Partida Rol por web

La edad oscura

Primer curso, capítulo II. La selección

Cargando editor
20/11/2014, 18:50
Stacy Keibler

Stacy se había pasado el viaje parloteando de forma incesante, exponiendo ante Joy todas sus dudas y temores que la corroían por dentro. ¿Y si no era lo bastante buena? ¿y si no iba a Slytherin? Sus padres la matarían, la castigarían, la desheredarían. Pero, como había dicho, estaban juntas en eso y se alegraba tantísimo de tener a Joy ahí para apoyarla y pasar por todo aquel trance con alguien.

Y para dar más énfasis a aquello se había colgado del brazo de su amiga, encogida y atemorizada al verse en la estación, temblando como una hoja por lo que estaba por venir y mirando a Hagrid con aspecto de estar totalmente sobrecogida.

- Es..es enorme...¿seguro que tenemos que ir con él? - preguntó dubitativa a su amiga. Ella, por supuesto, haría lo que ella dijera, a pesar de sus sentimientos contrarios hacia el hombretón.

Cargando editor
20/11/2014, 19:03
Eugene Simon

El viaje de Jarek había sido agradable y distendido, aunque posiblemente sus amigos estaban todavía bajo el yugo de sus padres como para resultar la compañía más divertida. El líder autoproclamado del grupo y el que les suministraba entretenimientos acostumbraba a ser Burkely, que aunque se pasó un rato no iba a pasar todo su tiempo con ellos siendo como era aquel día el reencuentro con sus antiguos compañeros de curso.

- Nunca había estado en Hogsmeade. Ni siquiera en la estación - se apresuró a aclarar Eugene Simon mientras daba un vistazo a su alrededor. A pesar de que seguía manteniendo su misma compostura de siempre y el aura cordial que desprendía también se le notaba aliviado mientras sus ojos se movían con rapidez del gentío a Hagrid y luego en dirección a los botes sobre los que tenían que subir.

Rox, por contra, se limitaba a embeberse de lo que la rodeaba con la mirada perdida, evaluando cuantas esperanzas tenía puestas en todo aquello y cuantas podría ser que acabaran echas añicos antes de concluir la noche. Le dirigió una pequeña sonrisa a Jarek en cuanto se acercó a susurrarles pero no dijo nada, mucho más tensa de lo que cualquiera pudiera adivinar con sólo ver sus facciones.

Cargando editor
20/11/2014, 19:18
Rubeus Hagrid

La gutural risa del hombre resonó en la ahora casi vacía estación, tan sólo ocupada por él y los otros alumnos de primero. Jason era uno de los niños que estaba a escasos centímetros del hombre, mirándolo con la poca totalmente abierta y sin reparar en la presencia de Lizbeth.

- Apuesto a que no, que nunca has visto a alguien tan grande - el hombre se dio una sonora palmada en la prominente barriga. Abrió la boca para volver a dar un grito a los rezagados cuando Caliope le preguntó por el movimiento de las barcas -. Con magia, como casi todo en Hogwarts. Dentro de poco lo comprobaréis - en ese momento se colocó las manos alrededor de la boca para formar una bocina y acto seguido empezó a decir con una voz tan atronadora que más de uno se encogió sobre sí mismo con un gesto de dolor -. Soy Rubeus Hagrid, Guardián de las Llaves y Terrenos de Hogwarts - aquel era un título muy portentoso para un guardabosques pero, como era de esperar, a mayoría no entendieron la analogía entre ambos conceptos - y soy el encargado de guiar a los alumnos de primero hasta Hogwarts y para ello iremos con los botes hasta el embarcadero del castillo, es la tradición - aseguró con una amplia sonrisa, gesticulando con sus enormes brazos para que los niños avanzaran y fueran subiendo a los botes. Fue entonces cuando vio como Alexander se había quedado rezagado y se acercó a el con una sonrisa -. ¿Qué te pasa, chico? No seas tímido - se inclinó hacia él, haciendo que para Alexander fuera demasiado fácil para su tranquilidad oler el abrumador "aroma" corporal de aquel hombre, tan fuerte que podía casi saborearse. Desde aquella distancia podía ver incluso las migas de pan enredadas en su barba. Las hirsutas cejas del semigigante se unieron en gesto de duda antes de formar un "oh" mudo con la boca, como si de repente todo estuviera claro para él -. No te preocupes si tienes miedo, no hay nada que temer, vamos - y antes de que Alexander pudiera moverse lejos del amplio alcance de Hagrid, esto lo cogió y lo situó sobre sus hombros, a más de tres metros de altura del suelo.

Notas de juego

Describid hasta la llegada a Hogwarts, mi siguiente post de máster ya será la selección, a poder ser mañana si posteáis todos ^^ Responderé con pnjs entre tanto :D

Cargando editor
20/11/2014, 21:45
Megan Faulkner

- De hecho... - "de hecho no, empatamos, porque yo también demoré un intento" quería decir para no perder la apuesta, pero sabía lo malo que era mentir - ... de hecho me demoré seis intentos. Así que sí, ganaste por lejos. - reconoció con una sonrisa resignada y encogiéndose de hombros. - ¡Pero ahora ganaré yo! 

Miró a la extraña chica que caminaba a un lado de Troy. Si no mal recordaba de la tienda, se llamaba Violet, y venía con él. No sabía si sería hermana, o prima o qué, en realidad si se lo había dicho no lo recordaba. Ya que la chica ni le había hablado, no la había guardado demasiado en su memoria. Pero podría haber saludado ahora al menos...

- ¡Hola! - saludó ella a la otra chica, tomando la iniciativa. Si iba a ir con ellos era la mínima interacción que podían tener. 

- A veeer... Que tal adivinar la casa del otro a cambio de...ehm... ¡el que pierde debe ser el sirviente del otro por todo el primer día de clases! ¿Que te parece? Yo digo que eres Gryffindor. Y si ambos perdemos, entonces uno es el sirviente del otro el primer día, y el otro al siguiente. 

Se sube a uno de los botes con cuidado, no quería caerse y hacer el ridículo. Además, si realmente había un Calamar gigante allá abajo, no quería ser su comida.

- ¿Tú quieres participar? - preguntó a la chica silenciosa.

Cargando editor
20/11/2014, 23:30
Lizbeth Moore

¡¡Había acertado!! Las barcas se movían con magia... ¡¡por supuesto!!

Lizbeth estaba exultante. No había encontrado absolutamente nada que no le gustara de ese nuevo mundo. Quizá fuera demasiado pronto pero... ¿¿realmente importaba?? Un rayo de luz y esperanza había aparecido en su vida y no tenía pensado dejarlo escapar. Lo que hiciera cuando se tropezase con la primera piedra sería otra historia...

Se quedó muy quieta mientras el Guardián de las llaves hablaba a todos los presentes. No podía dejar de mirarle con la boca abierta, intentando no encogerse por el fuerte sonido que salía de sus pulmones. ¿Cómo era posible que existiese un hombre tan sumamente grande? ¿Tendría que ver también con la magia? Deseaba que así fuera...

Fue en el momento en el que apartó la vista de Hagrid cuando vio a Jason. Una gran sonrisa se dibujó en su rostro al ver a su amigo. A decir verdad, subirse a esos botes sola sin conocer (o casi no conocer) a nadie hubiese sido demasiado incómodo para ella. Pero cuando estaba con Jason... todo era diferente.

- ¿Qué crees que va a pasar ahora? - su voz sonó apenas en un susurro, una vez ya sentada en la barca junto a su compañero (*) Jason no le resolvió ninguna duda pero agradeció poder hablar con alguien. Desde ese momento se limitó a observar a la oscuridad que les rodeaba... en espera de que algo fantástico ocurriera. Quizá las barcas salieran volando o unos caballos voladores fuesen a recogerlos. Al fin y al cabo, todo se podía hacer con magia... ¿no?

- ¡¡Ala......!! - no pudo contenerse y pronto se unió al coro de exclamaciones que surgieron tras las primeras vistas del castillo. Desde ese momento no pudo apartar la vista de la fortaleza, construyendo en su cabeza todas las escenas que podrían estar sucediendo en esos momentos en las habitaciones iluminadas.

Cuando la barca llegó a puerto casi le era imposible controlar el nerviosismo. ¡Estaban tan cerca!

- Venga Jason... sal ya... - ¿por qué tardaba tanto en bajarse? ¿Es que no quería descubrir qué era lo que les estaba esperando? Aunque... ¿hasta qué punto ella quería saberlo? ¿Y si las cosas no eran como pensaba? ¿Y si era todo peor? ¿Podría soportarlo?

De repente toda la energía y vitalidad que la había dominado se esfumó. Por suerte para entonces ya había pisado tierra. Porque no se movió. Los niños pasaban a su lado pero ella no podía seguirles. Era como si sus pies hubiesen sido atornillados al suelo. Como si ese mundo no quisiera que siguiera entrando en él. Como si supiera que se trataba de una perdedora más.

Notas de juego

(*) Y todo aquel que quiera.

Cargando editor
21/11/2014, 00:23
Erik Gallaway

¡Qué tonto!- me río de mi mismo cuando es hombre enorme le responde a Calliope y a la otra niña, la de la tienda de varitas, que se acaba de acercar. Pues claro que era con magia. Todavía no me había acostumbrado a pensar que todo lo que no tenía explicación en ese mundo era porque funcionaba con magia. El pelo de Calliope reluce con un color naranja chillón. Da la sensación de irradiar felicidad.- Oye...¿por qué tu pelo es ahora naranja?- le pregunto, mientras le sigo hacia una de las barcas, confiando en que sería fiel a su promesa y no dejaría que ninguna de las escamosas criaturas del lago se acercase a mi, a nosotros. 

Una vez en la barca, el alucinante espectáculo del castillo me hace olvidar un poco mis miedos y pensar en la infinidad de posibilidades que esa nueva escuela puede ofrecerme. Por lo pronto, parecía que hasta estaba haciendo amigos. Erika estaría orgullosa de mi. Durante un instante muy fugaz mi alegría se esfuma al pensar en mi hermana. La magia era incomprensible pero además parecía ser muy caprichosa. No entendía por qué Erika no podía ir a esa escuela, por qué no tenía magia. Pero si éramos gemelos. Y como todo lo que no tenía explicación en aquel mundo, la respuesta que sabía que recibiría a esa pregunta era: ¡magia!.

Escucho la exclamación de la niña de antes y, hasta ese momento no soy consciente de que también mi mandíbula cuelga como si fuera la boca de una marioneta. Me coloco bien las gafas, limpiándolas con las mangas de mi túnica nueva- me había parecido súper raro que tuviéramos que llevar túnica como los magos de los cuentos. Creía que eso sí que sería solo cosa de leyendas.- comprobando que aquel castillo está ahí de verdad. Pero seguro que había una buena razón para ello. 

Cuando salgo de la barca, un pedazo mojado de mi túnica me roza el tobillo haciéndome dar un respingo y acabar tropezando con mis propios pies. Me levanto tocándome la rodilla en la que me he hecho daño y espero a Calliope para ir hacia el castillo. 

He leído en un libro que me ha dado mi padre que en Hogwarts hay casas o algo así donde ponen a los estudiantes. ¿Tú a cuál quieres ir?- la chica era mágica- ¡podía cambiar de forma!-. Seguro que sabía un montón de cosas sobre las casas y el castillo. 

Cargando editor
21/11/2014, 00:48

Al percatarme del gesto de Jarek, se lo devolví, esbozando una sonrisa casi imperceptible, pero que podía apreciarse si uno se fijaba. El chico era educado, probablemente el más educado de los de nuestro curso. No iba a disimular que me caía bien, aunque las formas había que mantenerlas siempre. No podía comportarme como una cualquiera.

Cuando aparté la mirada del chico me dirigí hacia Stacy. Es lo que ha dicho y los mayores no parecen haberse sorprendido. Debe de ser el que da la... bienvenida. Dije, con aire ausente. Aquel hombre enorme con escasos conocimientos sobre la higiene corporal no iba a acaparar mis pensamientos. Tal vez nos lo enseñaban para que luego el castillo nos pareciese más magestuoso y elegante. No te preocupes, no creo que sea nadie. Dije, refiriéndome aún a Hagrid. Sino habríamos oído hablar de él.

Avanzamos con los demás alumnos en silencio. Ven, compartiremos bote. Dije, al ver que los alumnos iban entrando en ellos. Me parecía una tontería tener que ir en uno de esos pequeños y simples botes, pudiendo ir en carruajes, aunque ver el lago por la noche era bastante agradable. Todo saldrá bien. Ya lo verás. Le dije, dedicándole una sonrisa cálida. No te preocupes.

Cargando editor
21/11/2014, 01:58
Maebh Connolly

Me ponía muy nerviosa encontrarme rodeada de tantos niños, pero ese nerviosismo se veía empequeñecido por las ansias que tenía de verme ya en el castillo y, sobre todo, de saber a qué casa iría, conseguían que no me estuviera quieta, balanceando mi cuerpo hacia adelante y hacia atrás. Niall ni siquiera se había molestado en acercarse a mí en todo el viaje, seguro que estaría con alguna chica o con sus amigos, y mucho menos le había visto cuando bajaban del tren, algo que me decepcionó un poco porque hubiera necesitado un poco de ánimo por su parte.

Quería salir de aquella estación cuanto antes y mientras esperaba, con bastante poca paciencia, miré de manera desconfiada a mi alrededor, fijándome en los que serían mis compañeros y, quizás alguno, aunque lo dudaba bastante, amigos. Fue en ese momento que mi mirada se cruzó con la de Jarek. Le dediqué una sonrisa un tanto forzada, no porque no quisiera saludarle, sino porque me sentía un poco agobiada entre los niños que se apelotonaban alrededor de aquel hombretón. Me hubiera gustado acercarme a él y poder hablar, por lo menos de esa forma seguro que el tiempo se me pasaba más rápido, pero preferí no hacerlo si no quería empezar a codazos para abrirme paso, y no sería por falta de ganas.

Por fin se escuchó la voz... ¿La voz? No, esto no es una voz normal, esto es un vozarrón que seguro que petrifica a cualquiera si se lo propone. Cuando se escuchó el vozarrón de aquel hombre con la presentación y las indicaciones, no pude evitar enarcar una ceja escéptica.

¿Guardián de las Llaves y Terrenos? Menudo petulante... Mis hermanos ya me han hablado de ti y no eres más que un guardabosques.

Nada más que nombró los botes hacia allí me dirigí, subiéndome con sumo cuidado al primero que encontré libre, no es que quisiera ir sola pero tampoco me apetecía compartirlo con demasiada gente, no fuera que a alguno se le ocurriera una estupidez y fuéramos de cabeza al lago.

Sí, conocía todos los pasos que un alumno de primero tenía que dar la primera noche. Cosas de tener hermanos mayores. Pero a pesar de todo lo que me habían contado no pude evitar mirar con fascinación la silueta, iluminada en muchas de sus ventanas, del imponente castillo donde pasaría los próximos siete años. Las luces se reflejaban en el agua haciendo un efecto del todo increíble. No podía apartar la vista del edificio y sino hubiera sido por el pequeño choque, casi imperceptible por otra parte, que dio el bote cuando llegó a la otra orilla, ni me hubiera enterado que ya estaba en los terrenos de Hogwarts.

Mientras me dirigía detrás de los alumnos que ya iban llegando, continuaba mirando todo a mi alrededor hasta que, sin darme cuenta, choqué con una niña que se encontraba parada ante mí, quieta como una estatua. Me pareció reconocerla de la tienda de Ollivanders. ¡Sí! Aquella era la niña que había hecho estallar la vela.

-Uy, perdón. -Iba a seguir adelante pero me extrañó su pasividad-. ¿Te encuentras bien?

Cargando editor
21/11/2014, 08:29
Lizbeth Moore

No fue un gran impacto pero sí lo necesario para hacer que Lizbeth volviese a la realidad. Por un momento sintió la necesidad de salir corriendo hacia el castillo para no ver la cara de la persona a la que había molestado. Consiguió contener su vergüenza al máximo, mostrando una en su rostro una leve sonrisa.

- Pe...perdona - comenzó, mirando hacia Maebh. Le recordaba de algo. ¿Era una de las niñas de Ollivanders? - Es... es increíble, ¿verdad? - Se refería al castillo, al lago, a Hagrid y a todo lo que tuviera que ver con ese nuevo mundo que se había abierto ante ella. Se tocó el pelo con cierto nerviosismo. La gente seguía yendo hacia el castillo pero ella seguía allí parada, entreteniendo a la otra niña. - ¿Vamos yendo? - sugirió timidamente.

Cargando editor
21/11/2014, 10:14
Jarek Cerny -Slytherin-

Ante la confesión de su amigo Jarek giró un poco la cabeza para mirarlo a la cara, a pesar de que parecía tan normal como siempre pudo apreciar cierto nerviosismo en él. La verdad es que el joven suponía que todos lo sentían pues iban a empezar una nueva etapa de sus vidas, una etapa que duraría siete años y en la que, según le habían contado, lo primero que iban a hacer era separarlos en distintas 'casas'. No había acabado de entender qué tomaban en cuenta para tomar la decisión de a cuál debías ir, Rox y Simon le habían explicado algo de un sombrero parlante que te ponían y él lo decidía, pero a Jarek no le importaba en que casa lo iban a poner. Lo que sí le importaba era estar con alguno de sus amigos, sobretodo no quería estar rodeado de niños pero solo, no quería sentirse excluido.

No tardaron en quedarse solos en el andén y entonces el hombretón se presentó con su potente voz -Seguro que el resto de alumnos también lo están oyendo, estén donde estén-, pensó fugazmente el niño echando de menos el pelo sobre sus orejas para amortiguar aunque solo fuese un poco el sonido. Dijo ser el guardián por lo que Jarek supuso que sería el encargado de vigilar que nadie ajeno entrase al colegio, y que nadie saliese por supuesto. Los invitó, aunque esa era una palabra demasiado suave para cualquier gesto que saliese de aquel hombre, a subir a unos botes para llegar al castillo; el niño miró a sus amigos y los tres juntos avanzaron hacia uno de ellos.

Al ver que Maebh estaba sola y Joy ya tenía compañía, se decantó por ir en la barca con la primera pero, para cuando quisieron llegar a su altura, el bote ya estaba lleno y zarpaba. Antes de darse cuenta de nada mas sintió como Rox tironeaba de su túnica hacia uno de los lados, se giró hacia ella y pudo ver como Simon ya estaba metiendo el pie en otra de las embarcaciones seguido por la chica, los siguió de inmediato pues para nada quería quedarse rodeado de extraños.

El contraste de la negrura del lago con el resplandor que salía de las ventanas, de lo que se intuía un majestuoso castillo en lo alto de un pequeño acantilado, hizo que se oyesen varias exclamaciones de asombro. Jarek se autoimpuso guardar la compostura aunque no pudo evitar quedarse mirando la preciosa estampa, interiormente se preguntaba si el colegio donde debería haber ido sería mas impactante o menos que este, a su pesar se temía que nunca lo sabría. Por fin llegaron al mentado embarcadero y todos fueron saliendo y avanzando, bueno todos no, justo delante suyo Maebh se había parado y estaba hablando con otra niña. A Jarek le sonó su cara pero eran tantas las personas que había saludado en el último mes que no supo ni ubicarla ni ponerle nombre, por lo que no quiso interrumpir y avanzó con el resto.

Por fin, después de varios pasillos jalonados por gruesos cortinajes, llegaron a una sala donde se quedaron parados, los murmullos de las conversaciones iban en aumento y el joven Cerny aprovechó para mirar lo que le rodeaba. Quedaba muy poco para que se decidiese con quién iba a compartir dependencias durante los próximos años y prefería no pensar en ello, si lo hacía seguro que se quedaba petrificado en el sitio, incapaz de avanzar.

Cargando editor
21/11/2014, 12:20
Maebh Connolly

-¿Increible?

No sabía muy bien a qué se refería pero me imaginé que tendría que ser a todo lo que nos rodeaba en esos momentos. A mí también me había dejado un poco con la boca abierta la estampa del castillo bajo las estrellas, pero de ahí a considerarlo increíble. Eso me hizo suponer que aquella niña no tenía ni idea de cómo era el mundo mágico, o por lo menos debía saber muy poco de él.

-Sí, supongo... increible.

Estábamos entorpeciendo el paso y el resto de niños de primero ya estaban llegando a las puertas del castillo. Por mi parte no quería ser la última en llegar.

-Será mejor que te muevas o no entrarás en el castillo. Vamos.

Recorrí el trecho que faltaba hasta adentrarnos por aquellas grandiosas puertas. Me sentí muy pequeña y, tenía que reconocerlo por mucho que me disgustara, temerosa, sobre todo pensando a qué casa pasaría a formar parte a partir de esa misma noche.

Volví a balancearme impaciente.

Cargando editor
21/11/2014, 14:29

Al escuchar de boca de Megan que había ganado la apuesta anterior, se colocó aún más recto en la barca, orgulloso de haber ganado tan importante competición para él. Cuando la chica saludó a alguien a su lado, no tuvo ni que mirar para saber de quién se trataba.

- Es Violet, mi hermana, ¿la recuerdas?- comentó con naturalidad.- Habla poco.- comentó como excusa ante el silencio de su hermana. Ya cuando cogiera más confianza hablaría y echaría pullas de las suyas.

A continuación se centró en la nueva apuesta. Sin duda sería muy arriesgado. El hecho de ser esclavo de alguien o de tener un esclavo le resultaba extraño. ¿Sería como contar con una especie de elfo doméstico particular? ¿No sería muy raro? Aún así no dudó en aceptar.

- Puede ser divertido.- escuchó el comentario de Megan sobre la casa a la que él iría y no pudo más que alzar las cejas. No tenía ni idea de a qué casa iría, pero, ¿Gryffindor? Sonaba como bastante alejada teniendo en cuenta a sus familiares.- Debo decirte que mi hermana mayor está en Slytherin y que mi madre fue a Slytherin, al igual que la larga lista de familiares que tiene. ¡Pero ya no puedes cambiar la apuesta! Ya lo has dicho.- aseguró. Entonces pensó a dónde podría ir Megan. No la conocía lo suficiente como para tener una opción clara. ¿Gryffindor? Lo dudaba. No era muy valiente teniendo en cuenta que se había pasado todo aquel tiempo llorando en el tren. ¿Hufflepuff? Bueno, era una opción. Parecía una chica honesta y legal. ¿Ravenclaw? No sabía nada sobre su inteligencia, así que sería apostar con demasiado riesgo.- Apostaré a que acabas en Slytherin.- ¿Era astuta? Tampoco lo sabía del todo. Ciertamente lo parecía aunque no sabía si se trataría de sabiduría o de astucia.- Sí, mi opción es que vas a Slytherin, probablemente conmigo.

Cargando editor
21/11/2014, 15:38
Caliope Thonks

Asenti a la respuesta de Hagrid, sonriente- ¿Ves, Erik? ¡Son magicas! - exclame, señalando a Hagrid y luego a las barcas, mientras mi pelo volvia a cambiar a mi tono habitual.

-¿Que por que esta naranja? ¡Es facil! Porque... siento curiosidad. Y cuando me pongo triste se pone azul, y cuando estoy muy, muy contenta, rosa... Cada color es una forma diferente de sentirme... - sonrei entonces, mirando a Erik, mientras montaba en aquella barca con el.

Vi a algunos de los chicos con los que me habia cruzado en Ollivander´s y alcé la mano hacia ellos, sonriente, llamando su atencion desde nuestra barca- ¡Hola chicos! - grite en direccion al resto, sonriente.

Entonces volvi a sentarme, entrelazando mi brazo con el de Erik, como hacia mi padre siempre que algo me asustaba- Ya veras, va a ser un viaje guay... Tu no te preocupes. - lo tranquilicé, con una sonrisilla comprensiva. Y entonces las barcas comenzaron a moverse, recorriendo las aguas de Hogwarts.

La vista fue sencillamente espectacular. No solo era aquel enorme lago en calma, bajo la luz de las estrellas. Fue la vision del castillo, con todas aquellas pequeñas luces tililando, tan mágico, tan único, lo que hizo que mi boca se abriera, al igual que mis ojos, dejandome totalmente anonadada- Que pasada.... - dije, sin poder dejar de mirar al frente, asombrada por lo que estaba viendo- Es precioso... Nunca habia visto nada tan bonito.... -reconoci para Erik, mientras mi pelo adquiria un tono violeta, reflejo de mi sorpresa y mi asombro.

Permaneci inmovil hasta que llegamos, incapaz de apartar la mirada de aquel lugar, sin ser nisiquiera consciente de que ni siquiera habia soltado el antebrazo de Erik, que seguia agarrando como si fuera a caerse de la barca si lo soltaba.

Entonces llegamos, por fin, y deje que el chico pasara delante. El problema, basicamente, fue que Erik se tropezo con sus propios pies, cayendo al suelo. Me baje tras el, observandolo, con aire preocupado, mientras mi pelo se volvia marron, fruto de la preocupacion- ¿Esta bien? ¡Venga, vamos!  - lo anime, ayudandole a incorporarse, mientras escuchaba su pregunta- Pues...si. Hay cuatro casas... A Gryffindor van los valientes, A Ravenclaw los mas listos, a Hufflepuff los mas trabajadores y a Slytherin los mas ambiciosos... - resumi, a grandes rasgos, pensando entonces en la pregunta que acababa de hacerme- Pues... a decir verdad... No sé. Nunca lo he pensado porque siempre he creido que el sombrero sabria mejor que yo como es mi corazon. Aunque... me gusta la idea de ser valiente... o lista. Lo que si tengo claro es que no quiero ser una serpiente.... - dije, mirandolo de reojo, con una mueca divertida- ¿Y tu? ¿Sabes donde te gustaria ir? - pregunte entonces, mirandolo con curiosidad.

Cargando editor
21/11/2014, 16:36
Megan Faulkner

No importa, ya hablará cuando lo vea necesario. - contestó sonriendo, despreocupada.

¿Slytherin? ¿En serio? - lo miró un poco sorprendida. Se imaginaba Hufflepuff, quizás Gryffindor... pero ¿Slytherin? - No me siento muy parecida a mi mamá... Ella es Slytherin. Mi papá es Ravenclaw, igual que mi tío. Aunque tampoco creo ser muy parecida a ellos... Bueno, ya veremos. De cualquier manera, me gustaría que quedaramos en la misma casa, sería genial. - su sonrisa se amplió un poco y luego miró hacia el lago - ¿Sabías que se supone que hay un calamar enorme allá abajo? Mi tío me contó... - volvió a mirarlo tras sacudir un poco la cabeza, no quería volver a deprimirse tan pronto, mucho menos en frente de aquel niño tan simpático - ¡Tenemos que poner reglas! Cuando yo decía sirviente no decía nada muy extremo, eh... ¿Alguna regla en mente?

A medida que el barco cruzaba el lago y se acercaba al castillo, la vista justificaba el incómodo viaje por barco. El castillo se veía realmente hermoso bajo la luz de la luna, iluminado quizás por cuantas velas en su interior. Y al llegar a la orilla, justo en el momento en que se vio frente a la puerta del imponente edificio, se dio cuenta de cuan nerviosa estaba realmente. No estaba nerviosa por la casa en la que quedaría, o siquiera por como le iría en los estudios, sino porque al dar un paso dentro de ese lugar, estaría entrando a una nueva etapa de su vida. La misma que se había rehusado a aceptar en la estación, la misma que la había llevado de compras al callejón y la había forzado a subirse a la barca. Y ahora estaba ahí a punto de dar el paso, pero una vez lo diera el nerviosismo desaparecería y podría empezar de cero.

Volvió a mirar a Troy.

¿Ansioso?

Cargando editor
21/11/2014, 17:06

¡Así que ahí estaba el kit de la cuestión! Slytherin o Ravenclaw. Esperaba haber acertado. No asintió ni negó sobre el comentario de que le gustaría ir a la misma casa que él. Estaba acostumbrado a que muchos quisieran ponerse con él para cuando hacían gimnasia porque era muy bueno en deportes, pero no es que mucha gente quisiera salir con él por ahí por mera compañía. Quizás siempre se sintió algo ajeno al mundo muggle y que el hecho de que Megan quisiera caer en su misma casa le hacía sentirse más en casa camino al gran castillo:

- Quien gane no puede mandar nada extremadamente ridículo al otro. Será el primer día de clase y eso podría acarrearnos problemas. Dejemos que sea más divertido que ridículo. ¿Vale?

Estaban cerquísima del castillo por fin. Los compañeros no paraban de hablar y sin embargo Troy se quedó alucinado con la visión. Al fin había llegado el momento de atraversar esas puertas y pertenecer a Hogwarts. ¿Qué le depararía el lugar? ¿Cómo sería la selección? ¿Caería en una casa sencilla que todos aceptarían o por el contrario terminaría en otra que haría su vida más compleja? ¿Lucharía como su hermana Agnes por el bien de Slytherin? ¿O terminaría en otra casa? ¿Y si Megan tenía razón y acababa en Gryffindor? ¿Cómo debería sentirse?

¿Y dónde irá Violet? No había caído hasta ahora... ¿quedaremos separados? Llevamos toda la vida juntos.

Recibió entonces la pregunta de Megan. Permaneció mirando a la gran estructura de piedra mientras tardaba unos segundos en contestar:

- Sí.- admitió. Aquella era la palabra que mejor definía su estado de ánimo. No tenía miedo. Tenía intriga y ganas de saber de una vez por dónde comenzaría su aventura. Pero no quería poner nerviosa a Megan y tampoco quería darle vueltas a asuntos que pronto se resolverían; por lo tanto, cambió de tema recostándose ligeramente.- ¿Qué decías de un calamar gigante?

Cargando editor
21/11/2014, 21:43
Lizbeth Moore

Lizbeth siguió a Maebh con cierta ansiedad, intentando chocarse lo menos posible con todos los demás niños. Cuanto menos les entorpeciera mejor. No le pasó desapercibidos los constantes comentarios de los niños que había a su alrededor, quienes no dejaban de hablar sobre la casa a la que les iba a tocar. Recordaba perfectamente la charla en el Callejón Diagon donde les habían explicado el proceso de selección. Se acercó un poco a Maebh para que pudiese escucharle.

- ¿A qué casa crees que vas a ir?

Cargando editor
21/11/2014, 22:35
Arcturus Nohansen Wüstenfuchs

Todo va bien.

Repitió Alexander, una y otra vez como si fuera algún tipo de mantra. Nadie le hablaba, aquello estaba bien. Estaban lejos de él, respetando su distancia mínima de seguridad con el resto de personas. También estaba bien. No había un ruido excesivo, restando claro esta las preguntas cuya respuesta era tan evidente que no merecía el riesgo de acercarse a contestar tales preguntas. Había que evaluar los riesgos, y pocas cosas había tan importantes como para correr el riesgo de acercarse a una manada salvaje de niños. Ni siquiera contestar preguntas. ¡Ni siquiera eso! ¡Demonios, si ni siquiera contestar preguntas merecía la pena como para arriesgarse a acercarse a ellos! ¿¡Que podría merecer la pena!? 

Bueno, lo importante ahora era el aquí ahora. Seguía abrazado a su libro. Todo iba bien. Se repitió una y otra vez lo bien que iba todo, lejos, callado y solo. Además, nadie parecía haberse dado cuenta de su presencia, cosa que agradecía. Pero pronto, el idílico mundo de Alexander llegó a su final.

Miró la locomotora, añorando el suave traqueteo acompañado del suave ronroneo lejano de la máquina de vapor. Ahora también añoraba ese Alexander del pasado que estaba sentado, leyéndose su libro sobre trenes, y que había aprendido tanto de aquella máquina de vapor. Aunque seguía pensando que otras locomotoras más modernas serían más rápidas y eficientes. Enviaría una carta al Ministerio de Magia, al apartado de transportes para trasmitir sus inquietudes, y esperando que su carta no fuera recibida por algún funcionario aburrido y atrapado en su puesto de trabajo.

Como su madre.

¡Su madre! ¡Qué diría ella de estar allí! Bueno, pensándolo bien, no diría nada. Ahora que lo pensaba, ni siquiera se había despedido de ella. ¿Para qué? Tampoco le habría importado o contestado, así que llegados a este punto, y por la forma de encogerse de hombros, agradeció no haber perdido tiempo y saliva en despedirse de ella.

Y miró al grupo, exactamente a aquel enorme hombre. La gente alta no era del gusto de Alexander. El era pequeño, y se sentía intimidado por la gente alta. O muy alta. O enormemente alta, como era aquel caso. Siguió en segundo plano, sin decir nada mientras escuchaba a Hagrid. Su nombre no le interesaba. A lo que se dedicaba tampoco.

Bueno, si, a ver... saber a qué se dedicaba le ayudaba a incluir su profesión en aquella lista de profesiones para gente que no era lista. Y comenzó a bajar las escaleras. Si no fuera por lo lejos que estaba aquel enorme hombre, le habría explicado que aquel no era el embarcadero del colegio, pues además de estar al otro extremo del lago donde estaba el colegio, no había la superestructura de madera que facilitaba el acceso a las barcas. ¡Estas estaban encalladas en la tierra!

¿Cómo él, tan listo, limpio y ordenado iba a subirse en una barca? No, aquello planteaba un seguido de fallos que podían resumirse en tres, y que aparecieron perfectamente esquematizados en la cabeza del chaval.

  1. Eran barcas. Y las barcas no le gustaban. Le gustaban los trenes, pero no las barcas. Porque eran inestables, sucias, húmedas e impredecibles. ¿Quien había pensado que aquel era un método de transporte fiable para niños de once años? ¡Él no sabía nadar! ¿Y si se caía al agua? ¿Negaría un accidente al mundo de una brillante mente? ¿Cuántos chavales habían muerto en su primer transporte? Ya tenía entretenimiento. Descubrir cuantos cadáveres se amontonaban en una fría tumba húmeda en el fondo de aquel lago, horrible y despiadado.
  2. El Lago. Era un lago, lo que significaba que era agua estancada. Le inquietaba no saber porqué si no paraba de llegar agua a través del rio local, no desbordaba. ¿Por dónde se iba el agua? ¿Usarían ese agua para el colegio? ¡era asqueroso! Intolerable. Lo preguntaría al Director del Colegio. Y bueno, volviendo al tema del agua. ¡Él no sabía nadar! Y lo más imperturbable de todo con diferencia. El había vivido toda su vida en una isla. El concepto de tierra rodeada de agua le tranquilizaba. El concepto de agua rodeada de tierra le perturbaba. Era antinatural.
  3. La suciedad. Vamos, había al menos media docena de focos de suciedad. ¡Estaban por todas partes! (los gérmenes, que en su mente se agrupaban en horribles criaturas que amenazaban con devorarlo brutalmente sin siquiera poder verlo o defenderse. Bueno, tampoco se habría defendido, carecía de tal habilidad de interacción social). Bueno, se podían mencionar por orden. Lo primero los niños. Sucios. Todos ellos. Seguro que ninguno se había lavado las manos después de comer, orinar o de tocar a otros niños. ¡Horrible! Lo segundo el barro, una asquerosidad. Además de sucio, bueno, era sucio. Muy sucio. Y además de sucio... bueno, no necesitaba más explicación, el barro era asqueroso, todo el mundo lo sabía. Lo tercero. Las barcas, estaban sucias. A saber cuántos niños habían estado allí sentados, sin tener en cuenta al enorme grandullón que se había autoproclamado como Guardián y protector. ¡Por qué para todos los títulos que tenía, estaba todo realmente sucio! Pero volviendo al asunto de las barcas. Las barcas estaban sucias. Y eso no le gustaba.

Y fue en aquel momento, en aquel mismo instante, cuando supo que algo iba mal. Mientras su mirada pasaba de las barcas y los niños ocupando dichas barcas sin protegerse -¿cómo podían ser tan sucios?- acabó por cruzar su mirada con Hagrid.

Se acabó. Para Alexander, todo se acabó. "Todo va bien" ahora era un sueño lejano, una mentira, un error. Bueno, un error no, él no cometía errores. Su estado había cambiado a causa de la cercanía de aquel hombre. De aquel hombre enorme. Sí, eso mejor. Bueno, Hagrid se acercó a él, pero desde el punto de vista de Alexander pasó algo totalmente diferente a lo que los demás debían percibir por sus ojos y oídos.

Lentamente, Hagrid fue creciendo en tamaño segundo a segundo, mientras él se iba haciendo más y más pequeño. A cada paso, aquel gigante crecía. A cada espiración, él se hacía más pequeño, lo que incrementaba la diferencia de tamaño. Su atronadora voz, horrible a oídos de Alexander a causa de su potencia y tono, le lanzó una pregunta.

Una pregunta.

Una de las pocas formas de interacción social que Alexander comprendía. - ¿Qué me pasa de qué? - Hagrid era demasiado impreciso. - ¿Te refieres a que me pasa físicamente, psíquicamente o socialmente? ¿Y en que ámbito temporal realizas tal pregunta? - Odiaba que la gente hiciera preguntas inexactas o incompletas. - No soy tímido. - Le corrigió rápidamente, negando con la cabeza. - No puedes saber si soy tímido o no basándote en una visión arbitraria de mi comportamiento en un momento puntual tras un viaje en tren. - Pero por desgracia, Hagrid no pareció atender a razones.

¡Se había vuelto loco!

Su mirada pasó de los ojos del hombre a la barba. El niño simplemente palideció. Se quedó blanco como la nieve, paralizado y perdiendo toda capacidad para moverse. Incluso juraría que su sangre ya no llegaba a sus extremidades. ¡Horror! ¡Su cuerpo le había abandonado en un momento como aquel en el cual solo podía pensar en darse la vuelta y huir como si no hubiera un mañana!

El olor. Fue el olor lo que nubló el juicio de Alexander. Jamás -y recordemos que esta palabra debería leerse en negrita y mayúscula- había olido nada parecido. ¡Ni siquiera en el cuarto de su hermana! Aunque cabía decir que claro estaba, cuando veía que cuando su hermana no recogía su habitación o no la limpiaba como era debido, él esperaba a que se durmiera para entrar en su habitación y ordenarlo y limpiarlo todo. ¿Cómo si no podrían dormir tranquilos en aquella casa? 

Bueno, la mente de Alexander seguía debatiéndose entre el vómito en la cara y el desmayo repentino. Pálido, temblando ligeramente, incapaz de moverse, asustado y sobretodo, con una mezcla de asco y miedo, vio como la manos del gigante se cerraban entorno a su cuerpo.

- N-n-n-n-n-n-n-n-n-n-n.... - No, no era capaz de articular palabra. No era capaz de reaccionar, ni siquiera de negarse y quejarse. Demasiado para él. Temblaba como una hoja, mirando hacia el suelo mientras la distancia entre el suelo y sus pies crecía. Aquello le marcó mostrándole una epifanía sencilla y clara:

También le tenía miedo a las alturas.

Y como era evidente, si sumabas el miedo a la suciedad, a las alturas, a las barcas junto al olor, además del contacto físico no deseado -bueno, del deseado directamente no existía- provocaron que el chaval reaccionara de la única manera que podía.

Comenzó a hiperventilar, cerrando los puños arrugando la túnica mientras temblaba como una hoja mientras miraba compulsivamente a los demás niños. Ahora los envidiaba, ellos podían ir solos en sus barcas y él estaba atrapado en una presa mortal a manos de un salvaje monstruo que deseaba matarlo sin piedad. Y entonces le quedó claro una sola cosa a Alexander.

Todo va mal.

Cargando editor
22/11/2014, 00:09
Megan Faulkner

Oh, es solo algo que me contó mi tío hace un tiempo. Se supone que hay un calamar gigante que vive en el lago... Según el se supone que es amable, pero no sé, me da un poco de miedo. - reconoce esto con vergüenza, como si hiciera mal en temerle al animal acuático - Quizás debería darle un oportunidad, ¿no?

Al bajarse del barco, una vez había llegado a la orilla, se sacudió el uniforme para quitarse cualquier resto de tierra que hubiese adquirido involuntariamente en el viaje en barco.

Me parece bien la regla, de todas maneras. Nada ridículo. No quiero ganarme algún sobrenombre estúpido y bromas de por vida por una apuesta que salió mal. - dice pensativa, para después reírse. No le haría gracia si pasara, pero el caso hipotético y distante de que algo así pasara le hacía reir. 

Cargando editor
22/11/2014, 01:19
Erik Gallaway

No. Yo creo que tampoco me gustaría ser una serpiente.- admito. Solo de pensar en aquel animal me daban escalofríos. Nada que estuviese asociado a una serpiente podía ser bueno.- Y creo que tampoco me tocará Gryffindor. No soy nada valiente.- añado, mirando a Calliope con una semi sonrisa torcida. La chica lo había podido comprobar en el lago. 

Cuando se había acercado para entrelazar su brazo con el mío en modo protector, había creído que me iba a pegar por ser un cagao. No estaba acostumbrado a que la gente me tocase si no era para pegarme o empujarme. Me gustaba esa niña. No era para nada tan cruel como las niñas y niños de mi colegio. si hasta Fiona, que se suponía que era mi amiga, solo lo era porque se divertía riéndose de mi. 

Mientras seguimos caminando hacia el castillo me quedo mirando el pelo de Calliope, esperando un nuevo cambio. Que el color de su pelo reflejara su estado de ánimo era bueno. Así sabría si estaba mintiéndome. No podría creer que soy raro o querer dejar de ser mi amiga, si es que ahora éramos amigos que no lo tenía muy claro, sin que el color de su pelo reflejase antes ese sentimiento de rechazo. 

Oye...¿y de qué color se pone cuando estás enfadada o disgustada?- Prefería estar prevenido. Y, además, sentía muchísima curiosidad por el funcionamiento de aquella "peluca natural"

Cargando editor
24/11/2014, 14:55
Caliope Thonks

-Pues... cuando me enfado se me pone rojo, así, fuerte, fuerte... Aunque a veces cuando hay algo que me gusta mucho, mucho, o me hace sentir cariño tambien se pone rojo... aunque es un rojo un poco mas claro... - explique, con una sonrisa, a Erik- Y cuando estoy triste o disgustada se pone azul... o negro si estoy muy muy disgustada... - le explique, mientras esperabamos para entrar en el castillo.

Entonces mire al chico de reojo y, dedicandole una sonrisa sincera, la hable, mientras mi pelo se iba tornando paulatinamente verde- ¿Sabes? Ojalá caigamos juntos, en la casa que sea. Eso seria genial. - dije, sin pelos en la lengua. Estaba tan agusto hablando con Erik que incluso me habia olvidado de Ted momentaneamente.

-Y yo si creo que seas valiente... Hace falta ser muy valiente para venir aqui sin tu familia, sin tus amigos, a un sitio que no conoces, donde todo es nuevo... ¡Eres el chico mas valiente que conozco! - le dije, sonriendole ampliamente, mientras mi pelo volvia a ser de un rosa chillon.