Partida Rol por web

¡Guardad la boca! -dije con tono malhumorado a Crispín y con mirada intensiva. ¿A qué diantres tenía que nombrar al muerto, de cuerpo presente y recién enterrado?-. Disculpe a aqueste... ¿Es que hay manadas por aquí? -le dije al hombre-. Ciertamente, la aldea que habíamos dejado atrás era lo suficientemente pequeña para que lobos campasen a sus anchas en los alrededores, pero... con este temporal... ¿habría lobos aquí?

Santigueme al entrar al camposanto . Cuando Crispín et Uloxio empezaron sus pesquisas sobre el camino, mantúveme en un segundo plano con una mano sobre otra et con cara respetuosa. Non sabía muy bien que fazer, de modo que non hice nada et escuché.

- Lobos... haberlos hay. En invierno mengua su caza y buscan presas fáciles en los rebaños de las aldeas, pero estos lobos no solo están azuzados por el hambre sino también por el mismísimo maligno, que gobierna en la noche sobre las bestias. Estas noches son especialmente oscuras, y peor será la que está por llegar.- dice el anciano afligido.

¡Guardad la boca!

Crispín -'adrementao' por maese Arrugas- decide guardar la 'singüeso' en su lugar, mientras escucha con atención al anciano.

¿La noche que ésta por bregar? No entiendo nádená.

Con un encogimiento de hombros se frota la cabeza, descubierta y fría al ralo invierno, mientras sigue sujetando su sombrero en el regazo, en señal de duelo.
 

Que hubiese lobos era cosa mala, pero nada que un grupo numeroso como el de nos, debidamente armado no pudiera manejar.

¿Qué quiere descir buen omne?¿Qué es lo que está por llegar? 

nos faltó hablar con aquel omne que descía malos augurios cerca del caserón del conde, tal vez agora podríamos enterarnos de que es lo que creen estas gentes que es tan terrible en aquesta época del año.

Por cierto....¿ non habran visto  un grupo armado camino de la ermita hasce un día mas o menos? Pregunto hasciendo referencia a los fraternitas que nos precedían.

Aguardé la respuesta a las palabras de mi buen compañero Alfonso. Me apreté el abrigo sobre mis armaduras et intenté que el frío no penetrara en mí.

El anciano contesta algo turbado:

- Esta noche, será la más larga del año, cuando el maligno surge en cada sombra con sus siervos a perseguir nuestras almas.

Hace una pausa, tose, y continúa:

- Ahora que lo dice, unos caballeros marcharon de la aldea por el camino de los pastores, que lleva a las cumbres, allí se halla la ermita.

Asiento satisfecho de saber que los fraternitas van delante, si ellos pueden ¿por qué no nosotros? Respecto a las supersticiones del viejo no hago mucho caso.¿Se podrá caminar hasta allí en lo que queda de día o es mejor que esperemos a mañana por la mañana?

Responde el anciano:

- Hay dos caminos para ir a la ermita, el que tomaron los caballeros es el camino de los pastores, recorre la falda de la montaña, es buen camino, ancho y no demasiado cuesta arriba. El otro camino le dicen el de los quebrantahuesos, sube más empinado por la garganta, si tienen prisa por llegar antes de que anochezca suban por ese, aunque ya les advierto que es algo estrecho, y rocoso, pero ustedes son jóvenes y tendrán fuerza y coraje.-Mientras habla señala en que dirección queda cada uno de los caminos- En la ermita podrán pasar la noche, la Virgen les protegerá...

¿El Maligno? -entonces me santigüe-. Non es conveniente mentar al tal, et menos en pleno entierro et en estando tan cerca de Virgen de la Cueva... -le dije al tipo que nos habló-. Luego miré a mis compañeros.

¿Tenemos acaso alguna prisa por llegar antes que esos hombres*? -et esperé la respuesta-. De ser así, habría que tomar el camino directo y según contaban más peligroso.

Encogime de hombros et respondí. No necesariamente, pero creo que si seguimos el camino mas peligroso llegamos ya a nuestro destino, del otro modo creo nos tocará hacer noche a la intemperie. Miro al anciano, Corríjame vuesa merced si me equivoco.

Respecto a esos omnes.... mera curiosidad de que puede estar tramando et que tienen que ver en la ermita. Para bien o para mal los nuestros caminos se han cruzado et sentiríame culpable de lo que pueda pasar, tanto por ellos como partiendo de ellos.*
 

El entierro llega a su fin, los aldeanos cabizbajos se dirigen de vuelta a sus casas.

Si esos hombres que decís que estuvieron en casa de nuestro anfitrión noches atrás van por el camino largo, propongo hacer lo contrario. Quizá sea mejor ir directos a la cima -dije pensándolo un segundo-.

Ir 'direrctamente' es mucho mejor (mi señor) si pudiera opinar sobre el 'arsunto' éste. ¿Podría descallar la boca ya mi señor Uloxio? - y con una reverencia breve, Crispín se incorpora mientras se rasca la barriga con saña.
 

Convenís en tomar el camino más corto, la vía del "quebrantahuesos", seguís las indicaciones que os dio el anciano para dirigirse al camino. A las afueras de la aldea, un sendero discurre entre los árboles. La senda se adivina a pesar de la nieve que la cubre. Camináis ascendiendo la montaña, es cuesta arriba, pero disponéis de energías suficientes para avanzar durante un buen rato.

El camino se adentra por una garganta y es cada vez más cuesta arriba. La nieve no deja ver algunas rocas sueltas que os hacen pisar en falso y lastimar un poco los tobillos. Solo pequeñas torceduras... Todos sois lo suficientemente ágiles para ir sorteando las dificultades del camino. Después de un buen rato de caminar podéis ver desde las alturas, abajo la aldea, las cabañas dibujan pequeñas manchas, en un lienzo blanco (la nieve). Os extraña no haber visto ningún animal por la zona, a pesar de pasar entre árboles. Un extraño silencio os envuelve, sólo quebrado por el ulular de la fría ventisca. Sigue el cielo cubierto de espesas nubes, aunque ahora apenas nieva. La cumbre ya no queda lejos, debe faltar poco para llegar a la ermita. La luz del día comienza a declinar.