Partida Rol por web

Soker avanza mientras saca y carga su ballesta.

Hay que conseguir que podamos expandirnos. Este pasillo es una ratonera...

-¡Abrid hueco!- dijo Geon avanzando hacia el sapote, mientras cogía con ambas manos el hacha de batalla, dejando caer la de mano al suelo.

Empuñándola con todas sus fuerzas, se avalanzó contra el monstruo baboso, antes de descargarla con certeza contra las rocas de la entrada, al perder el equilibrio tratando de pasar a codazos entre sus compañeros, al olor de la sangre:

-¡Maldito bicho! ¡Estate quieto, demonio!- protestó ante el irritante salto del último momento del animal, que había evitado que le abriera el estómago con su precipitado y predecible hachazo.

El kobold arrea a su sapo para que ataque a Geon dándole una fuerte dentellada.
El otro también consigue herir al enano.
Afortunadamente el kobold verde falla su golpe con su hacha de mano.

Henchido de dolor, pero aún en pie, Geon aprieta los dientes y se dispone a tomarse más en serio que nunca este terrible combate. Así, arramplando contra el sapo que aún tiene aferrado duramente al torso y contra su presunto entrenador. La sangre comenzó a bañar la sala cuando el hacha del enano caído se abrió paso por la carne de sus oponentes, seguido de cerca por su terrible guantelete espinado.

Resiste, Geon, que Iomedae sana tus heridas. Hay que salir de este túnel.

Rápidamente, Rumuk invoca a sus diosas y pone las manos sobre el maltrecho enano para sanar sus heridas.

Geon golpea con su hacha y su guantelete al sapo, que cae muerto irremisiblemente en el suelo de la caverna.
El enano aprovecha para avanzar y abrir hueco

Tekdur es consciente de que encerrados en el pasillo tienen todas las de perder, así que aun a sabiendas de que tiene que pasar cerca de sus enemigos decide adentrarse en la caverna.

Una vez que llega a un lugar con espacio suelta un hachazo al sapo.

Para vuestra sorpresa veis como el sapo, azuzado por su jinete comienza a trepar con sus correosas patas sobre el muro. El kobold se sujeta gracias a los correjes mientras guarda su lanza y saca su ballesta.

¡Maldito kóbold! Está fuera de mi alcance.

Con impotencia, Rumuk avanza al centro de la sala y observa no sea que lleguen refuerzos.

Soker aprovecha para entrar en la cueva y dispara la ballesta que tenía preparada al sapo, pero no parece haberle herido demasiado.

Con gran manejo de su montura, el kobold evita que la flecha de Soker alcance al sapo.
Empezais a oir ruido de pasos que provienen del norte...

Consciente de la imposibilidad de atacar al kobold corro hacia la entrada norte para cubrir la entrada de los refuerzos.

Terriblemente enojado ante la repentina huida del kobold, Geon gritó:

-¡Maldito hijo de una lagartija furcia! ¡Vuelve aquí si tienes agallas!- dijo regresando al tunel y recogiendo el hacha que soltó al suelo -Si no vienes, te bajaré yo.- berreó desde el pasaje.

El kobold, subido sobre el sapo dispara con su ballesta a Tekdur, fallando el disparo mientras su sapo escupe su asquerosa baba sobre el bárbaro.
Cuatro kobols aparecen por el pasillo del norte. Uno de ellos, de escamas negras porta una cadena picuda. Todos se centran en atacar a Rumuk hostigándole para que el de la escama negra le lance su cadena. Por suerte para el clérigo hoy no es el día del guerrero kobold.
Finn corre con su arco en la mano y dispara un mal tiro al jinete.