Partida Rol por web

¿Vinie? Qué nombre más ridículo, demasiado ridículo para se un nombre inventado... te sugiero que te lo cambies si quieres llegar a tener un nombre entre los grandes... - La voz del humano sonaba grave y profunda y su mirada amenazadora observaba con detenimiento el cuerpo del recién llegado. - quizá puedas servirnos para algo.

Aunque no dudo de la eficacia de mis hombres, ellos no tienen lo que se puede llamar la ventaja del incógnito. No dudo que hayan tomado Tonfalia, pero hay una misión secundaria que no se si habrán podido realizar, capturar y acabar con la vida de los aventureros que defendieron Tonfalia. Quiero que tú, recluta Vinie, te unas al recluta Gárret en la misión de dar con su paradero y si es posible, acabar con ellos.

Hay tres de los que no sabemos su paradero, los demás que conocíamos yacen muertos con los veinte Hijos del hielo que tomaron la villa, y no sabemos si había alguien más en la defensa.

El primero de ellos es un clérigo de Tempus, de larga melena y barba, que lleva una armadura completa, un hacha negra y un escudo de acero. El segundo de ellos es un guerrero de pelo blanco y corto, también con armadura completa y escudo y una espada élfica. Otra es una mujer, devota de Heironeus que viste armadura completa, a esta no os costará reconocerla. 

Tu primera misión es matar a estos tres aventureros, se os darán cien monedas de oro a cada uno por cada muerto, así pues tendréis derecho a sus pertenencias.

Tu llegada a Aan había sido una constante merienda de polvo en el camino hasta que por casualidad habías llegado a la posada donde habías conocido a un variopinto número de personas. Una vez te habías localizado en la posada, y sabiendo que la villa de Tonfalia iba a ser posiblemente atacada por una horda de gnolls (por las palabras de Luna, la fulana), decidiste que lo mejor era tomar el camino opuesto e ir a la ciudad de Alwin, de la que habías oído hablar muchas veces por lo lujoso de la misma.

Aquella noche habías salvado a Luna de un pequeño grupo de gnols, con un poco de suerte, y un poco de magia. Gracias a ello, la puta se te había pegado como una lapa y estaba empeñada en que la acompañaras, desconociendo sus planes. Esto tiene la culpa de que el pobre Vinie Psyches se hubiera molestado contigo, al robarle una noche de fornicación con una profesional en el oficio. Cuando te decidiste a ir a Alwin, la fulana se empeñó en unirse a ti, algo que no te hacía mucha gracia, ya que en tu tierra la profesión de cortesana, aunque aceptada, estaba muy mal vista.

En el camino te viste rodeado por un grupo de Garras Rojas a caballo, comandadas por un humano de tamaño colosal llamado Eostabor, que te propuso unirte a ellos en su organización, empresa que tendría enormes beneficios y un asegurado buen estilo de vida. Sin pensarlo dos veces cabalgaste junto con Eostabor hasta su campamento en los bosques, donde te enteraste que Samuel, Ap Raistebel y Aglytor, habían muerto en una emboscada de los Garras Rojas, al negarse a unirse a la corporación (Algo que te dio aún más razones para unirte).

Una vez en el campamento descubriste que el mago que comandaba ese fuerte, llamado Wingemberg, había conseguido manipular las mentes de varias sacerdotisas y clérigos de Yeenoghu, dominando por ende a un gran número de gnoll a los que habría mandado a Tonfalia para arrasarla antes de que los Garras Rojas pasaran por ella a aprovisionarse, así pues, habían tendido una trampa en el bosque a los hijos del hielo después del ataque. Ahora los veinte soldados de los Hijos del hielo y aquellos que los acompañaban están muertos.

Si Vinie no es un nombre que sirva, entonces Señor Psyches estará mejor.

Armaduras. Armaduras pesadas.... por todas partes. Eso decía la descripción. Menudo marrón. Miró de soslayo a Garret. Vinie no tenía ni idea de cómo buscar rastros. Tampoco de por dónde empezar. Pero por trescientas monedas, si el idiota de al lado era tan mañoso como para localizarles, el Señor Psyches sería capaz de perdonar ofensas pasadas.

De todos modos... de entre todas las descripciones, fue la mención de la mujer la que logró enarcarle una ceja. Si era la amiguita de Ríev, Vinie estaba seguro de que la chica iría a cobijarse al monasterio. Lo malo es que Eorstabor era tacaño en detalles... y Ríev también. No había manera de saber si se trataban de las mismas faldas a las que el olfato de sabueso del redrenthiano guiaban.

¿Podemos ver un mapa de la zona, para ver hacia dónde se podrían dirigir...? ¿O hay alguna pista...? ¿Cuántos días hace que abandonaron Tonfalia? Puede que sigan allí, confundidos entre los lugareños.

Le seré franco, señor Psyches, solo hay dos sitios en los que quiero que les busquéis, uno en Tonfalia, y en el camino que va de Tonfalia a Alwin, que es a través del cual accederéis a la Villa. Fijaos muy bien en la gente que veis en el camino, y si encajan un mínimo en la descripción, matadlos. Otro sitio puede ser en Nightshade, ciudad en la que por nuestra condición, nosotros no podríamos entrar, la mayoría somos viejos conocidos. Existen unas villas en los valles, cercanas a Nightshade, pero como os he dicho, si están allí, es que han huído para no dar problemas.

En el caso de que no los encontréis ni en el camino, ni en Tonfalia, ni en Nightshade, entonces dad vuestra búsqueda por completa, porque es posible que hayan huído, por lo que no supondrán problema alguno. Ahora, antes de que marchéis, sugiero que habléis con Wingemberg, si realizais misiones para él, puede que lleguéis a ser bien reconocidos... pero tratadlo con cautela, hace tiempo que dejó de distinguir la razón de la locura.

Por otro lado - Dijo señalando un tablón que había clavado en la pared de la cabaña de madera - en esos pergaminos hay escritos una serie de objetivos a eliminar de la orden, gente que trata de combatirnos con influencias económicas y políticas en Nightshade. Eliminarlos significaría aumentar el prestigio de la orden, y por ende, el vuestro propio dentro de la misma. Todas las cabezas tienen recompensa, anotada en el mismo papel.

Cuando salgáis de la empalizada, eliminar todo vínculo que os una a los Garras Rojas, actuad como enemigos de la Orden, y puede que eso os facilite el trabajo.

Vinie se acercó al tablón y echó un vistazo. ¿Estaría el nombre de Ríev allí? Era imposible acordarse de tanto nombre, además de que una muerte dentro de los muros de Nightshade complicaría mucho la posibilidad de salir de la ciudad... ¿Pero en qué está pensando? Una vez en Nigthshade puede perderse entre la multitud y desertar de este ejército de perdedores. No, Nightshade es el peor lugar del mundo para tratar de desaparecer. Está a punto de ser atacada por el Rey y su dragón. De desaparecer, mejor hacerlo en... ¿Tonfalia? ¿Ahora que sus defensores han caído?

Me parece que me voy a pasar mucho tiempo como miembro de la Garra Roja.

Apartó la vista del tablón y escrutó a Garret. ¿Acaso ese idiota no tenía preguntas? Si se piensa que todo el trabajo lo hará el bueno de Vinie Psyches, va listo.

Garret se había quedado en silencio durante toda la conversación, había decidido no hablar demasiado mientras no supiera obtener más información del grupo que se hacían llamar los garras rojas al que pertenecían sus nuevos... señores. Por si fuera poco le habían vuelto a unir en grupo con aquel ladron de la posada, no le tenía mayor resquemor pues todo hombre haría lo que fuera por sobrevivir pero este no tenía pinta de pasar hambre. Por si fuera poco la perspectiva de obtener mucho dinero ahora que sus bolsillos se habían descargado hasta niveles peligrosos, le atraía de buena forma. Tampoco tenía mucha opción pues si se negaba podría pasarle como a los otros 3  de la posada que habían sido aniquilados por los gnolls.

Cuando les dijeron que tenían un tablón de recompensas no pudo por nemos que echar un vistazo. No creía que conociera a nadie pues estaba muy lejos del hogar, pero tal vez mas adelante si se encontrara frente alguno y por alguna casualidad se acordara...

- Deacuerdo, iré y mataremos a eso héroes. Queréis las cabezas o alguna cosa en especial para demostrar sus muertes? - Comenzó comprobando que no tenía ninguna marca que indicara que pertenecía a los garras rojas pues no debería llevarlo si quería pasar por los caminos en plena guerra. - Hasta aceptaré trabajar con el buscador de ratas... - Sonríe al otro, no era un personaje que pudiera insipirar confianza, pero creía entender sus intereses y deseos por lo que podría colaborar con el ante la perspectiva de ganar dinero matando.  -Deberiamos comenzar a movernos cuanto antes por si deciden salir del pueblo antes de que nosotros lleguemos.

¡Sooooooo! No tan deprisa, impetuoso.

Impetuoso era un buen nombre para un caballo. Si el idiota podía llamarle buscador de ratas, Garret podía ser el podenco flaco que este buscador de ratas iba a montar... para... para eso, para buscar ratas. Visto en perspectiva, Impetuoso no es un buen apodo despreciativo y ninguneante.

Ya has oído a Eorstabor, primero vamos a ver a Wingemberg. No metas la pata, ¿entendido? Es nuestro jefe y no quiero meterme en líos por tu enorme bocaza.

Vinie no tenía miedo de ofender a Garret. No mientras el gigante estuviese en medio para poner paz a base de tortas. Y después... Bueno, con un poco de suerte la conversación con Wingemberg iba a ser lo suficientemente espesa y excéntrica como para que las bravuconadas del Señor Psyches se olvidasen.

Garret ignoró la sorna del cazarratas, al menos no había cambiado su actitud. Asintió pues esta vez tenía razon y debían ir a hablar con el wingemberg. - Sin duda una boca grande pueden meter en los mismos problemas que unas patazas... hablando de patazas sabías hay gente que las tiene demasiado largas. - Mientras hablaba no pudo por menos que devolver la gracia al menos iba a ser un viaje interesante si no terminaban con las espadas.

Vinie camina hacia el tablón, para darse cuenta que no es un nombre realmente extenso de nombre, y no cabe duda que el número de enemigos de la organización sería mayor, pero es de suponer que la red de espionaje de los Garras Rojas no es realmente extensa. En esta lista solo hay un puñado de nombres con algunas indicaciones muy pobres.

 - Declan Leuvaarden (Humano - Mercader de Nightshade) x 500 Monedas de oro.

 - Asgarf Midespinas (Mediano - Espía en Nightshade) x 100 Monedas de oro.

 - Carnero Tisnt (Humano - Traficante de Fisstech de la competencia) x40 Monedas de oro.

 - Tiberio Tisnt (Humano - Jefe de los Traficantes traidores) x100 Monedas de oro.

 - Risper Tisnt (Humano - Traficante de Fisstech de la competencia) x40 Monedas de oro.

El gigante aprovechó para dejaros ir a ver al mago del que ya os habían hablado anteriormente quedándoos vosotros caminando hacia la tienda donde segundos antes habían salido un grupo de tres clérigos gnolls.

Entrasteis a la tienda sin una mínima idea de lo que os ibais a encontrar ahí dentro. Abristeis entonces hueco en la tienda viendo que la luz de una antorcha salía del centro de la tienda. Dentro de la misma había un camastro, y una gran mesa de roble con un laboratorio de alquimia y un gran libro en la mesa. Sentado en una silla acolchada y con los ojos y la cabeza inmersos en las páginas de ese libro.

- Buenos días, caballeros, ¿Puedo ayudarles? - El hombre que estaba tras la mesa, alumbrado por la luz de la antorcha y la luz que entraba por la grieta en la tienda tenía un aspecto un tanto desaliñado, pues vivía despreocupado de las convenciones mundanas.

- Pero qué mierda de saludo es ese, tu qué clase de mago terrible eres.

Carraspeó antes de continuar hablando - Quiero decir... quién demonios se atreve a adentrarse en mis aposentos, ¿Acaso queréis convertiros en ceniza? Si es así adelante, necesito ceniza para un conjuro.

- Muy bien, ha sonado amenazante, seguro de si mismo, sigue así machote.

Sonrió para sí, como avergonzado por sus pensamientos. - Venga, sentáos... vaya, pero si no hay sillas... pues no os sentéis, pero poneos de pie de la forma más cómoda que podáis. ¿Quiénes sois? ¿Qué queréis? ¿Venís a matarme?

Su pañuelo rojo sobre el rostro salvó a la napia de Vinie Psyches de un popurrí de olores provenientes de matraces y probetas... y quién sabe si también de pedos. De hecho, en origen el pañuelo tapando el rostro se puso de moda en Redenthros por las fuertes dietas de la comida autóctona y sus consecutivas flatulencias... por lo menos podría haber ocurrido así.

Eorstabor tenía razón: este tipo es raro de cojones.

Somos nuevos reclutas, señor Wingemberg-pronunció, tal y como se lo había escuchado decir al entrenador-Mi apodo es Señor Psyches... y mi compañero se apoda Calzones de Betún. Venimos a presentarnos antes de salir en peligrosa misión. Eorstabor nos manda a por la cabeza de los aventureros supervivientes de Tonfalia. Creo que nos vendría bien algo de protección mágica... ¿Verdad, Calzones?

Quién tiene la lengua más rápida, lleva la iniciativa. ¿Acaso no es lícito dentro de una organización competir por demostrar tu valía? Y por extensión... ¿situarte por encima de los demás? ¿Y no viene siendo lo mismo subir por la escalera que tirar a tu compañero al fango con un puntapié y quedarte en tu mismo peldaño?

La verdad, si fuese a colar Vinie le llamaría directamente el Idiota. Aún tuvo Garret suerte de que solo le bautizase con un nombre ridículo.

Así que sois el señor Pises y el señor Calzones de Betún, vaya unos nombres amenazadores que os habéis agenciado señor Meados... El meón y el cagón aspiran a ser unos dignos reclutas en mi organización y esperan de mi persona, o más bien me exigen, que les proporcione ayuda mágica. Quizá al señor meón le gustaría que mi merced le propinara un puntapié mágico a ver si así aprende que en esta vida, insultar a tu compañero significa acabar boca abajo en el río...

Aunque claro, por aquí no hay río

Pues lo dejaremos atado de pies y manos en una roca para que se lo coman los buitres... Estoy seguro que el señor Calzones de Betún estaría dispuesto a cortarle los tobillos a alguien que intenta sobrepasarle... tiene un bonito espadón el señor Calzones de Betún, seguro que corta el hueso que da gusto.

Se levantó de su asiento y en la oscuridad de la tienda se movió una bestia que se acercó caminando hasta su amo, una enorme quimera, una bestia de cuartos traseros de una gran cabra negra y los delanteros de un gran león. Sus alas son como las de un dragón negro parduzco y tiene las cabezas de una cabra, un león y un fiero león. En la oscura cabeza de cabra, dotada de largos cuernos ocre, brillan unos ojos ambarinos. La cabeza sin melena del león tiene los ojos verdes. La escamosa cabeza del dragón tiene los ojos negros y las escamas del mismo color. 

La bestia con la cabeza de dragón, le dijo algo al hechicero, que el hechicero contestó con una negativa en una lengua desconocida para ambos, mientras las otras dos cabezas miraban fijamente a cada uno de los presentes.

Entonces decías que ibais hacia Tonfalia... ahora mismo no tengo ningún interés en esa villa arrasada, pero si lo tuviera, te lo haré saber.

Garret entró tras Vinie y no había comenzado a pensar que pensar del hombre ahí sentado cuando su compañero comenzó  a hablar como si no hubiera dia mañana... Y le había insultado! ante uno de sus nuevos... camaradas, si eso camaradas. Por desgracia el hombre, encima, parecía loco - Los que no tienen cuidado con la magia les suceden cosas así, debo recordármelo de vez en cuando.

Loco como estaba parecía comenzar a meterse con vinie o eso parecía a cerca de poner motes a su recién añadido compañero. El hombre parecía saber que ahí no podía tocarlo y parecía mostrarse muy fanfarrón. - Mi nombre es Garret, olvídese de todo lo que dice el maldito cazarratas este.  Maese Wirgemberg, si pudiera darnos cualquier ayuda que nos hiciera tener una mayor probabilidad en encontrar a los aventureros que se encuentran en la villa, o algo para defendernos mejor toda la unidad de los garras rojas le estarían agradecidos hacia su persona y en especial nosotros. Un gran mago como vos seguro que le costaría poco o nada ayudar a unos recién incorporados reclutas que no saben de la dureza de la vida como mercenarios.

El poder de nuestra organización reside en la fuerza del grupo, no de la individualidad. Cualquier rencilla que tengáis, dejadla atrás. Y vuestro orgullo, os lo tragáis... - Dejó de hablar un momento esperando a que alguno intentara interrumpirle - Y A LA PRÓXIMA FANFARRONADA QUE ESCUCHE EMPEZARÉ A PLANTEARME DEJAR QUE MI QUIMERA SE SIRVA UN FESTÍN CON VUESTROS CUERPOS.

No entendéis vuestra posición, no estáis en condiciones de pedir ni exigir nada, ahora tenéis que demostrar vuestras habilidades, y por lo tanto teneis que servir. Y si a Eostabor le apetece meterosla por el culo, lo ponéis en pompa y rezáis por que no os parta en dos.

Cuando hayáis demostrado ser útiles, entonces podréis pedir a vuestros superiores y follaros a tantos soldados rasos como os apetezcan, hasta entonces, no pienso gastar ni siquiera una pizca de mi tiempo por ayudar a alguien que nos podría traicionar según llegue a Nightshade.

Mierda... ¿Señor Pises? Sabía que debía quedarme con Vinie. Ese nombre de pila es irridiculizable.

Cuando vió en la oscuridad seis ojos, Vinie se sobresaltó. Cuando las tres cabezas se acercaron a la luz, Vinie se sobresaltó el triple. Quimeras... ¿quién las entiende? Son como un juguete roto mal restaurado. Eso sí, al cobarde del Señor Psyches le imponían bastante. Por eso empezó a recular en dirección a la salida de la tienda.

Ya nos íbamos... ¿Verdad, amigo Garret?-preguntó mientras tiraba de él ligeramente de la muñeca-¡Qué pase usted un buen día, Señor! Bonito... bonita... ehm... criatura...

Vamonos...-añadió solo para los oídos del idiota entre susurros.

- ??? -Garret no sabía como reaccionar, aquel hombre que tan loco había parecido antes y tan lúcido se hacía ver un momento después. fanfarronada? no había dicho nada así o eso creía. Si bien es cierto que lo que decía aquel mago loco tendría sentido para una banda de mercenarios, no lo tenía para un veterano guerrero como era él. Por suerte parecía que aún les necesitaban  y no iba a utilizar aquellas quimeras para echarlos de la tienda a mordiscos. Cuando notó el toque de vinie, garret se puso tenso, no le gustaba que los ladrones le andaran cerca de su oro, pero al ver su expresion corporal supo que esta vez tenía razón y debían salir de ahí cuanto antes. - Si, si amigo Vinie mejor que nos larguemos a hacer nuestro trabajo... ehm un placer haberle conocido, sus palabras han sido cuanto menos aclaratorias.

Eorstabor se acercó riendo a carcajadas cuando os vio salir de espaldas de la tienda de Wingemberg y puso sus manos sobre vuestros hombros. - No os preocupéis, muchos reclutas no consiguen salir de la tienda antes de que azuce a esa quimera contra ellos... solo un tipo consiguió herir una vez a la quimera... jajaja, Wingemberg lo convirtió en piedra y lo dejó como estatua en el centro del campamento, hasta que un día se hartó de él y le hizo pedazos.

En fin... tengo un asunto que quiero que hagáis por mí dentro de Nightshade, tenéis que conseguir mi espadón de adamantina de la tienda de Goinar Manomartillo. Es un objeto muy caro, que no podréis pagar. Si mencionáis que es para Eorstabor, os colgarán los Hijos del hielo. Esa misión requiere de distracción y sigilo, si la realizáis con éxito, conseguiréis mi reconocimiento y una suculenta recompensa.

Por lo demás, partid cuanto antes, evitad a los Garras Rojas y hablad mal de la organización allá por donde vayáis, solo así conseguiréis adentraros entre nuestros enemigos.

A Vinie no le gustaba nada que se riesen a su costa, pero en esta ocasión estaba demasiado abrumado por la visión de la quimera como para darse por ofendido. Lo que le sacó de ese ensimismamiento no fueron las palabras de consuelo de Eorstabor sino la oportunidad de robar en una tienda. ¡Y por encargo, como los más famosos ladrones de los más grandes gremios!

¡Qué suculenta recompensa ni que ocho cuartos! ¡Si robo ese espadón lo puedo vender por una fortuna! Luego, a retirarme y a vivir la vida.

Bah, eso de la espada va a ser pan comido. ¿Alguna información sobre la tienducha esa? ¿Número de dependientes que la llevan, hora de cierre, perros, alarmas mágicas, etcétera?

Según se iba metiendo en el papel de miembro de la Garra Roja, iban apareciendo nuevas fuentes de ingresos y oportunidades de negocio que le ponían de buen humor. Hasta se le estaban pasando las ganas de destripar al idiota mientras dormía... bueno, solo un poco.

Garreth ni se dio cuenta de que el bastardo le había tocado en la espalda para reirse de él. Había sido una simple novatada digna para niños no para dar la bienvenida a guerreros. Si no hubiera sido por que estaba rodeado de aquellos bastardos con una quimera justo delante, habría protestado incluso retado al bastardo gigante... pero aún no era el momento. - Robar un espadón de adamantita para si mismo sería muy tentador, el problema sería robar un espadon con aquel traidor como compañero. Si no lo mataba o lo dejaba tirado una vez tuviera el espadón, lo vendería a los guardas para llevarse él la recompensa.Aún así no tendría más remedio que aceptar el trabajo. - Primero matamos o primero robamos? en cualquier caso hablar se me da bien, creeran que somos ferreos defensores de los Hijos del hielo. Mientras que los garras rojas serán unos bastardos que intentaron matarnos por los caminos cuando intentabamos llegar a defender Nightshade

Tened mucho cuidado con el espadón, conseguidlo solo cuando valláis a salir de la ciudad y conozcáis un sitio seguro por el que salir, pues los hermanos Manomartillo son los únicos que trabajan la adamantina en la ciudad. En cuanto se percaten del robo, tendrán a toda la guardia buscándolo... no subestiméis la influencia de los Hermanos Manomartillo. Si os pillaran perderíais por completo el incógnito, os buscarían por todo el continente, eso si no os matan ellos.

Sus piezas son únicas, por lo tanto no os pueden ver con ellas... el simple echo de que un extraño la vea, puede delataros, y vuestra mejor baza en para alcanzar un buen puesto en nuestra compañía es la de la discreción ¿Entendéis?

Pero de momento olvidaros de esta tarea, hasta que no lleguéis a Nightshade vuestro objetivo es encontrar a los aventureros que defendieron Tonfalia, los cuales ahora mismo estarán huyendo de la ciudad...  puede que os los crucéis por el camino si salís ya.