Veis entrar a un soldado humano, parece veterano por la calma y experiencia que delatan sus movimientos. Hace una pequeña reverencia hacia Lady Mara y os saluda al resto con un ligero cabeceo.
—Mi señora, se espera que el enemigo llegue pronto. Han usado un sortilegio para oscurecer toda la zona de la fortaleza, el sol debería guarnecernos pero los Magos de Thay han cambiado las tornas. Y desde las murallas... No se ve absolutamente nada más allá de cien pies.—carraspea, como si eso fuera un interludio para dar ahora las buenas noticias.— Por otra parte, Armdur, el enano de Mithral Hal ha terminado de forjar las lanzas que le pedísteis.
Mara se queda unos segundos callada, procesando toda la información.
—Bien, Bernard. Reparte las lanzas entre todos los trabajadores que decidieron quedarse a defender Espinaferro, necesitaremos a todos los hombres a nuestra disposición. Cuando pueda iré a organizarlos.
El soldado hace otra reverencia para despedirse y sale por la puerta. Mara se gira hacia vosotros de nuevo, mirando específicamente a Brakar.
—¿Querías que alguien os enseñara vuestra sección de la muralla? Os acompaño.— dice de manera firme mientras os deja espacio para que salgáis por la puerta y os encaminéis hacia la salida del edificio.— Aunque antes quiero saber si Orso me dijo la verdad, ¿Tienes la espada solar?
La exploradora mira a Sulma y arquea una ceja al escuchar sus tenicismos mientras habla consigo misma. Le dió la impresión de que se estaba inventando la mitad de las cosas y en cualquier caso buena suerte para hacer tantas cosas con los enemigos a las puertas.
Luego mira de soslayo a Xoco y su comentario poco chistoso sobre el sombrero. Se le escapa una sonrisa sin alegria. Desde luego que iba a tener trabajo defendiendo la muralla junto al paladín.
La sonrisa hueca se le ensanchó, imaginandose a si misma luchando codo a codo con Brakar, acto seguido le dió un escalofrio.
-¿Donde te has metido, Ulrika? -Emitió un fuerte suspiro y luego iba a llanzar otra cuestión que se respondió por si misma cuando se produjo la interrupción.
-Ya están aquí. -Se relamió ante el combate inminente.
Ya estaba dispuesta para salir cuando escuchó mencionar la espada solar, miró de reojo al paladín y esta vez si que sonrió de manera genuina. No se detuvo a verla, si era verdad la podría contemplar en acción que es como se debe admirar un arma.
-Alguien ha venido bien preparado para la ocasión. - Murmuró satisfecha.
Tras el aviso por parte del soldado, el paladín sintió el fuego recorrer todo su cuerpo
-"Parece ser que vamos a empezar antes de lo esperado."- Pensó
Empezó a estirar hombros y brazos hasta que Lady Mara nombró su espada.
-No es que sea un secreto, pero no sabía que Orso conocía de su existencia.-
Brakar se volvió a colocar el escudo en el antebrazo y con su mano diestra sustrajo la espada de la vaina. Para sorpresa de algunos esta espada no tenía un filo normal, poseía una hoja de pura luz radiante.
-Así es Lady Mara, aquí porto la Espada Solar. Parece ser que nos vendrá bastante bien para esta ocasión.-
Se acercó a la señora de la fortaleza y puso la mano que portaba la espada cruzada sobre su propio pecho, como si de un saludo militar se tratara.
-Aquí estoy para serviros contra los engendros de Thay, guieme mi señora.-
El brillo desapareció repentinamente de los ojos de Sulma al escuchar de los seguidores de gond, algo decepcionada... Si, vale que eran competentes y todo eso, pero... Les faltaba imaginación y eran demasiado "tradicionales". Sulma sin duda haría un trabajo mucho más elaborado y eficiente.
Por otro lado, no disponían de tiempo para mejoras en aquel momento. Una pena. Pero al menos sí que le haría una pequeña puesta a punto antes de entrar en acción.
Se disponía a salir de la estancia tras la semielfa de aspecto peligroso cuando algo llamó su atención... ¡Una maldita espada de luz!. Desde luego, a la ingeniera no le faltaron ganas de saltar sobre el escamoso y ponerle sus zarpas encima, estudiarla, averiguar su funcionamiento, planear miles de formas sobre cómo mejorarla...
Aquella aventura desde luego que iba a merecer la pena... Montones de juguetes nuevos, gente curiosa y, bueno... estaba el detallito de encontrarse rodeados por un ejército de no muertos. pero... ¿qué es la vida sin un poquito de picante?
Sulma contuvo sus ganas con todas sus fuerzas, tenía trabajo por delante. Siguió a la comandante hasta su sección de la muralla, seguida de cerca por Wukee y deseando ver las aberraciones modificaciones que esos puñeteros gondianos le habrían hecho a su fundíbulo...
Aquella niebla oscura al fondo resultaba ser una visión inquietante. El show estaba a punto de comenzar.