramente esté escrita de puño y letra de Teedum.

- Joder Tísica, le tenía apunto...

Tras urgarse dentro de la boca para ver si estaban todos los dientes en su sitio, Taurnil se incorporó sentándose en la cama. - Tres día... Este tio es un maldito genio... ¿Tres días para qué Tísica? ¿Dijo algo después de que tropezara y ese cabrón encontrase un hueco en mi defensa para golpearme? Oye... ¿Estás enferma? ¿Qué te ha ocurrido? Bueno... Se te pasará.

Esperando la respuesta de Tísica, Taurnil se levantó de la cama y se calzó, retiró las cortinas y sopesó sus opciones, Kadran o la ventana...

Tu habitual verborrea parecía no captar la atención de la tísica, básicamente porque estaba muy ocupada tosiendo sangre sobre un pañuelo. Eso sí, una vez terminó, echó un gargajo a una escupidera que había junto a su cama y se aclaró la garganta.- Pues claro que estoy mal.- Dijo con una carraspera que dolía sólo de oírla.- Tisis. No la quitan ni los milagreros del Templo de Iomedae. O no pueden, o no les he pagado lo suficiente.- Escupió de nuevo.- No sé de qué me estás hablando. Los hombres de Kadran te trajeron arrastras hace unas horas y te dejaron sobre ésa cama. Un detalle, porque últimamente no suelo tener compañía. Y hablando de compañía...- Dijo abriendo las sábanas para dejarte entrever su cuerpo esquelético bajo un camisón arrugado.- ¿Quieres pasar un buen rato antes de salir? No te preocupes porque te pueda pegar algo, por cómo te han dejado la cara te vas a morir de cualquier cosa antes que de lo mío. -Concluyó señalando tu cara.

- No puedes hablar en serio, eh... tú... Yo no me habré visto la cara, pero tu no te has visto, estás... Bueno, estás algo mal. Creo que voy a ir a ver a Kadran, total, ya es denoche, igual hay público para verme actuar. Igual tengo algo de... Déjalo. Si tengo tiempo preguntaré en el templo. ¿Hay más gente que esté como tú?

Tras escuchar la respuesta de la tísica Taurnil se alejó de la ventana y cruzó la puerta, bajó los escalones y se acercó hacia Kadran... - Vaya, Kadran... ¿Qué tal?

Kadran te miró en silencio. No parecía excesivamente contento contigo. En ocasiones le hacía gracia tu insolencia pero parecía que ésta no era una de ellas.

-Me has hecho quedar en ridículo.- Dijo confirmando tus sospechas.- Thuldrin Kreed vino a pedir la ayuda de la Cofradía. Confié en tí y, lo primero que se te ocurre, es ir a tocarle los huevos a Payday. Supongo que habrás recibido su mensaje.- Se debía referir a la nota.- Parece que te han dado un plazo para encontrar al hijo de Kreed, pasado el cual...- Kadran se pasó un dedo por el cuello, de un lado a otro, simulando un degüello.- Lo que nos lleva a una situación muy curiosa porque, tal y como acordamos, el 20% de la recompensa es mío. Lo que significa que, si no traes al niño de vuelta, Teedum te matará, y si lo traes, una quinta parte de tí pasará a ser de mi propiedad.- El semiorco se limpió el labio superior con su pañuelo, sirvió un par de vasos de licor y brindó a tu salud.- Salud.- Tratándose de Kadran, no sabías si con esa quinta parte se refería a algo figurado o si, por el contrario, querría quedarse con un quinto de tu organismo.

Y con todo esto en marcha, no pudiste evitar reparar en una mujer que no perdía prenda de lo que hacías y decías desde que habías salido de la habitación. También estaba en la barra, a unos metros de vosotros. Era raro ver a una mujer en el Lady Rouge que no fuera una prostituta.

Y entonces un tipo, un joven forastero humano de pelo negro y una fina barba del mismo color, se apoyó en la barra entre tú y la mujer tapándote totalmente la línea de visión. Se giró hacia ella y le saludó con un pequeño movimiento de cabeza para, acto seguido, interrumpir también a Kadran preguntando: -¡Eh! ¿Cuánto te debo?.

Kadran le despachó a regañadientes, irritado por este asalto a vuestra intimidad.

 - ¿Pero tú que narices crees que es esto? ¿El maldito pais de hago-lo-que-me-da-la-gana?

Taurnil se volvió hacía Kadran y le sonrió entre dientes alzando el vaso de licor. - De acuerdo Kadran, el 20% por encontrar a un niño; que coño, el 25%, ¿pero de verdad tengo que ir a ver otra vez al cacho de carne con patas de Payday?. ¿Es que nadie sabe donde demonios estaba el niñato de Kreed antes de desaparecer aparte de un tio tan limitado como Teedum?

Kadran volvió a limpiarse el labio superior con su pañuelo cotroso dejando claro que era más un tic nervioso que una necesidad, y te gruñó. -Ni puta idea. Pero si quieres encontrar a un niño empieza por preguntar a otros niños, lumbrera.

- Ah, por cierto, ¿esta noche actúo? -

-Estás tardando.- Respondió con cierto desdén. 

Taurnil se acercó a Kadran y susurró lo suficientemente alto como para asegurarse de que le oyese también la mujer - ¿Quíen es esa tia que no me quita ojo?

-Ni idea.- Respondió él. -Pero no es de aquí, es la primera vez que la veo.

- Miró de arriba a abajo al forastero de la barba - ¿Y quien eres tú, finolis?