Partida Rol por web

La Cuarta Edad - El confín de Arda

Reclutamiento

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18/01/2015, 03:01
Director

¿Quieres formar parte de la Gran Expedición?

Cómo mandar tu historia

Hayas visto esta partida a través de la novedades, te hayas pasado por el hilo de reclutamiento o cualesquiera otra opción, éstos son los pasos que deberás seguir.

  1. Leer la escena de ambientación, especialmente el tercer mensaje, relativo a la Gran Expedición. Así te situarás mejor. Además, es posible interpretar, si así lo gustáis y queréis, a personajes principales que se citan en dicha ambientación.
  2. Mandar una historia de personaje según el modelo que os presentamos abajo. No hay extensión mínima ni máxima, asunto que queda a vuestro criterio.
  3. El plazo termina, en principio, el día 25 de enero a las 00:00 (madrugada del sábado al domingo)
  4. La historia de personaje se mandará a ésta misma escena como una respuesta marcada en "solo para el director". No os preocupéis, es posible que cuando lo hagáis es posible que no la veáis vosotros, pero yo si la veré.
  5. Puede solicitarse asimismo llevar el personaje (fundamental para la trama) de Pallando, el mago azul. Los interesados deben escribir aquí mismo y yo les someteré a una pequeña prueba de roleo con el personaje (contestar a un mensaje).

 

Esquema de la historia a enviar

Nombre del personaje:
Edad:
Sexo:
Raza:
Nacionalidad:
(del reino, haradrim, elfo libre, enano libre, hombre del este o yamato)
Concepto: (en pocas palabras, lo que defina a vuestro personaje. Por ejemplo, "arquero haradrim").

[Incluir fotografía o ilustración del personaje]

Historia: (de extensión al gusto, resumen de sus principales andanzas, habilidades y objetivos).

 

¡Espero vuestras historias!

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18/01/2015, 10:02
Nerghan

Descripcion de Personaje

Nombre: Thobrin

Sexo: Hombre

Raza: Enano de las Colinas de Hierro

Nacionalidad: Enano libre

Edad: 50 años

Peso: 75 kg

Concepto: Explorador Enano(es lo que mas se asemeja a la historia)

Imagen.

Tengo el dilema que no me decido por que imagen escoger, me encantan las dos.

Historia.

Su padre, Borin Manos de Hierro, es un enano de la Montaña Solitaria, subordinado de Durin VIII Rey Bajo la Montaña, maestro en el combate con hacha y erudito. Este fue enviado de viaje a las regiones septentrionales como enlace entre el comercio de Erebor y la ciudad de Valle con las regiones septentrionales, uno de esos viajes lo llevó a la aldea de su madre, Eska Pies Ligeros, una cazadora maestra enana, de una de las minas de las Colinas de Hierro. Cuando llegó Borin se encontró con Eska a mitad de una cacería de alces, ya que era época de recolección para pasar el invierno. Al cabo de unos meses de vivir juntos se convirtieron en pareja y contrajeron matrimonio.

Al cabo de un año nació Thobrin, que fue una bendición para el clan ya que hacia años que no nacían enanos des de la guerra. Cuando alcanzó los15 años , su padre se lo llevo de viaje a Erebor para que aprendiera la lengua de su adre y su historia, allí se le entrenó en el arte del combate con hacha y las tacticas de guerra enanas. Estuvo 30 años aprendiendo y trabajando de con su padre hasta que este falleció por la edad y expresó su deseo de descansar donde nacio Thobrin y así se hizo, se realizó un funeral enano para despedir a Borin y ambos viajaron de vuelta a casa para que su padre hallase el descanso final. Ella aun no habia fallecido asi que decidió aprender de ella y convertirse en un experto cazador como lo era ella.

Pasó varios años aprendiendo a manejar el arco corto y a rastrear bestias, hasta que Eska tambien partió hacia la Blanca Orilla. Tras el funeral de su madre se convirtió en el cazador maestro del clan y trabajó muy duro para estar al nivel de su madre, realizó viajes a Erebor para vender una parte de lo que cazaba y traer beneficios para la mina y el clan.

En uno de esos vio el anuncio de un contrato para una expedición a nuevas tierras bajo el mando de Arphazel, le pareció una buena oportunidad de ver mundo, decidió apuntarse. Cerró todos los negocios que le quedaban y envió un mensaje a su clan, donde explicaba la situación y que estaria un tiempo fuera, no sin antes hacer varios envios para que al menos el primer invierno que estuviera fuera de casa sobrevivieran. Entonces emprendió el viaje a Minas Tirith donde se hacian las reclutaciones.

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18/01/2015, 10:34
ERTYWERT

No le haría ascos a ser el Mago Azul si ello fuera preciso, pero ... primero hago mi propuesta y luego verás si te gusta más.

Voy a proponer algo fuera de lo común y por eso la historia va a ser extensa y extraña.

Nombre del personaje: Kiribanti
Edad: 22
Sexo: varón
Raza: Mixto (semielfo Harad/elfo oscuro)
Nacionalidad: Del reino venido de Haradrim.
Concepto: Montaráz del Rey, que  (en pocas palabras, lo que defina a vuestro personaje. Por ejemplo, "arquero haradrim").

Historia: 

De madre Harad, violada en un asalto nocturno nación un chico con unas extrañas orejas. Ni muy picudas ni totalmente humanas. Algo intermedio. Y su tez, un pálido oscurecido. Algo realmente difícil de definir. La única opción es que el violador fuera más claro que su tizona madre. Seguro que era un elfo ... pero ¿Qué elfo? ni era claro ni tal vez puro del todo. Sus rasgos, duro y bellos, no tenía las formas que todos los elfos conocen, y tampoco la rudeza de un hombre del desierto. Los Monomotapienses son gente fuerte y en sus espaldas se puede dislumbrar un estilo robusto, pero no tanto como sus hermanos. Era muy diestro, ágil y rápido. Tanto, que durante sus primero años se dedicó a cazar. Gran parte del sustento de su exígua familia. Una hermana mayor y su propia madre. Ambas mujeres trabajaban curtiendo y preparando el cuero, además de trabajándolo para construir y vender las prendas y otros enseres que con ese material se hacían. Incluso parte de la entrada de materias primas eran por sus prácticas furtivas. A los 15 años un grupo de de Guerreros Pantera lo sorprendieron dando caza a una de sus fieras totémicas. Usaba un palo con la punta endurecida al fuego, un gran pedrusco que usaba directamente con la mano y vestía unas prendas de cuero que su hermana le había confeccionado. Parecía un oso escuchimizado, pero era un buen abrigo en las noches de la sabana. De su cinturón colgaban varios roedores y no disponía de más equipo que ese. Incluso el calzado era pauperrimo.

Los soldados le dieron el alto, y si no es por que ellos mismo acechaban esa presa y la tenían cercada, se les hubiera escapado tanto niño como la presa, que ya estaba muerta a coscorrones con la piedra en su destrozada cabeza. Todo le fue confiscado y arrastrado hasta la propia princesa para atender, o a una entrada obligatoria a sus filas o un escarmiento por dar caza a una fiera especial. El totem de esos soldados. La princesa no tardó en fijarse en él, que arrodillado esperaba la sentencia. Imberbe, decepcionó a la Señora Nzinga. No podía dar muerte directamente a uno de sus mejores soldados, ya que por méritos propios había conseguido el acceso, pero tenía que se castigado por su fechoría.

Todo lo que poseía, excepto las presas, le fue entregado y se le dio un ultimatum. - Tienes hasta la puesta del sol. En ese momento mis soldados saldrán de ti, para traerme la cabeza separada de tu cuerpo. ¿Sobrevivirás? El muchacho no tardó en salir corriendo como alma que persigue algún despiadado ser y no paró hasta haber recorrido una luna entera. Los Guerreros Pantera le persiguieron hasta el fin de sus dominios. Allí todos cejaron en su empeño. Todos, excepto uno. Ese, precisaba recuperar el honor perdido ante su ama y pensó que sería una buena manera de recuperar su favor. El chico al saberse perseguido por uno solo redobló su esfuerzo en sobrevivir. Tras cruzar un rio, y al borde de sus fuerzas, el soldado deshonrrado le descubrió. Empezó a cruzar a nado el estrecho curso y al levantar la cabeza por ver que ya podía hacer pie, intentó incorporarse. Lo último que vio fue un pedrusco acercarse hacia su rostro. Ese fue el primer impacto que nubló la vista y le dejó casi inconsciente. El séptimo de estos, hizo que su alma partiera de su cuerpo. Aún así, ese no fue el último golpe. Entre gritos por las emociones encontradas, por la fatiga del esfuerzo y por la desesperación que el odio le había hecho acumular por tener que abandonar su hogar, siguió aporreando al pobre desdichado incluso minutos después de muerto. La sanguinolienta masa teñía las aguas.

Esta escena fue observada por una figura acorazada. Maib Damak. Sacerdote de los Silenciosos. Un culto guerrero y asesino. Este hombre en concreto había prometido matar por lo menos a una persona a la semana. El repiqueteo de las piezas de madera de su armadura sonó mientras los sordos pasos de su camello se acercaban. El muchacho, indefenso por el cansancio, se desplomó de rodillas sobre el cuerpo yaciente. Maib de los Tayb, desmontó y recuperó el cuerpo del muchacho. Sería su alumno durante el próximo año. Si era capaz de remoemorar la escena del rio en un año, se sentiría satisfecho. Si no ... le usaría de victima, para suspender el periodo de muertes que tenía aceptado. Así, chico y hombre pasaron juntos las siguientes once lunas. No dejó de correr ni un momento, tiempo en el que su cuerpo se endureció, sus artes de caza, subterfuguio y pelea se redoblaron. El Niño estaba listo para su prueba. Si la pasaba, haría un viaje de muchos meses hasta el templo de su orden para el rito de iniciación, si no ... lo mataría sin dilación.

Pescaba en el mismo sitio en que los huesos del Guerrero Pantera, con un palo parecido a su lanza improvisada de un año atrás, a modo de harpón. Un grupo de batidores empezó a cruzar el rio, igual que su perseguidor, un año atrás. Kiribanti sabía lo que tenía que hacer, pero eran 4 en esta ocasión. El primero fue ensartado en un ojo y dejado fuera de combate por el dolor y la conmoción. El segundo por un coscorrón con un canto rodado a forma de rememorar lo del año anterior, cosa que hizo pensar que su cuenta estaba saldada con el guerrero asesino. Los otros dos fueron saeteados por el propio monje. Una patrulla que seguía a los exploradores. Traían caballos veloces y mucha prisa. Maib deseaba este combate para si. Ahora podría resarcirse de los meses sin matar. un ejercito se aproximaba. - Niño, ves a casa y espérame allí. Quería toda la gloria a su culto, derramando toda esa sangre. Kiribante salió disparado. Corriendo otra vez. No sería veloz, pero resistente, lo era mucho.

La noche cayó sobre la choza de hojas de palmera. La espera era insoportable. Había sido su única familia durante mucho tiempo ... y tal vez la única que pudiera tener otra vez. Era joven e impetuoso, y no podía esperar más. Fue a ver. Entre el follaje se situó. Era un arbusto de moras y sus espinas laceraban su cuerpo, pero allí era difícil que alguien esperase que pudiera estar, muy difícil de que entrasen allí a por él y casi imposible que le descubriesen.

Un ejército había campado. Imposible que hubiera sobrevivido a esa lucha. Tras largo rato de espera pudo al final distinguir que un hombre oscuro, muerto, colgaba de un palo. Vestía su armadura de placas de madera .., y tenía una docena de flechas ensartando sus costillas, en sus brazos, en sus manos ... y ninguna en las piernas. Lo habían atacado y matado de lejos, hasta que había caído y habían seguido disparándole. Claro, no lo había reconocido. Era la primera vez que lo veía sin casco. Listo, ya se que pasa, ahora vámonos. Le susurraba su subconsciente. Se resistía. No quería abandonarle y las lágrimas inundaros sus ojos. Otra vez solo. Una patrulla pasó por su lado. Otro par de víctimas para el culto. Maestro, tu última ofreda. Era su grito al salir del zarzal. Uno murió al instante, ensartado de lado a lado por el cuello. El otro le persiguió. Corrieron hasta una zanja y el chico saltó primero. El soldado perseguidor, mientras caía, chocó contras unos pedruscos que el aspirante a asesino le había lanzado. Cayó mal y el niño de hizo hombre. Agarró al perseguidor por la cabeza y con un movimiento brusco y contundente descoyuntó su nuca.

Había matado con sus propias manos. Ya no era un niño, era un hombre ... y tal vez un asesino.

Las pertenencias pasaron a engrosar su triste pecunio y otra vez a correr. A viajar, a escapar hacia el norte. Pero no podía irse sin despedirse. Había que ir a ver al maestro. Un sable que se añadió del otro muerto y así ya tenía dos. Registró su cuerpo y se quedó con lo poco que el otro muerto tenía. Las armaduras eran un peso fuera de su alcance, pero el casco puede servir como olla. Cinto, sables, un arco y un carcaj, y unas pocas monedas.

Desde el otro lado del rio rezó silenciosamente. No sabía ni a donde, ni como ni a quién, pero rezó por todos los que conocía, y por todos lo que había matado. Los había matado a sangre fría y sin dilación. Tal vez era una parte de sus ser, pero ahora otra afloraba. La pena, no remordimiento, sino pena por todo y todos los que habían quedado atrás. Vivos o muertos. Por su culpa o no.

Sacudió la cabeza y otra vez a viajar. Había descubierto, gracias al maestro, que hay una estrella que le valía para guiarse por la noche. Esto tenía un inconveniente, por el día no valía (pero el sol era una ayuda) y cuando estaba cubierto... tampoco se veía. Sigámosla. Es la única referencia que tengo Se ordenó a si mismo.

Mucho más al norte, en un bosque, ya con otro clima y meses después, acechaba a un ciervo que había sido herido. Es comida fácil. No le costó cazarlo, pero por lo visto, quienes lo hirieron lo perseguían. Al ciervo, a su presa, y tal vez a él también por sus acciones furtivas. - Chicos, ya hemos pillado al furtivo. Era un grupo de montaraces que había estado los últimos meses tras su pista. Fue algo muy tenso ya que le recordaba a la primera vez que fue hecho preso ... pero estos eran distintos. Eran... no se, diferentes. Parecía que no lo pondrían ante un juez, sino ante un igual ... y bromeaban todo el camino, reían y todo. Eran gente distinta. En una casa de piedra se alojaban. Era un refugio simple y bien provisto de leña, además de otros muchos adornos de caza. Entre los presentes había un cazador Harad. Todos, incluso este tenían la misma capa. El guardabosques negro había descubierto algo en él. Reconoció sus rasgos como igual pero también algo malvado y profundo. Dejado solo, en medio de un circulo de gente, y flanqueado por una mesa se hizo el silencio. El más viejo parecía que se disponía a hablar. Todos le miraban. Una flecha silbó y apareció en la mano del chico que ya no era tan niño. El guardabosques había disparado. Kiribanti había conseguido agarrar la flecha y apartarse un poco del camino. No sabía como lo había hecho, pero seguro que era por las enseñanzas del maestro muerto.

El viejo empezó a aplaudir. - Si un hombre puede agarrar una flecha al vuelo, cuando esta quiere ensartarle la cabeza, este tiene que ser uno de los nuestros. Y todos empezaron a aplaudir. Una capa, con un extraño broche en forma de hoja de abedul se le puso en los hombros. Palmadas y felicitaciones aparecieron por doquier, una jarra en sus manos y parabienes y enhorabuena de todos los presentes. ¿De todos? El harad lo miraba con odio. Era algo mutuo.

Notas de juego

No le haría ascos a ser el Mago Azul si ello fuera preciso, pero ... primero hago mi propuesta y luego verás si te gusta más.

Voy a proponer algo fuera de lo común y por eso la historia va a ser extensa y extraña.

Nombre del personaje: Kiribanti
Edad: 22
Sexo: varón
Raza: Mixto (semielfo Harad/elfo oscuro)
Nacionalidad: Del reino venido de Haradrim.

Concepto: Montaráz del Rey, que  (en pocas palabras, lo que defina a vuestro personaje. Por ejemplo, "arquero haradrim").

Historia: 

De madre Harad, violada en un asalto nocturno nación un chico con unas extrañas orejas. Ni muy picudas ni totalmente humanas. Algo intermedio. Y su tez, un pálido oscurecido. Algo realmente difícil de definir. La única opción es que el violador fuera más claro que su tizona madre. Seguro que era un elfo ... pero ¿Qué elfo? ni era claro ni tal vez puro del todo. Sus rasgos, duro y bellos, no tenía las formas que todos los elfos conocen, y tampoco la rudeza de un hombre del desierto. Los Monomotapienses son gente fuerte y en sus espaldas se puede dislumbrar un estilo robusto, pero no tanto como sus hermanos. Era muy diestro, ágil y rápido. Tanto, que durante sus primero años se dedicó a cazar. Gran parte del sustento de su exígua familia. Una hermana mayor y su propia madre. Ambas mujeres trabajaban curtiendo y preparando el cuero, además de trabajándolo para construir y vender las prendas y otros enseres que con ese material se hacían. Incluso parte de la entrada de materias primas eran por sus prácticas furtivas. A los 15 años un grupo de de Guerreros Pantera lo sorprendieron dando caza a una de sus fieras totémicas. Usaba un palo con la punta endurecida al fuego, un gran pedrusco que usaba directamente con la mano y vestía unas prendas de cuero que su hermana le había confeccionado. Parecía un oso escuchimizado, pero era un buen abrigo en las noches de la sabana. De su cinturón colgaban varios roedores y no disponía de más equipo que ese. Incluso el calzado era pauperrimo.

Los soldados le dieron el alto, y si no es por que ellos mismo acechaban esa presa y la tenían cercada, se les hubiera escapado tanto niño como la presa, que ya estaba muerta a coscorrones con la piedra en su destrozada cabeza. Todo le fue confiscado y arrastrado hasta la propia princesa para atender, o a una entrada obligatoria a sus filas o un escarmiento por dar caza a una fiera especial. El totem de esos soldados. La princesa no tardó en fijarse en él, que arrodillado esperaba la sentencia. Imberbe, decepcionó a la Señora Nzinga. No podía dar muerte directamente a uno de sus mejores soldados, ya que por méritos propios había conseguido el acceso, pero tenía que se castigado por su fechoría.

Todo lo que poseía, excepto las presas, le fue entregado y se le dio un ultimatum. - Tienes hasta la puesta del sol. En ese momento mis soldados saldrán de ti, para traerme la cabeza separada de tu cuerpo. ¿Sobrevivirás? El muchacho no tardó en salir corriendo como alma que persigue algún despiadado ser y no paró hasta haber recorrido una luna entera. Los Guerreros Pantera le persiguieron hasta el fin de sus dominios. Allí todos cejaron en su empeño. Todos, excepto uno. Ese, precisaba recuperar el honor perdido ante su ama y pensó que sería una buena manera de recuperar su favor. El chico al saberse perseguido por uno solo redobló su esfuerzo en sobrevivir. Tras cruzar un rio, y al borde de sus fuerzas, el soldado deshonrrado le descubrió. Empezó a cruzar a nado el estrecho curso y al levantar la cabeza por ver que ya podía hacer pie, intentó incorporarse. Lo último que vio fue un pedrusco acercarse hacia su rostro. Ese fue el primer impacto que nubló la vista y le dejó casi inconsciente. El séptimo de estos, hizo que su alma partiera de su cuerpo. Aún así, ese no fue el último golpe. Entre gritos por las emociones encontradas, por la fatiga del esfuerzo y por la desesperación que el odio le había hecho acumular por tener que abandonar su hogar, siguió aporreando al pobre desdichado incluso minutos después de muerto. La sanguinolienta masa teñía las aguas.

Esta escena fue observada por una figura acorazada. Maib Damak. Sacerdote de los Silenciosos. Un culto guerrero y asesino. Este hombre en concreto había prometido matar por lo menos a una persona a la semana. El repiqueteo de las piezas de madera de su armadura sonó mientras los sordos pasos de su camello se acercaban. El muchacho, indefenso por el cansancio, se desplomó de rodillas sobre el cuerpo yaciente. Maib de los Tayb, desmontó y recuperó el cuerpo del muchacho. Sería su alumno durante el próximo año. Si era capaz de remoemorar la escena del rio en un año, se sentiría satisfecho. Si no ... le usaría de victima, para suspender el periodo de muertes que tenía aceptado. Así, chico y hombre pasaron juntos las siguientes once lunas. No dejó de correr ni un momento, tiempo en el que su cuerpo se endureció, sus artes de caza, subterfuguio y pelea se redoblaron. El Niño estaba listo para su prueba. Si la pasaba, haría un viaje de muchos meses hasta el templo de su orden para el rito de iniciación, si no ... lo mataría sin dilación.

Pescaba en el mismo sitio en que los huesos del Guerrero Pantera, con un palo parecido a su lanza improvisada de un año atrás, a modo de harpón. Un grupo de batidores empezó a cruzar el rio, igual que su perseguidor, un año atrás. Kiribanti sabía lo que tenía que hacer, pero eran 4 en esta ocasión. El primero fue ensartado en un ojo y dejado fuera de combate por el dolor y la conmoción. El segundo por un coscorrón con un canto rodado a forma de rememorar lo del año anterior, cosa que hizo pensar que su cuenta estaba saldada con el guerrero asesino. Los otros dos fueron saeteados por el propio monje. Una patrulla que seguía a los exploradores. Traían caballos veloces y mucha prisa. Maib deseaba este combate para si. Ahora podría resarcirse de los meses sin matar. un ejercito se aproximaba. - Niño, ves a casa y espérame allí. Quería toda la gloria a su culto, derramando toda esa sangre. Kiribante salió disparado. Corriendo otra vez. No sería veloz, pero resistente, lo era mucho.

La noche cayó sobre la choza de hojas de palmera. La espera era insoportable. Había sido su única familia durante mucho tiempo ... y tal vez la única que pudiera tener otra vez. Era joven e impetuoso, y no podía esperar más. Fue a ver. Entre el follaje se situó. Era un arbusto de moras y sus espinas laceraban su cuerpo, pero allí era difícil que alguien esperase que pudiera estar, muy difícil de que entrasen allí a por él y casi imposible que le descubriesen.

Un ejército había campado. Imposible que hubiera sobrevivido a esa lucha. Tras largo rato de espera pudo al final distinguir que un hombre oscuro, muerto, colgaba de un palo. Vestía su armadura de placas de madera .., y tenía una docena de flechas ensartando sus costillas, en sus brazos, en sus manos ... y ninguna en las piernas. Lo habían atacado y matado de lejos, hasta que había caído y habían seguido disparándole. Claro, no lo había reconocido. Era la primera vez que lo veía sin casco. Listo, ya se que pasa, ahora vámonos. Le susurraba su subconsciente. Se resistía. No quería abandonarle y las lágrimas inundaros sus ojos. Otra vez solo. Una patrulla pasó por su lado. Otro par de víctimas para el culto. Maestro, tu última ofreda. Era su grito al salir del zarzal. Uno murió al instante, ensartado de lado a lado por el cuello. El otro le persiguió. Corrieron hasta una zanja y el chico saltó primero. El soldado perseguidor, mientras caía, chocó contras unos pedruscos que el aspirante a asesino le había lanzado. Cayó mal y el niño de hizo hombre. Agarró al perseguidor por la cabeza y con un movimiento brusco y contundente descoyuntó su nuca.

Había matado con sus propias manos. Ya no era un niño, era un hombre ... y tal vez un asesino.

Las pertenencias pasaron a engrosar su triste pecunio y otra vez a correr. A viajar, a escapar hacia el norte. Pero no podía irse sin despedirse. Había que ir a ver al maestro. Un sable que se añadió del otro muerto y así ya tenía dos. Registró su cuerpo y se quedó con lo poco que el otro muerto tenía. Las armaduras eran un peso fuera de su alcance, pero el casco puede servir como olla. Cinto, sables, un arco y un carcaj, y unas pocas monedas.

Desde el otro lado del rio rezó silenciosamente. No sabía ni a donde, ni como ni a quién, pero rezó por todos los que conocía, y por todos lo que había matado. Los había matado a sangre fría y sin dilación. Tal vez era una parte de sus ser, pero ahora otra afloraba. La pena, no remordimiento, sino pena por todo y todos los que habían quedado atrás. Vivos o muertos. Por su culpa o no.

Sacudió la cabeza y otra vez a viajar. Había descubierto, gracias al maestro, que hay una estrella que le valía para guiarse por la noche. Esto tenía un inconveniente, por el día no valía (pero el sol era una ayuda) y cuando estaba cubierto... tampoco se veía. Sigámosla. Es la única referencia que tengo Se ordenó a si mismo.

Mucho más al norte, en un bosque, ya con otro clima y meses después, acechaba a un ciervo que había sido herido. Es comida fácil. No le costó cazarlo, pero por lo visto, quienes lo hirieron lo perseguían. Al ciervo, a su presa, y tal vez a él también por sus acciones furtivas. - Chicos, ya hemos pillado al furtivo. Era un grupo de montaraces que había estado los últimos meses tras su pista. Fue algo muy tenso ya que le recordaba a la primera vez que fue hecho preso ... pero estos eran distintos. Eran... no se, diferentes. Parecía que no lo pondrían ante un juez, sino ante un igual ... y bromeaban todo el camino, reían y todo. Eran gente distinta. En una casa de piedra se alojaban. Era un refugio simple y bien provisto de leña, además de otros muchos adornos de caza. Entre los presentes había un cazador Harad. Todos, incluso este tenían la misma capa. El guardabosques negro había descubierto algo en él. Reconoció sus rasgos como igual pero también algo malvado y profundo. Dejado solo, en medio de un circulo de gente, y flanqueado por una mesa se hizo el silencio. El más viejo parecía que se disponía a hablar. Todos le miraban. Una flecha silbó y apareció en la mano del chico que ya no era tan niño. El guardabosques había disparado. Kiribanti había conseguido agarrar la flecha y apartarse un poco del camino. No sabía como lo había hecho, pero seguro que era por las enseñanzas del maestro muerto.

El viejo empezó a aplaudir. - Si un hombre puede agarrar una flecha al vuelo, cuando esta quiere ensartarle la cabeza, este tiene que ser uno de los nuestros. Y todos empezaron a aplaudir. Una capa, con un extraño broche en forma de hoja de abedul se le puso en los hombros. Palmadas y felicitaciones aparecieron por doquier, una jarra en sus manos y parabienes y enhorabuena de todos los presentes. ¿De todos? El harad lo miraba con odio. Era algo mutuo.

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18/01/2015, 13:15
Vader
Sólo para el director

¿Quieres formar parte de la Gran Expedición? ¡Pues sí!

Bueno, lo primero es quitarme el sombrero por la Cronología de 1000 años que te has currado. Sigo la cosmología de Tolkien desde hace muchos años y soy fan absoluto. Sin embargo entiendo que la 4ª Edad y las Tierras de Endor son lugares extensos y dan lugar a muchas interpretaciones y estilos divergentes. Por tu narración hasta el momento no dudo que el resultado de esta partida sea MUY interesante.

Por otro lado soy bastante prolífico en cuanto a el uso de Umbría, y sólo (excepto en el caso de la 1ª partida que empecé y aún continuo jugando) pido participar en partidas de Ritmo: Alto. En este caso, debido a la atracción que la temática hace sobre mi, te solicito entrar en la partida dejando de lado el Ritmo.

La mayoría de los Personajes que mencionas en el apartado La Gran Expedición son un acicate a la interpretación y daría gusto poder llevar alguno de ellos. El que más me atrae no obstante es Pallando. Conozco la composición e historia de los Istari, y considero un reto poder interpretar uno. De ser elegido para ello, tendría que saber las pautas con las que dirige su labor Pallando. Bueno, espero tu "prueba" de Istari con impaciencia, así vemos si lo que pides para llevar el personaje es lo que yo te puedo ofrecer a la partida.

Notas de juego

Duda: Escribes Pinaritu y Pinaruti en la seccion, y no se si se trata de error de escritura, ya que ambos nombres parecen referirse a la Princesa destinada a contraer nupcias con Arathorn, hijo del Rey Gîmlad. En cualquier caso la mencionas en la sección de La Gran Expedición, ¿ella va realmente en la expedición?, si es así ¿qué hay de su reciente marido?

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18/01/2015, 18:21
Thaursul

Nombre del personaje: Veremir Tuk, "Una Piedra", "El hobbit más buscado dentro y fuera de la Comarca", "El Salteador", "El rebelde de la Comarca" 

Edad: 54 años

Sexo:Varón

Raza: Hobbit (Fuertes)

Nacionalidad: Reino de Endor (La Comarca)

Concepto: "Bandido Rebelde"

Historia: Veremir, conocido como Ver, siempre a sido un fuerte defensor del estilo de vida de los hobbits, su sueño nunca fue más allá de tener un pequeño huerto, una familia y una despensa siempre llena, una vida sencilla en definitiva, pero el Pacto de Bolsón Cerrado se interpuso entre él y su sueño.
En el año 980 de la cuarta edad Veremir Tuk, con 34 años, fue uno de los elegidos para abandonar la Comarca y marchar como servidor para los nobles de Gondor, ni que decir tiene que estaba completamente disgustado con la idea y que protestó todo lo que pudo pero sin ningún tipo de resultado, se había hecho un sorteo y ya no había forma de cambiarlo. Ver habló con otros elegidos para abandonar la Comarca que también estaban en desacuerdo, consiguieron organizarse y apenas abandonaron la Comarca con la comitiva huyeron de los guardias que escoltaban el tributo perdiéndose entre las colinas en plena oscuridad.
Desde el día de su huida, él y la docena de hobbits que consiguieron escapar, se convirtieron en fugitivos por ir en contra de las leyes reales y Ver se dio cuenta de que, definitivamente, no podría cumplir su sueño de una vida tranquila, de hecho nunca más volvió a serla.
Con Ver a la cabeza los hobbits se convirtieron en asaltantes de caminos que actuaban en la frontera de la Comarca asaltando a todo humano que se cruzaban, dejando tan solo a viajeros humildes, pronto fueron conocidos como los "Bandidos de la piedra" por usar certeras hondas en sus asaltos. Siguieron actuando durante años viendo su número aumentado o disminuyendo en ocasiones, sus asaltos comenzaron a ser conocidos más allá de las fronteras de la Comarca haciendo crecer su fama, no había noble o soldado que estuviese a salvo de los hobbits y pronto fueron conocidos como peligrosos asaltantes para unos y rebeldes contra la opresión humana por otros.
El principio del fin de los Bandidos de la Piedra comenzó con un asalto como cualquier otro, o al menos eso parecía ya que en realidad se trataba de un conocido noble de viaje hacia la comarca con algún tipo de negocio. Los hobbits descargaron sus piedras contra los guardias y arremetieron con fiereza derrotándolos y haciéndose con el botín, nunca herían a gente desarmada pero esta vez fue diferente, un proyectil perdido impacto en la cabeza del noble matándolo en el acto y generando un gran revuelo en distintos estratos de la sociedad que desembocó en una dura represalia contra los bandidos de Ver en forma de una campaña intensiva contra ellos hasta el punto de casi aniquilarlos a todos. 
Tras veinte años de lucha clandestina contra la nobleza humana apenas quedaban cuatro miembros de la banda por que Ver no tubo más remedio que disolverla por el bien de los pocos que aún vivían, se dispersaron por el reino deseándose suerte sin decirse unos a otros hacia donde irían, Ver, teniendo una sentencia además de una recompensa por su cabeza, decidió ocultarse a plena vista en la mismísima capital del reino donde un pequeño hobbit pasaría desapercibido.
 A pasado un año desde que Ver se despidiera de sus camaradas y ahora es conocido como Mir "El cazaratas" por dedicarse al oficio de eliminar las alimañas de las calles con su honda, a pasado desapercibido todo ese tiempo viviendo en uno de los barrios más pobres, haciendo amistades con humanos y dándose cuenta que no son malos como raza sino que es su nobleza la que está podrida, eso le hizo hervir las tripas y su espíritu rebelde hizo que tomara ciertas decisiones que no acabaron bien para él. Comenzó a asaltar y robar a nobles bajo la protección de la noche y a entregar parte de sus botines a sus vecinos, pronto los hombres de posición empezaron a temer las calles oscuras y se corrió el rumor sobre un asaltante al que llamaban "El abejorro" por ser un zumbido lo último que escuchaban sus victimas antes de caer inconscientes. Poco después alguien de su propio barrio lo delató y las autoridades ataron cabos y se percataron de que las descripciones del "Abejorro" y de Ver "El salteador" coincidían tanto en aspecto como en habilidades, solo la ayuda de algunos de sus vecinos hizo posible su huida, ahora, perseguido y buscado con fuerzas renovadas por la ley, ha huido al puerto de Umbar, con la próxima expedición como objetivo, si consigue embarcar estará lo suficientemente lejos de las autoridades, o al menos eso espera.

Habilidades: Las propias de un hobbit desarrolladas aún más por años de asaltos y huidas de la justicia además de una habilidad superior con la honda.

Objetivos: A corto plazo es huir de la justicia que lo acusa de rebelde y asesino, a largo plazo desearía acabar con la parte del Pacto de Bolsón Cerrado que obliga a entregar a 100 hobbits como tributo, ellos no son animales ni hortalizas para tomarlos como si fuesen objetos.

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18/01/2015, 19:27
Director

Prueba de roleo (Pallando)

El caserío de Rhosgobel era un lugar tranquilo, pero no silencioso. Irradiaba paz a través de la naturaleza vibrante, el canto de los pájaros, el rasgar del topo y el masticar de los conejos. Todas aquellas criaturas, que pastaban libremente bajo el cuidado del viejo mago, habían vuelto a florecer tras la derrota de la sombra.

El mago azul había ordenado a la comitiva que prosiguiera su camino, sin necesidad de acercarse allí, para no espantar al mago pardo. Se entretuvo, no obstante, admirando la perfección de aquella naturaleza. Una naturaleza que los hombres del lejano oriente se esforzaban por imitar, como si quisieran captar la esencia de su belleza de forma controlada, como tratando de encerrar las olas del mar dentro de una botella.

Un alegre colibrí voló delante del mago, mirándole con un gesto curioso y rápido antes de emprender de nuevo el vuelo hacia el néctar de las flores. Pallando consideraba aquella visita y sus intenciones. Había oído hablar de su antiguo amigo Aiwendil, el maiar de Yavanna, que los hombres de occidente apodaban como "Radagast el pardo". Sabía que no había tomado partido en los sucesos de la Guerra del Anillo, más que para ayudar a Olórin a escapar de Orthanc. Sin embargo, se contaban historias de su intervención en la Primera Batalla de Valle, un suceso importante en la guerra contra el ojo.

Observó atentamente, y a pesar del descuido de los caseríos, había signos evidentes de que alguien los estaba habitando. Un pequeño huerto, cuyas hojas arició, donde el mago plantaba hortalizas para su consumo, y el aroma a la cera consumida de unas velas. El mago no estaba en casa, y por eso Pallando esperó pacientemente sin allanar su propiedad. Se sentó sobre una piedra redonda y grande, y disfrutó de las sensaciones de aquel lugar, cerrando los ojos e inspirando profundamente.

Al cabo de dos horas, que se hicieron largas como una edad en la tierra, escuchó el rasgeo de las patas de los conejos tirando del trineo del mago. Radagast no le vió, y llegó junto a su cabaña con un pequeño pony herido de una pata atado con mucho cuidado en el espacio de carga. Lo escuchó hablar en oestron, cuando le quitaba las ataduras. Su voz era nerviosa y estaba llena de angustia.

-Tranquilo, pequeño, tranquilo. Volverás a caminar, ya verás como si.

El mago azul se levantó entonces de la piedra y se acercó unos pasos, con una sonrisa. Radagast se puso tenso por aquella intromisión, y girándose despacio, fue a tomar su vara que tenía apoyada en el trineo. Sus ojos estaban abiertos como dos boles de arroz, y parecía no reconocerle.

-¿Quien es, que quiere? -preguntó.

Notas de juego

Al igual que los demás, simplemente responded al mensaje marcando "Solo para el director".

No obstante, es recomendable que os leáis la historia del personaje (está colgada en su ficha).

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18/01/2015, 23:14
ERTYWERT
Sólo para el director

Su túnica de seda azulada no era el atuendo ideal para caminar entre la maraña de animales, zarzas y agetreo de esta morada, si no se tenía cierta habilidad. Su largo dosel y mangas amplias, que le llegaban los puños a las rodillas serían un incordio para cualquiera que intentase desplazarse por allí. Pero él no era un hombre cualquiera. Era un Istar, un mago, y tenía miles de años a sus espaldas. Años que le habían dado sabiduría y paciencia.

Fue fácil reconocer una voz que hacía por lo menos 4 milenios que hacía que no había escuchado. Era un estilo especial pero ya no estaba acostumbrado a su vieja lengua y tiró de su memoria para poder arrancar unas palabras de entre sus labios. - Aiwandil, soy yo, Romestamo el que llama a tu puerta. El mago amante de las ave estaba ocupado con un "paciente" al que quería curar. Había escuchado sus palabras y las interpretaba en un modo agresivo, tal vez agitado por la premura que su doliente animal precisaba y no deseaba interrupción alguna. Nunca este Istar había sido estable de mente, pero en este momento podría ser peor aún, pero no hay nada mejor que para alguien que se ve apesadumbrado por la urgencia, que una palabra amable le ofrezca su ayuda para llevar a buen puerto lo que sus intenciones habían iniciado. - Yo te ayudo con el pony. Y se acercó al mago pardo de manera afable y sin parecer que sus pies siquiera existieran.

Ente los Maiar había un sentimiento de hermandad y había que aprobecharlo. - Hermano, vengo con una propuesta y una necesidad. Su voz era apremiante, casi desesperada, ya que sabía cuan difícil era que le escuchase lo más mímimo, pero había que apelar a sus sentimiento para que supiera lo que sucedería y así decidiría si intervenía o no. Has de ayudarme, si no muchas bestias y animales sufrirán enfermedad, pernurias, heridas y muertes. Y ni si quiera tú podrá salvarles. Esperó unos instantes a que sus palabras calaran y mientras miraba las manos que meticulósamente trabajaban como las de un sabio curandero. Pallando le ayudaba con sus amplios conocimientos, que jamás llegaría a ser los mismo que los de su amigo

Su voz tenía que haber llegado a lo más profundo y no se demoró demasiado en preguntar: - ¿Qué me dices?

 

Notas de juego

Mensaje como Pallando el Azul.

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19/01/2015, 00:17
Vader
Sólo para el director

Rhosgobel y el Mago Pardo

La superficie de la piedra es suave y cálida, el sol debe haber caido sobre ella durante todo el día y la espera, aun siendo larga me sirve para rememorar siglos, milenios hacia atrás. Hace mucho tiempo que no hollaba estas tierras, ¿habré errado en mi visión al dedicar tantos siglos en aquella montaña? ¿Debí haber bajado sus laderas mucho antes? No puedo cambiar el pasado, pero por la Música de los Aniur que intentaré marcar el presente en pro de un futuro mejor.

¿Cómo hemos llegado a esta situación? La Edad del Hombre... claro que lo es desde luego, mas no esperaba que empujaran a los Enanos bajo tierra y a los Elfos al mar y lo profundo del bosque. Menos se de los Medianos, Olórin era quien los estudió y poco reveló. Esta Expedición puede ser el comienzo de algo nuevo, la semilla de otra Edad, y las semillas han de ser cultivadas y cuidadas, sobre todo en el principio. Ese ruido... Aiwendil se acerca.

Mientras me levanto y me acerco sonriendo, la actitud a la defensiva del Istar no me pasa desapercibida.

- Nae saian luume' Aiwendil - hace una eternidad que no uso el Quenya, así que vuelvo rápidamente al Oestron - ¿No reconoces a un hermano del Heren Istarion, amigo Aiwendil? Era Rómestámo en el Oeste, que ya casi nadie recuerda, así que como Pallando te saludo; he vuelto. Y si me permites ayudarte, creo que esa criatura necesita cuidados, podemos hablar mientras le atendemos, ¿sí? - antes de aproximarme más, espero alguna señal de reconocimeinto por su parte, los siglos pueden ser devastadores aún para los seres de larga memoria como nosotros.

Notas de juego

Nae saian luume' Aiwendil: "Ha pasado mucho tiempo Aiwendil", del Élfico

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19/01/2015, 02:10
Heinosuke
Sólo para el director

Soy Heinosuke.
Me gustaría llevar al Principe Thror( de Erebor, la montaña solitaria).
Pero antes de mandarte la historia, y al ser un personaje con nombre propio, no quisiera cagarla con la historia, es decir, si debo saber algún dato mas sobre el, cuantos años tiene, habilidades, donde a estado, o lo que sea.
Si no importa, entonces la imaginación se me soltara y seguramente habrá estado matando orcos en Moria y Luchando contra el Rhûn, aparte de enfrentarse al águila oscura de Angband.
Vamos que se habra recorrido todo el norte, y por lo menos tendría entre 100 y 120 años, vamos un humano entre 24 y 29 años mas o menos.
Ya me dirás :)

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19/01/2015, 14:34
Hafficci

Esquema de la historia a enviar

Nombre del personaje: Arhmlaïr "Orejas"
Edad: 185 años
Sexo: Varon
Raza: Semielfo (Humano Dunedain x Elfa Sindar).
Nacionalidad:
 (del reino, haradrim, elfo libre, enano libre, hombre del este o yamato): del Reino (con matices...).
Concepto: Montaraz del Cuerpo de Montaraces del Rey. Espada y Arco. Diferentes tipos de Armadura, segun las Misiones.

Historia: Arhmlaïr nace en el 815 de la 4ª Edad del Sol. Su madre, Galamenthil, diplomática de Rivendel, de viaje oficial a Minas-Tirith, es violada, por andar sin escolta, por un Capitán de la Guardia de Minas-Tirith, que confundió su inusual para un elfo, "buen talante" para con él, por lo que no era. Su madre, envenenada por las palabras del Duneadain, diciendole que "era la que ella habia querido" decide no decir nada, y quedarse con su dolor y su culpa. Ya en Rivendel, su embarazo es evidente, y el Embajador (no se si tienes nombre para este, Targul, por eso lo dejo como "Embajador") acaba sacandole a la desdichada Sindar el origen del nonato. Decide ayudar a la mujer, a la que tiene en alta estima, mandándola a una misión ficticia para que de a luz lejos, para volver, años después, con el niño, como un niño repudiado por su condición de semielfo en el Reino.

El embajador se encarga de su manutención, mientras inculca en él unas profundas raices de la cultura elfa de las Eras Antiguas, a la par que odio hacia el Reino, al que culpa de la discriminación y  el estado de reclusion de la raza elfa enumerándole cada uno de los atroces daños que el Reino Unificado habia ido causando a su Pueblo. Arhmlaïr fue creciendo, empapándose de lo que el Embajador iba inculcandole, a la par que se formaba como Montaraz para el Asentamiento de Rivendel. Su madre, por su parte, iba viendole crecer desde lejos, aconsejado por el Embajador, rumiando su dolor, pero feliz por ver crecer a su hijo fuerte y sano.

Cuando llegó su mayoria de edad, el Embajador le contó lo que le habia pasado, adornando la historia de modo que sus padres habian muerto por culpa de los humanos del Reino Unificado, pero dando detalles de la violación por parte del Capitan de la Guardia en Minas-Tirith, al que describió con pelos y señales, nombre incluído. Años de trabajo con el joven hacen fácil manipularle para que trabaje para él, y el Embajador lleva a cabo su plan: Arhmlaïr será sus ojos en Minas-Tirith, pasandole toda la información que sea capaz de conseguir, para mayor gloria del Reino Elfo, y para así poder desestabilizar el Reino Unificado lo mas posible. Tanto odio habia instilado en el joven Arhmlaïr que este accedió a la segunda parte del plan del Embajador: que le cortaran el pico de las orejas de elfo, redondeandolas, para fortalecer su coartada en el Reino Unificado, haciendose pasar por lo contrario: con odio racial hacia su parte elfa. Así fue como se entró a formar parte de los Montaraces del Rey, en la Capital, donde asesinó al ya retirado Capitán de la Guardia, sin siquiera dejarle explicarse, tal era su odio, mientras, puntualmente pasaba sus informes a los enviados del Embajador.

El tiempo ha ido pasando, y Arhmlaïr, conocido por "Orejas" (por sus alterados apéndices) dentro de su destacamento de Montaraces, donde hace una labor muy buena (echando a perder operaciones cuando puede, y llevando a buen termino otras, que le promocionen), por lo que ha ido ascendiendo en la escala de Montaraces, está en una posición desde la que puede continuar con su misión en la vida: Seguir inflitrado en un Cuerpo de Elite del Rey, mientras lleva su vida de espia para su verdadero Reino, el del los Elfos de Rivendel, reino que espera que recupere su antiguo esplendor, con la consecuente caida del Reino de los Hombres.

Cuando surge la idea de realizar la misión de reconocimiento, el Embajador le ordena que se apunte, para saber realmente cual es el fin de esa misión, y así poder actuar con antelación frente a lo que el Rey Gîmlad II tenga en mente hacer.

Anexo al Concepto: Arhmlaïr es un espia del Embajador "XXXX" de Rivendel (defensor a ultranza de las costumbres élficas) en Minas-Tirith, donde actúa como Montaraz en el Cuerpo del Montaraces del Rey, enterandose de cosas que pasa al embajador para que este las utilice.

Notas de juego

Esperemos que te cuadre el Concepto y el Personaje, Targul!! ;)

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20/01/2015, 02:22
Avelino
Sólo para el director

Una enorme alegría irradiaba dentro de mí ante la presencia de mi viejo amigo. Sabía que con él podía estar seguro y tranquilo, y por eso quería que formase parte de nuestra expedición. Sin embargo también sabía que Aiwendil siempre había sido el más difícil de seducir, por tanto debería medir mis palabras.

Malos tiempos deben estar acaeciendo para que un hombre no reconozca a su amigo. Digo mientras continúo avanzando, más lentamente para conseguir que me reconozca, permaneciendo mi sonrisa en la cara para no denotar preocupación. Aunque he de reconocer que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos. Mucho tiempo incluso para nosotros. Concluyo con una breve risa.

Con el mago pardo el tiempo siempre juega en contra. Los problemas de los humanos le son indiferentes y pronto se cansará de escucharme. Sabiendo que ya me ha reconocido, tengo que aprovechar su atención. Permanezco quieto a una distancia prudente para que pueda ver y escuchar en su totalidad la importancia de mis palabras.
Malos tiempos viejo amigo, nuevos malos tiempos se avecinan, donde nuevas armas pueden incluso hacer frente a los magos de antaño. Había pasado tanto tiempo en esa montaña solitaria de Wu siendo llamado mago, que no me molestaba usar ese denostado término. Atrás quedan los días de los grandes lances a espada y lanza. Cuando Gil-Galad y Elrond se enfrentaban a las huestes de Mordor con legiones de arqueros en brillante... Sin embargo al ver la mirada de mi amigo, callé. Probablemente no hubiese leído jamás las memorias de Thranduil.

Sabía que ya había desperdiciado bastante tiempo con él. Era extraño ver como yo habia podido aconsejar y convencer con total tranquilidad a casi cualquier persona por hostil que fuese, y sin embargo estaba tan nervioso ante este anciano amante de los animales. Tal vez esa era la grandeza de Radagast. Pensaba mientras cavilaba mi próximo movimiento.

Antes de que abriera la boca, me acerqué un poco más. Para tener al mago de mi lado, tenía que empatizar con él, y eso significaba, acercarme a sus problemas y sus pasiones. Una vez estuve a su altura, me agaché junto al cuadrúpedo. Herida seria la de este joven y bello poney, pero nada que tu sabiduría no pueda reparar. Hasta mis lejanos oídos llegaban alabanzas tuyas, que bendición son los pájaros y su don único de volar. Eso sí que jamás podrán robarselo los humanos ¿a qué no? Le pregunto para hacerle complice de mis divagaciones. Aprovecho para levantarme y ponerle una mano en el hombro de complicidad. Desgraciadamente amigo, no podrás reparar eternamente todo el daño que hagan los humanos, si no ponemos freno ahora, me temo que éste será el primero de muchos animales que sucumbirán.

Uno de nosotros ya falló en su misión. Digo sin querer nombrar el nombre de Saruman puesto que aún escuece en mis pensamientos. Y el más grande de nosotros hace tiempo que marchó. Esta vez no nombro a Gandalf por respeto, puesto que ningún nombre puesto por los humanos le hace digno al mago gris. Y coloco mi otra mano en su otro hombro para captar toda su atención. Si te dijera que el último de nuestra orden, probablemente también haya fallado y esté provocando todo el dolor que sufrirán nuestros animales, ¿me ayudarías a vencerle y evitar que más animales sufran viejo amigo? ¿Me acompañarías en este último viaje y poder decir a nuestro superior que nosotros también cumplimos nuestra misión?

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20/01/2015, 13:27
maese
Sólo para el director

Me incorporé con dignidad y una lentitud controlada, ayudándome de mi vara. Al verme el mago pardo y lanzarme las preguntas tan de sopetón me quedé algo desorientado por unos instantes.

Tan rudo como la naturaleza que tanto ama... Y unas preguntas de apariencia sencilla pero fondo complejo también como la misma naturaleza...

Se le ve algo alarmado, cosa normal por tener un forastero en la puerta de su casa, por lo que esbozo una amigable sonrisa.

Soy un amigo, Aiwendil. Anuncio, levantando una mano en signo de paz, hablando en mi oestron algo peculiar. Como tú, se me conoce por muchos nombres, no todos agradables. En Homón era conocido como El Librero, El Que Escribe o, por desgracia, como El Rebelde. Como tú he tenido muchos nombres, aunque quizás te suene el de Pallando.

Miro al pony herido con cara de preocupación.

Por favor... Lo que vengo a decir puede esperar.

Tras lo cual espero a que se encargue del pony.

Su existencia es tan fugaz...

Aunque por un momento pienso en ayudar al mago en su tarea, percibo en él una fuerza muy centrada en los animales, y no quiero interponerme entre él y su misión. A su manera ha hecho más que muchos del resto de los Istari. Su misión fue proteger lo que el resto deshechamos. Su misión ha sido, y es, mucho más ardua que la nuestra. Proteger y velar por la naturaleza es un trabajo extenuante.

Cuando vuelve lo miro con genuina simpatía. Le preguntaría por el pony pero seguramente estará bien, y en el caso de no estarlo, no le gustará que se lo recuerde, por lo que sea como sea, se trata de una pregunta estúpida.

La respuesta que os debía es ayuda.

Musito con voz suave.

Ayuda para resolver cierto tema... Y temo saber quién está detrás de ese mal, pero vengo a ti, sabio Aiwendil, para saber tu opinión. No quiero que me pase como cierto hombre, que creía que el último día de la humanidad y esperando salvar a sus vecinos los reunió en una casa y con todo el peso de tanta gente se derrumbó la casa, siendo para todos ellos, efectivamente, el fin del mundo.

había sido todo lo directo que podía ser. tantas décadas hablando con acertijos para no despertar la ira de los Homón otra vez había hecho que me comunicara de forma oscura, y aunque sabía que al mago pardo no le agradaba, me costaba ser de otra manera.

 

Notas de juego

prueba para Pallando... Usaría, dentro de lo posible, koans, cuentos sufies y otras mandangas para intentar hacer frases engimáticas.

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20/01/2015, 21:02
Arphazel

Nombre del personaje: Arphazel, Princesa de Valle
Edad: 65 años
Sexo: femenino
Raza: Dúnedain
Nacionalidad: del reino
Concepto: Princesa por la sangre, guerrera de corazón.

Historia: La historia de Arphazel podría catalogarse de trágica si no fuera por el hecho de que su protagonista decidió, quizás desde su más tierna infancia, que la adversidad jamás la vencería ni en su voluntad ni en su corazón.

De pequeña tuvo una salud frágil que la obligaba a permanecer casi siempre dentro de la fortaleza de Valle en donde se crió a la sombra de la mítica Montaña Solitaria y bajo los cuidados de su nana Faervel, una elfa vanyar que le inculcó a la pequeña el amor por la lectura, la escritura y por la música. Faervel fue como una madre para Arphazel, de ella aprendió todos los valores que forjaron su carácter en aquella primera infancia y fue la semielfa quien ayudó a la pequeña a doblegar su carácter tempestivo y tan tendiente a la melancolía. De su nana, Arphazel aprendió las valiosas lecciones sobre el destino, el valor, la voluntad y la búsqueda de la sabiduría que sentarían las bases de su carácter.
La princesa también poseía un escolta de Rohan llamado Lybryn que instruyó a la pequeña en el arte de la equitación y le dio las primeras nociones de combate con espada. Así como la infancia de la princesa estuvo ligada a Faervel su adolescencia estuvo marcada por la influencia de Lybryn, con quien compartió grandes aventuras y travesuras.
Ya desde pequeña la princesa mostró grandes dotes para el combate y para la estrategia, además de un indiscutible don para la persuasión y el liderazgo, aunque no tanto (o más bien casi nada) para la diplomacia. Siempre tuvo interés por la historia y por las gestas caballerescas, quizás por la influencia de Erebor alzándose en el horizonte; a menudo la chiquilla, y luego la mujer, solía reflexionar sobre los acontecimientos que tuvieron lugar a su alrededor y sobre las razones que pudo haber tenido su padre para enviarla allí.
Pasado el tiempo fue Faervel quien, intuyendo un papel relevante reservado para la chiquilla en el futuro, la acercó a la  comunidad del Reino del Bosque y, por lo tanto, a los elfos. Al principio fue recibida con cierto recelo por la comunidad, pero finalmente fue aceptada y con el tiempo era recibida casi como una más en cada una de sus visitas; inclusive, se la instruyó en el idioma quenya y en las costumbres del pueblo quendi.
Además de perfeccionar sus dotes para el combate y la arquería de su encuentro con la comunidad élfica la princesa aprendió a esperar con paciencia el momento de actuar y el respeto por todos los seres vivientes.
Hubo cuatro grandes momentos en la vida de Arphazel que marcaron a la muchacha a fuego.
El primero tuvo lugar por una travesura que llevó a cabo a la edad de 9 años, cuando jugando a las escondidas en la fortaleza entró al despacho del senescal en horas de la siesta. Quizás fue el aburrimiento al no ser encontrada lo que la llevó a recorrer el estudio vacío o tal vez fue el destino, del que tanto le hablaba Faervel y así decidió creerlo. Sus manos y sus ojos vagaron largamente por los tapices colgados en las paredes, por la mesa llena de mapas trazados en pesado pergamino y por toda clase de papeles que había diseminados por la habitación. Finalmente, cansada del juego y algo decepcionada de que su nana no la encontrara, se sentó al escritorio con la naturalidad y la inocencia propia de los niños. Al hacerlo se topó con un sobre de grueso cuero repujado lleno de misivas escritas con tinta índigo, algunas de ellas ya tenían verdes los trazos debido al tiempo. Muchas de las cartas estaban amontonadas en una pila, una voz, la de su nana en su cabeza, la instaba a no leer por pudor y respeto. Sin embargo, sus ojos no pudieron evitar detenerse en su nombre escrito en una de ellas. Comenzó a leerlas, una tras otra.
Fue así como Arphazel se enteró de que tanto Lybryn como Faervel habían sido puestos a su servicio por orden directa, pero secreta, del rey que temía por la vida de su primogénita, fruto de su amor con Todaphel. Al parecer, el senescal le enviaba informes sobre ella al rey y lo informaba de sus avances, salud, etc.
Este pequeño hecho hizo que el corazón de Arphazel diera un vuelco de 180°: en verdad su padre se interesaba por ella y al parecer la quería; y no solo eso: al parecer también amaba a su madre todavía. Su inquisición sobre las misivas continuó, fue así como la pequeña supo de las sospechas de su padre sobre su actual esposa y el incidente del tocador, en el que su madre vio la muerte.
Aquello era más de lo que la niña podía soportar, la realidad la golpeó tan duro en pleno rostro que al salir de ese estudio era otra persona totalmente distinta: había terminado su infancia.
El segundo episodio tuvo lugar entrada su adolescencia: en un paseo por el pueblo junto a Faervel en el que ambas iban vestidas de montaraces para no ser molestadas Arphazel robó una daga del puesto de un vendedor de la feria y otro muchacho fue acusado en su lugar; la muchacha sintió tal vergüenza que no acertó en acusarse ella misma, como le dictaba su conciencia, y el muchacho fue condenado a la cárcel y al escarnio público. Esta fue la primera vez que la conciencia le pesó demasiado a la princesa, tanto que decidió, para reparar su fallo, tomar al chico como escudero. Desde aquel momento Arphazel decidió no mentir nunca más, abominar la mentira y aceptar las consecuencias de sus actos. Faervel, que se enteró del hecho por boca de la muchacha la obligó a confesarse con el muchacho como castigo; Yeroc la perdonó y desde entonces ella y Yeroc son amigos.
El tercer hecho sucedió durante su primer viaje hacia Rivendell. Invitada a una celebración con motivo del equinoccio de primavera, Arphazel estaba ansiosa por llegar a la mítica fortaleza de los elfos en donde la gesta del Anillo Único tuvo nacimiento pero en el camino fueron emboscados por un grupo de montaraces. La lucha fue encarnizada aunque corta, los elfos del Reino del Bosque que escoltaban a Arphazel redujeron al grupo de bandidos en poco tiempo. Sin embargo, esta vez le tocó a la princesa defenderse y fue herida en un costado luego de matar por primera vez.
Fue el pensamiento general que el ataque iba dirigido hacia Elladan y Tauriel, aunque luego quedó demostrado, por cómo quisieron acabar con ella, que el blanco era la misma Arphazel. Sobrevivió gracias a las curaciones élficas, tuvo tiempo para reflexionar el resto del viaje mientras se recuperaba y la certeza llegó a ella diáfana como un rayo de luz: si ella no acababa con sus enemigos, ellos acabarían con ella; no podía permanecer más impasible, debía entrar al tablero de juego y pronto. Pudo notar que el fragor de la batalla quedó en su sangre varios días después del enfrentamiento y allí se decidió por explotar esa veta de sus habilidades, comenzando a planificar su carrera militar: esa sería su forma de acercarse a su padre, a quien suponía acorralado entre la viperina Lislewind y sus codiciosos hermanastros.
El cuarto episodio se sucedió inmediatamente luego de la emboscada, al llegar a Rivendell. Por primera vez en su vida la muchacha de 22 años se sintió deslumbrada por un hombre: Elrohir, el señor de Rivendell ni más ni menos, si bien ya había tenido encuentros con otros muchachos y mozos nunca se había fijado, ni mucho menos sentido atracción, por un hombre maduro. Mucho más elocuente y apasionado que su hermano del Bosque (o al menos todo lo apasionado que un elfo puede demostrar ser) sumergió a Arphazel en una fascinación que perduró en su corazón y en su cuerpo hasta el día de hoy.
Principalmente, fue el primer hombre que la trató como una mujer con todas las letras y no le hizo ninguna concesión, salvo las que la buena educación exigía hacia alguien noble. A Arphazel, que gusta de los desafíos, eso le pareció una invitación indeclinable a tratar de conquistarlo y a eso se abocó el resto de su estadía allí, aunque con la torpeza y la inexperiencia propia de la juventud, además, la princesa a pesar de sus modos algo toscos era muy pudorosa y no consideraba honorable insinuarse. Consta decir que no logró llegar a nada con él aquella vez salvo por una curiosa experiencia.
El rey elfo la llevó a una terraza de piedra azul cercada por unos arcos de piedra con runas talladas, a la izquierda brotaba con un rugido bajo el agua de la cascada y a la derecha se extendía un abismo que predominaba sobre el resto del valle, el lugar se llamaba Panithil según le explicó él mientras la conducía hacia arriba, la excusa era acelerar la curación de la herida que la princesa había recibido en la emboscada con agua de una vertiente de la cascada que llegaba a un pozo ubicado allí. Si aquel encuentro había sido o no orquestado por Elrohir para estar a solas con ella, Arphazel no podía saberlo; sin embargo, su corazón latía desbocado como si así fuera.
La verdad es que la princesa se consideraba una hermosa mujer mortal, pero consideraba incomparable su belleza a las de las elfas, tan etéreas y delicadas, y de esas Elrohir tenía para elegir, de modo que ella se sentía en desventaja y desalentaba en su mente cada pensamiento o intuición que le hiciera pensar que él sentía atracción por ella. Y no iba a hacer ella el primer movimiento, no iba a arriesgarse a causar el disgusto del dueño de casa aunque se moría de ganas de darse rienda suelta.
Llegados al Panithil él la condujo a un banco sobre el que la hizo descubrirse la herida, se la examinó y recitó unas oraciones de curación en su lengua, su mano y sus dedos tibios examinando minuciosamente la piel de su costado le causaron escalofríos, luego hubo un instante en el que ambos se miraron y ella sintió el impulso de besarlo, deteniéndose justo a tiempo para no hacerlo.
Y esa fue la única vez en que estuvieron tan cerca, luego él fue de visita al Reino del Bosque pero ella ya no le dedicó la misma atención ya que estaba de campaña como comandante del este y envuelta en otros asuntos más terrenales.
Ya Arphazel había puesto en marcha su plan de ascensión cuyo momento cúlmine fue la Batalla de los Campos Floridos, de la que salió victoriosa y con un nuevo título: princesa de Valle. Los reconocimientos de su padre no hacían sino confirmarle que sus sospechas eran ciertas, él la quería en cierta forma, aunque insuficiente o mezquina, todavía no podía decidirlo.
Su alianza más reciente con el reino de Yamato abrió su mente a la hermosura y complejidad de cada cultura, de cada pueblo; esto reafirmó todavía más su decisión interna de respetar y valorar a cada raza con sus características intrínsecas. En aquellas tierras conoció a Pallando el azul, su nuevo y más reciente aliado, y al parecer amigo.
Luego de la victoria sobre el imperio del Este y de su entrada triunfal en Minas Tirith se le notifica de la Gran Expedición y no puede evitar pensar que las manos negras del trono quieren alejarla de su padre y de su pueblo, pero no pude sino obedecer. Pallando el azul la alienta a seguir el camino de la expedición a pesar de a renuencia de ella y es así como se prepara para comandar una de las expediciones de exploración y conquista más ambiciosas y peligrosas que se han realizado hasta ahora.

Cargando editor
20/01/2015, 22:40
Nerghan

Notas de juego

Que pedazo de historia y muy buena, además la actriz que has escogido le va como anillo al dedo!!!;)

Cargando editor
20/01/2015, 23:27
Arphazel

Notas de juego

Gracias! Esperemos a ver qué dice el máster :P

Cargando editor
21/01/2015, 00:03
Hafficci

Notas de juego

Buenísima historia, Arphazel!!! Coherente, y rica en detalles. Muy buena. Y sí, muy apropiado el avatar!! ;)

Estaré mas que dispuesto a seguirte en esta empresa, si resulto elegido!! xDD

Cargando editor
21/01/2015, 00:50
Director

Misa gusta tusa ;)

Cargando editor
21/01/2015, 02:04
ERTYWERT

DJ, salgo mañana a las 10 o así y no regreso hasta el lunes.

Cargando editor
21/01/2015, 02:38
Director

Pues perfecto. Así para el lunes ya sabemos quien está en la partida.

Cargando editor
21/01/2015, 10:30
Tsabrak

Nombre del personaje: Ereinion
Edad: 4.041 años
Sexo: Varón
Raza: Elfo Noldor
Nacionalidad: Casa de Valinor
Concepto: Alto rey Noldor en la Tierra Media, Rey Guerrero

Historia:  Ereinion es el fruto del matrimonio secreto de Gil-Galad y una noble noldor, antes de que este partiera a la Tierra Media, jamás llegando a tener la oportunidad de conocer a su heredero. Al nacer, recibió como nombre el mismo de nacimiento que su progenitor, y fue educado tanto en las artes del combate como en los secretos de la magia de su pueblo, mientras esperaba el retorno se su padre, junto a su madre...
 Desgraciadamente, ese reencuentro nunca se llevaría a cabo, ya que, gracias a los elfos que empezaron a volver de La Tierra Media, supieron del destino del rey elfo, aunque también de sus hazañas. Con el tiempo, se reunión con Elrond, quien le hizo entrega de la lanza de su padre, Aiglos, y también el anillo de poder que el rey elfo le había entregado en su momento,Vilya, ya que consideraba que ahora le pertenecía por derecho a su heredero.
 Finalmente, llegaron terribles noticias de La Tierra Media, pues se descubrió lo que ahí estaba sucediendo con los elfos y el resto de pueblos no humanos, incluido el destino del rey Thranduil. Fue entonces cuando Ereinion montó en colera, pues su padre había dado su vida por los pueblos libres de La Tierra Media y no podía consentir que estos y el suyo propio vivieran esclavizados. Con la reticencia de los Valar, el nuevo rey de los elfos partió a la Tierra Media, con un ejercito de de más de mil elfos, confiando en que, una vez allí, convenza a otros a unirse a su causa.