Partida Rol por web

La encrucijada de cuatrocaminos.

Capítulo 1. De nuevo en solitario

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08/12/2012, 18:06
Ammaranza

La reacción del bandido le pilló de improviso, y sólo acertó a hacerse un lado, pero sentía como la ira se apoderaba de ella, le había ayudado, y él sólo pensaba en huir y desperdiciar su vida, claro que las lecciones se aprendían de esa manera.

Ammaranza sacó la daga que guardaba en su cintura y se acercó al hombre, con la mirada fría, y se la colocó en el cuello, en el mismo lugar donde aún tenía los restos de la herida anterior.

Es mucho más fácil causarla que curarla estaba visiblemente molesta, y parecía capaz de clavarle la daga sin ningún remordimiento te he ayudado y tu huyes de mi en lugar de agradecerlo su voz denotaba claramente el desprecio que ahora mismo le tenía a aquel hombre, por llamarlo de alguna manera.

Queremos saber que ha sucedido con la persona que montaba ese caballo, y si era a él a quien perseguías apretó la daga lo suficiente como para hacerle sangrar y no tenemos ni tiempo ni ganas para preguntarlo de nuevo ni para escuchar una mentira, y podré saber si me estás engañando.

Si notaba que le mentía o le daba largas, no tendría ningún remordimiento en matarlo. Era partidiria de dar una segunda oportunidad, pero una tercera se le antojaba excesiva.

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08/12/2012, 19:34
Traficante de Fisstech

Yo... nos contrató un tipo, uno de los Garras Rojas para que capturásemos al encapuchado... nos dijo que era bueno, pero no esperábamos que tanto... en la emboscada mataron a su caballo y le dieron con un virote envenenado, pero aguantó el veneno y consiguió huir acabando con seis de nuestros hombres... uno de los nuestros consiguió huir para contárnoslo todo y me mandaron a buscarle y a encontrar su cadáver y así entregar la cabeza, no podía haber sobrevivido al veneno de gusano púrpura, pero me encontré con alguien que le protegía... - Su conversación era entrecortada, soltaba las frases siguiendo un orden temporal pero no las enlazaba, el miedo se lo impedía. No parecía mentir, el miedo de sus ojos te lo aseguraba.

Paró un momento y respiró agitado, hizo un intento con los brazos de soltarse, pero sintió que el dolor en sus brazos impedía soltarse de la férrea presa de los monjes, y que de intentarlo acabaría con una daga en el cuello.

Le ataqué, no aparentaba ser gran cosa... me esquivó, una y otra vez, siete veces... se reía de mí... me golpeó con su puño y me derribó... dejó que me levantara y siguió jugando conmigo... luego me atacó, un solo corte con su espada... directo al cuello...

Vi que se marchaba hacia allí, antes de perder el sentido... - Señaló la dirección con la cabeza - Por favor, no me mates...

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08/12/2012, 21:01
Ammaranza

Ammaranza escuchó toda la historia sin separar un ápice la daga de la garganta de aquel mercenario, no tenía nada especial en contra de ellos, pero tampoco le simpatizaban especialmente, sobre todo si habían sido contratados por los Garras Rojas.

Démonos prisa

Se alegraba de que al parecer estuviera vivo, aunque el veneno del que hablaba era poderoso, y para tratarlo había que conocerlo.

Yo lo dejaría inconsciente dijo dirigiéndose al monje que lo tenía aferrado y si tuvieras un mínimo de inteligencia contarás que Riev está muerto, que las alimañas se estaban encargando de su cuerpo cuando lo encontraste ahora hablaba con el mercenario, matarlo seguramente le solucionaria problemas, pero si contaba la historia que la semielfa había propuesto ayudaría en el futuro a Riev porque si vemos a alguien más detrás de él, te encontraremos allá donde estes y desearás haber muerto en este día dicho esto, sacó una pequeña moneda antigua de su bolsa roja, la puso en la frente del hombre, y murmuró unas palabras mágicas, que atontaron momentaneamente al tipo.

Así podremos encontrarte sin problemas en caso de que veamos a alguien buscando a Riev

Sólo lo había atontando durante unos instantes con su conjuro, pero confiaba en que no se arriesgara, la lealtad de los mercenarios no era mucha, y además, su reputación se vería perjudicada. Esperaba que el truco funcionara.

Aturdirlo y sigamos el camino

Hablo con si fuera ella la que diera las órdenes, lo cual esperaba que no sentara mal a los monjes, sólo lo hacía para que pareciera más poderosa e importante, asustando más al cautivo.

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08/12/2012, 21:36
Director

Lo soltaron y el bandido echó a correr, no por mucho tiempo porque uno de los dos monjes restantes le alcanzó con un puñetazo en la sien que que hizo que el bandido se derrumbara en el camino, sin saber por dónde le había venido el golpe.

Continuasteis caminando por donde se supone que había ido el hombre que protegía a Ríev con él, esta vez seguir su rastro fue una ardua tarea, las huellas no eran claras a pesar de ser muy frescas y os guiasteis más por intuición que por verdadera seguridad en el destino.

Finalmente encontrasteis a un hombre, vestido con ricas galas de cuero y lino que se adaptaban bien a la movilidad del hombre, en su mano derecha tenía un montante, mientras que la izquierda estaba en una espada corta envainada, estaba esperando vuestra llegada... en ese momento se hizo la oscuridad nocturna.

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08/12/2012, 21:42
Leonardo

Os esperaba - Dice apuntando hacia el grupo con la espada ropera - Aquí está quien buscáis, pero solo permitiré que pase ella. - Guardó la espada sin sacar la mano del guardamanos y se hizo a un lado para que pasara Ammaranza.

No parecía realmente amenazante, pero si era el responsable del ataque al bandido quizá fuera mejor no tratar de superarle por la fuerza

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08/12/2012, 21:49
Monje

No lo permitiremos... - Dijeron dispuestos a plantar cara... - Te seguiremos en lo que decidas

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09/12/2012, 16:22
Ammaranza

Para Ammaranza, todas las señales y huellas le parecían iguales, así que siguió una vez más a lo monjes, quienes parecian seguir alguna especie de rastro.

Se puso en guardía cuando se encontraron con aquel desconocido al anocher, no tenía ni idea de que fuera tan tarde, y frunció el ceño con extrañeza cuando dijo que la estaba esperando a ella, y supo que defendería la entrada a aquella cueva, o lo que fuese, causando graves pérdidas en los monjes, a los que sorprendió su predisposición.

Bajó del caballo e hizo un gesto de calma a sus acompañantes, y luego miró más detenidamente al que aparentemente estaba ejerciendo de improvisado guardían de Riev. Desde luego en un duelo ella no sería rival para él, pero si entraba con ella, se acorrarlaría él mismo, no, no creía que fuera peligroso para su integredidad, por lo menos no en estos momentos.

Tranquilos, si lo ha protegido estamos del mismo bando se dirigió a los monjes me aseguraré de que sea él y el estado en el que se encuentra no podía negar que sentía algo de miedo, pero suponía que debía ser normal esperadme aquí, volveré enseguida sonrió... y gracias.

Se dio media vuelta para cruzar por el paso que el desconocido le había permitido, lo hizo con calma, mirándolo, intentando estar tranquila, mientras sus castaños ojos curiosiban sobre la figura del hombre armado.

¿Cómo sabías que vendría? Le preguntó suspicaz ¿Y cómo sabéis que soy quien esperabais?

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09/12/2012, 18:14
Leonardo

Entraste a la pequeña gruta con aquel hombre tras de ti, en ese momento te asaltaban las preguntas pero él callaba. Entonces llegaste a una pequeña caverna, de diez pies de alto a lo sumo y con varias antorchas en las paredes, allí estaba Ríev, con un apósito echo con las hojas de una planta redonda.

Aún esta muy débil, está recuperándose tras el veneno, no muchos lo hubieran podido soportar. Cuando me lo encontré aún levantaba su hacha contra un par de traficantes, mató a uno y el otro echó  a correr. Antes de caer inconsciente me habló de ti, de que pasarías por este camino y salí a buscarte, pero me encontré con el traficante al que te vi interrogando antes. Le dejé con vida para que te indicara dónde encontrarme y aguardé tratando a Ríev.

La planta que tiene en la herida se llama Ombligo de Sêlune, sirve para que la herida no se infecte y crece en las zonas de umbría - te puso un saquito lleno de estas hojas en la mano - Tienes que quitar la piel sin tocar la zona carnosa de la hoja y ponerla sobre la herida, hay que cambiarlas frecuentemente.

 

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09/12/2012, 18:48
Ammaranza

Ammaranza se alegró de que Riev estuviera vivo, sin duda se trataba de alguien fuerte, pero eso no era algo que ella ya no supiera. Observó aquella cueva, preguntándose que propósito parecía tener, si zona de paso o vivienda, pero enseguida se centró en el tratamiento que aquel hombre esperaba que ella diera a Riev.

Cogió el saquito y asintió, dándose por enterada sobre donde encontrar las plantas y como aplicarlas. Se acercó al joven yaciente y le acarició suavemente la frente, sin duda tenía fiebre, algo normal si lo habían envenenado, luego se giró de nuevo para encararse nuevamente con el desconocido.

Gracias por ayudarle, él me salvó a mi en una ocasión, y ahora ambos estamos en deuda contigo dijo mientras se apartaba algún mechón de pelo colocándolo tras su puntiaguda oreja mi nombre es Ammaranza Ir-Iryn se presentó la semielfa.

Parece que todavía está demasiado débil para viajar.

Se preguntó porque no había dejado entrar a los monjes, quizás no se fiara de ellos, pero perfectamente podían haberlo seguido ahora mismo.

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09/12/2012, 18:55
Leonardo

Yo tengo que marcharme, volveré mañana al atardecer para ver cómo ha evolucionado, cuida de el y manda a los monjes de vuelta a casa, aquí sólo atosigarán a Ríev. Mi nombre es Leonardo, maestro de esgrima y conocedor de las artes médicas más mundanas... nada en comparación con la proeza que has hecho antes con el traficante. Se levanta cogiendo una mochila que había en el rincón de la caverna. - Quizá puedas mandarlos a tirar algún árbol a puñetazos para hacer un fuego esta noche - bromea.

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09/12/2012, 20:05
Ammaranza

Así que al parecer le iba a tocar quedarse de sanadora de Riev, bueno, no era su vocación desde luego, pero le debía un favor al muchacho que pensaba pagarle con sus cuidados, nada en comparación con lo que había hecho él por ella.

Yo no puedo decidir ni mandar nada a los monjes la chica sonreía con la broma de Leonardo.

Le pareció un tipo peculiar cuanto menos, y le picó la curiosidad el saber porque había ayudado a Ríev arriesgándose para hacerlo, quizás sólo se apiadara de un viajero herido, o quizás hubiera algo más, como que estuviera enemistado con los traficantes o los garras rojas.

No soy sanadora, sólo sé un puñado de cosas útiles aprendidas no hace demasiado, pero eso no necesitaba saberlo, seguía sonriendo suavemente, pues suponía que él ya habría intuído que su experiencia no era mucha.

¿Por qué le has ayudado? Preguntó antes de que se marchara, no pudo evitar hacerlo, a pesar de que quizás lo mejor hubiera sido callarse y gracias de nuevo por hacerlo no quería que pensara que se lo echaba en cara o sospechaba de él, cosa que, de momento, no hacía.

Ella no instigaría a los monjes a marcharse, quizás no sería conveniente que se quedaran todos, pero tampoco estaba de más que alguno la ayudara por si se presentaba alguien inesperado y hostil. También pensó en que debería esconder su caballo.

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09/12/2012, 23:53
Leonardo

No tenía nada contra los traficantes, pero yo entreno para que mis habilidades sirvan para ayudar a las buenas personas, y eran los traficantes quienes atacaron... No hacer nada hubiera sido matar yo mismo a ... Aún no se cómo se llama...

Bueno, Ammaranza Ir-Irin, he de marcharme, tengo que estar al amanecer en Tonfalia y a caballo ya es difícil llegar en este tiempo... Cuídate bien, espero que ese puñado de cosas útiles te sirva.

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10/12/2012, 00:17
Ammaranza

Ammaranza salió de la cueva detrás de Leonardo, pero sólo para informar a los monjes de la situación.

Ríev está dentro, pero esta herido, envenenado, aunque estable, Leonardo señaló al hombre que se alejaba a toda prisa lo ha curado, pero está demasiado débil para viajar, y me ha pedido que lo vigile durante su ausencia, pero que si nos quedamos todos será perjudicial para la saludo de Ríev.

Había transmitido lo que le había dicho, pero ella no tenía ninguna autoridad sobre lo monjes, ni tampoco la pretendía, eso sí, ella se quedaría para ayudar al muchacho.

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10/12/2012, 00:22
Monje

Me quedaré yo - dijo el monje explorador, que había derribado con su puño al traficante anteriormente - vigilaré que el entorno sea seguro y os mantendré a ambos seguros. Estaré a su disposición para lo que quiera.

Los demás monjes de una forma seca y austera hicieron una reverencia y comenzaron a caminar de vuelta hacia el monasterio, dejando atrás a los tres que se quedaban en la boca de la gruta.

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10/12/2012, 00:36
Ammaranza

Ammaranza asintió, a ellos también les había parecido la opción más sensata, así que regresó de nuevo al interior de la pequeña cueva, en la que por cierto, hacía un poco de frío, pero claro, era una cueva, no podía ser de otra manera.

Se acercó al cuerpo inconsciente de Ríev, mirando su joven rostro, él había supuesto que ella pagaría su deuda, y aunque no lo había salvado directamente, por lo menos velaría por su recuperación.

Revisó que el emplaste estuviera bien, y buscó acomodo como buenamente pudo cerca de él, pues aquello no era precisamente un lugar acogedor, así que se arrebujó en su capa, dispuesta a comer y beber un poco, para después comenzar a preparar un nuevo emplasto para cambiarlo.

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10/12/2012, 10:13
Monje

Pasas un rato en silencio comiendo, sin saber nada del monje que se había quedado vigilando fueran, ni un sonido, ni una queja; disciplinado, inmutable, correcto...

Al poco rato apareció en la entrada a la caverna cargando un buen montón de leña en forma de ramas caídas y secas. - Le he traído leña para hacerse un fuego y no tener frío, señora Ammaranza Ir-Irin. -El monje dejó la leña en un rincón y volvió a salir de la gruta, sin esperar un gesto de gratitud, acostumbrado a hacer lo correcto sin recibir nada por ello.

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10/12/2012, 10:56
Ammaranza

La entrada del monje la sobresaltó, no estaba acostumbrada a tanto silencio, y prácticamente sonrió cuando la llamó de aquella manera que le sonó no tan extraña. Técnicamente si que requería un tratamiento de ese estilo, puesto que era de la nobleza, aunque en la práctica nunca había frecuentado tales ambientes.

Gracias por la leña, y llámame sólo Ammaranza para cuando terminó de decirlo, el monje ya había casi desaparecido de la misma manera en la que había llegado.

De todas formas la semielfa no perdió el tiempo, y se dispuso a preparar el fuego que calentaría la estancia, lo cual seguramente vendría bien a las dos personas que ahora mismo la habitaban. En cuanto estuvo listo, se echó agua en las manos para lavárselas, y tras secarlas al calor del fuego, se acercó al yaciente y destapó la manta que cubría el hombro herido de Ríev.

Se había quitado la capa y la había dejado junto al fuego.

Con sumo cuidado, retiró el apósito ya sin uso, y procedió a colocarle el nuevo que había preparado. Los dedos de Ammaranza eran largos y delgados, apropiados tanto para tocar un instrumento, como para manipular hierbas delicadas. Tenían un tacto suave, pues usaba ungüentos para protegerlos y mantenerlos en buen estado, ya que al fin y al cabo, se suponía que eran fundamentales en su forma de vida.

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12/12/2012, 10:15
Ríev Ril'Unter

Estabas cambiando el emplasto, siguiendo los pasos que Leonardo te había indicado, cuando el aventurero abrió los ojos y lanzó un carraspeo. ¿Ammaranza? Su cara era poco más que una sombra de lo que era, pero comenzaba a recuperar el color de su rostro. Cómo cambian las tornas... intentó reír pero solo le salió una débil tos. 

¿Dónde estamos?

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12/12/2012, 10:45
Ammaranza

Shhh, tranquilo le dijo la semielfa cuando intentó moverse y reírse yo no he sido quien te ha salvado, sólo soy tu sanadora ella si sonrió te salvó otro hombre, un tal Leonardo, quien te ha dejado a mi cuidado terminó de colocar el emplasto antes de seguir contestando, pues tenía que hacerlo con cuidado.

Estamos a medio día de camino del monasterio, vi tu caballo, pero no fui capaz de seguir tus huellas, así que fui al monasterio que me indicaste, y luego acompañé a los monjes a buscarte, ellos siguieron tu rastro y dimos con el hombre que te salvó ella no tenía mucho mérito en el rescate de Ríev, y no pensaba atribuírselo de ninguna de las maneras.

Los garras rojas pagaron a unos mercenarios para que acabaran contigo, eso es lo que me dijo uno que pudimos interrogar, he intentado que le diga que estás muerto, para que no vuelvan a por ti.

Lo puso al corriente, no había mucho más que contar, y aunque estaba herido, seguro que agradecía conocer los detalles, o por lo menos eso intuía por lo poco que lo conocía.

Pero ahora tú debes descansar, no debes moverte, ahí un monje vigilando fuera, y en cuanto sea posible, te trasladaremos al monasterio para que termines de recuperarte.

Lo dijo con un tono de quien no admitía réplica en este punto.

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12/12/2012, 15:11
Ríev Ril'Unter

Si, recuerdo a un hombre con el pelo largo que me recogió cuando a penas me había dado una flecha de un bandido...

¿Qué me ha pasado? Sólo me rozó una flecha, no puedo estar así por solo una flecha... ¿Dónde estamos? - repitió.

En ese momento Ríev estaba un tanto alterado e intentó incorporarse, pero aún le faltaban para eso, así que se volvió a recostar sobre el suelo, esperando tu respuesta.