Partida Rol por web

Con esos cuatro mondadientes que ha recogido la mujer no tenemos ni para encender un buen el fuego, y menos para aguantar la hoguera toda la noche. - dijo mientras miraba de reojo la leña recogida por Akeelah.

Luego se sentó a observar el ritual con que Eralissa se quitaba la armadura y las protecciones de cuero. Se quedo ensimismado cuando la mujer se quedo con solo unos pantalones y una camisa sudorosa que marcaba todo su cuerpo. No podía quitarle ojo, mirando sus brazos y su espalda musculada, pero también otras protuberancias que se dejaban ver. Durante un rato Eralissa estuvo limpiando su armadura, y Norwan disfrutando del espectáculo. Cuando termino de sacar brillo, la mujer se dirigió tras unos arboles para volver con una camisa limpia, que ya no dejaba advertir nada. Norwam soltó un pequeño bufido de desagrado.

Estabas mucho mejor con la otra camisa sudada. Eres una mujer muy hermosa y con un bonito cuerpo. Si necesitas calor está noche, te lo daré gustoso. - sonrió a Eralissa, por el tono parecía que bromeaba, o tal vez lo decía en serio. Luego se giró hacia Akeerlah. - Que no se te pase por la cabeza a ti lo mismo. Sería incapaz de tocar tu piel con esos horrendos dibujos. - escupió al suelo.

Sin más, miró su madera recién cortada, buscando un tocón de tamaño adecuado para usarlo de asiento. - Haré la primera guardia. Descansad tranquilos. Nada se acercará al campamento sin que me de cuenta.

Luego se giró hacia Akeerlah. - Que no se te pase por la cabeza a ti lo mismo. Sería incapaz de tocar tu piel con esos horrendos dibujos. - escupió al suelo.

-JAJAJAJAJA- La carcaada de Akeelah lleno el ambiente como si le hubieran contado el mejor chiste del mundo, incluso una lagrima salio de uno de sus ojos. "Le dijo la rata al dragon" penso sin parar de reir y negando con la cabeza pensando tambien que no era posible que existiera un ser humano tan tonto. Akeelah saco una fina tunica de algodon de su mochila, al igual que la ropa de Eralissa esta tambien esta perfectamente doblada. Akeelah se aleja un poco entre risas con aquel extraño lagarto que la acompañaba en su hombro.-querer acostarse un dragon con un algo con ese olor, realmente gracioso, muy gracioso, jeje.- parecia que hablaba con el lagarto mientras se alejaba.

un minuto despues Vuelve con la tunica puesta, esta es similar a la que llevaba en la taberna, sin duda el blanco le favorece gracias a su bronceado, y aunque los rasgos de su cara son bastante duros, no tiene mal cuerpo.

- ¿Como voy a estar mejor con la camisa sudada? - Pregunta extrañada con el ceño fruncido - No entiendo a qué te refieres, Norwan. Si no me cambio es bastante probable que acabe enferma cuando por la noche se enfríe el sudor - Contesta con total seriedad, como un maestro dando la lección a un alumno - En cuanto a tu ofrecimiento, te lo agradezco pero creo que tendré suficiente con el material de abrigo que llevo en la mochila. Si no es así, te lo haré saber

Cuando termina de hablar, observa con atención a Akeelah. El cambio de ropa destaca su oscura piel, haciéndola exóticamente atractiva.

- Erm - carraspea para si misma, como obligándose a volver al mundo real - si no os importa, yo haré la última guardia. Me gusta despertarme temprano

- Quiero hacer la guardia dentro de un buen rato, yo iré antes tuya Eralissa. No te preocupes te despertare cuando este empezando a amanecer. Ahora estoy hecho una mierda necesito dormir, pero ya.

Cyrill se aseo como meramente pudo, y cambio sus ropas para dormir con la ropa aseada, pese a que no era su costumbre era necesario mantenerse asedo para mantener una imagen mas o menos decente. 

fue el primero de todos en irse a dormir, Estaba un tanto cansado del viaje. De su mochila saco una manta con la que poder refugiarse del frío, y a mano dejo una de sus hachas. Su loba Luna dormía al lado suyo y de vez en cuando gruñía cuando escuchaba algún ruido extraño. Al poco tiempo de estar tumbado se quedo dormido como un niño después de estar jugando durante todo el día.

Durante el camino Tirios se encontraba bastante absorto del resto, con la mirada perdida la mayor parte del tiempo, como si estuviese pensando en algo que no pudiese quitarse de la cabeza... volviendo solo al mundo cuando Norwan hacía algún comentario jocoso, aunque la distracción pese a ser la única que le devolvía al mundo, era por poco tiempo.

Cuando finalmente encontraron un lugar en el que pasar la noche, no se demoró en dar una vuelta de reconocimiento por los alrededores, avisando al resto de sus compañeros con escasas palabras, quería estar solo, pero no podía decirles eso a ellos, demasiado tiempo había estado en solitario y ahora tenía que trabajar en equipo, más aún cuando se había comprometido.

Cuando retornó de la vuelta de reconocimiento no dijo más que unas palabras escasas -Está todo limpio..- Para acto seguido quedarse asombrado por la dedicación de aquella mujer con su armadura, eso descartaba que fuese una mercenaria. Algo que le agradaba, pues prefería la disciplina de los caballeros consagrados a la impredecibilidad de los mercenarios.

Se fueron repartiendo las guardias mientras Tirios aliviaba la carga a sus caballos, para dejarlos amarrados en un lugar proximo a él y con algunas hierbas de forraje.

-Haré la guardia que no deseeis...- dijo sin mirar a nadie mientras acomodaba con sus pertenencias en un lugar en el que arremolinarse para pasar la noche. -Por cierto, he de agradeceros la buena comida que cazasteis y preparasteis, lo cierto esque hacía tiempo que no comía tan bien en el campo.- dijo refiriéndose a Cyrill mientras seguía organizando sus cosas, dejándolo todo bien recogido.

Finalmente se echó usando su capa como manta, pese a que mantuvo los ojos abiertos durante un tiempo observando y escuchando al resto de sus compañeros.

Cada uno se prepara para su guardia, extendéis vuestros petates y os ponéis a descansar, hasta que finalmente el sol desapareció y entrasteis en un profundo sueño. Estabais tan cansados que no os importaban las incomodidades del terreno,de modo que con la manta cubriendo vuestro cansado cuerpo os dispusisteis a dormir. Tal y como había dicho Karcos fuera del bosque no ocurrió nada durante las guardias, así que recogisteis el campamento tras la última guardia de Eralissa.

El sueño había sido reparador, y aunque a algunos les gustaría dormir algo más, lo mejor era ponerse en camino cuanto antes, además de que no hacían falta más horas de sueño. No había problemas en el horizonte, de modo que recogisteis en petate y os pusisteis en camino.

No habíais avanzado mucho, a penas un par de horas cuando te percataste que estabais rodeados, teníais a tres gnolls a cada lado, acechando, y uno que se preparaba para cortaros el paso y cerrar la emboscada. Estaban bien escondidos y nadie más del grupo los había visto.

Akeelah caminaba tranquilamente junto al grupo, cuando de pronto lanzó un conjuro, y una especie de bola blanquecina salió de su mano dirigiéndose a un lateral en el bosque y de pronto, todo ese lateral se cubrió de telarañas.- emboscada!!!! 3 al otro lado, otro delante

Akeelah conjura una malla blanca que se extiende entre los pequeños árboles y matorrales de la derecha del camino, atrapando a dos de los gnolls en ella mientras otro de ellos consigue esquivar el conjuro y avanza para salir de la zona boscosa, pero al caminar por terreno difícil dado el conjuro, no consigue salir al camino (Se queda a 5'). Mientras tanto los compañeros a su lado quedan atrapados pero hacen gala de su fuerza y escapan de la malla rompiendo sus hebras. 

Por otro lado los gnolls al otro lado del camino cargan contra el grupo que aún no se había percatado de la presencia de los siete gnolls, tres de ellos desde la izquierda lanzan un ataque de sus hachas contra Cyrill, Norwan y Eralissa, golpeando en el muslo al primero, con una fea herida que por poco no rompe el hueso; el resto de los golpes chocan contra las pesadas armaduras de Norwan y Eralissa.

Por su parte el último gnoll sale al camino para cortaros el paso y carga contra Akeelah, para evitar que volviera a conjurar. Un intento cuanto menos torpe pues no había llegado a su posición y ha había descargado el brazo, no costando a la maga más que un leve movimiento para esquivarlo.

El ataque le pilla por sorpresa, pero gracias a la reacción de Akeelah consigue esquivar el hacha que se dirige directa hacia su pecho. El filo roza su armadura mellándola levemente, aunque no lo suficiente como para hacerle daño. Sin pensarlo demasiado, devuelve el golpe con una estocada directa intentando buscar el corazón de la criatura.

2 gnoll se habian soltado de las telarañas, pero todabia tenian que avanzar por ella, lo cual les resultaria costoso, al menos para que tardaran unos segundos mas en entrar en combate, y les diera tiempo tanto a ella y sus compañeros de igualar las cosas en la cuestion numerica. Por esta razon Akeelah estaba indecisa si era mejor ponerles las cosas faciles a sus compañeros,protegerse o acabar con su propio enemigo, pero tras el intento de aquel gnoll por cortarla en dos, la decision acudio sola,El dragon era poderoso en ella, no podia tener miedo de unos seres asi.y los demas sabian cuidarse bien, se suponia que eran guerreros experimentados.Akeelah dio un paso atras y mirando con su fria mirada al gnoll que la habia atacado, lanzo un rayo de fuego desde su mano que envolvio a gnoll quemandolo.- Voy a reducirte a cenizas.

El ataque de los Gnol le había pillado totalmente desprevenido. Solo Akeelah parecía haberse dado cuenta de la presencia de enemigos y había actuado llenando la zona de telarañas. - Maldita magos y sus trucos. Eso no es forma de luchar con honor.

!Ya os había visto, perros sarnosos!. ¡Venid a encontrar la muerte en el filo de mi hacha manomartillo!. - Bramó mintiendo vilmente, no podía reconocer ni en mil años que una mujer se le había adelantado.

Los Gnol no tardaron en obedecer. Uno se acercó corriendo y le asestó un golpe, que Norwan detuvo sin dificultad con su escudo. El arma del Gnol vibró ante la parada. - ¡Aprende como lo hace la mano de Tempus, perro!. - Estaba claro que ni en combate, Norwan podía tener la boca cerrada. Dibujó un amplio arco vertical con su arma hasta hacerla impactar contra el cuerpo del Gnol que le había atacado. El negro filo del hacha penetró la escasa armadura de la criatura, hundiéndose en la carne y haciendo brotar roja sangre. Una visión cautivadora para el guerrero.

Pese a que no adivirtió la presencia de los Gnolls, su reacción ante el aviso de Akelah fue más rápido de lo esperado, sin perder tiempo observó a su alrededor evaluando las posibilidades mientras veía como sus compañeros eran atacados por los Gnolls, por suerte el no estaba enfrascado y quiso sacar ventaja de esa posibilidad, por lo que se dirigió rápidamente con estoque en mano y broquel enfrentado contra la hiena que estaba acosando a Akelah, pensó en que debía evitar a toda costa que abatiesen a su compañera, pues era la única no combatiente del grupo al parecer.

Tiró de las riendas para obligar a su yegua blanca que diese la vuelta -Vamos...!- rugió, para acto seguido iniciar una brevísima carrera con el caballo, el cual ya estaba acostumbrado a estas situaciones.

Pasó con su yegua por detras del Gnoll lanzando un latigazo con el estoque al cuello de la bestia, que pese a no estar ideado para esa forma de blandir, si se hacía con precisión milimétrica y se impactaba únicamente con la punta podía ser tan mortal como cualquier estocada, la cual no se podía permitir en esta maniobra a caballo.

Detuvo a la yegua tan pronto como se lo permitió la situación para no alejarse de su compañera Akelah, impidiendo de esta forma que el resto de Gnolls pudiesen atacarla a ella sin antes tener que enfrentarse a él. -Quedaros tras de mi y me aseguraré que no os pongan encima sus sucias pezuñas.

El semental que acompañaba a Tirios detrás suyo lo siguió en la maniobra, pues era un caballo de batalla entrenado para no sorprenderse de esas situaciones, el cual quedó algo rezagado.

Karcos estaba en el centro del grupo cuando todo ocurrió, realmente no estaba atento al entorno, parecía estar relajado mientras caminaba, y no creyó que los arbustos que había al lado del camino fueran riesgo alguno, pero se equivocaba, y de no ser por Akeelah, las cosas podían haber ido mucho peor.

Cuando vio que el hacha del Gnoll acababa en el hombro de Cyrill se asustó, no por el gnoll, sino por la vida de Cyrill, ese corte estaba cerca del corazón y los pulmones, y había partido la clavícula, sería difícil de tratar. Tras hacer una media pirueta que le permitió meterse a la izquierda de Cyrill, ensartó al gnoll de forma ascendente de modo que la punta de su negra espada sobresalió entre las escápulas del enemigo que era el cuarto en caer muerto.

La herida del hombro le sobresaltó, el hueso se había roto, demasiada sangre salía de la brecha creada por el hacha, y a pesar de ser solo un golpe, le había alcanzado el pulmón, que se había colapsado, impidiendo respirar adecuadamente. Se revolvió unos instantes pero no tardó en caer al suelo, inconsciente. 

La herida no había sido profunda, pero Cyrill había caído sin más, no parecía el gran guerrero que aparentaba ser. No os daríais cuenta hasta el final del combate que había dejado de respirar.

Los gnolls habían tenido muy mala suerte, todos los miembros del grupo habían demostrado su valía de forma rápida y contundente, y los cuatro gnolls que habían atacado al grupo cayeron muertos. Primero Akeelah fulminó al que le había atacado, un resplandor había salido de su mano hacia el pecho del gnoll, el cual había soltado un respingo, un último hálito de vida para finalmente caer fulminado, con una quemadura en el pecho.

Norwan dibujó un amplio arco vertical con su arma hasta hacerla impactar contra el cuerpo del Gnoll que le había atacado. El negro filo del hacha penetró la escasa armadura de la criatura, hundiéndose en la carne y haciendo brotar roja sangre.

Eralissa no había sido demasiado precisa, sin embargo su ataque había sido lo suficientemente certero para que su espada le quitara la vida a tan frágil criatura; tras matarle con ese pobre ataque, casi le dio lástima el gnoll, que había caído inconsciente en la tierra.

Tirios guió a su caballo hacia el gnoll que había evitado la telaraña de Akeelah (el gnoll de Akeelah estaba ya muerto) que se dirigía hacia la maga y lo paró a mitad de una furibunda carga, cortando el cuello con una precisión exacta, con un fino roce del estoque, que causó una hemorragia que nunca cerró, pues la criatura había muerto.

Karcos también había echo su trabajo acabando con el Gnoll que había dejado a Cyrill inconsciente, ensartándole en su espada, no con una trayectoria recta, sino haciendo un arco mientras la espada entraba en el cuerpo, que dañó aún más las entrañas de aquel ser.

De alguna manera Akeelah había salvado a los dos gnolls restantes con su conjuro de telaraña, pues tras de ver el espectáculo de sangre que habían presenciado, su sed de sangre se había evaporado, y giraron en el sitio, mirándose el uno al otro, antes de echar a correr con el rabo entre las piernas, colina abajo.

Los caraperro, tal como aparecieron, salieron corriendo o murieron, ante el letal despliegue del grupo. Había sido una lucha muy corta, pero lo suficientemente intensa para que la adrenalina en Norwan se activase y su cara mostrase su satisfacción. Aquello era mejor que copular.

Se giró para ver a Cyrill en el suelo, con una gran herida en el hombro, y lo peor era que parecía no respirar. Se arrodilló junto a él, y puso la mano en su boca, para notar que el explorador había abandonado el mundo de los mortales.

Dioses, dadle refugió en vuestros dominios. Murió como un hombre valiente, en combate y mirando a la cara a su verdugo. Tempus, mi señor, dale una cálida bienvenida en las tierras de los caídos. - No añadió nada más. Durante unos instantes se mantuvo arrodillado, con los ojos cerrados, sujetando su hacha con ambas manos.

Se levantó, para mirar a los demás.- Era un hombre valiente, pero débil, lo noté cuando lo curé en el dragón oxidado. Demoslé sepultura junto al bosque. Su loba cuidará de su espíritu. - Enarcó una ceja, como recordando algo.- ¡Maldita sea, nos hemos quedado sin cocinero!

Durante un buen rato se dedico a juntar las suficientes piedras y cavar un reducido foso, lo suficiente para enterrar al humano, y cubrirlo con las piedras. Le dio sepultura, junto a sus pertenencias, sin añadir una palabra más, y sin ningún ritual.

Más tarde, registró los cuerpos de los gnolls, buscando algo de valor y recogió sus hachas, guardándose solo las cabezas de las armas. Parecía que las necesitará para algo.