Partida Rol por web

-Esto es cosa bien seria y como todos pensamos, muy  peligrosa. Ya no sólo es este frío que atenaza hasta el mismo corazón si no algo "vomitado" en esta misma  oscuridad la que puede acecharnos cual  bestia escurrida del averno. Estemos atentos y prestas con nuestras armas pues  tengo el peor de los presentimientos.

Vuelvo a escrutar la oscuridad en busca de algo, aunque sea de sombras.

-Lo que no entiendo es porque no se ven más rastros de lucha. Estos de la Fraternita nunca van por separado y mucho menos creo que lo hiciesen en una noche invernal como está. 

Con tiento, miro entre matojos y hierbas de alrededor del cadáver, a ver si hay pisadas u otros restos... sobre todo de lobos de cuatro patas o...de dos.

- ¡¡¡Qué mala idea señores, qué mala idea!!! rezonga Crispín a la luz de la antorcha del señor Alfonso. Aquí enmedio somos carne para el matadero. El pícaro observa a Chira mientras empuña el cuchillo consagrado en la ermita, pues es de normal que los perros noten olores y ruidos que no sienten los humanos, y si atisba peligro seguro que será ella la primera en darse cuenta.

-Es uno de los Vera lucis-asentí. -Roberto¿encuentras algo? Quizás la Chira pueda guiarnos a donde esten los demás soldados-hice una pausa-Tranquilo Crispín, devolveremos a esa bestia al infierno.

Quizá se separaron en batida... -comenté-, pero tranquilo, Crispín, si estamos todos juntos, podremos afrontar a quien haya hecho... ésto -le dije convencido de nuestra ayuda mutua-. Le vacié los bolsillos al tipo y miré a Roberto.

Amigo -le dije-, ¿será ésta la bestia de la que hablaba el viejo del pueblo? No creo en estas cosas, pero... mis ojos ya ven un cadáver...

Roberto busca rastros de lucha pero no ve nada. Crispín se fija en Chira por si huele algún rastro.

No halláis rastros del asesino o asesinos, es posible que el caballero haya caído de más arriba, rodando por la pendiente hasta ser detenido por el arbusto, el suelo está bastante inclinado donde os encontráis.

Todo lo que sube baja.

-Miré hacia arriba para ver de dónde podría haber caído despeñado el desgraciado. Era perentorio encontrar por   dónde llegar y una vez allí tal vez encontraríamos la causa mayor de semejante tropelía.-

Seguí a Roberto cuesta arriba, con miedo ante lo que nos íbamos a encontrar, pero con fe en Nuestro Señor y mis amigos. Deseoso estaba de clavarle la blanca hasta las entrañas a la bestia y mandarla de vuelta al infierno.

Dejé que mis compañeros avanzaran y me quedé en la retaguardia. Quería subir el último para salvaguardar al grupo de algún posible ataque desde atrás. Sin duda que, fuera lo que fuera, había podido con ese tipo, y quién sabe si con algunos de sus iguales.

Con el cuchillo empuñado, Crispín avanza en silencio junto a Uloxio.

Continuáis la marcha con el corazón en vilo, el camino es pedregoso, a esta altura de la montaña apenas hay vegetación. Se oyen aullidos lejanos de manadas de lobos. La noche está fría pero vuestro corazón caliente. Por fin alcanzáis el final del camino, éste conduce a una gran gruta, de una altura considerable, y de unos 4 pasos de ancho. Os detenéis en ese punto.

-Lleguemos al corazón de aquesto-Dije mientras entraba decidido en la gruta. Si esta era la guarida de la bestia, quería enfrentarme a ella ya, antes de que mi resolución fallase.

Ay....con un suspiro ahogado, Crispín empieza a mirar a diestra y siniestra.