Partida Rol por web

La imágen azulada y fantasmal Rey Sirio mira a Aristocles, espectante... - ¿Y bien? -

Algo estaba pasando y aquél gnomo no quería soltar lo que sabía. Por su actitud estaba claro que escondía algo y que empezaba a ponerse nervioso. Era hora de actuar. Néstor aprovechó que el gnomo estaba distraído para golpearlo con la empuñadura de la espada en la cabeza, tratando de dejarlo inconsciente. Era hora de ir al encuentro del resto de gnomos y no quería que este diese la voz de alarma. Sea lo que fuese lo que escondían, el noble pensaba averiguar de que se trataba.

- Vamos - dijo casi en un susurro y  señalando hacía la zona donde se encontraban los otros dos - Aquí hay algo que no cuadra 

Oyes un golpe seco, y ves cómo, repentinamente, una de las figuras situda sobre el muelle   ha golpeado en la cabeza a la más pequeña , la cuál se desploma cuál saco de patatas.

Sin mucho problema, Nestor golpea en su gran calvorota al desprevenido gnomo, el cuál se desploma inconsciente cuál saco de patatas. Estará así un buen rato largo.

-Estoy de acuerdo, parecía saber más de lo que decía.- Aetos asiente a Néstor y se dispone a moverse de forma sigilosa en dirección al resto de enanos, con la espada desenvainada. El hoplita se aleja y se mueve dejando cierta distancia entre él y Néstor, intentando evitar que si uno de los dos es detectado lo sean ambos, para maximizar el factor sorpresa. Probablemente el resto de enanos reaccionen de forma agresiva al ver a su compañero mutilado.

—No quisiera suponer una molestia para vos, mi buen rey. Tan sólo indicadme el camino, y yo, y mis acompañantes, lo seguiremos. Aunque no lo parezcan, son muy capaces —Pienso en respuesta al rey, mientras observo los acontecimientos.

Por lo que parece, uno de mis compañeros acaba de matar, o al menos dejar morir, a uno de los sirvientes del rey. No me gustaría que eso fuese lo primero que sus compañeros vean...

[PNJtizada]

Sin mucho problema, todos véis aparecer de vuelta tras el recodo de la cueva a la embarcación que los salvajes se llevaron consigo hace unos instantes. Sobre ella, además de todos los cazadores de la tribu que os acompañaban, se encientra Un hombre mayor vestido de forma muy distintiva, al que reconocéis como Aristocles.

Curiosamente, véis que el extremo superior de la vara que se encuentra en el centro de esa embarcación brilla con una luz azulada, iluminando allí por donde la embarcación pasa sin necesidad de antorchas.

Aristocles, sobre cubierta, os mira fijamente, lo cuál da a entender que os ha visto claramente.

Parece que la embarcación se ha detenido un momento en el recodo del túnel, y los salvajes susurran en cubierta entre ellos.

- Bien. No enviaré a mi guardia personal, pues. Pero en tal caso, os recomiendo guardar vuestras armas antes de llegar al muelle y mostraros muy cordiales con mis guardias de allí. - Su sonrisa cínica no te gusta nada. - Son gnomos muy suspicaces. Soldados violentos de gran desconfianza, se provocan fácilmente y cuálquier gesto podría ser tomado como una amenaza. -

- Son rudos, así que debéis perdonarles. Al fin y al cabo, protegen con celo las fronteras de mi reino de ladrones y bandidos que quieran robarnos nuestras riquezas. -

- Decidles que deseáis verme, y os escoltarán hasta mi presencia, a mi palacio. Espero veros pronto. -

Sin mucha más ceremonia, hace un gesto de saludo y su imágen se difumina poco a poco hasta desaparecer. -

Aetos hace señas a Aristocles, coloca su espada en vertical, con el filo hacia abajo y el pomo hacia arriba, imitando la forma de la vara de este, y hace ademán de cubrir el pomo con la mano. Después continúa hablando en tono bajo con Melanchta y Néstor.

-Esperaré por Aristocles, avanzad hacia el resto de enanos.- La cazadora es mucho más experta en sigilo que él, y Néstor no aceptaría quedarse atrás, así que la mejor opción es que sea él quien espere por la barca mientras el resto tratan de pillar desprevenidos al grupo de enanos.

Melanctha asintió, encajando otra flecha en el arco.

- De acuerdo, pero no haremos nada si no nos ven. Os esperaremos. Vamos, Néstor.- dijo en un susurro.

El noble miró la barca y escuchó a sus compañeros.

- Esperemos a Aristocles y al resto - sentenció. Si tenían que enfrentarse a aquellos enanos y había que volver a interrogar a alguno, quizás su mentor pudiera ayudarle o aportar algo.. así que mejor esperar. Además, así quizás evitasen la confrontación, pues claramente eran muchos más..

Néstor espera junto al cuerpo inconsciente del gnomo ante la llegada de su mentor. Se agacha y espera allí mismo, en el espigón del muelle. No debían apresurarse, con más fuesen en mayor ventaja estarían y más podrían controlar aquella extraña situación.

Melanctha fue hacia la esquina, a espiar los movimientos del resto de gnomos. Al girarse, vio que Néstor no la acompañaba, sino que prefería quedarse con Aetos a esperar al filósofo. Puso los ojos en blanco y siguió adelante. Alguien tenía que encargarse de la vigilancia, aquellos hombres parecían olvidar que eso no era un paseo por la playa...

Aetos hace señas a Aristocles para que cubra la luz que emite el mástil iluminado de la barca y después le dice, también por gestos, que se acerque al espigón. Espera sin alejarse del gnomo inconsciente a que la barca llegue, para ayudar a bajar de ella al sabio.