Partida Rol por web

Los que se marchan pronto desaparecen en la espesura, quedando fuera de toda posible cobertura, aunque también de la vista de los salvajes que se acercan  desde la dirección opuesta.

Ahora están más cerca, y no se los percibe, pero se oye el resonar de algún cuerno ocasional en el bosque a medida que avanzan. No obstante, los primeros en arribar son los exploradores que Alesha destacara, corriendo carreritas entre ellos con aparente diversión. La puerta es entreabierta lo justo para que pasen, y luego vuelta a cerrar mientras informan.

-Jajaja…+rie Shiva+ Eso… estuvo hejhej…bien.

La mirada de Anibal se enseria, fijándose en ambos alternativamente. Tras ahogar un “amargo”, pasa a informar,  lo que sin duda todos están esperando en el patio

 -Son…+inspira hondo, buscando el aliento, mientras Alford hace otro tanto+ Son unos 50,…con dos jefes… Creo que doss … grupos distintos… pero llegaran más o menos al mismo tiempo…. Media hora como mucho… vienen caminando con carga… y no parece que… que sospechen nada.

50. Eso hace una diferencia de 5 a 1 en relación a los defensores… o muchos blancos de donde escoger...

Fenrir había aceptado las órdenes y cerraba la marcha con Karkaroth a su lado. Galadir vigilaba en lo alto y cada tanto caía en picado cazando alguna presa que era devorada prontamente.

El sabio iba en silencio, y sólo de vez en cuando se acercaba a los heridos para corroborar que siguieran estables. Le preocupaba el estado de la niña, y el hombretón tampoco se encontraba en su mejor momento.

Dioses ayúdennos... guíanos hacia la ciudad en ruinas y protejan nuestras vidas...

Fenrir observaba todo a su paso. Intentaba tomar nota mental de cada cosa para así poder ubicarse en otro momento si fuera necesario, como ser, buscar a Aníbal y a los que lograran escapar de Robledo.

Rorgo en cabeza va despejando el camino de ramas y hierbajos que molesten el paso del carro. No iban a poder seguir el mismo camino entre los árboles pero si uno paralelo por un camino mejor marcado.

Hacía algo menos de frío que días atrás pero que el tiempo acompañara no era suficiente, debían apurarse en llegar cuanto antes a la Ciudad en ruinas. Necesitaban la ayuda de la bruja de nuevo, aquella tal Niamh se había portado muy bien con ellos sin pedir nada a cambio, ojalá hubiera regresado allí, a su improvisada nueva casa.

Por aquí - Dijo señalando la desviación hacia el interior dejando a su izquierda las lindes del bosque - No debe faltar mucho, cuanto antes lleguemos, antes podremos descansar - Lo dijo casi sin pensar, pues no tenía la certeza de seguir el camino no bueno, pero esperaba que su instinto y su memoria no fallaran en esa ocasión.

Anhelaba por encima de todo que sus dos sobrinos aguantaran bien hasta la llegada al poblado y que pudieran ser atendidos correctamente; y deseaba también que Aníbal, Dánae y el resto no tuvieran complicaciones en proteger el castillo, su casa.

La memoria de Rorgo parece buena y poco a poco comienzan a encauzar camino. Sin embargo, no hay novedades de los que quedaron atrás… Solo el viento entre los arboles sigue sus pasos. Ni tan siquiera los animales compañeros de Fenrir se ven perturbados.

Tardan algunas horas, hasta que finalmente divisan las torres rotas de la ciudadela-refugio poco antes del ocaso. Las mujeres, los niños y los heridos que habían quedado ahí están en torno a los fuegos para cuando llegan, aguardando novedades de la expedición. Los reciben con preocupación al ver que su estado, ayudando a descargar a Tyr y Ginevra, como asi tambien al pequeño cuerpo de Cornelio. Tienen agua, y alguna sopa de hierbas para animar el estómago. No han estado ociosos, sino que han revisado el bosque cercano en busca de sustento.

Pero, luego de permitirles un descanso breve, les dan una noticia: Niamh ha desaparecido. Ayer salió al bosque a buscar algo… y no ha vuelto.

Los Dioses los habían ayudado hasta ese momento, o al menos en parte. Fenrir no era quien para desconfiar de su voluntad, y seguramente pronto recibiría alguna señal de cómo seguir.

La noticia de que Niamh no había vuelto no era buena. Tampoco era mala, aún, ya que podía estar viva. De todas formas, eso significaba que tendrían que hacer algo por Ginevra y no estaba seguro de si él sería el indicado para hacerlo.

Se acercó a Rorgo para proponerle algo que se le había ocurrido.

-Rorgo, yo podría ir a buscarla. Con la ayuda de mis animales podría encontrarla... sólo necesitamos a alguien que pueda cuidar a Ginevra mientras yo no estoy.- dijo el sabio con un gesto señalando a su Lobo que descansaba alejado de los demás, lamiéndose sus heridas. Galadir estaba cazando en ese momento... Fenrir lo sentía.

Rorgo se sorprendió de ver a más gente allí, la última vez era una zona abandonada y el único signo de vida allí era la presencia de Niamh que parecía no estar ya allí. Pese a su sorpresa, no estaba si no contento de saber que había más supervivientes y que parecían colaborar entre ellos también.

Adelante pues. Ella es muy importante para nosotros y si dijo que regresaría y no lo ha hecho aún, puede que necesite ayuda -Deseaba que no fuera así y que sólo se hubiera entretenido o encontrado con alguien a quien estuviera ayudando también - Anda con cuidado y regresa antes de que amanezca con o sin ella -No podían perder más gente.

Se acercó a uno de los fuegos, y mientras cogía calor se informó de quién era esa gente y quién les había curado o ayudado en las heridas - Mi sobrina está gravemente herida, necesita atención inmediata, si alguien puede ayudarla que venga conmigo - Cogió un cuenco y sirvió sopa especiada en él. Y lo llevó al carro para ofrecérselo a Tyr.

Entre los que quedan no hay ningún sanador, pero Niamh les dio lecciones básicas a un par de las matronas antes de marcharse y estas se ofrecen a ayudar con Ginevra. Pero al ver su herida retrocede, con expresiones de pena. Tanto no les enseño.  Cuando mucho pueden ponerla más cómoda, pero necesitaran de un verdadero experto para atenderla. Junto con Tyr, que se niega a separarse de ella, son acomodados en una habitación privada. Aunque no contiene más que un par de lechos de paja y mantas, es mejor que nada.

Fenrir por su parte no tiene una tarea fácil. Como mucho pueden indicarle que salió hacia el sur. Pero ninguno de los aldeanos se atrevió a abandonar el refugio, no muy lejos al menos… así que no saben exactamente qué camino tomo luego.

Los superan 5 a 1. Es una lucha justa para un norteño. Pero tendrán que aprovechar bien su ventaja. Frunce los labios.

-Los arqueros tendrán que mantenerse ocultos y esperar que se aproximen. Alesha, tu comandaras a los de la izquierda. Danae, te encargaras de la derecha. La idea será romper sus líneas. Si pueden derribar a los jefes, mejor que mejor.

Contempla las grandes puertas. Resultaron dañadas cuando el castillo fue tomado, asi que no puede esperarse mucho de ellas, pero solo necesitan que ganen tiempo.

-Incluso si la estrategia resulta, seguramente algunos lograran pasar y atacaran la puerta. Les dejaremos entrar. Formaremos un frente hombro con hombro y los acabaremos.

-¿Dónde duerme? ¿Hay algún ropaje de ella aquí?- preguntó Fenrir preparándose para partir y llamando a su lado al lobo huargo. 

Si hubiese algo, podría usar el olfato de Karkaroth para encontrar a la mujer... en caso contrario sería muy difícil su tarea.

Él era un buen sanador, pero por lo que había escuchado, Niamh era mejor. Su intención era encontrarla lo más rápido posible, pero tampoco quería dejar demasiado tiempo sin atención a Ginevra.

Lamentablemente, nadie sabe dónde duerme. Y sus escasas posesiones han desaparecido con ella, o bien han sido usadas para atender a los heridos.

El panorama no es bueno y encima la noche se viene. Meterse en el bosque a buscar a alguien en la oscuridad, con todo lo que está pasando, es la última de entre las ideas malas… Aunque esperar al amanecer puede ser demasiado tarde.

Pues no sé exactamente si dormía o no allí, pero la noche que pasamos con ella dormimos en el suelo de aquella casita - dijo Rorgo recordando la noche previa al ataque al ataque del enorme jabalí.
Rorgo no pensaba que fuese buen idea salir solo y de noche por ese bosque a busccar a alguien de quien apenas se conoce.
Iré contigo - determinó sin pedir opiniones. Era peligroso que Fenrir fuera solo, además, un par de ojos extra nunca sobraban - Aquí no puedo hacer nada y me siento inútil viendo que no puedo ayudar a mi familia.
Le encargó los cuidados de sus sobrinos a un Flechanegra superviviente y se puso en marcha con Fenrir en la dirección por la que marchó Niamh la última vez que fue vista.

muchacho?

Fenrir, al ver que no tendría un indicio claro de cómo seguir a Niamh, miró alrededor y se acercó a Rorgo.

-Guíame...- le dijo llevando a Karkaroth y dejando que éste reconociera los olores.

Luego de un momento, si el lobo reconocía algo que les pudiera servir, saldrían ambos hacia la espesura, hacia donde ella salió con la esperanza de encontrarla. Después de todo, si ella vivía allí, no era normal dejar tu hogar por la noche cuando hay gente a tu cargo.

Otro cantar sería si no obtenía ningún rastro útil... en ese caso, no podrían alejarse demasiado. El bosque podía ser traicionero para aquellos que se confiaran demasiado y no lo conocieran.

Junto a Karkaroth revisan el refugio de Niamh, una choza pequeña y modesta.  El huargo olfatea con cuidado la zona, pero parece confundido por alguna razón. Tal vez las numerosas hierbas curativas que hay dentro del recinto, las cuales despiden un sutil pero persistente aroma.

En todo caso, tras un rato insistiendo consigue un rastro. Con este guía a los hombres, y sin duda, va hacia el sur, adentrándose en la noche boscosa.  Es un panorama complicado, de suelo blanco y arboles negros. ¿En qué pensaba esa  mujer para adentrarse ahí?

Los campesinos murmuran entre ellos, observando tanto al huargo y su maestro como al señor Flechanegra, sin duda preguntandose lo mismo con respecto a ellos...

-Vamos- dijo una vez que el Lobo Huargo tomó un rastro con su agudo olfato.

A Fenrir no le daba buena espina todo esto, pero si no tenían a la mujer dudaba de sus capacidades curativas. Ginevra estaba muy mal, y él no quería fallar. ¿Estaría dudando en vano? ¿Debería confiar más en él mismo y en la guianza de los Dioses? Pronto lo averiguaría...

Tomó la delantera lo más cerca de su compañero animal, mientras el Flechanegra lo seguía a buen paso.

En este momento me vendría bien un buen trago... debí aprovisionarme en Robledo... pensó fugazmente, dándole un poco de gracia ante esa ocurrencia.

Rorgo no era supersticioso, más bien lo contrario e incluso repelía ciertas creencias, pero aquellos negruzcos árboles no auguraban nada bueno.

Siguió raudamente al encapuchado y al huargo sin perderlos de vista, solo faltaría perder a otro más entre aquel manto blanco que cubría el suelo. A la entrada no vio ningún signo de que la bruja, como él la llamaba, hubiera pasado para ahí, pero sus sentidos podían fallarle. Podían fallarle tanto a él como a su compañero, tarde o temprano tendrían que descansar y sanarse las heridas recibidas, así que no podían perder tiempo.

- ¿Por dónde seguimos ahora? - preguntó a Fenrir alcanzándolo. Los pasos se hacían pesados hundiendo la nieve bajo sus pies, pero debían seguir y encontrarla rápido - ¿Estamos siguiendo un rastro o se perdió el olor para tu lobo?

El huargo olfatea la nieve adustamente, pero es difícil que opine sobre su situacion. Otra cosa son los hombres. Cuando ya salen del área de las ruinas, la noche se vuelve pesada bajo las ramas del bosque. Su visión apenas se extiende a unos metros y es confusa, dado que la densa nieve que cubre sus botas torna engañosas las percepciones. Todo es oscuridad contra ella, y las ramas invisibles de los negros arboles les golpean al menor descuido.

También es de cuidado el ruido del bosque. O la falta de él, en este caso. Normalmente debería haber algunos sonidos de animales, ya que difícilmente aves o insectos. Pero la noche del Norte es silenciosa en extremo. Aunque mejor que oir una manada de lobos o un jabalí corriendo entre la espesura para abatirlos, es… inquietante...

Finalmente llegan a un pequeño claro donde Karkaroth, resollante, comienza a andar en circulos olfateando el suelo...

Rorgo no se sentía muy a gusto allí, perdido entre ramaje y nieve. Tenían que encontrar a Niamh lo antes posible, pues no podían dejar que las oscuridad de la noche se les echara más aún encima.

El Flechanegra se acercó a la zona del claro por la que Karkaroth rondaba, seguro que había algo por allí. Se arrodilló sobre la nieve y se puso a buscar huellas o algo que pareciera no pertenecer a ese entorno natural, algo que les diera una pista de hacia dónde la bruja se dirigía.

Efectivamente, hay huellas en la nieve. Las mismas no son nada difíciles de hallar. Unas son de pies humanos cubiertos con botas sin duda y las otras… de un caballo.

Vagan bastante por el claro, como si se hubieran movido por el mismo. Pero finalmente se asientan y enfilan. Karkaroth también lo huele. Van hacia el Sur. Pero si la mujer consiguió una montura en esta zona, ahora les lleva una ventaja mucho mayor de la que pensaban.

Se levantó y mientras se sacudía la nieve de las piernas le comunicó a Fenrir lo que creía - Hay huellas, de botas y de caballo. Pero...es extraño, si ella tuviera caballo ¿no nos habrían dicho los de la aldea que partió con él? Puede que se encontrara con alguien a quién cocnocía o... quien sabe lo que le haya podido pasar a esa joven muchacha - Se rascó la frente pensativo a la par que preocupado.

¿Qué hacemos Fenrir? Podemos intentar alcanzarla siguiendo hacia el sur, pero lo veo complicado con este tiempo, la noche y sin caballos.