Crispín marcha en busca de algún vecino en las cabañas cercanas.
Hay un par de cabañas a escasos metros, te acercas a la primera, llamas a la puerta, mientras esperas que abran te fijas que ni en ninguna de las cabañas humea la chimenea. Un poco más lejos, hacia donde termina la aldea divisas un aldeano que camina por la nieve, no sabes a donde va, pero se aleja de donde tu estás, no crees que haya reparado en tí pues está lejos y le ves de espaldas.
Miras detenidamente la zona del suelo que rodea a las ovejas muertas. La nieve está apisonada como si hubiera sido pisada, esto debió pasar antes o durante la nevada, de haber habido huellas estas quedaron ocultas por una capa de nieve.
Quéstraño. ¿Ánde va ese aldeano que parece que se marcha sin girarse ni ná?
Intrigado por el comportamiento del aldeano, nuestro jacarandoso joven decide seguirlo cejijuntamente, con disimulo. Quizás si encuentra a dónde va a lo mejor encuentre alguna pista de lo que ha ocurrido. Que la prudencia guíe sus pasos, no sea que luego se encuentre con que haya perdido el pescuezo...
Motivo: Ocultarse
Tirada: 1d100
Dificultad: 60-
Resultado: 31 (Exito)
Tiraremos Ocultarse, para seguir al aldeano con prudencia y en silencio.
Et que viendo que Crispín prefería ahondar más en los alrededores, decidí meterme en la casa. Si alguien escondido hubiera quizá podría aclararnos la temática que aquí se produjo. Et que miré entonces a Roberto, ya dentro de la vivienda.
¿No huele "la Chira" nada? -le pregunté vociferando un poco-. Que los canes tenían más olfato a priori que cualesquier hombre. Et que una vez dentro intenté divisar si había cosas descolocadas, et si había personas no vistas desde fuera. En realidad cualquier indicio de pelea o peligrosidad.
Tirada oculta
Motivo: Per (descubrir)
Tirada: 1d100
Dificultad: 10-
Resultado: 97 (Fracaso)
Motivo: Olfatear en la cabaña
Tirada: 1d100
Resultado: 4
-Chira anda "perreando" alrededor de los corderos, pero se limita a olisquear, hasta que oyendo la voz grave de Uloxio, decide cambiar de sitio e ir a la cabaña. Después de todo, en "esos sitios" suele haber comida caliente , y no aguada y fría como la de fuera.
Tirada de olfatear, haber si hay suerte dónde esté Uloxio.
04, crítico. Parece que eñ olfato de Chira se agudiza cuando tiene hambre.*
*que "jodía", tiene más suerte que yo con las tiradas.
Sigues al señor a cierta distancia para que no te vea. El hombre llega a un camposanto situado al final de la aldea. Allí se encuentran una veintena de personas alrededor de una tumba, en la que al parecer están enterrando a un difunto.
Chira entra en la cabaña y olfatea el suelo de madera, se detiene a beber agua de un pequeño charco de agua que se ha formado junto a la puerta, luego coge con los dientes un bastón que estaba tirado en el suelo, y se acerca a Roberto para que le de su aprovación.
Sin dudarlo ni un segundo, Crispín da media espalda y empieza a correr al encuentro de los señores. Al llegar al portalón sin resuello, golpea la puerta para llamar la atención.
- Mis señores; tan hueca está la aldea que en el camposanto están todos ellos, salvo el 'desgraciao' al que están dando entierro. No por más sorpresa prucendióme un poco, que por prucendia no sabría qué facer ni que decir, pues de potrocolo de muertos no sé mucho, digo yo...mi señor Manecho, ¿qué facemos?
-Lo primero de todo, Crispin, es mantenerse sereno, que de apuro de entierro sólo uno tú has de temer, y por ende, el de aquel que tuvieras en estima.
Tanteó el bastón en las manos. ¿parece la cachaba de un anciano?, ¿de no ser así, tiene algúna forma peculiar el mango?-
Se lo entrego a Uloxio y a Alfonso, a ver sí ellos, de mirada más afilada, consiguen ver si tiene muescas o alguna muestra de haber sido recientemente golpeado o quebrado, y de paso busco algún catre o lo que haga las veces para ver si hay manchas recientes-.
Mi opinión es que , independientemente de lo que econtremos aquí, dos de nostros , se acerquen con prudencia al cementerio a ver que pasa.
Empecé a sentirme apurado cuando regresó Crispín, el solo había descubierto el porqué de la aldea desierta. Mas agora sentime culpable por estar en casa ocupada et de gente pasando una grande pena. Creo deberíamos salir de aquí, et dar una explicación a las gentes de aquesta casa de porqué entramos como una tromba en el suyo hogar. Voy saliendo por la puerta aplicándome el cuento. Malos presagios para nuestro peregrinaje. Un asesinato, dos corderos muertos et agora otro difunto. Uno non cree en estas cosas, pero tanta muerte me pone los pelos de punta.
Ya en la puerta recapacito sobre el bastón et miro a ver si tiene algo que me llame la atención, aunque no lo hago del todo tranquilo pues me siento violando la privacidad de los integrantes de la casa. Mas el asunto de los corderos me escama et busco alguna explicación et porqué Chira ha ido directa a por este bastón.
Fui saliendo de la casa por la misma razó que mi buen compañero Alfonso, que no era sino por no formar causa alguna al vernos allí dentro, husmeando casa ajena (et nunca mejor dicho, que la Chira es lo que hacía). Luego me giré hacia Roberto, tanteando ahora entre mis manos aquel palo o bastón.
No sé si de cayado se trataba, amigo -le dije-. Quizá la gente, cuando vuelva de tal entierro, pueda decirnos. Está claro que alguien murió no ha mucho aquí, y rápido entierro le han dado. Eso me hace pensar que... -et preferí dejarlo en la mía cabeza, que a veces los pensamientos se tornan en verdad cuando son fuertes-.
- Bueno, - replica el joven amigo de lo ajeno - ¿vamos o no vamos? De tanta 'debileración' se me canguelarán los machos. Mi buen señor Manecho, ¿nos ponemos en camino? - Con un deje de impaciencia, se gira sin chistar ni pío, mirando adonde estaría el camposanto con el sombrero entre las manos.
-Vamos púes, pero de lo que aqui se ha visto ni hecho, ni pío, hagamos como es lo que hubiera sido menester, es decir, seguir de paso, y si nos encontramos a alguien no muy alejado del camino, se le saluda y bien-.dijo Roberto buscando la mirada aprobatoria de los otros.-
Observáis detenidamente el bastón, en la parte inferior tiene unas muescas y arañazos recientes. Dejáis la cabaña y os dirigís hacia el camposanto guiados por Crispín, se sitúa al final de la aldea. Hay una veintena de personas alrededor de una tumba en la que han enterrado al difunto. La mayor parte de la gente son ancianos, aunque hay también algún joven. Uno de ellos se gira y cruza la mirada con vosotros, su rostro transmite pesar y abatimiento. El sepelio se desarrolla en absoluto silencio.
¿Creéis que... -pregunté mirando la escena- debemos acercarnos a dar pésame? Al menos por el alma del desdichado que muriera, et que vaya a vos a saber si por aquí no hay lobos... Deberíamos saber por dónde pisamos en nuestro ascenso hacia la ermita...
Quizá esa gente, además, pudiera indicarnos el mejor camino para subir hacia la ermita.
¿está nevando?
Sea ,respondo afirmativamente a Uloxio. Ya que estámos aquí es lo menos que podemos hacer. Respondo triste, recordando a los mios muertos et que tanto añoro. Si además pueden ayudarnos mejor que mejor.
Dicho aquesto me dirijo hacia el sepelio.
Roberto no era hombre de malos augurios, pero despés de lo vivido en casa del Conde cualquier cosa que se le pudiera venir por el camino, podía ser preludio de desventura, más no podía evitar de pensar que la buena intención pese a serlo, de sus compañeros, facierasé desmesurada si no se tenía tiento con quien se trataba.
De todas maneras por preguntar no pasaba nada, a saber lo que luego implicaría.
Ha dejado de nevar, aunque la ventisca mantiene algunos copos en suspensión. Os acercáis al grupo de personas que están reunidas entorno a la tumba. Un joven, da las últimas paladas para sepultar el hoyo. Los aldeanos se han dado cuenta de vuestra llegada. Al pasar junto a un anciano éste os dice:
- La pasada noche fue aciaga, el pobre Tomás no debió salir de su morada a enfrentarse con las bestias. Descanse en paz.- se santigua y besa un pequeño crucifijo que sostiene en la mano.
- ¿Las bestias? ¿Qué best....? - se interrumpe Crispín, al sentirse observado. Al fin y al cabo, él no tiene vela en este entierro. Con una reverencia y el sombrero en las manos, prosigue de nuevo: - Disculpéme, espero que el buen Dios guárde a Tomás allá arriba y me perdone de nuevo, pero...¿hay lobos por estos 'andurreales'? - dicho esto, se santigua.