Partida Rol por web

La mujer no parece muy feliz de verte, o quizás por otra cosa. Ahora que tienen tiempo, te mira con gesto serio. Puedes observar que sigue igual de bella que siempre, pero algo mas delgada y con expresión endurecida. Sin duda ha pasado por algunas privaciones.

-¿Que estas haciendo aquí? +pregunta directamente. Al parecer para ella no hay porque esperar.+ ¿Huiste? ¿O todos lo hicieron?

Fenrir ayudó a Jorah si era necesario, y luego se dirigió a su caballo. No le hacía mucha gracia el estar en la retaguardia, pero también era cierto que sería el mejor lugar para conversar con la mujer sin llamar demasiado la atención. Además, ella no parecía querer guardar las apariencias.

-No huí, vine a buscarte...- dijo el viejo, dudando en la forma de proceder a continuación.

Observó a su alrededor, y acercó el caballo lo máximo que pudo al de Niamh.

-Los Niños del Bosque me han enviado...- susurró observando el rostro de la bella mujer -¿Por qué te fuiste?-

Al mencionar los niños la mujer ni se inmuta, pasando de la referencia con frialdad. Su mirada no obstante es escrutadora, intensa.

-Fui en busca de ayuda. Necesitábamos refuerzos, por si no lo notaste.  +chasquea la lengua con desdén+ Pero lord Umber no quiso saber nada de ayudar a los Flechanegra. Así que fui a ver a los Stark de Invernalia.  

Mira hacia adelante, a los mensajeros.

-Su rey, Brandon, es… diferente. Pero tampoco los ayudara. No al menos con la bastante prisa como para que vivan… En todo caso, serán vengados. 

Fenrir la observaba. ¿Es que no se daba cuenta? ¿O no sabía nada? Mejor sería contarle todo a ver si así colaboraba más.

-Un niño del bosque te estaba buscando, creyó que nosotros habíamos ocupado tus posesiones y te pensaba aún una niña- dejó una pausa -¿Es que no sabes nada de eso?-

De nuevo observó alrededor para ver si había alguno que estuviese levantando la oreja más de la cuenta.

-¿Por qué crees que te estaría buscando el niño del bosque? Parecía importante y prácticamente no me dejó opción- preguntó, esperando la respuesta de la mujer, y luego agregar -Los FlechaNegra estarán viniendo hacia las tierras de los Umber, tal vez así sobrevivan...-

Alza las cejas, abriendo los ojos un tanto. Su expresión se endurece como el hierro, al mismo tiempo que los ojos le relucen con una mirada mucho mas fría que el clima.

-Cierra la boca y no hables de ellos. +murmura con ira contenida, casi masticando las palabras.+ No aquí.

Parece muy molesta por el tema o por tus palabras, lo que apaga la conversación un buen rato mientras se calma. Eres consciente entonces de que mientras el grupo avanza, ustedes son los únicos que hablaban. Pese al tono quedo, vuestras palabras y gestos podrían haber llegado a alguno, ya que van todos con los sentidos alertas, aunque mas al bosque que a los otros. De todas formas es poco probable... y no justifica el tono casi asesino.

Resulta un andar muy tenso, hasta que finalmente divisan el bosque abriéndose y delante, el campamento y la fortaleza al fondo. Han regresado! Su visión provoca alivio a las tropas, y también relaja un poco el semblante endurecido de Niamh.

-Umber… Dudo que sea bueno que vengan aquí.+masculla+. Te lo dije, ya hable con el y no quiere saber nada de ayudar a los Flechanegra… Para él, Anibal y los otros son bandidos con titulo; mejor si mueren todos. 

Fenrir guardó silencio. Entendía que no era un buen momento, pero hacía mucho tiempo que no había buenos momentos. Había momentos, y sino, muerte. Entonces había que aprovechar. Pero respetó el pedido de la mujer.

Realmente fue un alivio ver la fortaleza. Era como la tierra para un náufrago. Aunque aún no estaba seguro de si podía sentirse completamente seguro.

-Ellos ya estarán en camino hacia aquí... vendrán lento, seguramente, pero vendrán- dijo Fenrir -Y una vez lleguen, los Umber no podrán echarlos... los Stark tomarían cartas en el asunto sino- agregó confiado el viejo.

Se daba cuenta que pronto habría mucho trabajo...

-Los Stark están en marcha… pero no hacia aquí. +replica en voz pausada+ Van hacia el Castillo Negro y Guardiaoccidente del Río.

Su tono bajo es tenso, cargado de cierta melancolía, casi tristeza. Mientras el grupo emprende el último tramo, continua.

-Al parecer, una bruja se ha hecho con el control de la Guardia de la Noche. Me lo dijo un guardia con el cual viaje, uno que consiguio escapar. Se han aliado con los salvajes de Azoth… El tal Brandon reunió a sus banderizos y van a marchar en su contra. Pero irán a por la cabeza primero y eso significa que no ayudaran a las gentes del Norte… hasta recuperar el Muro. Estamos solos… 

Esa información no era para nada esperanzadora. ¿Los Dioses querían esto? No lo entendía, pero confiaba en que había algo más que no estaban viendo.

-Que vayan hacia allí puede ser bueno y malo a la vez- dijo Fenrir pensativo -Tal vez hasta podríamos encontrarlos en el camino... ¿o ya partieron hace mucho? ¿Eso es lo que vienen a decir los mensajeros?-

Fenrir intentaba pensar la mejor manera de aprovechar esa situación. Si los Stark estaban marchando hacia el Norte, bien podrían unirse a sus huestes, los pocos que fueran, al menos para mostrar presencia. Así, una vez los derrotaran, tendrían un mayor apoyo. Pero, por otro lado, si caían, caerían todos. No, había que pensarlo mejor...

-No. El mensaje es lo otro… que no tendrán ayuda. Que sean fuertes y resistan. +suspira. Su mirada vaga por el campamento, y mueve la cabeza lentamente con negación al ver a los aldeanos y soldados Umber acurrucados.

-El ejército de Brandon es grande. Se moverán despacio, incluso si usan el camino Real y todavía no habían partido cuando los deje, aunque ya deben estar marchando. Calculo que les tomara no menos de un mes en llegar hasta su destino. ¿Porque quieres alcanzarlos?

Fenrir sacudió la cabeza. No eran buenas noticias para Lord Umber. No estaría contento y no sería un buen momento para pedirle nada.

-No es que yo los quiera alcanzar, sino los demás, todos, lo que queda de la Casa FlechaNegra- respondió el viejo -De todas formas no sé qué podríamos hacer... según el...- dudó un momento, recordó la frialdad con la que lo calló tiempo antes -Según nuestro "amigo" en común, hay un peligro aún mayor al Norte, más que Azoth-

Eso lo había desconcertado y la esperanza parecía querer huir de su cuerpo. Si no podían contra Azoth, ¿cómo harían con algo aún peor? Estarían cansados, disminuidos...

El grupo va entrando a la fortaleza Umber, pero Niamh no mira a las piedras, sino al vacio adelante, pensativa. Guarda silencio mientras los soldados empiezan a desmontar y son recibidos por la servidumbre, pero aprovechando el ruido murmura quedamente.

-Si ese es el caso, esa bruja que mencionaran puede ser mucho más de lo que dicen…  Es lo único que se me ocurre. Solo una magia muy poderosa podría poner a cientos de hombres bajo un encantamiento.

Se muerde el labio inferior quedamente. Solo hay dos clases de magia en Poniente. La una proviene de los Niños y su conexión con la naturaleza, algo que es compartido ligeramente con los Cambiapieles y Verdevidentes. La otra…

En eso ves al viejo medico que te hace señas. Hay que trabajar con los heridos de inmediato.

-¿Bruja?- preguntó el viejo mirándola a los ojos, justo antes de que el médico lo llamara a trabajar -No te vayas sin mí, estaré con los heridos, por favor- agregó antes de dirigirse hacia los heridos. Tendría mucho trabajo por delante, y muchas preocupaciones pisándole los talones.

Algo más sabe... ¿pero qué es? No hablé de ninguna bruja...

La joven salvaje niega con la cabeza y sin despedirse, sigue a los mensajeros con los que vino. Estos son conducidos por los guardias a ver a lord Umber, como era de esperarse. Pero tu tienes trabajo que hacer.

No son pocos los heridos, en efecto. Además de los soldados, hay nuevos en la sala cuando regresas tras el viejo medico: ha debido de haber otro ataque. Y el lugar de honor lo ocupa ser Jorah, al cual están quitándole la armadura cuando entras. Su torso desnudo esta lleno de cardenales y quien sabe  como se halle por dentro. Las heridas contundentes son las mas dificiles de tratar.

Es en vano esperar una reunión pronta con Niamh, a menos que hagas algo. Estarás aquí el resto del día como poco, mientras atienden a los desvalidos.

Fenrir vio a los nuevos heridos y pensó en cuánto más podrían resistir estos hombres. En principio, Jorah no parecía que pelearía por un buen tiempo. ¿Él tendría que ocuparse del caballero? No lo creía, seguramente el viejo médico se encargaría personalmente. De todas formas, Fenrir se mantuvo cerca por si necesitaba algo. Era bueno tener gente a favor, y él había demostrado ser útil.

Luego de un rato, cuando se dio cuenta que estaría así todo el día, decidió que tenía que hacer algo. Debía hablar con Niamh, y temía que ella se fuera sin él. Pero ¿por dónde podía empezar? Además, al Castillo no lo dejarían entrar. De eso estaba seguro. Esperaba que a la noche pudiera encontrarla, o que ella lo encontrara a él.

De todas formas, se alejó un momento de los heridos. Si había un niño por allí le podría ofrecer unas lindas monedas por un servicio muy importante: que le avisara corriendo si una mujer con la descripción de Niamh se iba por la puerta. Era lo único que podía hacer.

Volvió a donde lo esperaban la sangre y el dolor...

Tus habilidades sanadoras son bastante necesarias, por lo que no es de extrañarse que tengas mucho de que ocuparte, no con Jorah desde luego pero si con sus hombres y otros. Obviamente estas a la altura y encuentras bastante gratitud a ello entre los heridos. Es evidente que estas personas no olvidaran lo que haces por ellos*.

Es muy tarde ya cuando el niño que comisionaste regresa a buscarte. Ya ha pasado la hora de la cena largamente, por lo que la mayoría duermen, salvo los que velan a los heridos mas graves o a algún familiar. En realidad resulta sorprendente que siga despierto, aunque el pilluelo puede tener sus razones.

-La mujer que dice… se esta marchando. Esta ahora en las caballerizas.   +anuncia con un resoplido cansado. Al parecer Niamh goza de una libertad que tu no posees…

Fenrir se encontraba afuera, limpiándose la sangre de las mangas y la piel. Había sido una larga jornada, y estaba cansado. Había podido sacar algunos sorbos de vino durante el día, pero de todas formas ahora estaba necesitando un barril entero.

Se sorprendió gratamente cuando el pilluelo llegó corriendo a él.

-¡Vaya! Eres bueno- dijo el viejo con una sonrisa sincera, sacando una moneda de su bolsa -Toma, y si sigues trabajando así, tendrás más de donde vino esta- y se la dio en la mano -Ve a descansar, si mañana te necesito, te diré si pasas por aquí cuando te despiertes-

Y tomando sus magras pertenencias se dirigió hacia la caballerizas lo más rápido que le permitieron sus cansadas piernas.

Lord Umber me debería dejar ya... no puede seguir reteniéndome aquí...

Efectivamente, hay una figura en las caballerizas. A la luz de una pequeña lámpara, Niamh esta terminando de ensillar su caballo, que ya tiene sus pertenencias acomodadas y algunas alforjas extras. Se encuentra sola, por lo que le resulta fácil escucharte y volverse, mientras lleva la mano a su daga en el cinto.

Al reconocerte frunce el ceño, bajando un tanto la guardia. Con hosquedad toma las riendas de su pequeño garrón blanco.

-Ah, tu...  Nuestra charla tendrá que posponerse. Tengo prisa. 

Fenrir se detiene un momento al ver la daga en la mano de Niamh, no por miedo, sino para tranquilizar a la mujer. Pero ante las palabras de ella, se acerca aún más.

-¿A dónde vas?- preguntó sorprendido el viejo -¿Lord Umber permite que te vayas?-

Fue lo primero que se le ocurrió. La sorpresa le ganó a la sensatez, pero era lo que era.

-Disculpa... pero di mi palabra de que te llevaría de vuelta. ¿Podrías al menos contarme qué sucede? Tal vez pueda ayudarte- agregó.

-Ni yo misma lo se…+replico tensa, mientras extraía el animal del establo+ Pero quedándome aquí no voy a averiguarlo tampoco. Además, no pienso regresar con los Flechanegra.

Su mirada es firme, dura como la piedra. Evidentemente esta decidida, cuando añade en tono bajo.

-Si el peligro es tan grande que ellos mismos se preocupan de buscarme, mejor iré con el ejército que va al Muro… Estoy con tiempo de alcanzarlos, y allí al menos podre hacer algo. Aunque más no sea entender lo que sucede... o quizás incluso vengarlos..

-Si me acompañas, podremos averiguar más- dijo Fenrir intentando que la mujer no se alejara -Me prometieron que si te llevaba con ellos, me dirían qué más hay que no estamos sabiendo, y mientras tanto, protegerían a Aníbal- sus palabras salían rápidas de la boca -¿Por qué no quieres regresar con ellos? Si tu deseo es el de dejarlos, de acuerdo, pero por favor, acompáñame. Tal vez hasta los Flechanegra podrían sumarse al ejército- dejó una pequeña pausa -No hace falta que viajes sola, en estos tiempos sabemos que no conviene... y en el bosque tengo a mis compañeros. Yo te estoy dando un norte, un objetivo, que tal vez nos ayude a saber qué hacer para detener esto-