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La Cuarta Edad - El confín de Arda

El destino llama a la puerta (Escena 1)

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03/02/2015, 09:59
Arphazel

Aquel momento fue glorioso, aunque debo reconocer que lo más delicioso fue verle la cara desencajada a mi hermanito y retarle directamente  entrando a la arena, si era tan valiente que viniera él a pelear, o al menos eso le dijo mi mirada desde el mármol. Me acerqué al joven que había disparado la flecha y le palmeé el hombro -Has hecho bien, guerrero, has obrado con rectitud -dicho esto caminé hacia el joven que yacía en el suelo y me bajé a revisarle las heridas, aunque la verdad poco sabía sobre el tema, quería ver si estaba vivo todavía pero se notaba que aquel hombre era duro como el pedernal: después de semejante golpe ya estaba despertando.
-Tranquilo guerrero, no te muevas. Has luchado con gran maestría y te has ganado tu libertad, el combate ha terminado -le anuncié intuyendo que para él solo había empezado, pero eso era algo que no podía comprobar con la poca información que tenía en ese momento. El público todavía gritaba ensordecido a nuestro alrededor como la marea humana gigante que conformaba. Miré hacia el mago azul y su alumna -Estimado Pallando, ¿Cree que puede asistirlos?
No se me escapó de la vista el hobbit, tenía que hablar con ese mediano endiablado, pocas veces había visto un arrojo de tal magnitud y una destreza que lo acompañara. Lo saludé -Bien hecho, Veremir Tuk, vuestras habilidades me han deslumbrado.

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03/02/2015, 11:57
Kiribanti

El emperador oriental se había adelantado. No podía permitir un sufrimiento innecesario y hubiera rematado él mismo al supertroll, pero al igual que él mismo, seguro que el canijo de los colorachos lo hubiera hecho gustoso.

 

Había hecho tiros espectaculares otras veces, pero casi nadie los había visto jamás. En este caso, parece que incluso tenía detractores, ya que un público concurrido tiene múltiples opiniones. Además esperaba tener que apelar al sentido de la justicia, para salvar la vida de los rehos y la suya propia. No hubiera imaginado que la chica fuera tan valiente y siguiera sus pasos a pies juntillas. - Me está empezando a gustar esta mujer. Es ... como a mi me gusta. Lo que no hubiera imaginado jamás es que hubiera una multitud de espontáneos siguiendo sus pasos.

No tardo en agacharse para intentar romper las cadenas usando las armas tiradas. Estos grilletes son incómodos de narices, sobre todo si hay que salir corriendo.

 

 

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03/02/2015, 15:10
Yuukimo

-¿Por qué no ha funcionado mi hechizo? -murmuré, aunque los que estaban cerca de mí sí me oyeron; entonces sonreí al montaraz- buen tiro, Kiribanti, menos mal que estabas aquí. 

Sin perder un instante, sin importarme lo que pensaran los que estuviesen mirando, mientras unos cuantos saltaban a la arena siguiendo nuestros pasos -mi maestro incluido-, corrí hasta donde Gorman se despertaba poco a poco y me arrodillé a su lado. 

-No te preocupes, Gorman -le dije mientras cerraba los ojos y me concentraba-, pronto estarás bien. Princesa, intentaré curarlo en la medida de lo posible, pero mis habilidades no son ni de lejos las de mi maestro. Aunque haré todo lo que esté en mi mano. 

Coloqué las manos sobre las partes del cuerpo más magulladas al principio, canalizando la energía necesaria para que, poco a poco, fueran sanando*. Necesitaba la ayuda de mi maestro pues, al contrario que a él, a mí la energía para realizar hechizos no me sobraba . Sin embargo, pensaba curar al Inmortal y al hobbit, de una manera o de otra. 

Notas de juego

Máster, de momento gasto 4 de maná, le curo 20 puntos y, si Pallando me ayuda, pues eso, si no, luego le curo más. 

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03/02/2015, 15:35
Pallando el Azul

A diferencia del resto de espectadores, yo no estaba disfrutando del combate, por muy impresionante y sorprendente que fuera.
Seguía esperando la respuesta a sus preguntas, de si acaso ese Haradrim pertenecía a la nobleza y el ejército de Tal Hatak, y por tanto sopesando las consecuencias que tendría para La Expedición, el hecho de que un inocente muriese en ese teatro por avaricia y egoísmo. Al mismo tiempo no podía dejar de mirar sorprendentemente al Hobbit, mi primer Hobbit, no era para nada como los hubiera imaginado y como los describía Olorin.
Era bravo, violento y agresivo, pero al mismo tiempo seguía teniendolo en buena estima por todo lo leído sobre ellos en la Guerra del Anillo.

No disfruté viendo morir a los trasgos, tampoco me gustaba la situación de esos seres en el reino. Pero mi aliento se detuvo al observar al Olog-hai. ¿Qué clase de Reino mantiene a un Olog-hai como prisionero simplemente para su divertimento? ¿Qué clase de líderes bárbaros y egocéntricos gobiernan estas tierras? ¿Acaso es la bravura y crueldad de un Olog-hai la voz de la justicia en esta civilización?

Escuché las palabras de Arphazel con tristeza y empecé a sentir un cierto enfado. Observé como el Haradrim cayó ante la criatura. Aquello no iba a ser positivo para La Expedición. Habría rencores guardados por aquella acción que viajarían en nuestros barcos durante el largo viaje y que en situaciones adversas saldrían a la luz. Habría que hacer algo. Y justo en ese momento un joven armado entró al campo. ¡Y Yuukino! Me dio un vuelco el corazón, pero al observar que las tornas en la batalla habían dado la vuelta, no pude sino sonreir al verla. Pequeña Yuukimo jaja. Pensé. Y rápidamente vi al lider de los Haradrim saltar al campo. Jamás hubiese esperado esa acción, y ahora solo había dos opciones. Dejarle solo y provocar que aquello presentase una nueva rivalidad entre ambas civilizaciones, o apoyarlo para evitar que aquello fuese visto como una guerra entre ambos bandos, sino como una ayuda entre personas.

¡Tanaka, sígueme! Y observé como otros tantos también actuaron de igual manera.
Mi objetivo fue decidido, salvar al guerrero del Harad. Si él caía, podría presentar un mal presagio en nuestra expedición.
Tras llegar al ruedo, ignoré a los demás combatientes y me acerqué directo a él.

Pero observé que Yuukimo ya se estaba acercando, así que decidí mantenerme al margen. Estaba bien que ella tomase la iniciativa, eso los haría a todos más partícipes.

Me arrodillé junto a Gorman y simplemente le susurré. Tranquilo chico, te has ganado el perdón de los jueces.
Al mismo tiempo miré a Yuukimo a los ojos. Así me gusta jovencita, pero... Y le dije esto también susurrando... no lo sanes del todo, es necesario que sepa lo que aquí ocurrió, tanto él, como los espectadores. No sería bueno para La Expedición que este hombre muriera, pero tampoco aprenderían aquí nada, si se levantase como si aquí nada hubiese pasado. Recuerda lo que siempre te digo, los Humanos aprendéis más por el daño recibido que por la historia leída.

Notas de juego

*Editado por post de Yuukimo

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03/02/2015, 16:56
Gorman

Con los ojos cerrados empecé a escuchar alboroto a mi alrededor, era distinto, no tan ensordecedor. Intenté abrir los ojos, pero tenía la cabeza demasiado embotada. Sentí frío bajo mi cuerpo. -¿Dónde estoy?-... pensé. El Olog Hai.

-EL OLOG HAI!- abrí los ojos sobresaltado. Oí un rugido lastimoso, pero más profundo. Como si resonará de las entrañas de la tierra. Miré en esa dirección y vi a Tal Hatak golpeando al Troll vencido, pero ¿quién? ¿El Hobbit? ¿El pequeño Hobbit? En ese momento me sentí diminuto en este mundo.

A mi alrededor estaba la oriental del comedor, la que estuve a punto de herir. ¿Arphazel? El semielfo... el hombre que me vendió. Que hacía aquí también junto a mi señor y otros tantos que reconocí. También vi a Palando el azul. Todos aquí, y el Troll muerto. Pero, quién. Vi al Hobbit a mi lado, VIVO. Lo quise abrazar. ¿De dónde venía este sentimiento?

No me podía mover... el golpe fue demasiado fuerte.

Arphazel se acerco y pidió al mago que me asistiese. Yuukimo ya había empezado a hacerlo. Pero el semielfo se acercó a mí empuñando el arma. Vi sus ojos, vi como apuntaba. Ya está. -ACABA lo empezado.- pensé en gritos. Y golpeó.

Mis ojos no se apartaron de los suyos. El brazo había bajado, pero no sentía dolor. ¿Sería un hechizo del mago?

Bajé la mirada y vi los grilletes rotos.

-Gracias.-

Pero entonces lo entendí todo. Busqué al principe con la mirada. Vi su odio. Todos hemos sido apresados.

Esperé. Y no pasó nada.

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03/02/2015, 18:25
Yuukimo

Cuando mi maestro me habló, entendí a qué se refería. Acepté, asintiendo con la cabeza, pues estaba demasiado concentrada curando al Inmortal un poco, al menos, hasta que estuviese fuera de peligro y, haciendo caso a sus palabras, no continué*. Cuando hube sacado al hombre de peor estado, suspiré. Los hechizos siempre se llevaban parte de las energías de mi cuerpo. Entonces vi cómo todos se acercaban a donde estábamos; Kiribanti rompió las cadenas que apresaban a ambos prisioneros, los demás, príncipes y emperadores incluidos, hicieron una barrera entre donde nos encontrábamos nosotros ayudando a Gorman y la puerta por donde entraban los enemigos. Se me puso la carne de gallina. Y nosotros dos que pensábamos que nos íbamos a llevar una buena reprimenda por hacer lo que hicimos y ahora todos estaban allí. Miré a mi maestro a los ojos, mis labios sonreían y mi mirada decía gracias. 

-Bueno, Inmortal -le dije al hombre, sonriendo, mientras le ofrecía mi hombro para ayudarlo a levantarse- hagamos honor a tu título. 

Y, mientras lo ayudaba a ponerse en pie, en su oído susurré:

-Respecto a lo de ayer, el pasado es historia, quedó atrás y yo, como me ha enseñado mi maestro, vivo en el presente y miro hacia el futuro. Y por lo visto el futuro tiene pensado que nos veamos más veces de las que parece -entonces le sonreí y mi sonrisa fue sincera.

Sin dejar de sostenerlo me volví hacia el montaraz, sabía lo que había tenido que tragarse aquel hombre para hacer lo que había hecho, lo que consideraba justo y honorable y acababa de demostrarme que era una persona de valía y aquello no se me había olvidado.

-Kiribanti, gracias también por soltarles las cadenas. 

Notas de juego

Pues eso máster, le curo 20 puntitos, es decir, me quito 4 de maná. 

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03/02/2015, 19:32
Arphazel

Me levanté al ver que el Inmortal estaba reaccionando y sonreí cuando Yuukimo comenzó a tratarlo, los dejé a solas para no desconcentrar a la pequeña maga que estaba haciendo su trabajo de maravillas.
-¡Eh! ¡Ustedes! -grité a mis hombres de los lobos negros que estaban al costado de la arena de combate, se habían alarmado por mis actos y estaban esperando órdenes para actuar mientras les echaban un ojo a los guardias reales, -¡Vengan aquí!- les ordené que se acercaran y cuando estuvieron lo suficientemente cerca de mí para oírme les dije -Escolten a los heridos hasta las recámaras que hay en el castillo para mis invitados, allí quiero que sean atendidos y que les den comida -dije y luego miré a Pallando y a Kiribanti -¿Creen que podrían escoltar al Inmortal y al hobbit hasta allí junto a mis lobos negros? Allí Yuukimo podrá descansar también -insistí e inclinándome hacia el istari susurré -Temo que los hombres de mi hermano traten de terminar lo que el Olog hai no ha podido y ahora para él somos sus enemigos.

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03/02/2015, 19:40
Yuukimo

Al escuchar las palabras de Arphazel, mi corazón se encendió de nuevo. 

-Pues esta vez somos demasiado sus enemigos, princesa -hice un gesto con el brazo que me quedaba libre, abarcando con él y con el bastón a todos los nobles y sus séquitos que habían saltado al mármol- ¿de verdad pensáis que vuestro hermano es tan impulsivo como para no aceptar la voluntad de toda esta gente?

Miré hacia donde Arathorn continuaba observándonos. Aún no sabía qué pensar, pero lo que había visto hasta ahora de aquel hombre no me gustaba... no me gustaba en absoluto. 

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03/02/2015, 19:53
Arphazel

Miré a la maga y mis ojos reflejaron entendimiento -Comprendo vuestras palabras, Yuukimo -dije con seriedad -No será tan tonto como para armar revuelo ahora, pero no sé que podría planear para salirse con la suya cuando salgamos de este lugar -miré en derredor -Por eso prefiero que estemos a salvo de él y de los que le son fieles lo más pronto posible... No dudará en jugar sucio si tiene que hacerlo y esto ha sido una prueba de ello -aseguré.

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03/02/2015, 20:46
Pallando el Azul

Escuché a Arphazel con atención mientras intentaba buscar una solución no tan agresiva, pero era la princesa y debía acatar sus órdenes.
Perfecto Yuukimo, marcha con ellos, no estará mal tener un ojo allí.

Y dirigiendome a la princesa tras sus últimas palabras le contesté con una sonrisa. Solo debemos conquistar el amor del pueblo. Ningún Rey se opondrá a la decisión de su pueblo en un espectáculo.

Y tras decir estas extrañas palabras avanzo un poco para separarme del grupo y acaparar la atención del público, y haciendo uso de mi bastón realizo el hechizo Rayo de Brujería, cuando un rayo brillante sale disparado hacia el cielo para deleite de los presentes.

Rápidamente extiendo mis brazos en forma de cruz y susurro a Arphazel y a Tal Hatak, tanto como a los otros. Acercaos a mí, coged mis manos y agradeced al público sus vítores, pues sus vítores apacigüarán a nuestro Rey. Recordad, la guerra no está aquí. Y vuelvo a observar al frente, mirando al príncipe Arathorn a quien dedico una enorme sonrisa y una reverencia cortés en señal de fin del espectáculo.
 

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03/02/2015, 21:23
Yuukimo

Asentí ante las palabras de la princesa y luego a la orden de Pallando.

-Sí, maestro, así lo haré. 

Cuando vi lo que pretendía, traté de ayudar a Gorman a caminar hasta donde ellos se colocaban, para saludar al público. Si todos lo hacíamos, seguramente lográramos que la cosa se calmaba. Siempre había admirado la sabiduría de Pallando pero, a pesar de ello, nunca dejaba de sorprenderme. 

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03/02/2015, 21:30
Kiribanti

Tras mirar la cara de resignación que el Inmortal puso durante un instante le complació lo justo y necesario, pero la de agradecimiento de después, acompañado con una inteligible palabra le gustó mucho más. Con el arma conseguida del suelo en una mano, fue a recuperar su flecha del ojo que había sido pinchado como una oliva. Perdón señor monstruo, esto es mio. Además, no dudó en recoger el casco del gigantón yaciente. Ya tengo otro.

Cuando se dio cuenta que había hablado en alto la princesa esta preguntando. No le prestó demasiada importancia a que le hubieran escapado unas palabra y símplemente le contestó. ¿Se dejarán sus invitados escoltar? Y le alargó la mano a Gorman para izarlo y ayudarle a caminar.

El mago se empeña en espolear al público en nuestro favor. No es mala idea, y aun sin ser amigo de los baños de masas, es el momento ideal para utilizarlo. Seguro que es mejor salir entre todo el mundo, ya que serían ellos mismos los que nos darán un extra de cobertura, además cualquier intento de agresión contra "sus héroes del día" le daría muy mala propaganda. Seguro que incluso pagarían por que nos marchásemos.

Ya con el guerrero en pié, y medianamente poco recuperado se preocupó de que no se desplomase otra vez. Bañémonos en los vítores del vulgo y disfrutemos de este angustioso momento de gloria. Será la paz que preceda a la tormenta... Yuukimo sabía que no pensaba como había hablado. Que la ironía estaba implícita, pero no tenían mejores opciones. ... y a ser posible salgamos pronto de aquí, antes de que nos larguen algo más.

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03/02/2015, 21:31
Veremir Tuk

El hobbit cayó al suelo cuando la cadena se tensó al salir volando su compañero por el golpe del troll, se levantó rápidamente y miró a la criatura apretando la pequeña espada en su mano, tenía que hacer algo, miró de reojo a Gorman que parecía muerto, si conseguía esquivar al troll y lanzar un buen tajo al pie del hombre estaría libre para moverse como quisiera y quizás tendría una oportunidad, pero antes de poder hacer nada la criatura se giró y lanzó un rugido de dolor, Veremir continuó en guardia viendo como se tambaleaba e intentaba arrancarse una flecha de un ojo.

-¿Qué demonios?- Dijo el Hobbit al ver la flecha en el ojo del troll y buscando de donde había aparecido, vio desconcertado como dos figuras aparecían en la arena, habían bajado dese las gradas. Pero no fueron los únicos, varias figuras más saltaron desde el mismísimo palco real, recogieron las armas de los trasgos y se colocaron en formación junto a él y el caído Gorman rematando en el proceso a la criatura moribunda. Les estaban ayudando, pero Veremir estaba desconcertado y seguía en guardia a pesar de todo.

Al escuchar que eran libres Veremir sonrió ampliamente, dejó la espada y se sacudió el chaleco antes de saludar al rugiente público inclinándose profundamente y saludando con ambas manos.

-¡Uhm! ¿Acaso no habíais escuchado hablar de mi. Princesa?- Respondió a Arphazel, remarcando la última palabra con un tono un tanto hostil.

Una muchacha oriental se agachó sobre Gorman mientras el hombre que lanzó la flecha al ojo del troll golpeaba la cadena que le unía a su compañero hasta romperla. Miró la cadena rota y después al hombre-No es un trabajo muy delicado, pero gracias. Ahora si me dejas una flecha o algo con punta me quitaré yo el resto-

Veremir estaba sentado en el suelo, ignorando al resto, mientras trasteaba el grillete de su pierna, se alegró al ver que Gorman recobraba el conocimiento y de no haberle cortado el pie, ahora incluso parecía poder ponerse en pie. Cuando escuchó a Arphazel lo de la escolta se puso en pie de un salto, serio, lo de la comida le había sonado bien pero...

-Eh, eh. Ahora soy un hobbit libre, si quieres que valla a tu castillo tendrás que invitarme, formalmente, nada de decir a  tus hombres que me lleven aquí o allí sin pedir mi opinión... y quiero mis cosas, las que me quitaron cuando me apresaron- El hobbit miraba hacia arriba, directamente a los ojos de la princesa, no se iba a dejarse mangonear sin decir una palabra al respecto.

-Lo siento señor de azul, pero no voy a agradecerle nada a los mismos que me han insultado y tirado basura y comida hace un momento. No soy una mascota de circo, soy un hobbit libre y si esperan un saludo de mi solo será el que les haga con el dedo corazón- Dicho esto volvió a trastear el grillete ignorando al público, sentado en el suelo como si fuese un niño enfadado que no quiere jugar con los demás.

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04/02/2015, 02:59
Arphazel

Me paré de lado con las manos en la cintura -Quizás no fuera la mejor idea ahora que lo veo, pero fue lo que sentí que debía ofrecer: asegurar algo de tranquilidad para ustedes ya que uno de los míos trajo afrenta -respondí a Kiribanti -Si no quieren ser escoltados ¿podré al menos acompañarlos para verificar que lleguen seguros a donde sea que elijan ir? -inquirí dudosa ya, tenían su orgullo y yo, sin darme cuenta, lo había herido en mi intento de protegerlos.
Luego me dirigí al hobbit -Sí que había oído de ti, mediano -remarqué esta última palabra para devolverle el favor pero en mis labios había una sonrisa discreta, no buscaba ofenderlo, sino espoliarlo un poco. -Pero lo que había oído era sobre tus manos inquietas con los bolsillos ajenos, no sobre tus dotes para el combate -lo miré más directamente -Por supuesto que estás invitado a mi mesa, Veremir Tuk. Creo que eres más interesante de lo que podría imaginar y tu compañía será apreciada.

Notas de juego

 

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04/02/2015, 08:19
Gorman

Me movía con cierta dificultad, siempre apoyado en alguno de mis nuevos compañeros. Mostrar esa debilidad me disgustaba, pero el combate me había dejado exhausto y había cambiado, de alguna manera. Ví lo que el mago intentaba hacer. En cierto modo tenía sentido, pero la actitud terca del Hobbit me llenó de valor. ¡Qué fantásticas criaturas estas!

La idea de Arphazel me disgustó. ¿Cómo, yo, podía ser custodiado por unos Lobos Negros? Pensé que en cualquier momento podían comerse la carroña en la que me había convertido, pese a los cuidados de Yuukimo. Pero, por otra forma, la princesa estaba arriesgando su estatus para salvarme, para salvarnos. Realmente a su hermano le disgustaba más ella de lo que yo le podía disgustar. Ahora tan sólo soy un grano en el culo para ese "sibilino" principe, en cambio ella... además de contar con el amor amor de su pueblo y un fuerte ejercito.

De momento no estaba para discutir, además continuaba con la cabeza embotada. Me dolía pensar.

Ví a Tal Hatak al lado de ella y del mago.

-Yuukimo, llevadme ahí.- dije señalando el lugar que ocupaba el poderoso trío.

No iba a "bañarme en la masa", como se me sugería. Todavía me quedaba un poco de amor propio. Además siempre se podía acusar a mi estado para justificar mi falta de lucidez. Una vez al lado de mi señor de Khand, bajé la mirada y con un hilo de voz. Bajo pero profundo dije:

-Señor...-

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04/02/2015, 13:10
Director

Los lobos negros entraron en la arena y les auxiliaron. Gracias a la magia de Yuukimo, Gorman se recuperó hasta que sus heridas eran totalmente superficiales y sanarían por si mismas. El público no dejaba de aplaudirles mientras se retiraban por el tunel que usualmente usaban los gladiadores, y Xorag y su "equipo de limpieza" retiraron los cadáveres de Gror y los trasgos.

Sin estómago ni interés para seguir el resto de peleas, Arathorn se retiró sin cruzar una palabra con nadie. Aunque el movimiento que su esposa había hecho no le gustó nada, y se lo reprendería en privado. Sea como fuere, ella estaba demostrando ser una princesa astuta y que sabía como ganarse el afecto del pueblo, así que trataría de convencerle de que ella debía ser el "rostro amable" de la pareja. Tenían por delante una odisea llamada matrimonio.

Por su parte, los dos prisioneros recibieron su carta de perdón de manos del senescal de Gondor, y se les quitaron sus cadenas. Sus armas y efectos personales les fueron devueltos. Aquella misma tarde, tras una comida a modo de agasajo que corrió a cuenta de la princesa Arphazel, se convocó una reunión en la Sala de Guerra de la Torre de Echtelion, para discutir toda la planificación y lo tocante a la expedición.

Veremir tuvo al mismo tiempo una importante entrevista con el thain de la Comarca, consejero del rey, en lo relativo a lo que debía ser su futuro.

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04/02/2015, 13:29
Director

La Sala de Guerra de la Torre de Echtelion era una cámara pequeña pero sin duda impresionante. Estaba en lo más alto de la torre, donde antaño los senescales se habían ocultado para utilizar el palantir. La piedra estaba allí, en el centro de la estancia, sobre un pedestal de piedra y cubierta por un lienzo de seda. Ahora se utilizaba para las comunicaciones entre el rey y el comandante de sus tropas, y también para que éste asistiera a las sesiones del consejo militar que allí se llevaba a cabo.

La sala era un espacio redondo, rodeado por tres de sus lados de ventanales desde los cuales podía verse todo el Pelennor hasta Osgiliath y más allá, y la ciudad de Minas Tirith en perspectiva desde lo alto. Éstos ventanales se situaban en una segunda altura, conteniendo la primera un foro semicircular con una silla para el rey, en cuyo centro estaba el palantir, que era donde se sentaba el consejo. Los escaños eran de madre labrada de forma exquisita con escenas y pasajes de gloria de las guerras de Gondor, sobre todo la Guerra del Anillo. En el segundo nivel, por debajo de los ventanales, a los que se accedía mediante unas escaleras y que estaban rodeados por un pequeño camino de ronda donde podían disponerse vigías y arqueros, lo completaban la pequeña biblioteca de temas militares del rey, con una excelente colección de mapas y cartularios de toda Arda, su mesa-despacho donde se sentaba el senescal o secretario para tomar acta de las sesiones y el hueco de la escalera de caracol.

En el centro de dicho hueco se había labrado con maestría de enanos, un elevador o montacargas con capacidad para una o dos personas, accionado por la fuerza de un salto de agua en el Mindolluin, que servía para ascender la gran torre sin fatigarse en el proceso. Además, la estancia contenía reliquias venerables como la espada Narsil, que solo se lucía en la coronación y otros grandes eventos o el casco de Sauron, recogido por Isildur en la Batalla de Dagorlad. Además, el techo estaba decorado con las banderas capturadas al enemigo, donde podían verse antiguas banderas orcas, banderolas de Harad o Khând, además de penachos de caciques de las selvas de Tantrunak.

El concilio se abrió cuando el rey tomó asiento en su silla. Lo formaban Arphazel y los príncipes extranjeros que ya habían conocido (Thror, Tanaka, Nzinga y uno de los walíes de cercano Harad), el emperador Tal Hatak, el senescal Faramir, el mago Pallando y su aprendiz Yuukimo. Además, por motivo de su actuación en la arena gladiatoria, se había permitido que asistieran Gorman y Kiribanti. Ya que no iban a participar en la campaña, ausencias notables eran las de los príncipes Kârbazir y Arathorn, además de la reina Lislewind o la princesa Pinaritu.

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04/02/2015, 13:41
Gîmlad II

El rey carraspeó de forma bastante protocolaria, y dió paso a las intervenciones con ésta introducción.

-Se abre la solemne sesión del consejo de guerra de la Gran Expedición. Recuerdo que el objetivo de la misma no es otro que explorar y sondear la viabilidad de colonizar las desconocidas Tierras Sombrías al sur de la Lámpara de los Válar. Además, las tropas enviadas bajo el mando de la princesa de Valle deberán determinar que hay de cierto en esas historias que hablan de que éstas tierras son el refugio donde todavía moran seres oscuros de los que antaño estaban pobladas éstas tierras.

Parpadeó.

-Tiene la palabra la princesa Arphazel, mi hija, comandante de la expedición.

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04/02/2015, 13:50
Director

El thain de la Comarca era, desde tiempos del rey Aragorn, consejero del rey. Y como tal tenía un despacho en el edificio administrativo que estaba adjunto al palacio real. Veremir fue guiado hasta aquella sala por dos "amables" guardias de la ciudadela que cerraron la puerta cuando él entró.

Lo que vió era una lujosa estancia a modo de despacho con una chimenea que ahora estaba apagada, una biblioteca llena de libros y documentos, una mesa baja de tamaño hobbit y un sillón para la misma estatura. Su ocupante, sin embargo, no estaba sentado en él, si no que estaba de espaldas, hojeando un libro en silencio. Era un hobbit de mediana edad, aunque de aspecto bastante joven, con el pelo rubio pajizo y un porte señorial.

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04/02/2015, 13:54
Peregrin Tuk IV

El thain leyó un pasaje del Libro Rojo de la Marca del Este, redactado hace casi mil años por Bilbo y su sobrino Frodo Bolsón.

-"Y entonces, en el mismo día de su coronación, nosotros nos inclinamos ante el rey a su paso. Peregrin, Samsagaz, Frodo y Meriadoc. Y el rey, reclamando calma con un gesto, dijo: Vosotros, amigos, no debéis inclinaros ante nadie. Y dicho ésto, el rey Aragorn y la reina Arwen se arrodillaron inclinando sus rostros. Y después de ellos, los nobles señores de Gondor y Rohan, sus soldados y el pueblo que atestaba la ciudadela. Y aún si digo que fueron más de mil las personas que se arrodillaron ante nosotros aquel día, me quedaría corto. Tal fue el reconocimiento a nuestra decisiva labor en la victoria sobre Sauron".

El thain cerró el libro y se giró a mirarle con un apunte de sonrisa.

-Me gusta especialmente éste pasaje. Por favor, toma asiento.

Él mismo lo hizo, dejando el libro sobre la mesa.

-Me han dicho que eres un pariente lejano, por parte de madre. De los Tuk de Los Gamos, si no me equivoco. Veremir, el famoso salteador de caminos.

Dejó espacio para que él contestara algo si lo deseaba. Aquello no era un interrogatorio, ni mucho menos.