Partida Rol por web

Al ver la reacción del más viejo del grupo, le respondo asintiendo y añado:-A mi tampoco, es más no me sorprenderia encontrar Caminantes Blancos. Pero debemos encontrar el Cuerno de Invierno. Si alguno decide quedar-se se lo agradeceré, el resto puede seguir con la búsqueda.

Acto seguido saco un pico y me siento delante de la pared de hielo y empiezo a excavar.

La sola mención de los Otros tan libremente hace que muchos ceños se frunzan. Antes que avances con tu pico, un par se te ponen en medio.

- Si, Joramun quiere eso… Pero no servirá de nada si morimos todos por llevarlo. No piensas acaso, ¿muchacho? Caminantes… eso no se dice así a la ligera. Además, ¿tú qué sabes de eso? Te mearías en los pantalones nada más verlos, y estarías muerto un instante después. Bajaremos todos e informaremos de la cueva. Que vengan los hombres de Then o los guerreros a ganarse su honor, si el cuerno está ahí. Nosotros volveremos a casa.

Las brabatas me impactan y no puedo contenerme ante ello:-Que me mearía al ver-los? Ya me he enfrentado a uno. Le disparé varias flechas y no conseguí hacer nada. Sé perfectamente que no tengo nada que hacer contra ellos.

Reflexiono unos instantes y añado, a continuación:-Puede que tengas razón en lo de avisar, pero me gustaría quedarme para encontrar-lo.

El comentario de que ya has enfrentado uno arranca muecas burlonas e incrédulas. Pero es omitido ante la reiteración de la idea de que te quedes tu solo. Si eres el único que quiere morir es otro tema realmente. El viejo te explica, con paciencia de años, sus razones.

- No lo estas entendiendo. No me importaría dejarte, muchacho engreído... Pero si los despiertas, muchos de nosotros seremos atrapados después que pasen sobre tu cuerpo...

Su mirada va a los lados. Hay no pocos lisiados, o gente muy joven o muy vieja para correr. Por eso son los cavadores, los que no pueden desplegar una gran actividad.

- Iremos abajo +repite+ Si Guran te da permiso a quedarte, bien. Tendrás dos días entre subir de nuevo y cavar eso solo, como minimo. Tiempo suficiente para que nosotros estemos a buena distancia. 

Reflexiono durante unos momentos antes las palabras del anciano:-Sé que tiene razón, y probablemente lo que propongo sea un suicidio, pero levo muchos días inactivo y eso es lo que me mata.

-Esta bien, os acomañaré hasta el campamento base y hablaré con Guran.

Tu aceptación de los términos ahorra lo que podría haber terminado en pelea. Seguidamente el grupo recoge sus pertenencias, salvo un par de pieles que son dejadas para marcar la cueva desde fuera, y emprende el descenso.

Si pensabas que subir era duro, bajar es aterrador. Antes el panorama era la roca ascendiendo contra el cielo. Ahora, lo es la inclinada y larguísima pendiente, kilómetros de ásperas rocas y traicionera nieve, hasta el campamento base. Incluso tus compañeros más curtidos extreman precauciones, aunque al menos ellos logran bajar en una pieza, sin más que algún susto ocasional. En cuanto a ti….

Aún hay nieve en tus orejas, de la última revolcada, cuando llegan al campamento base. El descenso fue como un karma de la monta… Lo mejor será olvidarlo. Por lo menos alivio el ambiente del grupo, con unas cuantas risas a tu costa. Y los golpes obligan a reconsiderar el plan.

Guren los recibe pronto, sorprendido un poco del rápido regreso. Escucha vuestro relato de la “puerta de hielo” y las luces. Finalmente se rasca la blanca barba.

- Fue una buena decisión bajar… Eso huele a magia. Es justo lo que buscábamos, pero no algo con lo que debamos lidiar. A partir de aquí, lo mejor será que se encarguen solo la Dama-huargo y los soldados…+voltea a mirarte+… a menos que decidas quedarte. ¿Sigues con esa idea?

Inclina el cuerpo hacia adelante.

- Es tu decisión muchacho. Podemos dejarte una tienda y algunas provisiones. Podría ser útil que alguien los esté esperando para indicar el camino. Pero mínimo pasaras una semana antes que llegue el próximo grupo. Hasta entonces...

-Sé que si me quedo, podría morir a causa de las heridas, si no las trato debidamente. Por otro lado os haría un favor, así me perderíais de vista, y un problema menos para ti, no?

Tras unos momentos sigo diciendo:-Prefiero volver al campamento, curarme y volver con el siguiente grupo y  guiarlos. Esa es mi decisión.

No parece haber más que discutir. De todos modos hay que enviar el mensaje al resto de los grupos, por lo que el viaje se demora un día adicional, en tanto bajan y se reagrupan. Entretanto, te vendan los golpes, de modo que cuando retomas el viaje vas con más telas encima de lo usual..

Desgraciadamente, no hay lugar para ti en los carros. Debes caminar como a la venida. Eso no es bueno para las lesiones… Al menos no empeoran. Pero cuando avistan el campamento de Joramun, y sus fuegos les dan la bienvenida, apenas puedes decir que estas mejor.

Enseguida te llevan junto con los principales del grupo que descubriera a la cueva, en presencia del señor Más Allá del Muro. También están la chamana, su huargo, y tres o cuatro hombres de cotas de escamas, que brillan al fuego. Son capitanes thenitas. Y, llamativamente, no hay ningún capitán de las tribus libres propiamente dichas…

-A ver… Explica lo que encontraste, muchacho. +pregunta la áspera y firme voz.

Gracias a las vendas que me pusieron antes de emprender el camino de vuelta, mis heridas no fueron a peor, por otro lado el viaje fue todo un calvario. Al avistar las llamas del Campamento de Joramun fueron un consuelo para mi agotado espíritu, pero antes de poder descansar y curarme me llevan, con el resto de mi grupo, ante la presencia de Joramun, la chamana y varios thenitas. 

-Si, mi señor. Tras la escalada por el pico, encontramos una cueva en la que nos refugiamos para pasar la noche y proseguir al día siguiente. Por desgracia, la cueva no era muy grande, y resultaba incomodo el descansar, así que me levante y me senté delante de la fogata. En ese momento me dí cuenta de que la pared de la cueva brillaba de una forma rara ante las llamas del fuego, como si hubiese luz detrás de ella. Me acerqué y observé que era una pared de hielo muy lisa, como si la hubieran colocado allí, al proyectar mi sombra sobre ella pude ver que había una cavidad aún más grande llena de unas luces verdosas. paro unos instantes al ver las caras de desconcierto de los thenitas, Joramun me hace una señal para que siga:-Intenté despertar a unos cuantos de mis compañeros y, a parte de mandarme a la porra, me dijeron que colocara unos leños cerca para intentar derretir la pared de hielo. Lo hice y mientras me quedaba observando me venció el sueño. Con los primero rayos de luz, vi que había conseguido debilitar la pared pero no mucho. 

-A pesar de mis objeciones, descendimos hasta el campamento e informamos. Eso es todo. 

Joramun se acaricia los cabellos blancos, pensativo. Guren no añade nada al relato, ya que es lo que el mismo también ha visto. Pasado un tiempo, el silencio es roto por las tensas palabras del rey.

-Escucha, y escucha bien muchacho. Es muy importante la diferencia. Según lo que respondas, será una cosa u otra… ¿De qué color era la luz dentro de esa cueva?

Puedes sentir perfectamente la presión, no solo de los ojos de Joramun, sino de todos en la tienda. Querías atención, reconocimiento, y parece que lo has conseguido. 

Parece que lo que más les interesa es el color de las luces, bien Lurick piensa, piensa. Hago un esfuerzo para recordar y traslado mi miente de nuevo a esa cueva:-bien estoy delante del fuego, viendo al resto medio dormir, de pronto veo que la pared de delante brilla de forma rara, me acerco y veo luces verdosas detrás de la pared de hielo. Ya está!!

Abro los ojos y vuelvo a estar delante de Joramun, cojo aire y digo:-Eran luces de un tono verdoso, mis compañeros pueden confirmarlo.

Joramun se recostó contra su silla, mesándose la barba. Los capitanes thenitas se miraron entre si, serios, pero la chamana esbozo una breve sonrisa.

-Entonces no son los Otros… sino los Niños…+murmuro el rey más allá del muro.+ Lo cual tiene su propio peligro, lo sé. +añadió, antes que la mujer hablara, recordándole algo que conocía perfectamente. Miro a los guerreros y asintió con un cabeceo, el cual detuvo las inquietudes que compartian.

-Preparen una tropa. Este muchacho los conducirá. Saldrán al amanecer. +dijo, decidiendo rápidamente tu destino. 

Antes de que me diera cuenta ya tenía nueva misión, guiar al grupo de thenitas de nuevo hasta el pico y enseñarles la cueva, de momento todo sencillo. Asiento ante la nueva mision y cuando estoy a punto de salir de la tienda de Joramun, me giro y le digo:-Un par de cosas que necesito antes de salir al amanecer, algo de curación, ya que si no me convertiría en un estorbo y algo de información sobre esos Niños, nunca había oído mención alguna sobre ellos. Podéis proporcionar-me-lo, mi Señor?

Te mira como si viera un gusano saltando y agitando banderitas.

-¿Puedes caminar, verdad? Es todo cuanto necesitas. Sobre los Niños… ¿tus padres no te enseñaron nada, muchacho? No puedo reemplazar lo que era su deber. Pregúntale a los hombres durante la marcha, te dará algo de qué hablar…

Con esto y un gesto desdeñoso da por terminada la conversación. Quedas libre de ir a tu tienda y comer. Apenas el alba despunte, deberás volver a encaminar tus pasos a la montaña azul. Solo que en vez de los calmados cavadores, será junto a los Thenitas. Les has visto en el campamento, y poco difieren de los soldados al otro lado del Muro, salvo quizás que son más ásperos, más brutales. Por el otro lado siempre lucen organizados, no como los reclutas o los salvajes. Junto a las armaduras de bronce que portan, podrían pasar por tropas de cualquier casa, si no fuera la mirada.

Sus ojos suelen brillar con la expresión de fanáticos, devotos a una causa. Pero cual sea esta… no es algo que revelen a los de fuera.

Salgo de la tienda de Joramun con la ayuda de mi bastón y vuelvo a mi antigua tienda, de camino paso por la zona central del campamento y cojo un cuenco un comida. Una vez llego dejo el cuenco aún caliente encima de un trozo de piel curada y me siento en el suelo, para comer y descansar. 

Tras descansar durante unas horas, me levanto algo agarrotado, recojo mis cosas y me reúno con el grupo de thenitas que debo guiar hasta la montaña azul.

Regreso al pico azul. Ahora la marcha es muy distinta. Sin duda por la compañía.

Los hombres de Then tienen otro aire, uno peligroso. Su capitán, Argron, te ha puesto al frente para que pueda vigilarte y no huyas, según palabras literales. Al menos es sincero. Tanto como tu no confías en ellos, ellos no lo hacen contigo. De todos modos, no es placentero caminar sin poder mirar esas lanzas, hachas y filos broncíneos a tu espalda.

Por las noches, estas “invitado” a su fogata. Justo en el centro de donde acampan, como corresponde a un líder. Donde es más difícil escapar. No hablan contigo, pero tampoco lo hacen mucho entre ellos. La presión de la misión que enfrentan es notoria. Pero parece haber algo mas oculto en sus miradas severas…

Dado el ambiente tan hostil que se respira en mi nuevo grupo de viaje, decido mantener-me en silencio todo el trayecto hasta el pico, cuando lleguemos ya habrá tiempo para hablar.