Partida Rol por web

Chira arranca a ladrar y a gruñir. Crispín descubre en el suelo embarrado de la gruta huellas de animales en dirección al exterior. También hay algunas huellas que podrían ser pisadas de botas. Otro hallazgo son unas manchas de sangre dispersas por la entrada. Todos los indicios parecen recientes.
Os adentráis en la caverna, Alfonso y Uloxio al frente, seguidos por Crispín y Roberto, los ladridos de Chira retumban en vuestros oidos. El aire resulta pesado de respirar, apesta a heces y a podredumbre. El camino desciende y gira sobre la derecha, a medida que avanzáis se hace un poco más estrecho, vuestras cabezas rozan los salientes superiores de la roca. La sombra de vuestra antorcha dibuja sombras fantasmagóricas en el relieve de las paredes.

Cuidado señores, la roca se viene contra nosotros; -dije a los míos- recemos a Dios para encontrar aquello que habite aquí, aunque sea la bestia que todos tenemos en mente. Con fuerza y unidad seremos imbatibles, pues ya hemos pisado suelo de la ermita, suelo sagrado, y vamos protegidos.

Llevaba mi hacha en las manos, harto preparado para cualquier eventualidad que pudiera suceder.

Chira me estaba poniendo nervioso, supongo que a medida que nos acercásemos a la bestia peor sería, pero no podíamos evitarlo. Era lo que estábamos buscando.Estaba atento, mirando cada saliente de la roca, alumbrando con la antorcha y la espada en la diestra. Preparado para lo que tenía que acontecer.

Asentí a las palabras de Uloxio, tenía razón habíamos pisado suelo sagrado y habíamos bendecido nuestras armas, eso me tranquilizó...un poco.

Chira levanta la oreja. No advierte la tensión de la situación pero el instinto animal suple su ignorancia.

Descendéis cueva abajo, como en espiral. El túnel desemboca en una oquedad de grandes dimensiones, en ella hay un resplandor que proviene de algún fuego o antorcha. Os detenéis para mirar en derredor. Oís un gruñido, a unos diez pasos de vosotros veis unas criaturas terribles...
Relativamente cerca de vosotros se encuentra una especie de lobo bípedo, fue quien profirió el gruñido. Detrás de él algo más lejos, una especie de perro, lobo, u oso de tamaño descomunal, os dobla a cualquiera de vosotros en altura, le envuelve un misterioso halo rojizo. A un lado veis dos cuerpos humanos caídos al suelo, tal vez muertos, junto a una antorcha apunto de consumirse. En otro lado hay una hoguera que ilumina el lugar. El aire huele a quemado.

mi iniciatica es de 20

+7 en la tirada, 27.

¡SANTO DIOS! -exclamé, et que me hubiera presignado de no tener las armas en las manos-. He aquí la razón de todo -musité-, et que luego ví los cuerpos de dos hombres delante de las bestias, que se suponían los de los otros de la Vera Lvcis....

Habíamos llegado al corazón de la gruta de la bestia, ahora la teníamos frente a frente. Tenía miedo, pero me agradaba saber que de un modo u otro esta desazón terminaba aquí. Concha dame fuerzas. Empezé a recitar el padre nuestro y me dispuse para el combate.

Pater Noster, qui es in caelis,
sanctificétur nomen Tuum,
adveniat Regnum Tuum,
fiat volúntas tua,
sicut in caelo et in terra. ..

Recuerdas una leyenda del norte que habla del Gaueko y los lobisomes. Crees que lo que tenéis enfrente es un lobisome, una persona que ha sido hechizado por el Gaueko, convirtiéndolo en una criatura peluda y agresiva que se alimenta de sangre. La bestia que hay más atrás sería el Gaueko, un genio de la magia negra, es el señor de la noche, suele adoptar la forma de un gran perro negro, es cruel y sanguinario.

Las criaturas tienen iniciativa > 30 con lo que actúan ellas primero. La hoguera que estaba medio apagada se reaviva con intesidad, quedando todo el espacio iluminado. El enorme lobo del fondo, queda en su sitio, sus ojos rojos os miran desafiantes. La otra criatura, que parece un engendro entre hombre y lobo, se mueve como una exhalación, se abalanza sobre uno de vosotros para golpearlo.

Panem nostrum quotidianum da nobis hodie. Et dimitte nobis debita nostra,...

Conseguí parar el ataque de la criatura y me preparé para atacar mientras continuaba rezando el Padre Nuestro.

Das un par de pasos hacia atrás, y te apresuras en hacer el ritual del círculo de protección.

La criatura mitad lobo mitad hombre se abalanza sobre Alfonso, quien lo detiene interponiendo su espada.

Manecho superó su estupefacción inicial y secundado por Chira, que ladraba furibundamente a la enorme bestia , recordó las palabras que había aprendido en el "libro de "San Cipriano". Manteniendo la compostura ,siguó trazando un círculo en el suelo.
 

Fallé al atacar con la espada, el rival era aterrador y mis golpes no eran tan certeros como solían.

Con mi hacha a dos manos salí corriendo en pos de la criatura, sin miedo alguno, pues mi pensamiento en la Virgen de la Cueva estaba. Descargué mi hacha con toda mi furia sobre aquel ser del Averno y lo depuse para que volvier al lugar del que había regresado...
 

Uloxio corre para cargar por el flanco al lobo que está a su vez peleando con Alfonso. El lobo ve venir a Uloxio y hace una finta espectacular de modo que la hoja del hacha le roza el pecho sin lastimarlo.